SOMBRAS DE HIERRO A LA LUZ DE LA LUNA en BD (Conan le cimmérien, vol. 6)

Se trata de uno de los relatos menores de Conan (y, aún así, mejor que la mayoría de muchos autores), que sigue el conocido cliché de chica hermosa, desvalida y ligera de ropa, ciudad de entorno asfixiante y peligroso, y amenaza terrorífica sobrenatural, que tanto le sirvió a Howard para llegar al público. Sin embargo, es pura aventura y acción bien construida. También una de las sorpresas agradables de esta colección de Glénat, una adaptación excelente de Virginie Agustín, desconocida por mí hasta ahora, que encara el relato como autora completa, a cargo del guion, ilustraciones y color.

A finales de 1932, tras publicar El Coloso Negro (que, además de insinuaciones veladas o desnudos, finaliza con una escena de sexo sobre el altar de Thugra Khotan) y haber obtenido su primera portada en Weird Tales, Howard confirma que la introducción de elementos sexuales en sus relatos no perjudica sino ayuda a su publicación, y decide explotar este tema en los tres siguientes. El primero será Sombras de Hierro en la Luna, una historia de transición entre sus correrías como pícaro y ladrón en diversos reinos hiborios y su primera estancia en los reinos orientales de Turán e Hyrkania, como capitán de piratas del Vilayet (aunque, tradicionalmente, haya sido situado en una época posterior de su vida [1]).

Sea cual sea la cronología elegida, Conan se enrola como mercenario en las Compañías Libres durante una campaña en Koth, que, tras firmarse la paz y quedar sin trabajo, se dedican al pillaje y saqueo de caravanas en la frontera de Turán. Los hyrcanios los llaman kozaki. El reyYildiz envía un ejército de 15.000 hombres al mando del Sha Amurath, gobernador de Akif, que los detruye y sólo el cimmerio consigue escapar, escondido en el río Ilbars. Allí, por una feliz coincidencia, encuentra y masacra al gobernador en presencia de Olivia, una esclava que ha escapado de su harén. El relato contempla este encuentro, la huida de Conan y Olivia a una isla deshabitada en el mar Vilayet donde les aguardan todo tipo de peligros: el sobrenatural de unas extrañas estatuas de hierro, el animal de un gigantesco hombre-mono gris devorador de hombres y el de unos piratas de la Hermandad Roja, a los que finalmente se une y convierte en su capitán.

Pero, más que Conan, la verdadera protagonista del relato es Olivia, noble hija del rey de Ofir, vendida como esclava por negarse a ser la esposa de un príncipe de Koth («y os llaman bárbaros a vosotros, Conan de Cimmeria»). Howard decide adoptar un punto de vista femenino (no tanto feminista) para narrar la historia y mostrarnos los hechos, sus sensaciones y sentimientos ante la aventura y peligros que afronta. Y su evolución personal.

Porque si el cimmerio cambia de actitud durante el relato, y pasa de un perfil salvaje, furioso y acorralado, que obtiene justa venganza en la carnicería sangrienta que practica sobre el sádico Sha que orquestó la masacre de sus compañeros y, al terminar regresa a su estado habitual de bárbaro decidido, ingenioso y autosuficiente, Olivia, más que cambio experimenta una evolución completa de personalidad y carácter, desde la resignación y sumisión inicial a la aceptación, madurez, y reafirmación final de sí misma y sus circunstancias.

Ella es -sí- la típica princesita del cuento, desvalida y en peligro, que teme al kozaki por su salvajismo, pero menos que a Sha Amurath, el látigo o las vejaciones, por lo que supera el miedo que le produce y le pide huir con él, un proscrito, un paria… Ahí demuestra una personalidad que ya mostró en su negativa a aceptar la vida de sumisión que otros habían decidido por ella (y que, en parte, recuerda a Agnés de Chastillon, personaje que Howard concibió meses antes); una personalidad que se refuerza en la soledad de la isla, cuando encara el terror que la abruma, abandona la pasividad y libera a Conan de los piratas, un bárbaro, un salvaje, pero que la ha tratado mejor que ningún hombre antes. Al final, elige quedarse a su lado, por más que suponga aceptar una vida incierta como reina del mar azul, ensangrentado por el saqueo y el pillaje.

Una percepción que Virgine Agustin [2] -mujer- recoge en este cómic con maestría. Al igual que reproduce, con silencios, el ambiente opresivo y la malignidad del templo o las estatuas de hierro, la belleza de los paisajes en grandes planchas de vegetación y colores lujuriosos, o el detalle de miradas cómplices que intercambian los personajes. Pocas veces he encontrado tanta descripción mediante viñetas mudas, sin texto, o intercalando planos cambiantes.

El suyo no es un dibujo perfecto, sino efectivo; sus rostros -a veces caricaturas- transmiten emociones, sentimientos; sus cuerpos no sigue el canon pero no desentonan, impactan. Su Conan, de rasgos brutos y fieros, es un bárbaro real, salvaje y poco civilizado; Olivia una cortesana delicada, indefensa, temerosa o decidida cuando encarta; su Sergius de Krosha un ser gigantesco, deforme y, sin embargo, cuadra; las estatuas de hierro son gárgolas infernales que incitan pavor… Y su adaptación, muy digna, fiel al texto original, que respeta e interpreta pero no reescribe (como Howard merece).

¿Y qué es todo eso, en definitiva, sino buen cómic…?

NOTAS

[1] — De forma tradicional, esta historia ha sido situada más adelante en la cronología del cimmerio, cuando tiene sobre 30 años y tras los sucesos de La Reina de la Costa Negra. Así lo hicieron tanto Miller y Clark, como Sprague de Camp, Robert Jordan o Joe Marek. Sin embargo, en 2003, un detallado estudio de Dale Rippke en las páginas de «Rehupa» lo resitúa tiempo atrás, sobre los 21-22 años del personaje, antes de sus aventuras con Bêlit. El motivo lo justifica y razona con hechos entresacados de los textos del autor tejano, sin la influencia o modificación posterior de otros: De un lado, la destreza con el arco que el cimmerio demuestra en alta mar, entre vaivenes de las olas, durante el primer ataque de los corsarios negros, que él mismo explica aprendió durante su estancia en Hyrkania. De otro, sus pertrechos de guerra y capa roja de mercenario en esa y otras aventuras, de los que carece aquí. Pero, sobre todo, porque si ocurre poco después de los tres años que pasa en el mar junto a Bêlit, con la marcada huella que debió dejarle, ¿por qué no se encuentra ésta entre sus recuerdos?. Y, en especial, porque los hechos de «Sombras de hierro…» transcurren durante el reinado de Yildiz en Turán, cuyo relevo debió suceder en algún momento entre «La Reina…» y El Diablo de Hierro, donde ya gobierna Yezdigerdz. En fin, matices e interpretaciones varias. Pero yo, tras las manipulaciones interesadas de Sprague de Camp, me quedo con la cronología más moderna, justificada y aceptada hoy, de Dale Rippke (que es también la que siguieron Kurt Busiek y Timothy Truman en la serie de Dark Horse).

[2] — Virgine Agustin proviene del mundo de la animación, habiendo colaborado con los estudios Disney Tarzán» y «Hércules») o televisión France3 y en la película «Corto Maltes, la corte secreta de los arcanos«. Después pasó al cómic (bande dessinée). En España, según Tebeosfera, tiene publicadas la serie «Alim, el curtidor» (Norma, 2005), «Whaligoë» (Yermo, 2014) y «Las cuarenta elefantas» (Yermo, integral, 2019). Y yo sin disfrutarla…

Los próximos CONAN: LA HORDA MALDITA. Van Lente se hace con el personaje.

Portada CV18

Portada de La Horda Maldita,    por Dan Scott

Digamos de inicio que el segundo arco argumental de Conan el Vengador: La Horda Maldita, no contiene ningún relato o fragmento original de Robert E. Howard, aunque sí una versión de los sucesos previos a Xuthal del Anochecer (que llegará en el siguiente volumen) que se citan en dicho relato y concluyen con la huida de Conan y Natala en solitario hacia el desierto. Su guionista, Fred Van Lente, utiliza de hecho las tres primeras páginas del tomo y las cinco del final, para situar a la pareja a las puertas de la ciudad de los durmientes comedores de loto y la Sombra Deslizante.  Entre medias, el volumen reconstruye -como en el relato original de Howard– un largo flashback del bárbaro, que recuerda su paso por el ejército mercenario del príncipe rebelde Almuric de Koth, enfrentado al rey Strabonus, su saqueo de ciudades fronterizas de Shem, Estigia y Kush, antes de ser aniquilado por las fuerzas combinadas estigias y shemitas, y una extraña plaga negra convocada por los estigios(1). Al mismo tiempo, se las ingenia para relacionar estos hechos con los sucesos del volumen anterior, Sombras sobre Kush (reseña aquí), haciendo que Diana y Natala sean hermanas, conocedoras del paradero de un antiguo y

Portada de John Picaccio

Portada de John Picaccio

fabuloso tesoro estigio, que el bárbaro no puede dejar de buscar.  Pero también para enlazar con hechos previos del personaje en Dark Horse (2), que enriquecen y aportan continuidad a la serie.

Salvando algún que otro cambio menor (3) de importancia secundaria en la historia y personajes en pos de la construcción de su narración, reconozco que esas primeras sensaciones positivas sobre el trabajo de Van Lente que refería en la reseña anterior se van confirmando, pues el uso de guiños y referencias a situaciones conocidas demuestra un buen conocimiento y documentación sobre el personaje, que los seguidores siempre agradecemos.

Portada de Daryl Mandryk

Portada de. Daryl Mandryk

En el primer cuaderno, Conan, con algo más de 25 años, abandona Shumballa junto a la esclava Diana, los restos de la guardia real (un grupo llamado ahora «los bastardos de Amra«), y la intención de conseguir el fabuloso tesoro estigio, en busca de Natala, esclava en la ciudad shemita de Nippr (un claro remedo de la sumeria Nippur). En el camino se toparán con una extraña partida de salvajes ligurianos (¿?) al mando de un cimmerio renegado, Eamon el Desollado, que forma parte del ejército mercenario del príncipe Almuric.  Cuando éste se entera de la existencia del tesoro, a Conan y sus hombres no les queda más remedio que integrarse en el ejército rebelde para asaltar la ciudad donde se encuentra Natala.

Batalla de Nippr

Portada de Steve Ellis

Portada de Steve Ellis

Los dos siguientes cuadernos, aparte de reflejar intereses personales de algunos actores secundarios (alguno de ellos, estereotipos un tanto exagerados) de la trama, que la enriquece y consigue que no resulte plana en una sola narración, se centra en la conquista y saqueo de la ciudad de Nippr, descrito de forma ágil y violenta en diversas páginas dobles de acción intensa. También el encuentro entre las hermanas, la coalición de ciudades estados de Shem contra el ejército mercenario, y la entrada en liza de los estigios, centrado en un personaje que difícilmente un guionista de Conan podría dejar de utilizar: Thoth-Amon del Anillo Negro, convertido en el cómic en el enemigo excelso (aunque no directo) del cimmerio; en este caso por su interés por el tesoro estigio que persiguen, pues contiene algo que todo buen hechicero desea conseguir: el mítico libro de Skelos.

Thoh-Amon

Plaga NegraEl desarrollo de Thoth-Amon es curioso, pues es presentado como un ser de gran poder, envuelto en un enfrentamiento ancestral con otros príncipes y sacerdotes estigios a través de eones, que enlaza con la lejana Liguria o aliados arcanos de reminiscencias lovecraftianas, como Nyarlathotep. No es ésta una de las peores concepciones del personaje que he visto: al considerar que puede obtener un poder superior, se implica personalmente en los hechos, tanto en la eliminación del ejército que invade Estigia como en la captura de Natala, quien puede guiarle hasta el ansiado tesoro de poder ancestral.  Suyas son la nube de peste negra que asola la mitad de las tropas, o la intriga que consigue enfrentar a los supervivientes, más allá del truco (no por conocido menos efectista) de convertir en serpiente la espada de Conan.  Su presencia es tal que se erige en protagonista de los tres últimos cuadernos de este arco, aunque sus planes  no culminen con el éxito esperado, debido -como es de esperar- al cimmerio, pero también a Natala.

Portada de Anthony Palumbo

Portada de Anthony Palumbo

Ese es otro de los elementos que quisiera destacar: el papel que Van Lente otorga a las mujeres, al menos hasta el momento, lejos del rol pasivo que suele corresponder en otras ocasiones a las compañeras de Conan (más allá de las que son mujeres guerreras, y con la excepción -claro está- de la Devi Yasmina).  Tanto Diana como Natala han sido esclavas, y como tal se han visto obligadas a adoptar una actitud sumisa; pero cuando las circunstancias cambian y lo permiten, o es necesario, se rebelan y demuestran su personalidad, con un arrojo y valor que les ayuda a contrarrestar su indefensión.

Gráficamente, más allá de las buenas portadas que reproducimos, el dibujo de Brian Ching sigue el estándar que Dark Horse parece haber adoptado para el cimmerio en esta etapa de su vida (4): alguien mas joven y flexible, menos robusto y musculado, tal vez cercano al de Barry W. Smith de los orígenes (aunque ni por asomo comparable), dibujado también por jóvenes promesas como lo fue aquel.  El problema es que Smith evolucionó hacia una grandiosidad estética y estilística que no poseen los actuales dibujantes; la imagen del cimmerio se relaciona con unos estándares diferentes, y eso descuadra al aficionado. Comparemos si no la misma escena de inicio por Brian Ching y Alfredo Alcalá, y los rostros que ambos dibujantes aportan al personaje en un mismo momento.

Comparado Ching Alcalá

Todo es cuestión de estética, estilos, o gustos si queremos; por supuesto, considerando épocas y técnicas diferentes, color incluido.  El Conan de Ching no es el enclenque que imaginas de inicios, por mucho que lo parezca en alguna viñeta de dibujo excesiva-mente esquematizado; tampoco esa formidable mole de músculos que dibuja Alcalá o Valor DianaBuscema. Es el estilo lo que los hace diferente, mucho más dotado de realismo y cercano a la ilustración en el caso anterior. Sin embargo, el rostro de Ching corresponde a alguien más joven (más dotado también de cinismo que el siempre amenazador de Alcalá), apropiado para alguien con 25 años (5). Cuestión de gustos, ya digo.  Lo esencial en un cómic es que consiga transmitir sensaciones que construyan una buena historia.  Y hay que reconocer que, por momentos, Brian Ching lo logra, combinando escenas ágiles de acción, páginas dobles, cambios de vistas, e imágenes impactantes, por mucho que yo prefiera la estética realista del canon anterior, e incluso me disgusten algunos de sus dibujos, esquematizados en exceso, hasta un extremo caricaturesco.  Se pueden conseguir cuerpos jóvenes y elásticos, cargados de expresión, con un buen dibujo de estilo realista.  Quien lo dude, puede repasar los bocetos y dibujos de Greg Ruth para el volumen 0 de Conan: Nacido en el Campo de Batalla.

Horda1-2

Respecto a la historia, ya comenté que, de momento, y tras lo visto en otros casos, Fred Van Lente me despierta sensaciones positivas, que espero mantenga.  Me basta con que no pretenda reescribir a Howard, y sí complementarlo, utilizando para ello recursos y Sueños de papá herreroreferencias del mismo autor tejano (la muerte de Almuric, descrita en el texto en una referencia posterior; lo comentado de La Hora del Dragon…), al tiempo que suyos propios.  Y en este sentido, más allá de ciertos personajes demasiado estereotipados (la locura de Aemon; el noble Almuric, estúpido y odioso; Shuma, de exagerada venganza), me llama la atención la utilización de nuevo del inconsciente para recibir consejos o comentarios vitales de un padre herrero olvidado, que se aparece a Conan en sueños. Un recurso de reminis-cencias bárbaras, que me ha gustado. También esos giros de guión por los que un Thoth-Amon que se considera superior al salvaje, no le da muerte y deja opción a salvarse por sus medios, pero lo condena a la plaga y la rebelión de los suyos, para verse obligado después a salvar su vida, tras luchar codo a codo contra la Horda Maldita.

Parece que Van Lente le ha cogido el pulso al personaje y la serie. Le doy un voto de confianza, a la espera de su Xuthal del Anochecer (o el Crepúsculo) finalizado en junio.

Portadas de los tres números , por Eric Powell

Portadas de los tres números , por Eric Powell

NOTAS:

  1. En los recuerdos de los hechos que Conan realiza mientras se encamina hacia Xuthal del Crepúsculo no se menciona el uso de la magia negra estigia como motivo de la derrota. Pero sí en La Hora del Dragón, cuando los narra a Pallantides tras su pesadilla en el valle de Valkia, poco antes de la batalla contra el ejército de Tarascus«¡No! La Peste Negra no es una pestilencia común.  Acecha en las tumbas de Estigia y sólo acude al llamado de los hechiceros.  Yo era soldado de a pie en el ejército del Príncipe Almuric que invadió Estigia, y de los treinta mil hombres que formaban, quince mil perecieron bajo las flechas, y el resto de una peste negra que calló sobre nosotros en alas de un viento del sur.  Sólo yo sobreviví».  Van Lente así lo cita y utiliza, siguiendo a Dale Rippke, cuya nueva cronología sobre el cimmerio sigue Dark Horse.
  2. Se remonta a los orígenes de la serie, aún a cargo de sus creadores, Curt Busiek y Cary Nord.  En el tomo 2, donde se adapta El Dios del Cuenco, Conan protege a Kalanthes, sacerdote de Ibis, frente a Thoth-Amón, que utiliza para perseguirlos una plaga negra mortal de insectos y escarabajos.
  3. En los relatos originales, tanto Diana como Natala son esclavas, originarias de ciudades «civilizadas».  Pero si bien esta última es, en efecto, britunia, en la sinopsis de Howard Natala es descrita como nemedia, por lo que nunca podrían ser hermanas.
  4. Desde que Tomás Giorello dejó la serie, en el tomo 10, tras la adaptación de Sombras de Hierro en la Luna.  Es posible que su dibujo, cercano al de Buscema en la época de Marvel, y siguiendo también el estandar Frazetta se adaptase mejor a épocas más maduras del personaje, y eso que ha ganado la serie Conan Rey.
  5. Es cierto que la historia Xuthal del Crepúsculo / La Sombra Deslizante se sitúa en una época diferente, unos 10 años más adelante (tras El Pueblo del Círculo Negro), en la anterior cronología oficial, de Miller y Clark que sigue Roy Thomas en su época de Marvel.  Pero Joe Marek descubrió que en El Diablo de Hierro se cita a los comedores de loto de Xuthal, que Conan debía conocer, por lo que Dale Rippke la re-situó en esta época en su esquema revisado, hoy considerado oficial.

CONAN el Cimmerio. Las Novelas gráficas de Dark Horse.

Completada la colección Conan el Cimmerio, que en España publica  Planeta Comics, y en los USA acaba de finalizar en su número 25 (ver noticia), comentamos los relatos de Howard adaptados en la misma, y su posterior recopilación en volúmenes independientes, verdaderas novelas gráficas con que la editorial suele reunir los diferentes arcos argumentales presentados en la serie, en base a algún relato, fragmento, o poema o original de R.E. Howard.

Como dijimos en su día (ver Conan, la Leyenda), estos volúmenes constituyen uno de los mayores atractivos de la nueva edición del personaje en cómics, así planificada de inicios.  En España -al menos por el momento- no podemos disfrutar de esta edición; pero si algún día se publican, os recomiendo encarecidamente que no los dejéis pasar.

Son los siguientes (datos cronológicos, al final):

  • Volumen 7:  Cimmeria.

La historia parte del melancólico y sombrío poema original de R.E. HowardCimmeria, y  narra el regreso de Conan a su brumosa tierra, tres años después de su partida en el volumen 0. Allí encuentra a Caollan, su primer amor, entresacada de las páginas de Nacido en el campo de batalla, y una historia tan dura como su tribu; también el recuerdo de su abuelo y precursor Connacht, en un episodio que se entremezcla en flashbacks con la narración, y que tiene el aliciente de estar dibujado por el genial maestro Richard Corben.   (1)

Volumen de 192 págs., recopilando los números 1 a 7 de la serie (ya aparecidos en España).  Guión: Timothy Truman Dibujos:  Tomás Giorello y Richard Corben. Color: José Villarrubia.

  • Volumen 8:  El Coloso Negro.

A su regreso a los reinos hiborios, Conan se une a las Compañías Libres de Amalric, con las que aprende el estilo civilizado de la guerra y donde asciende al grado de capitán.  Con ellas entra al servicio de la reina Yasmela de Khoraja, una ciudad estado de Shem, donde transcurre una amplia adaptación del conocido episodio El Coloso Negro, original de Robert E. Howard. (2) y (3)

Volumen de 152 págs., que recoge los números 8 al 13 de la serie (en curso de publicación en España).  Guión: Timothy Truman. Dibujos: Tomás Giorello. Color: José Villarrubia.

Volumen 9:   Los Compañeros Libres (Kozakis).

Conan es ahora general de los ejércitos de Khoraja y amante de la princesa Yasmela.  Pero la vida cortesana no es de su agrado, y decide rescatar al rey, prisionero en Koth, utilizando las fuerzas combinadas de su ejército, las Compañías Libres de Amalric, y el de un príncipe kothio rebelde. Pero éste se inmiscuye y las cosas no salen como estaban previstas. Despechado, perdido el favor de Yasmela y convertido en líder de unos Compañeros Libres ahora sin trabajo, decide conducirlos hacia las fronteras de Koth, Zamora y Turán, donde, convertidos en Kozakis, se dedican al saqueo y pillaje, y asolan las estepas hasta el mar de Vilayet.  Allí, Sergius de Krosha, líder de los piratas, ve amenazado su negocio y propone una incierta unión de sus fuerzas contra los turanios…  Hasta que el rey Yildiz reacciona y envía una fuerza formidable para destruirlos, al mando del sádico Sha Amurath(4)

Volumen de 184 págs., con los números 14, y 16 al 21 de la serie.  Guión: Timothy Truman.  Dibujos: Joe Kubert y Tomás Giorello.  Color: José Villarrubia.

Volumen 10: Sombras de Hierro en la Luna.

Adaptación del relato original de Howard, Sombras de Hierro a la luz de la Luna.  Tras la derrota de los Kozaki, Conan obtiene venganza sobre Sha Amurath y encuentra a Olivia, con la que se refugia en la isla de las estatuas de hierro; se enfrenta a Sergius de Krosha, e inicia su andadura como pirata en el Mar de Vilayet.  El volumen se completa con El Peso de la Corona, un brutal episodio fuera de cronología y no publicado en la colección, cuya continuidad ha de situarse entre los volúmenes 7 y 8, en el camino de regreso de Cimmeria a tierras hiborias:  Conan contrata su espada al servicio del «Rey Loco«, un antiguo general que reclama la independencia de Aquilonia para el valle de Gaul, en la frontera.  Cuando éste cae en batalla, el pueblo ofrece a Conan la corona, en lugar de al débil hijo de su comandante.

Volumen de 144 págs., con los números 22 al 25 de la serie, más el one-shot antes citado.  Guión: Timothy Truman.  Dibujos: Tomás Giorello.  Color: José Villarrubia.  Portada: Cary Nord. (El peso de la corona, escrito y dibujado por Darick Robertson).

Volumen independiente: La Lanza, y otras historias.

Fuera ya de colección y sólo en tapa blanda, se ha publicado también este volumen que recoge las historias de ambas series que narran historias de Conan Rey, tres de ellas aparecidas en España (en Conan, La Leyenda, 35, 36 y37), con episodios que suceden justo después de El Fénix y la Espada y La Ciudadela Escarlata (ninguno adaptado aún por Dark Horse); y el nº 15 de Conan el Cimmerio, otro one-shot fuera de continuidad, con el regreso de Akivasha, «la mujer que nunca murió», lujuriosa vampira entresacada de la novela La hora del Dragón.

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Notas sobre la nueva cronología y su continuidad:

La serie, como ya se ha comentado (ver referencia), no mantiene la anterior cronología «oficial» de Miller y Clark, adaptada después a sus intereses por De Camp, sino que se basa en la más reciente y razonada con argumentos de peso de Dale Rippke, que ofrece ciertos cambios en el orden de los relatos de Howard.

Kurt Busiek, anterior guionista de la serie seguía a Rippke, y también Timothy Truman lo hace; aunque en ambos casos no de forma estricta, sino introduciendo ciertas variantes no exentas de lógica, y situaciones de relleno que enriquecen la continuidad entre episodios:

  • (1) Historia de transición, donde la serie anterior situaba el episodio La Hija del Gigante Helado (trasladado por Rippke (y Busiek) a los orígenes), y De Camp un segundo regreso de Conan a Cimmeria, previo también al Coloso Negro pero más adelante en el tiempo.
  • (2) Rippke acierta al argumentar que tanto las historias El Coloso Negro (CN) como Sombras de Hierro a la Luz de la Luna (SHL) deben situarse antes que La Reina de la Costa Negra, pues en ninguna de ellas se cita a Bêlit, tan importante para el cimmerio, y sí otros episodios anteriores de sus andanzas. También en base a la «personalidad» que demuestra Conan en tales episodios de su vida, al tiempo que evita innecesarios saltos de ubicación a lo largo de la geografía hiboria.
  • (3) Sin embargo, Dale Rippke sitúa SHL previo a CN, algo que Truman cambia.  Pero lo hace con base y criterio, reforzando la continuidad entre ambas historias, lo que demuestra un amplio estudio y conocimiento de la biografía del personaje: Conan se inicia en el estilo civilizado de hacer la guerra de una forma lógica, cuando se une a las Compañías Libres de mercenarios, donde además encuentra a Ivanos y Aratus, personajes que aparecen en SHL.  Por otro lado, en el cómic, el salto desde Cimmeria a Vilayet se hace demasiado distante, y es más creíble su regreso por tierras hiborias (en Rippke no existe, pues se produce tras La Mano de Nergal, en la ciudad estado de Yaralet, que él situa en Corinthia).
  • (4) No se adapta ningún relato de Howard, sino situaciones entresacadas de los mismos para establecer una continuidad.  Como base para el cambio entre episodios respecto a Rippke, utiliza argumentos del propio Howard:  en SHL, Conan comenta a Olivia su llegada a los Kozaki tras ser mercenario de un príncipe rebelde de Koth que después firma la paz; en este caso, el príncipe rebelde será Julion, quien se une a Yasmela en Khoraja y firma la paz con Koth (no desdeña la aportación de De Camp; en este sentido, Rippke es más «puro») , y los Compañeros Libres son los del ejército de Amalric.  La continuidad entre historias también gana con la presencia de Sergius de Krosha y la batalla final junto al río Ilbars.