CONAN EL BÁRBARO 1. La Reina de la Costa Negra.

La Reina de la Costa Negra representa sin duda uno de los pasajes más importantes en la vida de Conan, el gran amor de juventud del cimmerio.  En una época de su vida proclive a cambios, Bêlit, compañera  indomable de aventuras y amores salvajes, cerebro incansable de pillajes y saqueos audaces sin límite, en los que él actúa como brazo ejecutor al mando de los corsarios negros, se erige en complemento indispensable de la agitada vida de un bárbaro norteño llegado a tierras «civilizadas«, en el que ejerce una notable influencia, y contribuye a moldear su personalidad futura.  Ese es, al menos, el planteamiento con el que Brian Wood, responsable de narrar las aventuras del cimmerio en este ciclo de su vida, enfoca los hechos que ha de narrar durante 25 números mensuales (2-3 años del personaje).  Veremos cómo le queda.  Planeta de Agostini publica ahora los primeros seis, recopilados en tomo de tapa dura; el volumen 13 de la nueva adaptación al cómic del personaje creado por Robert E. Howard bajo sello Dark Horse, una colección de novelas gráficas de aventura épica de calidad.

Portadas alternativas de los nº 1, 2 y 3, por B.Cloonan, L.Fernández y Jean P. Leon (picar para ampliar).

Portadas alternativas 1, 2 y 3. Por B.Cloonan, Leandro Fernández y Jean Paul León

Conocido por sus series DMZ, la crónica de un fotógrafo de guerra, aclamada por su calidad, y Northlanders (Norteños), historias con arcos argumentales diferentes, ambientadas sobre el año 1000 d.C., en la época de expansión e invasiones vikingas, Brian Wood no rehuye tratar la brutalidad inherente a las situación que narra ni el aspecto más humano de sus personajes, a quienes gusta describir y moldear en momentos de cambios, tanto personales como del entorno.  A primera vista parece elección adecuada para narrar uno de los episodios más conocidos de Conan y desarrollar uno de los personajes más carismáticos de Howard, Bêlit, con un enfoque diferente al conocido hasta ahora.  Pronto veremos si hace justicia a su memoria (o la nuestra, donde La Reina de la Costa Negra subyace con ecos pretéritos enfrentados, mezcla de la imagen original y esa otra, impactante pero sujeta al comics code, de Thomas y Buscema).  Para conseguirlo, cuenta con la aportación gráfica de Becky Cloonan y otros, como James Harren (extrañamente olvidado en la edición española) en este volumen, o Vasili Lolos y Declan Shalvey en el siguiente.

Becky Cloonan.  Dibujos de sí misma y Red Sonja

El volumen nos presenta dos arcos argumentales diferentes, de tres números cada uno, que necesariamente han de ser tratados por separado: el primero, la adaptación del capítulo de inicio del relato original del Howard, donde se cuenta el encuentro y unión de Conan con Bêlit y sus corsarios negros; y una historia personal en el segundo.  Han de transcurrir dos años antes de que el bárbaro pierda a su reina pirata.  Y, siguiendo la pauta marcada por la editorial desde inicios, el tiempo que transcurre entre historias y periodos de la vida del cimmerio no narrados por el autor tejano, han de ser, en esta serie, inéditos, sin considerar aportaciones previas externas, e inspirados lo más posible en datos aportados por el propio Howard en otros episodios, poemas, escritos o cartas.  Y es en este punto donde el guionista pretende enfocar la evolución del cimmerio desde un enfoque más humano y los cambios que experimenta su personalidad o comportamiento bajo la influencia de Bêlit.

 La Reina de la Costa Negra.

 Portadas de los tres primeros números, obra de Massimo Carnevale

El Conan que Brian Wood hereda y nos traslada es un joven experimentado (de unos 23 años según la moderna cronología de Dale Rippke que -con pequeños cambios, y no para mal-, parece seguir la serie hasta el momento), que ha desarrollado bien sus habilidades guerreras, pero algo ingenuo todavía e incapaz de comprender los modales y aspectos básicos de la civilización.  Hasta ahí, similar al descrito por Howard en el relato original (todos recordamos el episodio de su interrogatorio por el juez de Messantia y su reacción posterior, que le lleva a embarcarse perseguido por la guardia).  Además, lo vemos descarado, ingenioso, de sonrisa fácil, capaz de ganarse a los hombres contando relatos más allá de su fiereza y habilidad como luchador y guerrero; y un aspecto en el que Wood incide y destaca especialmente: su agilidad, tanto de mente como física, factor determinante en sus victorias frente a oponentes que le superan con creces, tanto en tamaño y fuerza como en número.

En su aspecto general, el resultado de esta primera historia cumple bien el objetivo de narrar el acercamiento de los personajes, el inicio de esa relación sobre la que ahondará más tarde.  Pero si la comparamos con la narración original de REH, en mi opinión, y lo lamento, esta adaptación de Wood no le resiste un asalto (imagino que no habrá muchos que lo hagan).  En su afán de moldear ese cambio de mentalidad del cimmerio desde inicios, Wood comete el error de reescribir a Howard, retocar sus textos, ampliar la narración.  Y es ahí donde se pierde.  Podría haberlo hecho, y bien, (seguro que lo consigue más adelante), de haber tenido paciencia y aguardado hasta esa parte no escrita reservada a su imaginación (Roy Thomas, en su día, bastante más fiel  a las palabras y ritmo del creador, supo hacerlo, y aguantó muy bien el tipo).  Retocar a Howard es delicado, peligroso.  La fuerza increíble de su narrativa, esa inmensa capacidad de síntesis que le permitía describir situaciones potentes a la vez que hermosas concentradas en pocas palabras, se diluyen cuando se expanden, reinterpretan, o se obvian.  Así ocurre con el episodio del magistrado; o con la desaparición de esa danza sensual y salvaje de apareamiento que la mujer-diosa de los corsarios interpreta sobre la cubierta bañada en sangre de La Tigresa…  Al tiempo, no se comprende bien -y uno se pierde- esa aparición temprana de sueños premonitorios sobre Bêlit, aún en la cubierta del Argos, poco antes del ataque corsario…

 Conan el bárbaro, de Becky Cloonan

Gráficamente, Becky Cloonan (también J.Harren) nos ofrece una imagen del cimmerio acorde a la diseñada por Wood, con ese toque de descaro, agilidad e ingenio, que le aportan desde inicios.  Su Conan no es, sin embargo, el fortachón musculado al que estamos acostumbrados a ver bajo el canon Frazetta/ Buscema (que también seguían Cary Nord o Giorello en ciclos previos de la serie).  El de ahora es diferente, algo más cercano -puede- al de Barry W. Smith en su primera época (salvando una enorme distancia, por supuesto); algo más delicado y flexible, y mucho más ágil; con un estilo bastante menos realista en lo físico, mucho  menos «completista» en cuanto a detalles.  Una imagen que podría no terminar aceptando el aficionado clásico, a quien le costará superar la costumbre y tal vez acabe sintiéndose un tanto decepcionado.  Sin embargo, esa sonrisa pícara, sus miradas, sus poses -bastante más naturales, no las de un culturista- lo hacen cercano y atractivo.  Y eso también es buen cómic.

La imagen de Bêlit también difiere -y eso es bueno- de la conocida de Buscema, modelo escultural de belleza americana potente e inalcanzable.  La Bêlit de Cloonan es más cercana, más… mediterránea; una vampiresa salvaje e intrigante capaz de mostrar ternura, de piel lechosa y formas rotundas también pero no tan perfectas, que se ve atraída por la fiereza juvenil de un bárbaro al que desea como amante.  La imagino mayor que Conan (aunque no muchos años); algo que ni siquiera me había llegado a plantear antes, y eso es nuevo y lo considero positivo.   Lástima de esa apasionada danza salvaje perdida, transformada aquí por obra de Wood en entrega, sensual también, pero serena…  Por otra parte, y salvo excepciones, se echa en falta esos fondos repletos de detalles complementarios que eran marca habitual en las viñetas del cimmerio, como las de Giorello, por ejemplo.   Pese a que el conjunto reúne aspectos positivos, prefiero sin reparos la versión Marvel, algo que no he llegado a decir en muchas ocasiones anteriores.

Portadas de los números 4 al 6, obra de Massimo Carnevale

Engaño en Argos.

El segundo arco argumental ha de enfocarse de forma muy diferente, sin comparaciones posibles en la historia, aceptando los cambios.  Así, se disfruta:

Bêlit planea el saqueo de Messantia, capital de Argos.  Para ello, no duda en utilizar al propio Conan, y entregarlo a la justicia que lo busca por el asesinato del magistrado y está dispuesto a colgarlo, como maniobra de distracción mientras los corsarios efectúan el pillaje; y él acepta, confiando.  El resultado final será una bataola de destrucción, caos y violencia por toda la ciudad, que hace dudar al bárbaro de los métodos que emplea su compañera; pero cuando ésta se encuentra en peligro, acude sin pensar en su ayuda, arriesgando su propia vida como un joven berserkr enamorado al rescate de su chica.  La imagen final del reencuentro de los amantes con el caos de fondo  es singular, y ofrece en boca de Bêlit una frase digna de las mejores mujeres guerreras de Howard: «¿Dudabas de mí, Conan? ¿Cuando aprenderás?», que a mí me ha traído al recuerdo la esencia de aquel otro «¡No sabes nada, Jon Nieve…!» con el que G.R.R. Martin define a la perfección la relación entre éste e Ygritte.

Messantia en llamas.  Excelente visión en picado a doble página (pulsar para ampliar), por James Harren

Libre ya de ataduras previas, de intentar mejorar lo que no puede, Wood consigue introducir sus ideas, avanza en la relación de los personajes principales (cada vez más profunda y fuerte en lo sentimental) mientras establece los roles de ambos (Bêlit planea las incursiones, con métodos expeditivos; Conan su brazo ejecutor), o los secundarios (N’Gora, capitán de corsarios; N’Yaga, shamán sabio pero inquietante), y narra el saqueo brutal de Messantia por los piratas; todo ello sin miedo a mostrar la violencia en sentido crudo o recurrir al juego sucio cuando es preciso, representado por Harren en viñetas impactantes.  A destacar el incipiente papel de N’Yaga, que plantea acertijos extraños de sueños sobre el destino futuro del bárbaro y la mujer-diosa a la que sigue.

La personalidad de Bêlit (con disfraz de dama de alcurnia), de Wood y Harren

En el aspecto gráfico, James Harren sustituye a Cloonan en los lápices (algo que ignora completamente la edición española, y no le concede el más mínimo crédito).  Y aunque mantiene las pautas gráficas de aquella, su Conan es más fibroso y musculado, y consigue una realización gráfica más fiera que ella.  Sus páginas son dinámicas y denotan movimiento, sus acciones de lucha reflejan el salvajismo del tiempo que narra (abundan la sangre y las cabezas cortadas, por ejemplo).  Son dignos de mención sus enfoques, cambios continuos de plano, su construcción de páginas; y destacables los fondos, detallados, de construcciones artísticas y llenos de complementos (apreciables en esa imagen del puerto de Argos a doble página, repleto de barcos de todas las naciones y estilo, con la impresionante ciudad al fondo).  Confieso que me ha sorprendido agradablemente este joven artista, más allá de un cierto hábito en destacar gestos con aire caricaturesco, quizás efectivo, pero que restan realismo al conjunto.

Tres muestras del trabajo de Harren (picar para ampliar).

En general, el resultado conjunto me ha gustado, con un desarrollo ágil de la historia, bien construida en cuanto a guión, que promete para futuras entregas, y llamativa en la parte gráfica, bien resuelta en color por Dave Stewart en toda la obra.  A destacar las llamativas portadas de Massimo Carnevale, quien ya acompañara a Wood en obras previas, y se mantiene en los seis números del siguiente volumen.  Lástima que James Harren no lo haga; el primer arco argumental tendrá a Cloonan en un número y Vassili Lolos en dos (triste Conan el suyo, ¡vive Crom!), pero el segundo estará a cargo de Declan Shalvey, artista de atractivas viñetas y composición (al menos, en trabajos previos).

La edición española.

Materialmente, la edición de Planeta continúa impecable, siguiendo la edición original, en tapa dura y papel de calidad, lo que le aporta a la colección un plus especial, que el aficionado agradece.  Como antes digo, auténticas novelas gráficas de fantasía épica, de calidad.

Sin embargo, conceptualmente, mantiene un rumbo errático desde inicios con la cabecera y nombre de la colección. que ahora cambia, e impide ser considerada como tal.  En los Usa, Dark Horse decidió agrupar la serie mensual en bloques diferenciados, cambiando la cabecera entre éstos cada cierto tiempo (Conan, Conan de Cimmeria, Conan, El Camino de los Reyes, y ahora Conan el Bárbaro), imagino que siguiendo, y en homenaje, a aquellas novelas clásicas de los ’60 editadas por Lancer Books (con portadas de Frazetta) que relanzaron el personaje; pero en su edición de tomos recopilatorios, como novelas gráficas, mantuvo una cabecera única, CONAN, con volúmenes numerados secuencialmente, de los que el actual es el 13.

En España, hasta ahora, se ha habían publicado bajo el nombre de Conan la Leyenda, con idéntico criterio y portadas.  Una colección consolidada que ahora se rompe, al publicar el volumen que comentamos como nº 1 de la nueva colección, Conan el Bárbaro, cambiando también el formato y la portada (la original se muestra en pequeño en la ficha de cabecera).  Seguramente lo hacen por motivos editoriales, captar nuevos clientes o recuperar la cabecera clásica con que siempre se ha conocido la serie anterior, o las películas de cine; pero demuestran poco respeto hacia el aficionado.

Sólo espero que, manteniendo el criterio, cambien de nuevo la cabecera cuando lo haga la serie USA, reiniciando desde el número 1 cada colección.  Así, al menos, los aficionados podremos mantener un criterio unificado en nuestra biblioteca.

Reclamación:

Por cierto, que como siempre hago en mis reseñas de la serie, vuelvo a reclamar la publicación del tomo O de la colección, «Conan: Nacido en el campo de batalla», del que nada se sabe aun, siendo uno de los mejores y más interesantes de esta nueva versión del personaje en cómic.  En él, Kurt Busiek narra con maestría, desde un punto de vista muy howardiano y un dibujo espléndido de Greg Ruth, la juventud de Conan en Cimmeria antes de su partida a tierras hiborias (Ver artículo completo pulsando aquí).  

¡¡¡No perdonaré lo contrario, y amenazo con seguir insistiendo!!! (a menos que justifiquen la imposibilidad de hacerlo).

 

CONAN REY. La Ciudadela Escarlata.

Planeta de Agostini comics continúa ofreciéndonos la nueva versión de Conan en cómics que realiza Dark Horse.  Desde hace varios números, directamente como Novela Gráfica, formato que siempre he defendido y solicitado, no sólo porque añade un plus de calidad a unas muy buenas adaptaciones del personaje al medio gráfico y permiten su lectura completa, sino porque así fueron concebidas en origen, independiente a su primera publicación en forma de mini-serie y cuadernillos mensuales.

La que ahora nos presenta es la primera que Dark Horse realiza del reinado de Conan siguiendo los relatos originales de Robert E. Howard.  Y he de reconocer que Timothy Truman, un enamorado estudioso de la obra original (como demostró a lo largo de los casi cuatro años anteriores que se encargó de las series Conan y Conan el Cimmerio) realiza una magnífica adaptación del relato inicial y sigue fielmente la historia de Howard, al tiempo que le aporta un toque muy personal, basado en datos sugeridos por el propio autor tejano:

En la introducción al tomo, Truman nos confiesa que siempre le intrigó y atrajo aquella famosa carta que Howard escribió a P. Schuyler Miller en marzo de 1936, poco antes de quitarse la vida, donde ofrece aspectos de la vida del cimmerio complementarios a los descritos en sus relatos.  Allí indicaba que Conan reinó muchos años en Aquilonia, en un periodo turbulento e inquietante…  En otro momento, Howard confesó también tener la sensación de ser el propio cimmerio quien le trasladaba personalmente las historias de su vida, que él transcribía después; historias de guerrero, contadas en periodos de descanso junto a la lumbre, sin orden ni cronología…

Por ello, cuando Dark Horse le encarga la adaptación de las historias del reinado de Conan, decide utilizar al propio monarca, en un periodo avanzado de su reinado, como hilo conductor de la misma, y será el propio cimmerio, ya envejecido pero aún con un aspecto formidable (magníficamente representado por Giorello), quien narra en primera persona sus aventuras a un escriba nemedio (enviado por el consejero Publius para dejar registro de su regencia), dando origen así a las conocidas Crónicas Nemedias que nos han legado sus hazañas.  Este recurso será utilizado también en el segundo arco argumental que ambos adaptan, El Fénix en la Espada, cronológicamente anterior al actual (publicado recientemente en USA; ojalá se encarguen ambos de adaptar también La Hora del Dragón).

Gráficamente, la obra es impresionante; no sólo por esa excelente portada de Gerald Parel, sino también el interior, con  ilustraciones de un Giorello que continúa la progresión artística que demostrara en las series de juventud del bárbaro, que tan bien se adapta a su imagen clásica en cómic desde el cánon que marcaran Buscema y otros en Marvel, siguiendo la estela de Frazetta (y que tánto se echa en falta en las series más recientes de Dark Horse, desde que ambos las abandonaran para hacerse cargo de su época crepuscular).  El Conan de Giorello se adapta perfectamente a la edad que representa el personaje en cada instante: maduro y en pleno desarrollo muscular sobre los 40, cuando transcurren los hechos; robusto, pero sin perder el tono, unos 20 años después, mientras los narra al escriba, dotado de una serenidad imponente que le han aportado los años (en este caso, también de una barba poblada, concesión -quizás inconsciente- a la propuesta de un denostado hoy -con razón- Lyon Sprague de Camp en su Conan de Las Islas).  Sus ilustraciones, con un aceptable desarrollo de planos cambiantes, reflejan fuerza en cada una de las viñetas, pues ya sean éstas pequeñas, medianas, a un tercio, página completa o doble página, aparecen todas cargadas de detalles que acompañan a las figuras; sus rostros reflejan emociones; sus escenas de batallas transmiten acción, reviven ejércitos numerosos de muchos «extras»; sus escenas de populacho crean sensación de muchedumbre; y las de interior, las que apenas contienen figuras, son generosas en detalles complementarios.  Todo ello aderezado por José Villarrubia con colores en claroscuros donde dominan tonos sombríos y crepusculares, en los que no escapan pequeños detalles de colorido vivo como iluminación en contraste, y una sorprendente fidelidad también a los pequeños detalles del relato original, como esa planta infernal que mantiene confinado a Pelias.

Una obra, en resumen, muy recomendable, tanto por su fidelidad a la historia como las aportaciones intermedias (las narraciones del rey al escriba, como nexo de unión entre los cuatro números de la miniserie, donde no faltan recuerdos a Rinaldo u otros personajes y situaciones conocidas) o final (un recuerdo emocionado a las propias palabras de Howard que le inspiraron, y su máquina de escribir, que constituye el mejor homenaje a un autor admirado); o las imágenes, verdaderos retablos de ilustraciones cargadas de detalles alrededor de la acción principal, que hacen disfrutar al aficionado a la buena narrativa gráfica secuencial, el buen cómic.  Si alguna pega le encuentro es no haberse recreado lo suficiente en esa escena final en la que el cuerpo de Tsotha-Lanti persigue al águila-Pelias que le ha arrebatado una parte importante (no entro en detalles, pero ya me entendéis), que constituye uno de esos finales sorprendentemente geniales a los que el tejano nos tiene acostumbrados.  Pero no resta méritos al conjunto.  Y, tal vez, ese homenaje final al autor lo hacía imposible.

Disfrutadla, pues, os lo recomiendo, mientras quedamos a la espera de El Fénix en la Espada.  El siguiente volumen que nos aguarda (ya anunciado, en breve), La Reina de la Costa Negra, con todo su atractivo innato, mantiene registros muy diferentes, sobre todo a nivel gráfico.

 

En Junio: Días de R.E.HOWARD recuerdan a GLENN LORD y conmemoran el 80º cumpleaños de CONAN.

Este mes de junio que iniciamos trae consigo diversas celebraciones relacionadas con nuestro escritor favorito de Fantasía Heroica, REH, y su personaje más conocido, Conan.

El día 11 de junio de 1936, Robert Ervin Howard, decidió dejar esta vida por voluntad propia, y a sus personajes sin continuidad (que no le ha faltado después, como sabemos), para pasar a esa otra vida en el Olimpo de los escritores más influyentes del siglo XX, al menos en cuanto al género fantástico se refiere, teniendo el honor de compartir esa gloria con J.R.R.Tolkien.

(Picar sobre la imagen para ampliar)

Pues bien, en Cross Plain, Texas, su lugar de residencia y defunción, la gente del Project Pride (Proyecto Orgullo) celebran anualmente los Howard Days, durante los cuales muchos fans de su obra se reúnen cada junio en su recuerdo y conmemoración.  Este año serán los días 7, 8, y 9, con diversas actividades y paneles relacionados con el autor tejano, alrededor de la Biblioteca de Cross Plain y el Museo Robert E. Howard, con puertas abiertas para todo aquel que desee visitarlos.  En las páginas de REHUPA se recuerda con nostalgia el sentimiento que genera«estar en la misma casa donde mi autor favorito ha vivido y trabajado y me causa una alegría especial leer su poesía en voz alta junto a la sala donde se creó».  Este año, se hará también una lectura nocturna de su poesía bajo el farol del patio trasero…

Casa de R.E. Howard en Cross Plain

Sabiendo ésto, y que por 15$ tienes derecho a participar en las tres comidas que se celebrarán, ¿a quién no le apetecer poder estar cerca y compartir vivencias en comunión con los muchos aficionados que asistirán?

Pero no sólo eso; en 2012, el recuerdo se amplía a la figura del hombre cuyo trabajo y dedicación consiguió elevar la figura de Howard al lugar que hoy ocupa y le corresponde: Glenn Lord, su albacea literario, fallecido a inicios de año (ver artículo y homenaje dedicados, aquí y aquí), y también el 80º aniversario de la publicación de la primera historia de Conan, El Fénix en la Espada, en diciembre de 1932 (los 15$ dan derecho a un trozo del pastel de cumpleaños…)

Tres versiones de El Fénix en la Espada: una antigua de los Pulps, la visión de Sanjulián, y la de Andrew Robinson, portada del nº3 del cómic de Dark Horse, 

Hace años, en aquel lejano 1986, el nº 6 de Berserkr, cuya portada reproducimos abajo (y que, durante este mes al menos, será nuestra imagen en facebook), conmemoraba el 80º aniversario del nacimiento de REH, y 50º de su muerte.

Hoy, nos unimos a un nuevo homenaje, con esta entrada.

¡¡¡ ROBERT E.HOWARD, GLENN LORD, CONAN… IN MEMORIAM!!!

Tumba de la Familia Howard

GLENN LORD in memoriam: RECUERDOS DE UN AGENTE DE HOWARD

El presente artículo apareció publicado originalmente en las páginas 24 y 25 de Berserkr, Fanzine de y sobre Fantasía Heroica, nº 6 (enero de 1987), dedicado a la memoria de Robert. E Howard, con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento.

Valga también, hoy, reproducido íntegramente, como homenaje particular a ese trabajador incansable, fan nº 1 del autor tejano que fue Glenn Lord, su albacea literario, fallecido el pasado 31 de diciembre (ver artículo previo en estas páginas pulsando aquí). 

Me enteré por primera vez de la existencia de Robert E. Howard hacia 1951, cuando Bradford M.Day, un corresponsal que vendía algunos libros, me recomendó SKULL-FACE & OTHERS.  Enseguida me fascinó; empecé a buscar otros títulos de Howard, pero el único que estaba en venta por aquel entonces era la edición de ‘Gnome Press’ de «Conan the Conqueror».

Algunos meses más tarde me incorporé al ejército, pues la guerra de Corea había estallado, y por eso sólo pude comprar los títulos de Conan de ‘Gnome Press’ a medida que fueron apareciendo.

Hacia 1956, como estaba muy influenciado por las colecciones de poesía de ‘Arkham House’ publicadas por Clark Ashton Smith y Lea Bodine Drake, tuve la idea de reunir y publicar toda la poesía de Howard en un volumen similar.  Dale Hart, un amigo y admirador desde hacía mucho tiempo, aprobó la idea y escribí a Oscar J. Friend, que era el agente de los herederos de Howard por aquel entonces, y compré los derechos de publicación de su poesía.  Desgraciadamente, Friend no pudo facilitar la mayoría de los poemas, por lo que comencé a comprar ediciones de ‘Weird Tales’ que contuviesen aquellos que me faltaban; también me ayudaron algunos aficionados que me enviaron los poemas que habían sido publicados en fanzines, tales como «The Fantasy Fan» y «The Phantagraf».  Estuve en la región de Brownwood-Cross Plain, donde poco pude obtener, pero sí conseguí la dirección de uno de los amigos de Howard, Norris R. Chambers, quien, como esperaba, había recibido algunos de sus poemas por correo.

ALWAYS COMES EVENING -así iba a titularse la colección- fue concebida como auto-publicación, limitada a 350 ejemplares.  Sin embargo, cuando hube terminado mis investigaciones y comencé a buscar impresor y encuadernador, descubrí que los costes locales serían demasiado elevados para el precio por el que esperaba vender el libro.  Se me ocurrió mencionar este hecho a August Derleth y el sugirió un acuerdo mediante el cual ‘Arkham House’ publicaría el líbro, pagando yo los costes de imprenta y conservando los beneficios de su venta, menos un pequeño coste de manipulación.  Nos pareció aceptable, y así, ALWAYS COMES EVENING llegó a ser uno de los tres o cuatro títulos de ‘Arkham House’ cuyos costes de edición fueron suscritos por alguien que no era el editor.

Las investigaciones que había realizado acerca de ALWAYS COMES EVENING me llevaron a interesarme aún más por Howard y su obra desconocida -publicada mayormente en revistas de aventuras, deportes y del oeste- durante su vida.  Aquella fue una tarea laboriosa y lenta, dado que no existía bibliografía alguna de su obra, y muy pocos de aquellos ‘pulps‘ habían llegado a tener índice.  Sin embargo, fue de gran ayuda el que se conocieran los títulos de algunas revistas.  Los ‘pulps‘ eran mucho más baratos y fáciles de conseguir y acabé por comprar series de algunos títulos durante ciertos años; todo ello tuvo que ser adquirido por correo, por lo que no podía comprobarlo de antemano.

Algunos editores de ‘pulps‘ seguían publicando –‘Street Smith’, ‘Popular Publications’, y ‘Thrilling Publications’– y me enviaron la relación de historias de Howard publicadas por ellos.

Poco después de la publicación de ALWAYS COMES EVENING, conseguí un gran número de poemas no publicados y cartas de Harold Preece y August Derleth.  Como deseaba presentar algo sobre los indices que iba recibiendo, empecé un pequeño fanzine titulado The Howard Collector en 1961.  Se publicaron 18 números antes de que fuera interrumpido en 1973.

En 1963 murió Oscar J. Friend, el agente de Howard, y a finales de 1964 su viuda e hija decidieron cerrar la agencia.  Los herederos de Howard les pidieron que buscasen a alguien que se encargara de los derechos de publicación.  Preguntaron a L. Sprague de Camp, pero éste lo rechazó argumentando que estaba muy ocupado con su propia obra, y me recomendó a mí, como conocedor del tema y alguien muy cercano a los herederos, ya que éstos vivían también en Texas.  Por lo tanto, a principios de 1965, llegué a ser agente de las propiedades intelectuales de Howard.

Recibí de la agencia Friend unos treinta manuscritos no publicados, además de lo que parecía ser un inventario de las historias de Howard, conteniendo un gran porcentaje de obras que desconocía.  Recordé que E. Hoffman Price me había dicho años antes que había recibido del Dr. Howard, hacia 1944, un baúl lleno de «borradores» y que se los había prestado a un aficionado y escritor que conoció algún tiempo después.

Pero dicha persona insistió en que los había prestado al difunto Francis T. Laney, un famoso aficionado que había publicado un fanzine que era una primicia, ‘The Acolyte’, en los años 40.

Así quedó el asunto hasta que encontré una relación de historias y, de pronto, empecé a sospechar que aquellos «borradores» eran realmente manuscritos.  Entré de nuevo en contacto con este aficionado, identificándome como el agente de Howard, y ofreciendo una recompensa si podía localizar los papeles que faltaban.

¡Qué sorpresa!  Recibí de él una carta en la que me decía que acababa de ponerse en contacto con la mecanógrafa a la que se suponía que Laney había dejado los manuscritos para pasar a máquina.  Se acordó una recompensa -en realidad, una cantidad bastante pequeña- y recibí unas cajas con papeles en 1965 y 1966.  Más tarde, las cartas de Howard a H.P. Lovecraft vendrían de la misma fuente.

Que yo recuerde, tardé varios meses en ordenar la cantidad de papeles, mal metidos en las cajas, muchos no numerados, copias, antiguos esquemas, apuntes, manuscritos sin terminar, historias escritas detrás de otras historias, etc…

Había poco trabajo como agente de Howard cuando empecé.  Pero el éxito de la serie Conan de ‘Lancer Books’, más tarde, en los años 60 (hay que decir que este proyecto ya había sido iniciado antes de que yo llegase a ser agente), marcó el inicio de las publicaciones de libros de Howard.  El fracaso de ‘Lancer‘ fue en cierto modo, malo durante un tiempo, pero quedó afortunadamente resuelto justo antes del auge, a mediados y finales de los 70.  Hoy, el «boom» ha decaido bastante, aunque la serie Conan sigue bien, así como la venta de las traducciones a otros idiomas.

Esta crónica no estaría completa sin mencionar Conan Properties, Inc., que fue creada en 1977 como holding propietario de todos los derechos sobre Conan, independientemente de quien fuera el autor de la historia.  Se observó que el personaje podía llegar a ser un gran negocio en sí, a través de libros, películas, derechos de venta, comics, etc… dada su alta cotización de poco después, así como al ser continuadas sus aventuras en nuevas obras.  Además, el hecho de que se halle localizada en Nueva York es muy ventajoso, puesto que la mayor parte de los posibles clientes tienen sus sedes y oficinas en esta ciudad.