CONAN REY: LA HORA DEL DRAGÓN

Ficha CR3 LaHora del DragónNo creo engañar a nadie si digo que tengo entre mis manos una de las mejores novelas gráficas publicadas nunca sobre el cimmerio, primera parte de dos de esta moderna adaptación al cómic de la única novela que Robert E. Howard dedicó al personaje.  La historia, en sí, es una de las más atractivas del autor; épica, con un comienzo cargado de magia negra en la resurrección de un brujo ancestral, llamado por los enemigos de Conan para conseguir destronarle, contiene tanto batallas de ejércitos con grandes movimientos de masas como aventura individual. De ritmo intenso y narrativa excelente, la acción no cesa, capítulo a capítulo en esa misión que emprende el rey destronado por medio mundo para alcanzar esa joya que le ayudará a vencer la magia antigua de antaño y recuperar su reino, donde no faltan acertijos y presencia sobrenatural, encuentros con seres extraños de todo tipo, viejos enemigos y aliados perdidos, intrigas palaciegas, o el amor, la entrega que representa Zenobia, aliada en la desgracia, a quien terminará por hacer su reina.  Curiosa visión real la de Howard, magníficamente captada por Truman, en esa frase que Conan comenta al escriba en el episodio 3: ¿No te parece apropiado que este reino lo gobierne un salvaje sanguinario cuya reina había sido esclava en un harén?.

La Hora del Dragón, 6-1bYa he comentado antes (en La Ciudadela Escarlata, El Fénix en la Espada, o el avance a esta Hora del Dragón) la extraordinaria simbiosis que Timothy Truman, estudioso y buen conocedor de la obra de REH, consigue con el autor tejano, en su adaptación de Conan (¡que lástima que este equipo creativo no haya adaptado La Reina de la Costa Negra, otro de sus relatos emblema!).  Me repetiré, sin embargo, para indicar lo acertado de su elección de un personaje como Pramis, el escriba nemedio a quien un rey avejentado pero imponente narra sus historias pasadas; con ello consigue establecer un hilo conductor entre los cuadernos mensuales donde se publica inicialmente la historia, así como un papel destacado para Zenobia como reina y su influencia sobre el personaje, a quien recuerda con inmenso cariño años después de su muerte (tanto como para que un hombre de naturaleza violenta deje escapar sentimientos y alguna que otra lágrima).  Conan se encuentra cercano a su ocaso y el final de su reinado, como se deduce de la frase de Pramis, sobre el deseo de Publius, de que «acabe con la recopilación de las crónicas antes de que partáis hacia el oeste».  Con él no añoro al Roy Thomas de la mejor época; y eso, dicho por mí, ha de tomarse como un gran elogio.

LHdD Invasión

De igual forma que con Giorello no hecho en falta a Buscema (aunque siempre tendré en mi memoria al Big John), mucho menos a otros.  Son otros tiempos y no son comparables; cada uno en su estilo crean escenas impactantes, claroscuros que impresionan, gestos que destilan sentimientos, grandes masas en movimiento que traslucen acción.  El trabajo del argentino es también memorable, de trazo vivo y claroscuros intensos, en este caso utilizando sombras con carboncillo, que recuerdan en parte al mismo Alcalá, sin tantos rellenos debido al complemento del color (¡tiempos nuevos!), complemento magnífico a sus imágenes; bien aplicado por José Villarrubia, sombrío cuando lo merece, siempre con ese punto de luminosidad apreciable.

¡Y qué decir de esa portada impactante de Manuel Sanjulián! Sencillamente genial.  Da gusto detenerse en cada detalle de la obra, su composición serena pero poderosa, regia y bárbara a un tiempo, la sabiduría que delatan esos profundos ojos azules, el cansancio de los años y aún dispuesto para la acción. Gran acierto su elección frente a cualquiera de las seis de Gerald Parel, todas ellas excelentes pero sin comparación. Una elección que he pedido en más de una ocasión en post previos, y me congratula haber coincidido (no voy a pensar que me lean y haya influido, sino que resulta la elección más lógica).

Por todo ello, y la excelente edición de Planeta de Agostini, siguiendo a la original, me reitero en que éste es uno de los mejores volúmenes de Conan en cómics, que ningún aficionado se debe perder.

Tampoco su continuación, segunda parte de la novela original, titulada Conan Rey: el Conquistador, en honor al nombre con que fue publicada en 1977 por Gnome Press, cuyas seis portadas -de Giorello– reproducimos a continuación:

CeC 1-2-3-4-5-6 Giorello

CONAN el Bárbaro, volumen 4: LA CANCIÓN DE BÊLIT

Ficha CB4Con el volumen 4 de Conan el Bárbaro (Conan volumen 16, en la edición original de Dark Horse), Planeta de Agostini cómics se ha dado prisa en finalizar el  arco de aventuras que recoge la nueva adaptación al cómic de uno de las más aclamados relatos de Robert E. Howard, La Reina de la Costa Negra, esta vez a cargo de Brian Wood, y un variado reparto de dibujantes.

Una adaptación polémica, sin duda; dado que algunos insisten en aclamar esta nueva versión del cimmerio, quizá por ser diferente a las visiones anteriores del personaje, y otros, los más antiguos y veteranos, la critican precisamente por lo mismo.  Personalmente, y aunque incluido en este segundo grupo, he procurado no juzgar la obra en comparación con otras (aunque, a veces, es imposible no hacerlo) que no sean sino el relato original de Howard, su visión, espíritu y poesía, que la tiene, junto a la acción dramática y fiera que refleja a veces.  Esa era la intención inicial de Dark Horse cuando Kurt Busiek se hizo cargo de la serie, que mantuvo Timothy Truman en su relevo (y sigue demostrando en Conan Rey), pero que ha desaparecido desde entonces.  Y en este sentido (siempre en mi opinión), Brian Wood, tras un principio en el que parecía haber captado esa idea y el espíritu de Howard, termina por no dar la talla.  Y digo ésto porque se atreve a reescribir a REH (no adaptarlo, como hacen otros) en muchos de sus momentos más inspirados; y -seamos sinceros- para superar a Howard hay que ser muy bueno, o algo necio; y Wood, por muchos premios anteriores que posea, no alcanza nunca a mejorar al maestro, y para mí, por tanto, entra en esa segunda categoría.

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CB 19p1Pero centrémonos en el volumen:

Antes de abordar el arco final del relato de Howard, Wood nos propone una historia en tres números acerca de unas piedras negras obtenidas en un abordaje, que traslada de nuevo a la pareja protagonista tierra adentro, lejos de La Costa Negra (qué poca aceptación tiene para este hombre historias en el mar, costas desconocidas, o islas perdidas y misteriosas, que tanto juego podrían dar…); una relato que no aporta nada nuevo o de interés a historia del bárbaro o los personajes, y no merece perder más tiempo en ella; sólo indicar que los dibujos corren a cargo de un correcto Paul Azaceta, aun pese a sus entornos (poblados, barcos…) demasiado modernos para la época.

La adaptación de La Canción de Bêlit (parte final del relato original de Howard), se realiza en cuatro números (tres en realidad, más otro de cierre y transición). Por sí misma, puede resultar interesante, bien ambientada en el entorno opresivo y asfixiante del río Zarkheba, plagada de escenas de acción sobre-detallada en numerosas viñetas, muy del gusto actual.  El dibujo de Riccardo Burchielli ayuda a construir el ambiente, presentando una Bêlit rotunda y salvaje, en una relación muy sensual con el cimmerio (siguiendo el diseño inicial de Becky Cloonan aunque de extraño gesto y nunca comparable a la de Buscema).

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Wood consigue una historia que al terminar no deja mala impresión, con ese añadido final donde intenta trasladar la desazón un un joven que ha perdido a su amada y el sentido de su vida, y vaga por poblados negros convertido en un «hombre fantasma», jugueteando con la muerte…  Sin embargo, tras su lectura (y durante ella) sientes que falta algo… Algo que es importante: la poesía, los sentimientos, el dramatismo que perfila Howard en determinados momentos para construir el terrible drama final, la victoria definitiva del amor sobre la muerte, que siempre han marcado este relato y hecho de él uno de los mejores y más recordados del autor.

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Y es que Wood, centrado en la fiereza física de la tigresa shemita, su ardor guerrero y salvaje en el combate y el sexo, demuestra no haber comprendido al completo un personaje complejo como Bêlit, y obvia, o minimiza, la pasión salvaje de sus sentimientos, su fuerza vital y amor verdadero hacia Conan, salvaje y fiero como ella misma y tan fuerte como para traspasar la muerte si él la llega a necesitar.  Y así, la declaración de amor pasional en la que promete su regreso queda perdida y nada clara en una sola viñeta, de fuerte intención sexual y cargada de texto, donde no destaca la frase más importante… Y no hay dramatismo alguno en la escena donde Conan la necesita y ella cumple su promesa (aquí no está atrapado, sino que encara a su enemigo espada en mano). Con ello, la historia pierde su fuerza, toda su magia, aquello que la hace ser recordada y distinta; una escena recogida por cuantos artistas ha ilustrado al autor desde 1934, año que se publicó el relato, copiada y readaptada a Valeria en el film Conan el Bárbaro de John Milius y otros… y que aquí se difumina.

Distintos artistas

La historia finaliza con la despedida y funeral «vikingo» que otorga Conan a la diablesa del mar, alternada con la transición de ánimos del personaje, desde la apatía a su abandono a la muerte en combate singular, hasta su recuperación y marcha hacia los reinos negros; una historia que ya será narrada por Fred Van Lente (El Pueblo del Círculo Negro) en el siguiente arco argumental de la serie, llamada ahora Conan el Vengador, cuya primera historia en tres números, Sombras sobre Kush, ha sido dibujada por Brian Ching (de nuevo un estilo «moderno» en su interior, sin nada que ver con las portadas; confiemos que el guión merezca la pena).

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En estos 25 episodios de Conan el bárbaro -cuatro volúmenes-, a Wood le han sobrado historias fuera de contexto (por ejemplo, en Cimmeria), y le ha faltado un mínimo intento de explicar o comentar siquiera el sobrenombre de Amra, el león, con que fue conocido el bárbaro mientras era compañero de Bêlit.

Excelente la edición española de Planeta de Agostini Cómics, como siempre, similar a la original, si bien encuentro una pega en ambas: la portada elegida para el tomo; tanto una como otra, entre las 7 dibujadas por Massimo Carnevale, todas ellas atractivas, optan por una de las primer ciclo, sin relación con la historia principal.  Yo hubiese elegido cualquiera de las otras, donde se muestra el Antiguo; en especial la del nº 22, donde también aparece Bêlit.

CB4-La Canción de Bêlit

Sí aciertan, a cambio, en la elección de portada para el siguiente volumen del personaje (ya a la venta), esta vez como Conan Rey: La Hora del Dragón (ver reseña aquí y aquí): un trabajo impresionante de Sanjulián, para una excelente adaptación de Truman y Giorello.  No os la perdais.

VINDIUS, El Guerrero del Norte, de Luis Guillermo del Corral

Ficha  VindiusPoco después de terminar la Segunda Guerra Púnica, un destacamento de la milicia romana asentada en Tarraco persigue a un asesino cartaginés por tierras cántabras. Allí se les une Vindius, un formidable montañés con un parche en el ojo derecho, que les sirve de guía por aquellos parajes inhóspitos.  Pronto descubren que el hombre apodado la Muerte Blanca, por su ferocidad guerrera y el color de sus cabellos, no es uno más de aquellos bárbaros cántabros o astures que colaboran con las tropas de Roma; y Milciades, el legionario de origen griego que más tarde narra sus crónicas y goza de su amistad, terminará admirándolo y conociendo su historia, el por qué de su continuada relación con lo sobrenatural.

Luis G. del Corral es un admirador de Robert E. Howard.  Nunca lo ha negado, y se le nota.  Y, bajo el enlace de la persecución del cartaginés huido, en Vindius, el guerrero del norte, presenta una sucesión de relatos de Fantasía Heroica de corte antiguo, muy en línea con el autor tejano y esa esencia añeja de los viejos pulps, donde no existen grandes movimientos de masas, fines elevados o civilizaciones en peligro por la amenaza de un Mal superior, sino acción local sin límites, exaltación de lo personal (el contrapunto de la barbarie frente a la civiliza-ción no falta), entremezclada con elementos y seres sobrenaturales de toda índole.

Mapa Cantabria Antigua

Pero, sin duda, el acierto del autor consiste en construir un personaje de tintes howardianos con personalidad propia, pues bebe en fuentes cercanas, de nuestra misma patria, tan rica en historia y protohistoria, mitología y leyendas; algo que siempre apoyé y he pretendido hacer desde la época de Berserkr (donde ya se publicaron los relatos fantásticos de El Cid de Eugenio Fraile, o el Nórax de Tartessos del que esto escribe, entre otros).  Una riqueza ancestral que muchos no tienen y por ello han de inventar mundos ficticios; y nosotros, que disponemos de ella a raudales, no utilizamos lo suficiente.  Luis Guillermo lo hace, y sitúa su personaje en un lugar y época concreta (el norte de España, sobre el 192 a.C.), y lo enraiza con usos y costumbres de los cántabros de entonces descritos en textos romanos y, sobre todo, con la mitología de su tierra: el Ojáncano (el temible cíclope cántabro), la Anjana (ser féerico, contrapartida del anterior), el mítico monte Vindio (Blanco) de paradero incierto, de quien toma el nombre.

Vindius promo faceVindius tiene mucho de Conan, para qué negarlo: su tamaño y fuerza, un origen en montañas inhóspitas, fiereza y habilidad en combate, compromiso de palabra, y ese instinto bárbaro frente a lo sobrenatural. Pero también diferencias notables: un parche cubre su ojo derecho, perdido en la juventud en el enfren-tamiento con el Ojáncano, al que extirpa y come el corazón y bebe la sangre para adquirir su fuerza vital, que renace en combate; y, elegido de la Anjana, no reniega de la magia (o el favor de los dioses, a quienes respeta). Fuertemente armado siempre, embraza escudo o lucha a dos manos con hacha de doble filo y falcata; porta puñal y venablos mortales; y aunque celoso de su libertad, no duda en aceptar como recompensa la ciudadanía romana, contrapartida de un Bran Mac Morn más cercano en el tiempo.  Y en cuanto a su imagen gráfica, José Baixauli lo reproduce de forma admirable.

ojáncanoEl volumen recopila todas las aventuras del cántabro escritas hasta el momento (vendrán más en el futuro), desde su juventud hasta su partida a Roma junto a Milciades, camarada y biógrafo.  No es en sí una novela, sino la conjunción de diversos relatos cortos, historias independientes entre sí (lo que facilita su lectura) pero nunca inconexas, pues se enlazan y secuencian con esa persecución del cartaginés por los hombres-águila; un periplo por el norte ibérico hasta la finis terrae, y su regreso a Tarraco, poblado de seres y personajes de origen mágico o sobrenatural, enanucos, muertos vivientes, hombres-serpiente, gusanos de la tierra, criaturas mágicas, y seres superiores extraídos con acierto de otras mitologías o reinos protohistóricos (aunque no perdono -dicho esto con cariño, por supuesto- esa mezcla extraña de «mi» Tartessos con magos egipcios -los malos de REH-, un tanto forzada quizás y algo fuera de contexto).

La obra recoge también la evolución de su autor a lo largo del tiempo, entre el primer relato y el último. Y como tal, junto a momentos y recursos logrados presenta también esos fallos primerizos que caracterizan al admirador de Howard (para no señalar a otros, yo mismo los he cometido y sé de qué hablo), de utilizar un estilo literario sobrecargado en adornos, barroco, profuso en epítetos, sin el dominio que tiene el maestro.  Aunque mejora conforme avanza la obra y casi desaparece al final, puede llevar a alguno a desistir al comienzo.  No lo recomiendo: la obra se deja leer con gusto, y estoy convencido de que en el futuro Luis Guillermo va a ofrecernos momentos muy interesantes, y nadie querrá perderse el inicio de un buen personaje de Fantasía Heroica como Vindius, el guerrero del Norte, al que auguro un feliz porvenir

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Buena edición de Dlorean, con portada muy atractiva de José Baixauli; tipografía agradable y presentación muy correcta, con cortes en los capítulos que componen cada relato, lo que ayuda y facilita su seguimiento.  Sólo proponer una mejora, fácil de solucionar en la próxima: en una obra de estas características se echa en falta un índice que nos guíe y de referencia.  Por lo demás, ¡adelante!.

La Casa-Museo de Robert E. Howard solicita tu ayuda.

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En 1989, un grupo de voluntarios de Cross Plain adquirió, a través del Proyecto Orgullo (Project Pride), la casa natal de Robert E. Howard, la restituyó a su estado original y desde entonces la mantienen convertida en Casa-Museo del escritor.  Allí, cada año por junio (REH nos dejó un 11 de junio) se celebra el Howard Day, donde se concentran numerosos aficionados que acuden a conocer sus raíces, y por la noche se reúnen y leen sus poemas bajo el farol de su patio trasero (ver aquí entrada de 2012).

REH y personajes por ML PetersPues bien, Jeffrey Shanks, en las páginas de REH: Two-Gun Racounter, recogido después por REHUPA, la Fundación REH, y otras páginas dedi-cadas al autor y su obra, nos recuerdas que ese grupo de voluntarios se ven incapaces de seguir el mantenimiento con sus propios medios, y solicita la ayuda de los aficionados para continuar el proyecto. Rusty Burke, autor de El Último Triunfo, o Una breve biografía de Robert E. Howard, comentó: «si cada aficionado que alguna vez disfrutó de una historia de Robert E. Howard donase un dólar, nunca más habría necesidad de pedir dinero».  Pero no es así, y se necesita ayuda; por insignificante que sea, sumará a la de muchos.

Las donaciones pueden realizarse, por cheque o giro postal, a Projet Pride, PO Box 534. Cross Plains, TX 76443, o, más fácil, mediante Paypal, a projpride@yahoo.com

Más información, texto completo y numerosas fotografías en el artículo original, pulsando aquí.

Los próximos CONAN: EL PUEBLO DEL CÍRCULO NEGRO

EPDCN LibroConan y El Pueblo del Círculo Negro, la nueva adaptación al cómic de la novela homónima de Robert E. Howard, fue concebida en Dark Horse como un volumen fuera de colección, realizado por autores diferentes a los de la serie regular; como hizo en su día con Las Joyas de Gwahlur, de Phillip Craig Russell (otra pequeña maravilla ilustrada, con una visión de Conan muy diferente). En este caso, el encargo de adaptar la obra ha recaido en Fred Van Lente (quien se convertirá en marzo en el guionista oficial de la serie, tras el arco argumental de Conan el Bárbaro, que recrea su época junto a Bêlit y los corsarios negros); Ariel Olivetti se hace cargo del dibujo, impresionante, incluido también el color.

YasminaEl Pueblo del Círculo Negro es uno de los relatos (prácticamente una novela corta) más atractivos y recordados del autor tejano, no sólo por la esencia angustiosa de terror lovecraftiano y brujería que rodea a los Videntes Negros de Yimsa, que pervive en la memoria de todos a través de los años (quién no recuerda esa escena magistral en que uno de ellos extrae el corazón palpitante de Kherim Shah de su caja torácica, que estalla con un simple gesto y vuela hasta su mano, utilizada literalmente en Indiana Jones y el templo maldito; o la flecha que se convierte en áspid venenoso cuando hiere a Valeria en el film de John Milius); sino por ese final magnífico en que la Devi Yasmina rechaza un papel de secundaria y mujerYasmina 2 temerosa que le correspondía hasta el momento, y asume orgullosa su rol regio de gobernante para dar una réplica descarada y altiva, al tiempo que agradecida, al cimmerio.  Como ya apuntara Fred Blosser (1), Yasmina puede no ser una de las mujeres guerrera de Conan en sentido estricto, pero su actitud y respuesta desafiante le otorgan, sin duda, esa consideración y mérito.

En esta historia, Howard traslada a la Era Hiboria uno de sus escenarios más queridos y conocidos: el exotismo de Pakistán antes de su independencia, la India y Afganistán, con sus luchas internas e intentos de dominio imperialista por las potencias, que ya utilizara como marco de las aventuras de otros personajes carismáticos, Kirby O’Donnell, yFrancis Xavier Gordon, «El Borak»; aquí se transforman en Vhendia y Afgulistán, con Turán como potencia expansionista. Y al exotismo de aquellas aventuras e intrigas rodeadas de sectas y dagas curvadas por entre callejas sombrías o pasos de montañas, en El Pueblo del Círculo Negro se unen las artes oscuras y la magia de los videntes y acólitos para conformar una fantástica historia de Espada y Brujería en la que Conan termina envuelto.

Espectaculares portadas de Olivetti

El cimmerio es ahora jefe de guerra de las tribus de montañeses afghulis, unificadas bajo su mando, que atacan y saquean con éxito caravanas y ciudades en Vendhia y puestos fronterizos de Turán.  Tiene algo más de treinta años, lo que supone un salto de casi diez respecto a los episodios narrados en la serie regular, y quedan pendientes de narrar historias intermedias de REH como Un hocico en la oscuridad, La Sombra deslizante (Xuthal del Anochecer), Nacerá una bruja y El demonio de Hierro, en este orden, según la moderna cronología de Dale Rippke.  Pero Fred Van Lente eligió ésta de entre las cuatro que Dark Horse le ofreció adaptar, por ser una de las mejores y más significativas del cimmerio, y contener el personaje femenino más interesante.  Y según manifiesta en una entrevista a Newsarama, confecciona una adaptación fiel de la historia de Howard, en la que mantiene un 98% de los diálogos originales, con pocos cambios en la dramatización de su narrativa.  Es verdad, aunque en mi opinión, no alcanza el mimetismo casi idéntico que reflejaba Roy Thomas en sus adaptaciones. Van Lente confiesa no haber tenido en cuenta aquella primera versión, para no verse influenciado y partir de cero desde el relato original. El resultado es un cómic diferente, mucho más visual que descriptivo, sin apoyo de aquellos textos profusos que engrandecían la narración.  En este sentido, cada uno tendrá sus propias preferencias…

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En el aspecto gráfico, no podremos encontrar dos versiones más diferentes de una misma historia; frente a la oscuridad y grandes manchas de tinta utilizadas por el tamdem Buscema/Alcalá en la versión Marvel, ese sombreado artesano cercano al grabado y de regusto pulp tan característico del artista filipino, Ariel Olivetti realiza una interpretación visual más moderna de la obra, acorde a los tiempos que corren; en ella prevalece un colorido impactante, alegre, claro (¿con exceso de blanco, tal vez?), aplicado directamente sobre el dibujo a lápiz, sin tintas, así como la foto-composición, el collage, y arreglos digitales bajo photoshop.  El resultado impresiona sin duda; impacta en el lector y consigue una obra muy diferente a la anterior, fruto de tiempos distintos.  No quisiera entrar en comparaciones de conjunto, sobre cuál de las dos versiones es mejor; me parece injusto enfrentar concepciones tan desiguales.  Mejor me quedo con ambas y, puesto que sobre gustos no hay nada escrito, que cada uno elija.

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Eso sí, crítica sobre aspectos concretos o reflexiones, sí haré.  Por ejemplo, sigo pensando que el uso de técnicas digitales en el dibujo, frente a una espectacularidad en el colorido y la foto-composición, en ocasiones confiere un rictus innatural a los rostros que no consigue reflejar bien las expresiones; también aquí sucede.  Y me ocurre como en las películas: la aplicación del CGI contribuye a engrandecer la historia; pero una obra digital al completo, incluido los personajes, resulta extraña. No sé dónde acabará el cómic, cuya base es el dibujo (a mano): el uso de técnicas digitales como ayuda lo engrandece, pero a veces tengo la sensación de estar «leyendo» un vídeo-juego…

Conan OlivettiPor otro lado, aceptando sus muchos aciertos en el resultado global, no termina de convencerme la imagen que Olivetti confecciona de Conan, por muy especta-cular que resulte su figura: ese aspecto tan rudo, «acatetado», siempre huraño, hipertrofiado y poco flexible; la expresión de bruto zopenco que a veces refleja su rostro, sin un brillo de inteligencia en la mirada, no corresponde a mi entender a alguien capaz de alcanzar sus logros (y no en el sentido físico): estrategia en la batalla o sus decisiones, líder de hombres donde quiera que vaya, vencedor sobre magos y sabios (que serían los «listos» de la época)… Reflexión: ¡cuánto mal le ha hecho el cine a la figura del cimmerio!: ese rostro hierático de Schwarzenegger, o aquella frase sobre el sentido de la vida: «aplastar enemigos, verles destrozados, oír el lamento de sus mujeres»… (para recordar, aquí).

Diseño de Conan

En cuanto a la narración gráfica, encuentro alguna discontinuidad y saltos poco naturales en alguna escena y páginas, que no sé si corresponden al guión o su interpretación.  El cómic es un arte secuencial, donde no todo consiste en presentar dibujos y fondos espectaculares de colorido llamativo, con enfoques fijos y algún que otro desplazamiento de cámara; la intensidad, la tensión narrativa (sobre todo en escenas de acción) se consigue gracias a cambios continuos de planos y enfoques enfrentados, diferente; y en ese aspecto, aunque los usa, Olivetti debe continuar aprendiendo. Aún recuerdo (y he revisitado) aquellos picados y contrapicados profundos en las montañas himelias; o ese tórax estallando, el corazón saliente, la intensa sensación de movimiento que se nos ofrece en tan sólo dos viñetas en la versión de Marvel; pero claro, hablamos de Buscema, the Big John

El Amo de Yimsa

El corazón de Karim Shah,        en ambas versiones.

Pese a lo dicho, que nadie se llame a engaño: Conan y El Pueblo del Círculo Negro, de Van Lente y Olivetti, con sus defectos y aciertos, resulta una obra atractiva, que me ha gustado ver; una visión gráfica diferente y no poco espectacular del cimmerio y la obra de Robert E. Howard, adaptada a los tiempos que corren.  No faltará en mi biblioteca -y la recomiendo en la vuestra- cuando, dentro de algunos meses, se publique en España.

  1. Conan’s Women Warriors: Salome, Yasmina, Bêlit, Red Sonya of Rogatine, en Savage Sword of Conan #1, (1974)