UMBERTO ECO: Historia de las Tierras y los Lugares Legendarios

Ficha ECO HTLL

Leer a Umberto Eco es siempre un placer.  Tanto en su faceta de novelista (El Nombre de la Rosa, El péndulo de Foucault, El Cementerio de Praga…) como en su papel de ensayista sobre temas diversos, entre los que prefiero aquellos relacionados con la comunicación y cultura popular, de la que él se declara admirador ferviente (Apocalípticos e Integrados, El Signo de los Tres: Dupin Holmes, Pierce…); o, como en este caso, los sitios donde transcurren las leyendas más importantes de la humanidad.

En Historia de la tierra y los lugares legendarios, Eco nos propone un recorrido por los principales mitos y leyendas soñados e imaginados por el hombre, desde el principio de los tiempos hasta la época moderna; pero sin detenerse en ellos, en sus historias (que las recuerda), sino en los sitios y lugares que los albergaron y generaron quimeras, utopías o ilusiones, porque mucha gente ha creído realmente que existen o han existido en alguna parte.  Desde las tierras de Homero, la Biblia, o las Antípodas; Atlántida, Lemuria y Mu; Última Thule o Hiperbórea; Utopía y Jauja; la Tierra Hueca del interior o el mito de los Polos y Agartha; hasta Carcasona o Rennes-le-Château, Shangri-La, Xanadú o el Aleph de su admirado Borges, sólo por destacar algunos ejemplos.  Tanto tierras imaginadas que nunca existieron (o no se encontraron) pero que pudieron ser, como lugares reales que, por imaginación o interés, entraron en la leyenda.

Antípodas

Las antípodas,  según Cosmas Indicopleustes

El Último sueño de Arturo

El Último sueño de Arturo, de Sir E. Burne_Jones

Y es que la ilusión, la quimera o el mito, la posibilidad de un más allá distinto a lo conocido es algo inherente al hombre, más allá de la época que le haya tocado vivir; y su búsqueda, su percepción o descubrimiento, su conquista y posesión, uno de los resortes que ha movido -y mueve- al mundo a avanzar.  Y el enfoque de esas tierras y lugares entonces soñadas ha sido muy dispar: desde la creación poética como exaltación del hombre, a la parábola para ilustrar; del esoterismo, religión u ocultismo, para explicar lo desconocido y crear doctrinas, al interés económico e imperialista; desde el afán por conocer, a la imaginación de soñar nuevos mundos, ya sean infiernos o paraísos…  Y todo ello compendia en este volumen Umberto Eco.

Y al hacerlo, junto a su descripción y recuerdo, el escritor italiano acompaña cada capítulo de una recopilación de textos originales donde se crea o analiza esa tierra o lugar mítico; una colección extensa de lecturas y escritos tan dispares como los de Platón o Aristóteles, Marco Polo, Dante o San Agustín; Julio Verne, Tomás Moro, Colón, Nietzsche, Burroughs o De Camp; Mdme.Blavastky, Chrétien de Troyes, Stephen Hawking, Bram Stoker, o los Hermanos Grimm… Más de un centenar de autores que concurren unidos en esta verdadera antología de textos sobre tierras soñadas.

Piri Reis

Mapa del almirante Piri Reis,                        1513

Thule

Thule, en Carta Marina de Olaus Magnus,            1539

 

          Pero si, con lo dicho, alguien imaginase un volumen insoportable, difícil de digerir, nada más alejado de la realidad: la obra resulta amena y muy ligera, de lectura amable; no ya por la prosa ágil de su autor, sino por una profusión de ilustraciones magníficas y a todo color que la acompañan: imágenes, pinturas y grabados de consagrados artistas de todas las épocas que compartieron su visión de aquellos lugares y situaciones en épocas remotas; y carteles, portadas o interiores de revistas pulps, viñetas de cómics y fotogramas de películas que las recrearon, en épocas más recientes.  Mención aparte, y a destacar, merecen los mapas y cartografías incluidos. Mapamundis en todas sus concepciones, desde tierra plana o en T, con el río que circunda la tierra, a la visión del cosmos rectangular o el mundo como un tabernáculo. Cartas náuticas imaginarias, que intentan reproducir con base científica continentes o islas jamás encontrados, Atlántida Mu (Athanasius Kircher, 1664; James Churchwar, 1931), Taprobana (Tommaso Porcacchi, 1590), Última Thule (Olaus Magnus, 1539), o el imperio del Preste Juan (Abraham Ortelius, 1564).  También realistas, aunque plagados de monstruos marinos de toda índole surcando los mares; y otros, como los del almirante turco Piri Reis, en 1513, de precisión imposible para los medios de aquella época…  Sin nombrar numerosas aportaciones sobre teorías pseudo-científicas del mundo interior, las Tierra Hueca, Shambhala o el reino perdido de Agartha (que también buscaron los nazis, como tantos otros conceptos legendarios).

Agharta

Agharta, según Raymond W. Bernard

La Historia de las Tierras y los Lugares Legendarios de Umberto Eco, es uno de esos libros que no te gustaría ver en e-book, porque no merece la pena; y aunque se viera, no lo recomiendo, porque nunca podrás disfrutarlo con suficiente intensidad en ese formato (del que también soy usuario). Sin embargo, la edición impecable que publica Lumen (libro grande y pesado, con papel de calidad y tapa dura forrada en tela), constituye una pequeña joya en sí misma, el regalo perfecto para todo amante del libro clásico.  Porque si, como obra propia, quizás resulta la más liviana, el texto menos profundo del autor italiano, el resultado completo obtenido, su compilación con los documentos originales, las imágenes que lo acompañan e ilustran en plan enciclopedia, le otorgan un valor muy superior al inicial, un regalo de lujo para la biblioteca de todo buen aficionado (lo digo por propia experiencia).

Atlántida y Mu

Mapa de James Churchward,
en The Children of Mu, 1931

 

ODISEO, de Valerio Massimo Manfredi, el mito de la inteligencia

Ficha Odiseo El Juramento

Siempre me atrajo Odiseo (Ulises, en su versión romana), el más moderno, complejo y humano personaje de los mitos, cuya concepción supone en Homero el paso del canto al héroe épico, campeón supremo, representado por Aquiles en La Ilíada, a la exaltación de la inteligencia, la paciencia o la astucia (incluido el engaño) como armas complementarias del guerrero; además, porque frente a la tragedia inherente a toda epopeya griega, tiene un final feliz.  Aún conservo en la memoria aquella sesión matinal juvenil con toda la clase, en la que el triunfo final de un Ulises personificado en Kirk Douglas arrancaba el aplauso enfervorizado de la chiquillería, incluido el mío.

Y no es que Odiseo pase desapercibido en el sitio a Troya, donde deviene uno de sus protagonistas principales: su sabiduría y consejos son habituales y continuos; consigue que Aquiles y sus mirmidones, sin los cuales no es posible la victoria, se mantengan en la coalición aquea pese a su enfrentamiento con Agamenón, o se construye el famoso caballo con el que finalmente se conquista la ciudad.  Pero La Ilíada es una obra coral, la crónica de una guerra con muchos protagonistas, entre los que sobresale Aquiles; La Odisea, por el contrario, es la obra de un personaje, una epopeya personal que completa la anterior, y se acerca a lo que podríamos considerar la primera novela de aventuras de la historia.

El regreso de Odiseo de Marín Sauri

Ahora, Valerio Massimo Manfredi retoma el personaje y reconstruye esa novela de su vida y aventuras.  Y si alguien puede hacerlo con garantías, es él, sin duda. Profundo conocedor de la antigua cultura griega y romana por su doble condición de historiador y arqueólogo, el escritor que, entre otras obras, tan bien recreó la vida de Alejandro Magno en su inolvidable trilogía Aléxandros, enfoca la de Odiseo al completo, desde su infancia en la isla de Ítaca, hasta su regreso, de nuevo a ella, muchos años más tarde, tras su periplo personal por todo el mediterráneo, dividida en dos volúmenes:

Odiseo, El Juramento, que nos ofrece Grijalbo, donde presenta al personaje, su entorno familiar y formación personal, y los hechos que le rodean hasta el final de la guerra de Ilion-Troya (La Ilíada), y un segundo, ya publicado por Mondadori en Italia y que aquí veremos el año que viene: Odiseo, El Regreso, con su largo y accidentado retorno a Ítaca, tras la victoria, pese a los intento por impedirlo de un enojado Poseidón.

Sirenas Marín Sauri

Manfredi utiliza en ambos casos el recurso de narrar los hechos en primera persona, lo que aporta a la historia un añadido de intimismo y profundidad que humaniza al personaje y resalta su nobleza; también sus defectos y lado más oscuro. De su vasto conocimiento sobre otras obras, y los numerosos pasajes o recuerdos que Homero (o quien fuese) intercala en la propia Odisea como «flash-back» modernos, el autor extraer la base sobre la que componer la infancia de héroe, su relación familiar, o personalidad; como aquel pasaje donde visita a su abuelo Autólico y un jabalí le causa la cicatriz por la que después le reconoce su nodriza Euriclea (Odisea: XIX, 357-465). Pero no sólo eso; también se sirve de la etimología, o la existencia de un santuario en Arcadia dedicado a Licaón, para construir los hechos, y convertir a su antecesor en un hombre-lobo (Autólico = él mismo un lobo).

Pese a todo, y según él mismo manifiesta (en una interesante entrevista de Jacinto Antón en El País), Manfredi construye un relato extremadamente realista, en el que racionaliza e intenta da una explicación plausible, lógica, o fruto del sueño, imaginación o las drogas a todo hecho divino o sobrenatural. Todo un riesgo, sin duda, desproveer a La Odisea de su componente fantástico, tan inherente, tan abundante…  Pero el historiador, el arqueólogo se impone al fabulista, y piensa, como Evemero, que antes del mito existió un Ulises real, o una guerra de Troya; alguien que vivió su propia odisea y después sirvió de base para componer el canto de imaginación de un poeta.

Creo que voy a disfrutar la lectura de esta nueva obra de Valerio Massimo Manfredi; tanto o más que otra anterior.  Odiseo es uno de mis personajes preferidos, pues, junto al guerrero, el héroe homérico, representa al hombre: tenaz y constante en su empeño, valiente y decidido en la adversidad, curioso y arrojado frente al peligro, lo desconocido; sabio y cabal cuando se le requiere; mentiroso y astuto, imaginativo, en la necesidad… o la venganza.  Y, además, un personaje que a Manfredi le encanta y apasiona, se nota en sus palabras.  Y eso es importante.

Sólo encuentro un defecto en la edición española: el cambio de título, su traducción como «Odiseo«, un nombre que, comercialmente, nos sitúa en el héroe, la propia obra, sin duda atractiva.  Pero el título original «Il mio nome è Nessuno» (Mi nombre es Nadie), es en sí mismo un canto a la imaginación, a la astucia, a la inteligencia de un personaje que es, por encima del héroe, el más humano y cercano de cuantos ha creado el mito clásico.  Y eso, lo hemos perdido.

Il mio nome é nessuno

Ilustraciones:  Odiseo, de J.M. Martín Sauri

EL TEMOR DE UN HOMBRE SABIO. Reflexiones.

Dibujo de Marc Simonetti. Portada de «Le Nom du Vent»

Para un amante de la lectura, un libro de Patrick Rothfuss supone uno de esos pequeños momentos de placer que a veces te alcanzan a lo largo de una vida (o grandes, porque un volumen suyo da para mucho; en este caso, 1196 páginas).  El tipo es bueno, hay que reconocerlo: utiliza una prosa fluida, fácil de comprender a la vez que inteligente, con expresiones y diálogos amenos y naturales, accesibles a todo tipo de lector.  No he conocido a nadie, de toda clase o condición, que tras acceder a su obra no haya disfrutado de ella.  Y no porque su estilo sea simple, sino sencillo (que no es lo mismo) y bien construido.  Su secreto, más allá de la naturalidad con que escribe, de su arte o capacidad para hacerlo, que la tiene, parece residir en el trabajo: Rothfuss es un verdadero artesano de las letras.  No en vano pasó años escribiendo la obra (14), y varios más (4) revisando este segundo volumen.  Pero no voy a extenderme más sobre el tema, para no repetir lo ya dicho en ocasiones anteriores, a disposición del interesado en entradas previas (aquí para El Nombre del Viento, y aquí para El Temor de un Hombre Sabio).

Para un amante de la Fantasía como género, además, es una suerte. Porque -y me repito de nuevo, aunque lo hago a consciencia- ya he comentado que Rothfuss podría haber triunfado como escritor en cualquier género literario que decidiera elegir; pero escogió el fantástico, para nuestro deleite y satisfacción, y eso salimos ganando.  Porque al tiempo que disfrutar de una buena lectura, amena, lo hacemos con uno de los personajes más carismáticos, entrañable y mejor construidos de los últimos tiempos: sobre una base de misterio, sobre un avance de hechos pasados que serán desvelados en el futuro («He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con Dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos. Me llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mí»), sobre una definición previa de funciones y adjetivos que conforman la imagen de un mito (músico, mendigo, ladrón, estudiante, mago, trotamundos, héroe y asesino) se nos cuenta una historia tranquila que promete hechos venideros, que tras 2000 páginas escritas no terminan de llegar; pero esperas, y te dejan con el deseo insatisfecho de conocer más.  Toda una obra de arte en la construcción de expectativas…

Ese mito no es otro que Kvothe (pronúnciese «Cuouz»).  Kvothe el Sin Sangre. Kvothe el Arcano. Kvothe, el Asesino de Reyes

my_name_is_kvothe, por Celtilia en Devianart

Pocas veces un personaje ha prometido más desde sus inicios, tanto sin conocer su historia. Pocas veces una historia tan intensa y compleja como la suya se nos narra de forma serena y sólo en tres días (dos de momento, uno por volumen, desde su niñez a la adolescencia, y alcanzar la madurez, al menos sexual).  Rara vez una historia con tantos matices, tantas opciones posibles y riqueza de variables deja tanto por contar.  Y es que, a pesar de cuanto se cuenta en esa presentación anunciada; de cuanto se narra en los hechos descritos, crónica de una iniciación y superación personal, nada o poco se avanza en otros aspectos y misterios que subyacen y rodean al personaje: su origen real, su destino, o esa némesis maligna de los Chandrian asesinos de gente, que se ocultan en cuentos infantiles de terror que nadie cree y todos temen.  En este aspecto, cada interrogante que se plantea es una puerta abierta a otras que se mantienen cerradas, y nada fluye.  No es extraño que proliferen en la web y redes sociales teorías variopintas (bien construidas) acerca del posible origen de su madre, noble huida de la nobleza con los Edena Ruh, o el misterio ancestral de su su apellido y casa, que podría enlazar con los innombrables…  Y pocas veces, los hechos narrados en una novela, el contenido e interés de una historia de casi 1200 páginas, llega a ser menos importante que el simple placer de su lectura, el hecho de disfrutarla.

Kvothe, entre Haliax y Elodin, por Sandara, en Devianart

Por ello, y a pesar del tiempo que queda para su publicación, son muchos los que esperan impacientes la llegada del tercer volumen, Las Puertas de Piedra, ese tercer día, donde todo debe ser desvelado…

Permitidme, sin embargo, una última reflexión:

No toda la vida de Kvothe puede ser desvelada en un día que falta.  Todo lo más, podría alcanzar hasta el momento presente, ese en el que Kvothe se retira, desaparece y convierte en Kote, el posadero (¿y qué edad tiene entonces…?  «La suficiente para sentirme viejo», responde eludiendo la pregunta del carpintero. «Pero no la suficiente para hacer ruidos de viejo…», afirma éste.).  De los hechos anunciados, quedan aún sin narrar su expulsión de la Universidad, ese contacto con Dioses, o el por qué se le conoce como Asesino de Reyes (¿tal vez desencadenando la guerra que subyace de fondo en el tiempo presente?)…  De las pistas dejadas en los dos días previos, su relación con Denna; esa extraña adoración que le profesa su pupilo Bast, un fata; su avance como arcano y nominador y el misterio de los Lackless, cómo le afecta en persona, su parentesco intuido…  Sin contar con nuevos viajes a lo largo de Las Cuatro Esquinas de la Civilización…  Y los Chandrian.

Demasiados temas abiertos para contar en un día, un solo volumen, por muchas páginas que contenga, a riesgo de romper esa narración serena y pausada que utiliza Rothfuss para hacernos llegar su historia… Demasiada vida por delante…  Kvothe es un personaje demasiado bueno para terminar ahí.

Me gusta pensar que tenemos Kvothe para tiempo… (años, a tenor de lo visto, y el ritmo pausado de su autor).

EL TEMOR DE UN HOMBRE SABIO, de Patrick Rothfuss.

«Todo hombre sabio teme tres cosas: la tormenta en el mar, la noche sin luna y la ira de un hombre amable».

El contador se ha puesto a cero.  Hoy es el día en que -al menos oficialmente- El Temor de un Hombre Sabio, segundo volumen de la historia de Kvothe se ponía a la venta en librerías; el día más esperado por muchos (unos 200.000 lectores españoles de El Nombre del Viento) aguardaban inquietos su llegada.  Algunos con un poco más de suerte disponían de él días antes por uno u otro motivo y conseguían saciar su ansiedad, pero todos deseábamos tener en nuestras manos el enorme volumen de la obra maestra (de momento, la única, pero maestra) de Patrick Rothfuss.

¿Por qué? ¿Quién es ese Kvothe…? ¿Y Rothfuss…?

Para responder a la primera cuestión, lo mejor es leer cuanto antes El Nombre del Viento, el volumen que presenta y comienza la historia del personaje; pero si tienes prisa, puedes hacerte una idea en la pestaña dedicada a él más arriba, acceder a LE LLAMAN KVOTHE. ¿Has oído hablar de él?, la crónica que publicamos hace ahora un año de aquella obra, u otras que corren por internet (pero no dejes de leer la obra; es un consejo de amigo, de verdad); y como ampliación, avanzar que se trata de uno de los mejores personajes de la literatura fantástica construidos jamás: pelirrojo-fuego, enigmático, sorprendente, misterioso, divertido, activo, sereno, vengativo, tierno, curioso, inteligente… mago, ladrón, estudiante, poeta, bardo, espadachín, guerrero…

«He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con Dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.  Me llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mí».

De Rothfuss también hablamos en la citada entrada y otras del blog.  Parece un tipo entrañable, por sus comentarios y labor en Worldbuilders; mezcla de oso de peluche gigante y druida, pinta de hippie trasnochado y friki, lector empedernido de comics y profesor profesor de lengua y filología inglesa, en la universidad de Wisconsin.  Y sobre todo, un escritor magnífico, al que muchos llaman ya el nuevo Tolkien (yo, como indiqué en su momento, prefiero esperar todavía a ver cómo evoluciona él mismo y su obra; pero, a fe mía, que va por buen camino de hacerse alguien importante).  Su estilo narrativo es magnífico, literatura moderna con ribetes de obra clásica, perfeccionada durante años (los mismos que sus lectores hemos de esperar entre obra y obra, para también disfrutarlas), que ha elegido el camino de la fantasía para expresarse, pero que igual hubiese triunfado en cualquier campo.  Eso sí, es un perfeccionista.  Su padre le enseñó «que si tenía que hacer algo, debía tomarme mi tiempo y hacerlo bien», y él sigue lo aprendido a la perfección: trabajó durante 14 años en la obra antes de publicar su primer volumen, y ha tardado 4 más en revisar el segundo.  Por eso, no esperemos disponer pronto de su tercer volumen (aunque lo disfrutamos igual), que ya dispone de título (no definitivo) según comentó Rothfuss SFFworld, en una entrevista realizada en 2007:  Las Puertas de Piedra.

Anuncio del volumen en La Casa del Libro

¿Qué vamos a encontrar en ETDUHS?

Por fortuna, más de lo anterior, la misma calidad literaria que sorprendió a todos en su día, esa delicadeza de palabras escogidas con dulzura y fuerza a un tiempo; la belleza de una historia que, más que hechos heroicos o aventuras -que también-, narra actos cotidianos y sencillos, o sentimientos, profundos y diversos, la vida misma.  La evolución del protagonista, que recogimos de niño, alegre o con miedo, y madura con nosotros a lo largo de la narración.  Personajes que ya conocimos antes, amigos y enemigos de Kvothe, desarrollados con mayor profundidad, junto a otros nuevos e interesantes.  Nuevos lugares, diferentes de esa Universidad donde lo dejamos y donde transcurre gran parte de la historia, cuando inicia el recorrido por los cuatro rincones de la Civilización. Misterio; el que acompaña al personaje y su origen, entre los Edena Ruh que recobran nueva importancia; y venganza, que crece en el interior del muchacho que vio asesinar a sus padres por los misteriosos Chandrian, por culpa -quizás- de un nombre…

Y, sin embargo, a pesar de esas 1200 páginas (que asustan en principio y quieres más al terminar), veremos pocos de esos hechos narrados en la presentación a su historia que él mismo avanza en primera persona en el volumen previo, y de la que sólo Felurian hace presencia.  Rothfuss se recrea en narrar hechos cotidianos que parecen no tener relación con la historia inicial, algunos piensan que la agranda de forma innecesaria.  Estoy convencido que no, que todo tiene su importancia, está medido y pensado por el autor, que va asentando cimientos y soltando pistas de futuro.  Un futuro que, con los eventos que sabemos que han de ocurrir (expulsión de la universidad, asesinar a un rey, conocer a Bast, su magia, o la espada Adem, su propia muerte fingida y su retiro a la posada) y las nuevas pistas dejadas (el mundo de las hadas, la importancia real de Denna, el nombre verdadero de su madre, …) deberá quedar, concentrado, para el tercer día en Las Puertas de Piedra.

Queda tiempo para eso.  De momento, disfrutemos de El Temor De Un Hombre Sabio.  Una lectura que a nadie -al menos, que yo conozca- deja de impresionar.

Pulsa sobre la imagen de abajo para acceder a sus primeras 32 páginas, un avance, cortesía de La Historia de Kvothe:

EL TEMOR DE UN HOMBRE SABIO. Llegó el paquete más deseado.

No quepo en mí de gozo.

Lo encontré al llegar a casa, algo despistado por eso de las distancias, pormenores y circunstancias, pero llegó al fin, y hace que ahora, hoy,  me sienta un poco -un mucho, en verdad- más feliz que antes; y envidiado (aunque sea por 8 días de adelanto) por varios…

Es difícil trasmitir la ilusión -emoción- que contengo mientras escribo estas líneas; la que sentí cuando abría el paquete, o mientas decidía fotografiar cada paso para compartirlo con vosotros; el agradecimiento que siento hacia una editorial, Plaza&Janés – Random House Mondadori y su blog oficial, La historia de Kvothe, que cuidan tan bien sus productos.  ¡En el Nombre del Viento!, que bien hacen las cosas.

Es difícil,si,  pero no imposible.  Comprobadlo vosotros:

Grueso, compacto, consistente.  Lo primero que llama la atención, junto a unas llamativas pegatinas con «muy frágil» sobre amarillo, es su envoltorio, preso en un lazo de puro cáñamo, al estilo antiguo…  El corazón comienza a latir más fuerte… Y me acuerdo de vosotros.  Saco el móvil, que uso de cámara.

Abro el lazo; rasgo el papel de envolver, nervioso y rápido.  Aparece una caja de cartón blanco impoluto, sin ningún distintivo en su exterior, mera protección…  Las manos tiemblan, y un guiño involuntario se escapa mientras lo observas y avanzas… Paso de ella y accedo a su interior, donde aparece una caja negra, brillante, enarbolando en su tapa la frase más famosa del pelirrojo.  El corazón se desboca…

Cuando la levantas, lo primero que observas es la famosa portada de El Temor de un Hombre Sabio, con su banda de promoción y esa imagen inconfundible de Kvothe en acción, encapuchado y espada en mano, que comparte con la edición inglesa, bastante más atractiva que la americana…  Aspiras despacio, para sosegar el espíritu y continuar con deleite, sin que el placer te desborde.

Y debajo… el resto:  un tarjetón precioso de saludo, presentación, firmado por La historia de Kvothe que -¡para colmo!- te agradece que cuentes a otros lo mucho que te encanta la obra de Rothfuss (en momentos así es cuando más satisfacción encuentras en hacer estas cosas por amor al arte y otros locos como tú…); y una bolsita con lazo, en raso brillante color vino tinto, cuyo tesoro dejo para el final, y una camiseta única en negro, en la que destaca al contraste el nombre del viento… digo de  mi nuevo maestro.

Y en la bolsa, el pequeño premio, el distintivo más grande y apreciado por todo buen narrador de historias cantadas: el famoso Caramillo de Plata del Eolio, que Kvothe consigue gracias a La balada de sir Savien Traliard, regalo de Patrick Rothfuss enviado expresamente a los bloggers que siguen su obra…  Y la emoción te desborda.

Entonces es cuando el peso y tamaño de la historia de Kvothe, el asesino de reyes, se revela y pone de manifiesto, y descubres la verdadera magnificencia de la obra y sus ¡¡1200 páginas!!.  La obra de Rothfuss es grande, sin duda, no solo en valor y estilo literario.  Y comparas, abrumado:

No esperéis mucho más hoy de mí.

Mañana, otro día, cuando me recupere, seguiremos hablando de Kvothe y el segundo día de la historia de su vida, El Temor de un Hombre Sabio.

Mientras tanto, más de Kvothe aquí.