Luis Alberto de Cuenca, Premio Manuel Alcántara de Poesía 2009

Luis Alberto de Cuenca con Manuel Alcántara, entre el Alcalde de Málaga y Mingorance

Luis Alberto de Cuenca con Manuel Alcántara, entre el Alcalde de Málaga y Mingorance

Fue inesperado, y una verdadera alegría, saber que Luis Alberto había ganado el XVII premio de poesía Manuel Alcántara en Málaga, mi ciudad.   Un nuevo círculo de tiempo que se cierra a mi alrededor; otro retorno al origen.  Tenía que verle, y lo hice (pero hablo de ello en otro post; ahora amplío la noticia).

Porque en esta ocasión, premio y galardonado se prestigian mutuamente: por un lado, se trata del premio de poesía mejor dotado de España, 6.ooo €, a un sólo poema (incluso yo me pensé participar…); por otro, el maestro Manuel Alcántara es una de las plumas más claras e inteligentes de nuestro tiempo (¿alguien lo pone en duda?).  Por último, Luis Alberto de Cuenca es un intelectual atípico, poeta, ensayista, filólogo; autor ecléctico, que igual traduce y enriquece a los clásicos que compone letras de canciones para la Orquesta Mondragón, o poemas cantados por Loquillo;  amante del comic y la Literatura Fantástica o la Mitología, arrastra consigo un bagaje cultural fuera de lo normal: Doctor en Filología Clásica, ha sido Director del Instituto de Filología Clásica del CSIC, Director de la Biblioteca Nacional, y Secretario de Estado de Cultura

Su poema, «Paseo Vespertino» (hermoso, atemporal, cargado de sentimientos), fue seleccionado entre más de 1.300 presentados a concurso.  Me gustaría reproducirlo, si fuera posible.

De momento, dejo aquí su canto a Sonia la Roja, publicado en Berserkr nº 5 (1986):

SONIA LA ROJA

Los querías tanto a los héroes,
tanto soñabas con sus compañeras,
que te parecía imposible
que fuesen solo emblemas o símbolos
para explicar el mundo,
cualidades antropomorfas.
¡Como quisieras qee tuviesen ojos,
labios y dientes, piernas, brazos!
Y, sobre todos, ella,
la que viene de lejos para velar tu sueño,
la que triunfa y se marcha.
Sonia la Roja, la rival de Conan.

BERSERKR, fanzine de y sobre Fantasía Heroica

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1984.  El panorama de la Literatura Fantástica en España dista mucho del actual.  Aunque los conceptos Ciencia Ficción y Terror se encuentran claramente diferenciados a nivel editorial, la Fantasía, el «Fantasy» (por englobar en un sólo término los diferentes subgéneros que lo integran) no existe como tal; las pocas publicaciones que aparecen lo han hecho bajo colecciones de SF, con honrosas excepciones que confirman esa regla.  Sólo el cómic, y más en concreto Conan, destacan de alguna forma en ese panorama desalentador.  Y por poco: Vértice, la editorial que publicaba Marvel en España, había desaparecido, y Planeta Comics, su heredera, tardaba en conseguir sus derechos.  Los aficionados acogimos agradecidos la aparición de «La Espada Salvaje…», y el nuevo enfoque que se le da (a pesar de los muchos errores cometidos), con un mayor acercamiento al cliente, la creación de un club del lector, o la presencia de opiniones y comentarios en la propia revista.

Es en ese entorno, donde propongo como idea la creación de una revista o fanzine, que profundizase en la historia del cimmerio.  Inmediatamente, contacta conmigo Eugenio Fraile, quien no sólo me anima y se suma a la idea, sino que propone avanzar en ella, ampliada al género de Fantasía Heroica.   Eugenio, a su vez, ya estaba en contacto con Javier Martín Lalanda, posiblemente quien más sabía de R.E.Howard en España por aquel entonces, autor de esa pequeña joya que fue La Canción de las Espadas; y entre los tres pergeñamos la idea definitiva de crear BERSERKR.  Porque, eso sí, fue un parto compartido, en el que Eugenio puso el corazón, Javier la cabeza, y ese toque de distinción que consiguió hacer especial el fanzine desde su primer número, y Manuel Berlanga el brazo ejecutor.  Después tomaría las riendas, y llegaron muchos más; pero es justo decir que sin ellos, sin su apoyo, ilusiones y experiencia,  BERSERKR, fanzine de y sobre Fantasía Heroica, no hubiese existido.

Como no hubiese continuado sin  las críticas de/a Mariano Ayuso en La Espada Salvaje de Conan, donde la revista se dio a conocer; o el apoyo desinteresado de los compañeros del Círculo de las Espadas, librerías especializadas, y otros colegas editores de fanzines ya existentes, entre los que no puedo dejar de citar a Miguel Ángel Martínez, «Fandom», «Space Opera»; Joan Manel Ortiz y Ricard de la Casa, «Tránsito»; Juan José Parera, «Maser», Alejo Cuervo, «Gigamesh»… y tantos otros que me dejo en el tintero de la memoria, o surgieron posteriormente.

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Poco a poco, con su apoyo y la participación principal de Javier, Eugenio y la mía propia, Berserkr se iría consolidando.  Después sus páginas se llenarían con firmas de renombre, atraídas por la fuerza con que irrumpió en el mercado fan-editorial, como el propio Glen Lord, albacea literario de R.E. Howard, que ofreció una artículo específico para el número homenaje a su 50 aniversario; Luis Alberto de Cuenca, sin el impresionante bagaje que arrastra hoy a sus espaldas, pero ya por entonces articulista conocido y miembro de CSIC;  Juan Carlos Planell, autor conocido y articulista; Mariella Bernacchi, quien dio inicio a la colaboración internacional… o Juan C. García Herranz, Juan Soñador, poeta excelso de corazón enorme, que en paz descanse.  No quiero olvidarme del apoyo y colaboración recibida por Jose Modesto Aparicio, o el colectivo Viñetas de Málaga, del que me enorgullece haber formado parte un tiempo.

Con todos ellos, y otros muchos que sería imposible citar aquí, pero que aparecerán reflejados en los próximos post dedicados a cada número, Bersekr se hizo realidad.  La gran calidad de sus contenidos y firmas, los relatos de fantasía en español, la enorme ilusión que destilaba y un diseño y maquetación únicos y artesanos (recordad: en aquella época,  no había ordenadores ni editores de textos, y todo se hizo a mano) consiguieron que abriese un hueco en el panorama español de lo fantástico, y su recuerdo aún perdure en la memoria de muchos.

Es debido a ese recuerdo que muchos me manifiestan aún hoy, que he decidido evocarlo ahora.  In memoriam.