CARMILLA, la mujer vampiro. De Sheridan Le Fanu

CarmillaLa encontré esta mañana, allá arriba, en la estante-ría donde reposa desde hace años sin cambiar. Su fino lomo destacaba en rojo llameante entre otros más gruesos y oscuros. Supongo que me llamó… con esa canción silenciosa y cálida de su dueña. Mi mano acarició su textura en cuché antes de bajarlo; y fue cuando descubrí esa imagen sensual y transgresora, descuidada entre largos cabellos y seda o satén que no recordaba, y el prólogo de Paul Naschy, maestro del terror en mil caras.

Y lo leí… ¿cómo no podía hacerlo?

Ya he contado alguna vez que uno de esos placeres que me dedico a veces un domingo por la mañana, temprano, cuando me quedo solo en casa, es disfrutar relajado de la lectura de un buen libro que me atraiga; y éste bien que lo hizo.  No era el que tenía previsto, pero tampoco me arrepiento del cambio.

Porque si el último número publicado de Berserkr, el 8, lo dedicábamos entre otros a Bram Stocker y su obra maestra, bien está que esta primera reseña escrita en la  web que lo recuerda (ahora bajo ese mismo nombre y dominio), se centre en la novela que se le anticipó 25 años en describir el mito del vampiro, en cuyas páginas se inspiran y beben Drácula (1897) y su autor (como todo un vampiro), para crear personajes, situaciones y características implícitas en el mito del terror gótico por excelencia.

Ilustración de D.H. Friston para la publicación en Dark Blue

Ilustración de D.H. Friston para la primera publicación en Dark Blue, 1872

Y es que entre las páginas de Carmilla, relato precursor del género (fue publicado por primera vez en 1872, en la revista Dark Blue) se encuentra ya -como resalta Jacinto Molina en el prólogo- la estructura narrativa de toda novela posterior, comenzando por el «ataque«, para seguir con la «muerte y resurrección» del vampiro, y acabar con la «perse-cución, caza y destrucción» de la criatura; que también posee la facultad especial de transmutarse en animales (en este caso, felinos), ser fantasmal o una sombra. Y, como el conde más famoso de la historia, también ella pertenece a la alta nobleza, por lo que goza de un porte y distinción melancólica que fascinan, al tiempo que despiertan recelo y misterio y una inquietante atracción sexual… Sólo que, en este caso, Sheridan Le Fanu demuestra ser más avanzado que su paisano Stocker, no sólo por introducir un sutil matiz erótico en su contenido, sino por hacerlo bajo el tamiz del lesbianismo, tema tabú como pocos en su época, pero que enfrenta con una delicadeza y exquisitez (él lo llama «exaltación»), mezcla de atracción y rechazo, que la acercan a la ternura.

Portada de la edición de Bizarro Press

Portada de la edición de      Bizarro Press

La historia narra -en primera persona- las experiencias y sensaciones vividas por Laura, una joven hermosa que vive junto a su padre y algunos sirvientes (una de ellas de apellido Renfield) en un alejado castillo en tierras de Estiria, Austria (donde, al parecer, también situó Stocker la primera versión de su Dracula), quien a menudo recuerda vivencias de cuando era niña y se despierta en brazos de una joven cuando siente el pinchazo de dos agujas en su cuello.  Un día, de forma fortuita, esa misma joven, Carmilla, será acogida en el castillo y ambas traban amistad. Con el transcurso de los días, y mientras en los alrededores se suceden hechos inexplicables y muertes de diver-sas mujeres causadas por una enfermedad desconocida, la recién llegada comienza a demostrar un extraño comportamiento (se encierra por las noches en su cuarto hasta el mediodía, o desaparece), así como una atracción demasiado romántica hacia Laura, quien comienza a enfermar:

«Serás mía… debes ser mía… Tu y yo seremos una sola cosa, para siempre».

La llegada providencial del general Spieldorf (antecesor de Van Helsing), quien ha perdido a su hija a manos de una vampiro (al igual que Lucy), reconoce al monstruo en la Condesa Mircalla, la última de una desgraciada estirpe, y comienza la persecución.

Confieso que he disfrutado reviviendo la dolorosa nostalgia de la vampira Carmilla (un no-muerto que anhela la vida, no un ser diabólico) y la turbación inquieta de Laura, en una edición excelente de Malditos Hereodoxos! del año 2000 (con un comité asesor de la colección que no recordaba y es digno de mención, pues entre otros estaban mis admirados Luis Alberto de Cuenca, Luis García Berlanga, o Vicente Molina Foix).

Recomiendo encarecidamente la lectura de Carmilla a quien no la conozca, o quien desee repetir la experiencia, un relato corto que se deja leer de un tirón y en poco tiempo.  Y como igual es difícil de encontrar a estas alturas (la última edición que conozco es de 2005), más de uno la podrá encontrar fácilmente en la web.

Carmilla cómicPor último, tampoco recordaba que existe una versión en cómic de la historia: Carmilla, Nuestra Señora de los Vampiros, título que parece querer acaparar para si parte del éxito de la obra de Fritz Leiber que le valió el World Fantasy Award.  (Formato Prestigio, novela gráfica de 48 páginas).

Desconozco la obra que editó Dude Comics en 1989, por lo que no voy a opinar sobre ella. Pero sí me permito confiar en que muy mala no debió ser, a juzgar por sus autores:  Roy Thomas al guión, Isaac M. Del Rivero y Rafael Fonteriz, al dibujo.

Ahora lamento habérmela perdido…

LUIS ALBERTO DE CUENCA: «De Ulises a Tintín».

Tal es el título del nº 255 de Litoral, revista de poesía, arte y pensamiento, editada en Málaga desde 1926, año en que fue fundada por los poetas de la llamada Generación del 27 Emilio Prados y Manuel Altolaguirre.

Litoral 255 LAC De Ulises a Tintín

Y si, junto a sus creadores, en aquel primer número aparecían los nombres de Federico García Lorca, José Bergamín, Jorge Guillén y Gerardo Diegoy más tarde otros como Rafael Alberti, Dámaso AlonsoLuis Cernuda o Vicente Aleixandre, por citar sólo alguno de los muchos que engrandecen su memoria, justo es que su último número -presentado ayer en el marco incomparable del Salón de los Espejos del Ayuntamiento de Málaga, con presencia del Alcalde-, luzca en plan monográfico el nombre de Luis Alberto de Cuenca, autor versátil y ecléctico donde los haya, poeta consagrado y vinculado a Málaga por -junto a otras razones y muchos amigos- haber obtenido en 2009 el Premio Manuel Alcántara de poesía con «Paseo Vespertino» (ver noticia aquí)

En este número monográfico de Litoral son necesarias sus 272 páginas para resumir la extensa trayectoria de Luis Alberto como poeta y autor polifacético, aunque resultan pocas para describir una biografía tan extensa y versátil como la suya, en la que ha sido un poco de todo y un mucho en cuanto ha participado.  En estas páginas ya se ha comentado en diversas ocasiones y no quiero repetirme (si estáis interesados, seguid este enlace), sólo me haré eco de cuanto cita hoy la prensa de Málaga: filólogo, editor, director de revistas, letrista de canciones, bibliófilo, traductor, crítico, profesor, colaborador en medios de comunicación, ensayista, investigador del CSIC, director de la Biblioteca Nacional, secretario de Estado de Cultura y miembro activo de la Real Academia de la Historia.  Pero ni revista, ni periódico, destacan lo suficiente su amor por la literatura fantástica, ni pueden citar sus colaboraciones en Berserkr (cuyos números conserva, encuadernados, en su biblioteca).  Eso queda para mí (y vosotros).

Se puede adquirir la revista Litoral a través de su página web, en este enlace. Para navegar entre sus páginas, y hacerse una idea de su contenido, pulsad aquí.

Otras entradas sobre Luis Alberto de Cuenca en este blog:

DOCU_GRUPO FERIA LIBRO MURCIA, LUIS ALBERTO DE CUENCA

EL REINO BLANCO, de Luis Alberto de Cuenca

El pasado jueves tuve el placer de asistir al acto de presentación y lectura de «El Reino Blanco», último libro de poemas de Luis Alberto de Cuenca, en el marco incomparable del Salón de los Espejos del Ayuntamiento de Málaga, donde la voz aterciopelada y firme pero sensible del autor dejó huella .

«El Reino Blanco» no es un libro de Literatura Fantástica como es habitual en estas páginas.  Recoge la obra poética del autor entre 2006 y 2009; noventa poemas -entre los que no faltan haikus, y seguidillas junto a sonetos y verso libre- muy personales y heterogéneos, de índole y temática tan prolífica y distinta como los gustos y pasiones culturales del autor, comenzando por el título, que toma prestado de «El libro de Monelle» de un admirado Marcel Schwob.

¿Por qué, entonces, comentarlo aquí?  Precisamente por eso, por venir de quien viene, referente indudable en la poesía española reciente, y académico de número de la Real Academia de la Historia; pero también iconoclasta de clichés tradicionales en la cultura, abierto -y partícipe él mismo- a lo menos ortodoxo y poco oficial; amigo generoso del que empieza; amante de lo épico y fantástico en cualquiera de sus géneros o vertientes.  Alguien que junto a reconocimientos y premios, su erudición en los clásicos, o numerosos cargos oficiales desempeñados(1), esgrime sin tapujos su participación como letrista en la Orquesta Mondragón («Hola, mi amor, yo soy tu lobo…») o Loquillo; su pasión por los cómics y el cine, la literatura épica o fantástica; su colaboración desinteresada con autores tangenciales o fanzines como Berserkr.

Mucho de ello se refleja en su obra literaria o poética, incluido «El Reino Blanco», un libro que se disfruta con satisfacción y agrado, que llega al corazón del lector.  Noventa poemas que nacen de las «diez facetas que tiene mi corazón de poeta o mi mente de escritor»: añoranzas y nostalgias, evocaciones, remembranzas de lecturas (también tebeos), las pasiones que incita la mujer (nuestra Diosa Blanca), desde el amor al erotismo pasando por el fetiche…  Poemas escritos con sensibilidad y ternura, ardor, o fina ironía, pero siempre en su estilo de línea clara (en homenaje a Hergé, creador de Tintín); poemas que nacen también de los sueños (confiesa dormir con una libreta cerca, y anotarlos al despertar) y sus fantasías.

«El Reino Blanco» no es un libro de Literatura Fantástica, pero entre su verso cálido fluyen numerosos guiños y citas que agradarán al aficionado.  No fue por casualidad que en la presentación y lectura de la obra apareciese dos veces el nombre de Lovecraft; o el de Edgard Allan Poe, cuyo poema El Cuervo renace en una excelente recreación de igual título; o que en la descripción de La Venus de los Tacones -por citar un ejemplo- su autor utilice términos como yelmo, corazas, flechas, Minotauro y su laberinto…  Ni que, ya en privado, en un aparte, me comentara su atracción por la obra de G.R.R.Martin, o -generoso como siempre- el seguimiento de este blog y su deseo de mantenerse informado con su boletín…

Es habitual encontrar imágenes suyas portando un libro en la mano, o rodeado de libros.  No menos válidas son esas otras en la que aparece orgulloso de sus figuras y personajes de cómics o cine fantástico, Tintín, Leia Organa, MuditoRed Sonja…  Así es (o así quiero verlo) Luis Alberto de Cuenca, conversador elegante, caballero de las letras, académico algo friki (¡cómo llamar si no a quien mantiene en su biblioteca, encuadernados, los números de Berserkr!) , poeta extraordinario y excelente persona.

Recomiendo con pasión disfrutar la lectura de su obra.

Quiero terminar esta entrada con un poema incluido en «El Reino Blanco», motivo de nuestro reencuentro en Málaga el año pasado, cuando fue galardonado con el Premio Manuel Alcántara de poesía 2009:

Paseo vespertino

.                                      para Alicia

Tú y yo, amor, a caballo, por las suaves
laderas de un crepúsculo dorado
que vira a negro, tú y yo, luces tibias
frente a la oscuridad que va anegando
esta parte del mundo, rienda suelta,
sendos halcones en los puños, campo
a través, contra el tiempo de la muerte,
a favor de la vida y del verano,
contra cerrojos, contra cicatrices,
contra el silencio, contra el desamparo,
contra esos templos donde se refugian,
ávidos de mentiras, los malvados,
tú y yo solos en busca de emociones,
medievales y eternos, a caballo,
rumbo a ninguna parte, mientras brota
la orquídea de la noche a cada tranco
y queda atrás, hundiéndose en el polvo,
la borrosa silueta del ocaso,
tú y yo por los p
aíses de la bruma,
picando espuelas, dos enamorados
que unen sus corazones en la fronda
donde alumbran, gloriosos, los relámpagos,
y cabalgan oscuros por lo oscuro,
como un rey y una reina destronados
.

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  1. Información completa de su biografía y obra literaria (poesía, ensayo, narrativa y traducciones) en Wikipedia, pulsando aquí.

Robert E. Howard. La Biblioteca del Laberinto.

El Reino de las Sombras y otras historias de un exiliado de la Atlántida es el título de la séptima entrega dedicada a R.E.Howard de La Biblioteca del Laberinto, colección en la que Francisco Arellano, editor mítico y compañero de Círculo, se dispone recuperar la obra completa del escritor tejano.

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El volumen recopila  los relatos y poemas que Robert Ervin Howard dedicó al Rey Kull; doce textos en total, todos ellos notables y dos excepcionales, en opinión de Jacques Bergier, que prologa la obra.   Son muchos los críticos que encuentras entre los episodios de Kull de Atlantis parte de la mejor literatura que realizara el autor de Cross Plain.

El Reino de las Sombras, que da nombre al libro, fue el primer relato sobre el atlante escrito por Howard.  Apareció publicado entre las páginas míticas de Weird Tales en agosto de 1929, tres años antes que el primero de  Conan el bárbaro, su mayor éxito, cuyas raíces beben en este personaje.

Todo interesado en el cimmerio debería conocer también su primera encarnación, aquella en la que se basa, el Rey Kull, y para ello este volumen es el indicado.  Pero si, además, desea introducirse en el resto de personajes creados por R. E. Howard, La Biblioteca del Laberinto le ofrece ahora la mejor oportunidad de hacerlo, pues ha iniciado y tiene la intención de publicar toda su obra (algunos de cuyos relatos fueron readaptados a historias del bárbaro, bien en literatura o, sobre todo, a cómic, por Roy Thomas).  Los títulos de la colección publicados hasta el momento son (en orden inverso):

El Señor de Samarcanda y otros relatos históricos.  Con la primera selección de relatos de corte histórico, al estilo de Walter Scott, ambientados en la caída del Imperio Romano de Occidente y la llegada de los bárbaros, aventuras en las cruzadas, o con guerreros norteños.  Prólogo de Luis Alberto de Cuenca.

El Valle Perdido de Iskander.  Primera parte del ciclo de aventuras de Francis Xavier Gordon, El Borak; un antiguo pistolero de El Paso, convertido en justiciero en las tierras de Asia cercana, como un nativo  más frente a la opresión de Occidente; como lo fue Lawrence de Arabia, pero en Afganistán.  Tesoros escondidos, adoradores diabólicos y mucho más…  Con ilustraciones de Mike W. Kaluta.

Callejones en Tinieblas y otras historias.  Protagonizadas por Dennis Morgan, marinero y púgil de segunda clase, torpe, patán y camorrista, que solventa todas sus disputas y aventuras a base de puñetazos.  Un ciclo menor dentro de la obra de Howard.

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Espadas de Shahrazar, y otras historias orientales. Entre las que encontramos las de Kirby O’Donnell, aventurero americano que actúa entre los kurdos frente a espías internacionales.  Su aventura «El Dios Manchado de Sangre«, fue re-adaptada por DeCamp como historia del cimmerio.

Sangre en el Desierto y otras aventuras de mar y tierra.  Con el ciclo primerizo de aventuras de Wild Bill Clanton (escritas con el seudónimo de Sam Walser), y otras del pirata Terence Vulmea, también re-adaptadas («Espadas de la Hermandad Roja», y «La Venganza de Vulmea el Negro»), cuyo ciclo se cierra con este y el anterior volumen.  Prólogo de Eugenio Fraile.

Espadachinas.  Interesante primer volumen de la serie, que recopila las historias de mujeres guerreras de Howard.  Incluye las tres historias de Agnes de Chastillon, también conocida como Agnes la Negra, Agnes de la Fere, o La Espadachina, en la Francia del S.XVI; «La sombra del buitre» (la aventura original de Sonya la Roja de Rogatino, algo diferente de la adaptada a Conan) y una aventura de Helen Tavrel, acompañando al pirata Vulmea el Negro.

También, como complemento altamente recomendable, se acaba de publicar Cuando cantan las Espadas, una nueva edición de la obra imprescindible «La Canción de las Espadas» (1983).  En ella, Javier Martín Lalanda, uno de los mayores especialistas sobre el escritor tejano (y uno de los propulsores de Berserkr en su día), realiza un recorrido por toda su obra y personajes, ahora ampliada, revisada y puesta al día.   Lo antes dicho: imprescindible.

Regresos. Luis Alberto de Cuenca.

Supe por primera vez de Luis Alberto de Cuenca a principios de los 80, en una separata encartada a modo de preliminar en el tomo I del Palmerín de Inglaterra de Ediciones Miraguano.  En ella, como introducción a la obra clásica de caballería, entremezclaba nombres como Lanzarote o Aragorn, Amadís o Flash Gordon, Corum Jhaelen Irsei, John Wayne o Don Quijote, para definir al caballero andante; seguía con los ojos del héroe citando a Conan, los aqueos de la la Ilíada, Rustem o Sigfrido, la mirada de odio de Elric de Melniboné, de cólera en Carlomagno, o el brillo de las pupilas de Gandalf el Gris; citaba la entrega de Perseo o Teodorico, los viajes de Bran o Teigue, o el sueño de Lochan, como bases que animan el fuego caballeresco de los héroes de la Tabla Redonda; el destrier de Roland o los caballos de Aquiles, pilares de la caballería; y la espada, arma noble por excelencia de la poesía heroica, con quien, incluso, el héroe habla (la lanza en los poemas oméricos o celtas, y en los nórdicos el hacha ).

¿Sorprende que me atrajera?  Encontrar reunidos tantos nombres y personajes fantásticos atractivos, de novelas, cómic o cine, para comentar una obra clásica, en una edición «erudita» y «seria» me fascinó, lo confieso.  No es de extrañar que cuando, poco después, tras el nº 2 de Berserkr, recibiera una colaboración suya sobre Los Dioses Germanos para ser publicada en el fanzine antes que en una revista científica especializada, me sintiera dichoso y honrado.  Me hizo comprender que Berserkr, con sólo dos números, ya era mayor de edad.

Gran tipo Luis Alberto, a quien no he tratado lo suficiente.  Fue un placer reencontrarle el pasado 19 de Junio en la entrega del premio Manuel Alcántara de poesía, con el marco incomparable del Castillo de Gibralfaro y el mar de fondo a nuestros pies, en la noche malagueña más hermosa del año, de la que era protagonista indiscutible.   Y, a pesar de todo, me buscó y regaló su tiempo en privado entre tanta gente, y regresamos a aquella época de Berserkr veinte años atrás, que comentó ilusionado junto temas nuevos, autores y personajes; incluso me llegó a realizar una sorprendente propuesta, ilusionante, sobre el fanzine, que si bien yo mismo he llegado a considerar en más de una ocasión aún no termino de asimilar.  Pero pensaré en ello, detenidamente. 

Gracias, Luis Alberto.  Fue todo un regalo.