LA REINA DE LA COSTA NEGRA en BD (Conan le Cimmérien, 1)

Puede que el dúo Morvan/Alary no sea el más adecuado para dar inicio a la nueva colección CONAN el Cimmerio, dada la imagen predeterminada del personaje que tiene el aficionado.  Pero se trata de un nuevo concepto, un nuevo enfoque, romper con la visión preconcebida y probar otra distinta en cada obra, diferente con cada autor.  Y diferente sí es este Conan… que en nada se parece a otras versiones, algunas magníficas, de números posteriores (4 hasta el momento)

Cuenta Patrice Louinet en el artículo que acompaña al álbum, que no es de extrañar que «La Reina de la Costa Negra» sea el relato de Conan elegido para inaugurar esta serie de adaptaciones al cómic de sus aventuras.  Y aduce varios motivos para ello.  De inicio, esa magnífica definición que hace Howard del cimmerio al inicio del relato, como personaje ajeno a la civilización, que no entiende el modo de vida civilizado, resulta ser la mejor carta de presentación de un personaje a un público que lo desconoce (1); por otro, la presencia de Bêlit, una mujer muy especial, su gran amor; pasional, carnal y salvaje, fuerte y guerrera como él mismo, un personaje único y desconocido hasta entonces, lejos de aquellas damiselas en apuros que proliferaban en los pulps de la época.  Su fiereza, el salvajismo en la relación, que suponemos y Howard deja entrever en sus descripciones, contrasta con el romanticismo de un amor más fuerte que la muerte y que le hace regresar cuando su amado más le necesita.

Por eso no entiendo -no consigo entender- la elección (ni su realización) del dúo de autores elegidos para llevar a cabo esta adaptación al cómic de uno de los relatos más significativos del cimmerio. Menos aún que sea el primero de la serie que se publica (una obra = una aventura completa = una visión = un autor).  Desconozco otras obras de Jean-David Morvan, su guionista («Estela«, publicado aquí por Norma, es la más significativa) y no puedo opinar o comparar; pero mucho me temo que ser uno de los co-directores de la colección haya podido influir en la decisión… Después comentaré más.

El dibujo de Pierre Alary («Belladona«, «Simbad«, «Mobby DIck«…) tampoco parece una elección afortunada para el álbum que inicia la serie, dado su estilo: ágil, dinámico, sorprendente en la ambientación… pero caricaturesco, poco realista y rostros de animación (no en vano, trabajó para Disney).   Quizá fue por eso que el álbum 1 y el 2,  «El Coloso Negro» (ver aquí), muy diferente a este, aparecieron al mismo tiempo.  Por suerte o desgracia, el estilo gráfico de Conan viene predeterminado por ese canon realista -maxi-realista- que implantó Frazetta y continuó Buscema y, como tal, se encuentra imbuido en la mente del aficionado, que podrá aceptar variantes, pero difícilmente variaciones extremas.  Ese fue también el fallo de «Dark Horse» (además de abandonar la promesa de adaptar sólo relatos originales de Howard o sus fragmentos): utilizar un dibujo experimental y atípico.  Cuando quisieron recuperar el canon ya era tarde.

Ruinas en el Zarkheva

Alary es un dibujante con persona-lidad.  Construye paginas de impacto, con esa gran agilidad y el dinamismo que imprime a sus figuras y un detallismo impre-sionante a sus construcciones (su rereación de la ciudad perdida en la selva, semi-inundada en el río Zarkheva es hermosa y brillante). Todo su trabajo destila aciertos, sus rostros impresionan y transmiten sensaciones… pero ese trazo tan personal (en ocasiones me recuerda a Tha, el gran Joseph August Tharrats i Pascual) no es apropiado para Conan: cuesta trabajo introducirse en su propuesta para el personaje y la historia.  Cuando se le revisita, en una segunda mirada, superado el impacto inicial, la percepción es distinta, comienzas a apreciar y valoras la intensidad de sus miradas y expresiones.  Pero se hace muy difícil sentir la sensualidad y fiereza que genera una mujer-volcán como Bêlit si en ella vemos a Pocahontas; o el terror de una criatura, el mono-demonio, si nos recuerda a «Sulley«, de Monstruos S.A… Frente a una representación genial de unos corsarios negros con máscaras y calaveras para influir terror en el enemigo, no encuentro suficiente limpieza de trazo en unos dibujos de páginas completas repletas de viñetas, que terminan perdidas en el diseño general, poco nítido, aunque de gran impacto visual.

Tampoco JD.Movan consigue introducirnos en la genial historia de Howard.

Ni tan siquiera al principio, esa carta de presentación única que confecciona el autor tejano, diluida en una primera página en la que destaca una visión soberbia de la ciudad de Argos sobre enormes acantilados rocosos (-2-) en lugar de la personalidad del bárbaro, que debía ser la esencia del mensaje.  La narración en off y no en conversación con el capitán TiTo, hace también que el mensaje pierda impacto, aunque a cambio conseguimos una imagen impactante de Conan y su caballo cayendo al mar desde la ciudad elevada (otra de las muchas licencias artísticas que no se contemplan en la historia original).

Esa magnífica oportunidad perdida de definir al cimmerio con sus propias palabras y hechos se pretende compensar, más adelante, con una página completa en la que se describe su ferocidad con una cabeza cercenada del cuerpo en primer plano y escenas de guerra… mientras el texto relata los distintos estados por los que navega el Argus, siempre un poco más al sur, antes de encontrar al Tigresa. Y aunque la batalla posterior está bien narrada, de forma intensa e impresionista en su estilo -incluso la reacción de Bêlit en el combate-, su posterior danza de apareamiento deja mucho que desear en cuanto a sensualidad y erotismo…

Danza de apareamiento de Bêlit

Encuentro otras carencias en la adaptación: no hay más personajes que Conan o Bêlit: en las 48 págs de la adaptación, N’Yaga apenas aparece en un par de viñetas; a N’Gora ni se le ve, ni se le cita…  La batalla en solitario contra las hienas en las ruinas, se ha perdido… y la aparición espectral de la pirata shemita carece del más mínimo dramatismo.  Puede que si lo haya -a su estilo- en la escena de la masacre en el barco, cuerpos destrozados por el mono-demonio y la visión desgarrada de su amada, mutilada y colgando del mástil.

No se trata de hacer comparaciones.  No tiene sentido hacerlo cuando se busca obtener una nueva visión del personaje, un nuevo enfoque (cada cual que obtenga sus propias conclusiones).  Pero tampoco podemos evitar hacerlas…

Y, aunque contiene aciertos visuales, ésta no es -ni por asomo-, la mejor adaptación de La Reina de la Costa Negra.  Más completa me resulta la tan denostada de Dark Horse, por Brian Wood con dibujos de Becky Cloonan, una adaptación sombría y oscura, y una Bêlit más dura y voluptuosa…  Pero ninguna será como la de los maestros Roy Thomas y John Buscema para Marvel: con ser la más fiel, completa y romántica de las adaptaciones al cómic (con una duración similar a la actual, 52 páginas) es la que, a mi entender, quedará para siempre en la memoria del aficionado.

El regreso de Bêlit desde la muerte

Junto a las 48 páginas de la adaptación en viñetas, la edición de Glénat incluye, en esta primera tirada, un bono de 16 páginas extras, dedicadas a los interesantes comentarios de Patrice Louinet (cuatro dedicadas a la génesis del personaje, tres al relato adaptado, con numerosas ilustraciones de Alary) y un portafolio de Conan por  otros cinco autores conocidos: Roberto Ricci, Andreas, Didier Poli, Gess y Tanino Liberatore.

El álbum «La Reine de la Côte Noire» se edita por Glénat en Francia en dos ediciones:

  • A todo color.           64 págs. 24    x 32 cms.
  • En blanco y negro. 64 págs. 27,5 x 36,8 cms.

Ojalá veamos pronto la colección en España… hasta el momento, sin confirmar por ninguna editorial.

NOTAS:

-1-.  No puedo estar más de acuerdo con él.  La narración en primera personal del bárbaro (Howard no utiliza nunca este término para referirse a Conan), incapaz de comprender al juez que le conmina a traicionar a unos amigos, con un discurso plagado de deberes hacia el estado, la sociedad y cosas similares que no puede entender… hasta que, harto de su insistencia, decide que el hombre está loco, saca su espada y abre en dos el cráneo del juez es toda una carta de presentación del personaje.

Curiosamente, REH utiliza una experiencia personal (con otras consecuencias), descrita en «Post Oak and Sand Roughs» (una especie de autobiografía de juventud bajo el personaje de Steve Costigan), cuando llega tarde a la oficina en en su primer día de trabajo en Redwood  y su jefe, un mal bicho, se lo recrimina con excesiva superioridad y condescendencia, y el reacciona y se balanza hacia él. («Ambición a la Luz de la Luna y otros textos autobiográficos», págs. 241-246, publicado por GasMask Editores, 2017)

-2-.  Otro fallo de concepto: la orografía descrita aquí hubiese impedido a Argos ser uno de los puertos comerciales más importantes de la Edad Hiboria, como lo era.

 

 

 

 

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«Conan le Cimmérien» Vs. «Conan the Barbarian». El «toque francés» en el cómic.

He querido encabezar el artículo parafraseando la introducción de Michael Moorcock al volumen «La Fille du Geant du Gel», que titula «La «French Touch»», para resaltar ese toque de distinción que Robin Recht, autor completo del citado volumen, le había otorgado al personaje de Conan, al igual que años antes hizo con el suyo, Elric (1):

«…posee esa capacidad de capturar la esencia de un personaje y aportarle una dimensión complementaria.  Se podría decir de él que agrega y quita, hasta identificar la forma más pura y absoluta de lo que ve.  Quizás sea eso que los anglosajones llamamos el «toque francés»».

Porque llevamos casi 50 años cantando las alabanzas y maravillas de unos autores  (Thomas, Smith, Buscema…) que consiguieron alcanzar con el personaje las más altas cotas en el olimpo del cómic, pero no es menos cierto que, a fuerza de insistir y entre todos, también mataron a esa gallina de oro en que se había convertido el personaje y hay mucho bodrio, mucha mierda vendida bajo la marca Conan.  La nueva edición USA de Dark Horse en 2003, con Kurt Busiek y Cary Nord, aportó cierta frescura porque, en sus inicios al menos, se basó exclusivamente sobre originales y fragmentos del propio Robert E. Howard, actuando con criterio a la hora de «rellenar» huecos entre historias y crear un nexo lógico de unión, utilizando como referencia la nueva cronología oficial de Dale Rippke.  Pero cuando Busiek decidió abandonar el proyecto en 2006 y poco después lo hizo Nord, la editorial optó por utilizar autores diferentes en cada arco argumental, cambiados conforme avanzaba la cronología del cimmerio.  Y esto fue su perdición, porque ni la presencia de Richard Corben al dibujo (pura anécdota) ni el regreso de Roy Thomas al guión (mejor olvidarlo), y salvo realizaciones notables como las de Timoty Truman y Thomás Giorello para los episodios de Conan Rey, pocos de los responsables del guión y dibujo estuvieron a la altura de lo esperado y se merecía el personaje, ni se mantuvo la premisa de seguir los relatos originales de REH o la cronología de Rippke

Así hasta este 2019, cuando, pese a todo, los echaremos de menos, pues los derechos de la gallina de los huevos oro han revertido a Marvel donde, con seguridad, según se deduce de su primer número y sin criterio para situar sus nuevas historias (¿quedan acaso huecos donde situarlas? ¿existe alguna lógica en su concepción?) se volverá a exprimir esa gallina que, por mentalidad y agotamiento de ideas, cayó difunta en el campo de batalla hace ya tiempo y sólo conseguirán revivirla como un muerto viviente (¿un Conan-zombie…? quien sabe).  De las tres series con que realizan este relanzamiento pantagruélico, «Conan the Barbarian», «Savaje Sword of Conan» y «Age of Conan», sólo esta última tendría cierto sentido, si la dedican a desarrollar personajes complementarios, como parece, en lugar de insistir y repetir con más de lo mismo; aunque siempre me quedará la pregunta si es realmente necesario… O ¿por qué no desarrollar otros personajes de Fantasía Heroica como Kane, que tanto juego podría dar, o series limitadas sobre la base de otras franquicias y autores, como están haciendo -con mucho más criterio- las cadenas de televisión?. Geralt de Rivia,  La Compañía Negra, La Primera Ley…  ¿será por opciones y posibilidades?

Por ello, sin renunciar a lo que ya tenemos y nunca podrán quitarnos, creo que es hora de cambiar de enfoque.  Ya lo dijo Edward de Bono en 1967: para obtener nuevas ideas es necesario un pensamiento lateral.  Y, en el caso de Conan, una nueva mirada, un nuevo aliento, un nuevo toque… quizá ese «french touch» al que se refiere Moorcock.

Tras quedar libres en Europa los derechos del personaje (no la marca), parece que, en Francia, así lo han sabido ver (2-) y Glénat, el gigante francés de la BD, tras enfocar con gran éxito la adaptación de las novelas de Elric de Melniboné, de Michael Moorcock (tres tomos, de momento, en la que el propio autor reconoce «la mejor versión gráfica de Elric» (-3-)), decide lanzar una nueva colección dedicada al cimmerio, dirigida por Patrice Louinet y Jean-David Morvan, en la que han propuesto, a los mejores autores de cómic (BD) francófonos, realizar «su« versión de los textos originales de Howard con la siguiente premisa:

una obra = una aventura completa = una visión = un autor (o equipo de autores).

Una premisa un tanto arriesgada tras la experiencia en los arcos argumentales de Dark Horse, pero bien calculada: no en vano cuentan con la dirección y asesoramiento de uno de los mayores entendidos mundiales en HowardPatrice Louinet (4) quien, respetando la libertad creativa de cada autor, permitirá situar al personaje en su entorno y sensación concreta de cada momento, así como transmitir los sentimientos y percepciones de REH, su creador, en el instante de dar vida al relato.  Cada álbum contiene por ello un extenso artículo de Louinet para orientar al lector, más allá de la propia versión de sus respon-sables.

En resumen, en lugar de pretender contar nuevas historias, que nada nuevo aportan al personaje, volver a narrar gráficamente las mismas historias que concibió su creador aportando un nuevo enfoque, una nueva interpretación e imagen, distinta entre sí de un álbum a otro, y distinta también, en ocasiones, de ese canon que estableció Frazetta y continuó Buscema, y ha marcado el estándar más reconocible del bárbaro.

El resultado es una obra que aporta frescura y creatividad añadida a un personaje que estaba perdido y consigue regresar a sus orígenes; que estaba muerto y hoy luce con más vitalidad que nunca.

Porque, independientemente de que algún resultado guste más o menos a alguien (son muchas  las visiones, diferentes y no todas bajo los estándares previos), es imposible negar la fuerza con que estas creaciones enfocan al cimmerio, que nos llega más vivo y sorprendente que nunca.

Al igual que no pienso comentar de forma regular la evolución de las colecciones del Conan-zombie (salvo que alguna me sorprenda agradablemente) tened por seguro que sí estaré al tanto de «Conan le cimmérien» de quien espero sea publicado pronto en España (ojalá que por Yermo, que tan buena labor está haciendo).  Hasta la fecha, han aparecido 4 volúmenes (formato europeo, álbum de tapa dura, entre 48 y 72 páginas de ilustración más complementos), y otros en preparación (siguiendo el enlace tenéis impresiones sobre cada uno):

Conan el cimmerio, 1:  La Reina de la Costa Negra

Conan el cimmerio, 2:  El Coloso Negro

Conan el cimmerio, 3:  Más allá del río Negro

Conan el cimmerio, 4:  La Hija del Gigante de Hielo

Conan el cimmerio, 5:  La Ciudadela Escarlata.

NOTAS:

1 «ELRIC«, 3 tomos (hasta el momento), de Julien Blondel, Jean Luc Cano, Didier Poli, Robin Recht, Jean Bastide y Julien Telo. Éditions Glénat 2013-2017. Publicado en España por Yermo ediciones,

2 Recientemente, se ha anunciado una nueva concepción italo-brasileña, de la editorial Red Dragon, de la que sabemos poco y aún no podemos opinar (aunque parece seguir los pasos USA del Conan-zombie).

3 «Entre todas las adaptaciones gráficas de las historias de Elric, hay una muy cercana a la visión original del personaje.  Esta que tienes en tus manos.» Michael Moorcock, marzo 2013, en el prólogo a Elric #1, «El trono de rubí».

4 Patrice Louinet. Co-director de la Fundación Robert E. Howard (USA). Director de la 1ª edición integral de los volúmenes dedicados a Conan en los EE.UU.  Director de la colección Howard de éditions Bragelonne (Francia) de los cuales ha traducido doce volúmenes. Autor de la «Guide Howard» (2015).  Galardonado con diversos premios en Francia y USA por su trabajo.  Actualmente, finaliza la redacción de su tesis doctoral sobre Howard en la Sorbona.