Ediciones Gigamesh edita de nuevo en España el Ciclo de Lankhmar, las aventuras de Fafhrd y El Ratonero Gris, de Fritz Lieber, una de las más grandes creaciones de Fantasía Heroica; o de Espada y Brujería, si utilizamos el término que acuñó el propio Leiber para describir el género (o subgénero), y es utilizado desde entonces, indistinta-mente. A mí, personalmente, me permite saldar otra de las grandes deudas de este blog desde sus inicios, pues llevaba mucho tiempo queriendo dedicarle un merecido espacio al autor y los personajes.
Porque, si hay que elegir un triunvirato de personajes, ciclos o sagas, que definan de forma absoluta la Fantasía Heroica clásica del siglo XX (no incluyo el XXI, donde Canción de Hielo y Fuego, de G.R.R. Martin entraría por méritos propios), estos serían sin discusión -para mí, pero imagino que también para muchos- Conan, de Robert E. Howard (1932) en primer lugar, y Elric, de Michael Moorckoc (1961) y Fafhrd y el Ratonero Gris, de Fritz Leiber (1939) a continuación. Todos ellos han influido -en mayor o menor medida, eso sí podemos discutirlo- en el desarrollo de historias, enfoques o situaciones y patrones de los héroes imaginados más tarde. Pero si los dos primeros autores concibieron otros ciclos de personajes (¿menores…?; dejémoslo en menos influyentes) enmarcados como fantasy, Leiber (que, como todos, se prodigó en otros géneros) únicamente aportó al género fantástico estos dos compañeros y amigos que se encuentran en Lakhmar y recorren Nehwon («No cuando», en inglés, leído al revés)… Pero una aportación nada insignificante:
Uno de los motivos (si no el primero) esgrimidos por Leiber para crear los personajes (junto a su compañero de instituto Harry Otto Fisher), fue disponer de un par de héroes fantásticos menos individualistas, más cercanos a hombres reales, que Conan el bárbaro o Tarzán (¡que pensaría de alguien como Elric de Melniboné…! nacido más tarde), pero no puede sustraerse a cierta inspiración estereotipada. Asi, Fafhrd (léase «Faferd») es un bárbaro del norte que impone por su estatura (2`10 mts.), esbelto, cabellos largos de tonos rojizos (después barba), y empuña un gran espadón al que llama «Bastón Gris«; mientras el Ratonero es pequeño, de cuerpo infantil, astuto y guapo, excelente espadachín con un estoque fino y largo (realmente, una espada ropera de origen español, por lo indicado más adelante) al que llama «Escalpelo» («Garra de Gato» el puñal), y viste entero de gris, con ropas de fino corte. Sin embargo, poco antes de conocerse y ser marcados por la civilizada Lankhmar, el norteño era un romántico empedernido, que aprendía a entonar con voz atiplada como el trovador que pretendía ser; y su amigo no era Ratonero, sino Ratón, y aprendiz de mago… y alejado de ese cierto matiz de cinismo que aparenta. Juntos forman una pareja entrañable en las conversaciones y una fuerza imparable en acción, cuya simple visión embozados en una calleja oscura de la ciudad todos querrían evitar.
Son personajes que aportan frescura a la acción. Pícaros y aventureros, expertos dominadores de las artes necesarias para sobrevivir en un mundo de acción y necesidades, que desafían las reglas de convivencia de toda ciudad civilizada en un mundo imaginario situado entre la edad del hierro y el medievo. Jóvenes e inmaduros al inicio, inexpertos en «lo civilizado» y sus relaciones, en sus estados de ánimo frente a los reveses en la vida, Leiber los lleva a evolucionar con el tiempo hasta alcanzar una madurez y personalidad significativas.
Versión en cómic de Mike Mignola, ampliable
Lo más curioso es que sus aventuras primeras fueron independientes, tenidas en solitario y no como pareja, aunque a la par. Sólo después, con el paso de los años, en los ’60, con el éxito y recopilación editorial, Leiber decide enlazarlas, y crea nuevos episodios de unión, o retoca los textos iniciales para hacerlos confluir en una cronología conjunta que, desde entonces, marca los destinos de ambos y nos ha sido traslada. Por eso, una lectura secuencial de la serie puede resultar extraña, con altibajos en el estilo e intensidad de la narración; fruto -en ocasiones- de la gran distancia temporal que separa la concepción inicial de relatos contiguos (20 o más años, a veces), y podría hacer que más de un lector se sienta poco identificado con algún episodio, geniales algunos, más flojo el siguiente o anterior, por neófito o crepuscular… Recuerdo haber tenido esa sensación hace casi treinta años, cuando -ya devoto de Howard y Conan– accedí a ellos en la edición Fantasy, de Martínez Roca (con la misma «mano que mece la cuna» detrás); comparé, y elegí; me decanté por el cimmerio y el tejano, maestro precursor de la Fantasía Heroica clásica. Desde entonces, Leiber ocupa el tercer puesto en mi ranking particular, tras Moorcock. Los tres son reconocidos como los padres de la Fantasía Heroica (o de Espada y Brujería).
Este comentario, no obstante, no desmerece, sino ensalza, la obra de Leiber, maestro también de la Ciencia Ficción (El Gran Tiempo ), y el Terror (Nuestra Señora de las Tinieblas), innovador de historias, creador genial de sueños y personajes inolvidables, ganador de todos los premios importantes (Hugo, Nébula, British, World Fantasy, Locus…). Hijo de actores y actor él mismo (el malvado inquisidor de El Halcón del Mar, de Errol Flynn, 1940), varios de sus relatos o novelas tuvieron adaptación a la gran pantalla: Weird Woman (1940), Esposa Hechicera (Night of de Eagle, 1962, en España, Arde, Bruja, Arde), The Girl with the Hungry Eyes (1995).
Con Fafhrd y el Ratonero Gris se decanta por la aventura sin complicaciones; historias desenfadadas repletas de fina ironía, menos oscuras que otras, por mucho que en ellas ronde la tragedia o abunden monstruos y magia negra; tramas ligeras, menos complicadas que la de otros personajes atormentados, aún cuando sea trágico el inicio de sus correrías:
Aventura llana y entretenimiento, al estilo pulp de la época, válidos para un juego de rol. No en vano, las aventuras fueronpensadas sobre un complejo juego de guerra ambientado en Nehwon, que después simpli-ficaron en Lankhmar, para TSR, en 1976, que se convirtió en uno de los más llamativos e influyentes de la plataforma Dungeons and Dragons.
Mapa de Lankhmar (Runequest), ampliable
Junto a los caracteres principales, y sus protectores (¿?) mágicos, Ningauble de los 7 ojos, y Sheelba del Rostro sin Ojos, la principal aportación de Leiber, a mi entender, es la propia ciudad de Lankhmar, convertida en sí misma en personaje indiscutible de la serie. Descrita como decadente y sórdida a partes iguales, cubierta permanentemente de niebla que impide ver las estrellas («la Ciudad de los ciento cuarenta mil humos»), posee un entramado laberíntico de calles sinuosas con sugerentes nombres, donde pulula lo más granado de la baja sociedad: callejón Fosco, de los Huesos (bulevard de la Inmundicia), Callejón de la Muerte o los Asesinatos, Avenida de los Ateos, Calle de los Dioses, de la Peste, Calle Barata, donde se encuentra el Gremio de los Ladrones, la Plaza de las Delicias Oscuras…
Rinconete y Cortadillo (biblioteca virtual de Andalucia)
Según el propio Leiber, está inspirada en la Sevilla del S.XVI que describe Cervantes. En esa época, la ciudad era el puerto de España por donde entraba el oro de las Indias a raudales; pero la riqueza no llegaba al pueblo, sino a la clase dirigente, cuyo lujo y ostentación atraía a una multitud de personas que terminó convertida en los pícaros, pedigüeños y ladro-nes que recoge Cervantes en sus Novelas Ejemplares. Una de ellas, Rinconete y Cortadillo, retrata la vida de dos personajes jóvenes, pícaros y ladronzuelos, que son también una posible base de nuestros protagonistas: Pedro del Rincón y Diego Cortado llegan a Sevilla, donde desvalijan el dinero de muchos en base a su astucia y habilidad con las cartas; captados por la banda de Monipodio (una especie de «gremio de ladrones»), vivirán aventuras y desventuras entre ladrones y alguaciles corruptos, matones, chulos y prostitutas, hasta que, cansados de aquella vida, deciden regenerarse. Los paralelismos con el encantador relato Aciago encuentro en Lankhmar (ganador de los premios Hugo y Nebula) son más que reconocibles. En la ciudad existe una clase dirigente, un Gobernador y una nobleza ostentosa que apenas aparece en las historias, porque su verdadera estructura la conforman los Gremios, que dictan sus propias leyes y organizan la vida y comportamiento de sus habitantes: Gremio de Ladrones (con un rey a la cabeza), de Asesinos (incluido en la Hermandad de mismo nombre), Gremio de Mendigos, de Prostitutas, de Comerciantes de Granos, de los Brujos…
La edición del Primer Libro de Lankhmar, de Gigamesh, es impecable, siguiendo la estela de las Obras maestras de la fantasía de Orion/Millennium, en 2001; aunque personalmente me agrada más el formato de libros separados de Fantasy; pero son otros tiempos. Dispone de una nueva traducción, de Jesús Gómez, más agradable y amena que la anterior, y una excelente portada doble del admirado Corominas, que permite su visión al completo al unir ambos libros. Sin restar méritos, hubiese preferido algo más de color en los personajes, que quedan algo difusos entre las sombras, en beneficio de un colorido general impactante; pero es una opinión personal. El diseño de conjunto es inmejorable, pues incluye el lomo de ambos tomos unidos, con las siluetas de los protagonistas espalda contra espalda, como en el primer encuentro en Lankhmar que da inicio a su relación (la composición no puede reflejar la diferencia de tamaño entre ambos). El precio, aunque elevado en inicio (30 €), no es caro, teniendo en cuenta que incluye los 4 primeros libros de la serie, que por separad, hubiesen tenido un coste muy superior. Sólo echo en falta algo que considero imprescindible en este tipo de obras y hubiese supuesto la guinda de la edición, añafiendo algo más de valor a quienes ya poseen las novelas en su formato anterior: un mapa de Nehwon, o mejor, Lhankmar, como el incluido arriba, extraído de los libros de juegos de rol, tan oficiales como las novelas.
En cualquier caso, un libro altamente recomendable.
Para los interesados en localizar las diversas aventuras de los personaje, incluyo un mapa de Nehwhon, realizado por Patrick Maslen. Se puede encontrar con desarrollo sucesivo interactivo, hasta alcanzar, por ejemplo, detalle de los distritos de Lankhmar, en la página del autor, pulsando sobre la imagen. Un trabajo muy interesante: