Debe ser grande codearte con autores consagrados en tu primer libro («El Camino de las Sombras»), convertirte en autor revelación con tu trilogía («El Ángel de la Noche», publicada de un tirón y en 10 idiomas), y pasar a nº 1 en las listas Locus de Best-Sellers con tu segunda creación («El Prima Negro»). Así debe sentirse Brent Weeks actualmente…
«El asesino perfecto no tiene amigos, sino objetivos».
Y un Ejecutor lo es. Si alguien se convierte en su objetivo pasa a ser llamado muriente, porque más tarde o temprano la muerte le alcanza: un contrato firmado por un ejecutor es una sentencia. Como Sentencia se llama la espada del mejor Ejecutor, Durzo Blint, respetado y contratado tanto por la nobleza como el Sa’kagé, la organización criminal que mueve los hilos e intereses reales en la ciudad de Cenaria.
En La Madriguera, esa parte de la ciudad que no pisan lo nobles, la vida es dura, no tiene valor. La única forma de defenderla entre la miseria y el miedo es seiendo más temido de lo que temes, ganarte el respeto matando antes de que te maten. Y Azoth, con 11 años, tiene claro su futuro: quiere ser el aprendiz de Durzo Blint. Sólo que Blint no acepta aprendices… Y aunque lo hiciera, convertirse en el mejor asesino del mundo requiere pagar un precio que no todos pueden, el adiestramiento más duro, olvidar cuanto se creía y tenía hasta entonces y comenzar de nuevo bajo otra identidad, manejarse de igual forma entre las intrigas de nobleza y parias… convertirse en un caminante de las sombras.
Kylar, que antes fue Azoth, acepta el reto de Durzo Blint y se adentra en esa senda; se forma, y avanza hasta ponerse a su altura, hasta alcanzar su bautizo de sangre…, su primera muerte, su primera duda. «La vida no tiene sentido. La vida está vacía. Cuando quitamos una vida no arrebatamos nada de valor».
«El Camino de las Sombras» es, más que la historia de la iniciación de Kylar Stern como asesino de élite, la de su formación como persona, comenzando desde cero; moldeada en el crisol de una nueva familia, noble no sólo de título, donde conforma su verdadera personalidad, sus amistades reales, sus sentimientos… que a veces chocan con su instrucción paralela como ejecutor. Porque Kylar es bueno, muy bueno; aprende con el mejor, y puede que algún día él mismo llegue a serlo… si poseyese el Talento, esa cuota de magia que muchos pueden canalizar y en un ejecutor resulta casi imprescindible, pero que en él no funciona, no puede usar… ni lo hará jamás. ¿Por qué entonces Durzo Blint lo eligió como aprendiz? ¿Qué otro tipo de Talento posee Kylar?
Y es que la obra de Brent Weeks, sin complicar demasiado las tramas, tampoco es una historia plana. En ella encontramos magia (muy leve al principio, aunque ganando peso conforme avanza la trilogía), misterio y, sobre todo, intrigas, económicas y políticas, tanto en alta sociedad como en los bajos fondos, donde en verdad se forja la economía cenaria. En unos focos de poder que, conforme se desarrollan los hechos, ven agrandados sus límites geográficos hasta trascender el país y alcanzar otros reinos, como Khalidor, que pretende forjar un imperio conquistando la decadente Cenaria.
Al tiempo que desarrolla tramas, Weeks construye unos personajes curiosos, variopintos, bien esbozados, como el Conde Drake o Logan de Gyre entre la nobleza, Mama K, o Jarl en los bajos fondos. Y sobre todos ellos Durzo, maestro omnipresente en la vida de Kylar, que se revelará más de lo que parece, aunque comience a desvelar secretos cuando ya no queda tiempo para hacerlo. O esos tres personajes misteriosos (alguno no tanto), Dorian, Feir, Solon, cargados de poder, que participan poco en los hechos (¿de momento?…), pero que bien podrían merecer el protagonismo de una serie…
Sin embargo, de destacar algún aspecto sobre otros, en «El Camino de las Sombras» me quedo con la estrategia, la planificación de ilusiones, el uso de los sentimientos para conseguir un fin. Actos que Brent Weeks utiliza y pone tanto en manos de Durzo como en Mama K, y sublima en Garoth Ursuul, que sabe contener su invasión y no actuar sin agitar antes los hilos de poder real de la ciudad; y cuando lo hace, cuando los maneja, las marionetas que mueve son las suyas… Una estrategia que Weeks define desde inicios, sin que el lector -o los personajes- nos percatemos de ella hasta que nos la muestra, al final, cuando todo se desencadena, en forma de actuaciones previstas y bien orquestadas que se desarrollan con precisión milimétrica. Y con ellas llega la acción desenfrenada, la crueldad inherente a toda invasión; al tiempo que las respuestas, aunque no sean las que necesitamos saber. Y Kylar, convertido ya en Ángel de la Noche, descubrirá que no tiene a nadie que se las pueda ofrecer…
«El Camino de las Sombras», de Brent Weeks, es una obra amena de fantasía épica, escrita de forma ágil y sin complicaciones, cuya lectura entretiene; se deja leer bien a pesar del tamaño, y -algo importante en una trilogía- te deja con ganas de continuar leyendo el segundo volumen.
«Al Filo de las Sombras» se encuentra disponible en librerías desde noviembre, y el tercero, «Más Allá de las Sombras», lo estará el mes que viene. Toda una suerte para el lector, dados los tiempos que corren y vistas otras experiencias cercanas.