CONAN el Bárbaro, volumen 4: LA CANCIÓN DE BÊLIT

Ficha CB4Con el volumen 4 de Conan el Bárbaro (Conan volumen 16, en la edición original de Dark Horse), Planeta de Agostini cómics se ha dado prisa en finalizar el  arco de aventuras que recoge la nueva adaptación al cómic de uno de las más aclamados relatos de Robert E. Howard, La Reina de la Costa Negra, esta vez a cargo de Brian Wood, y un variado reparto de dibujantes.

Una adaptación polémica, sin duda; dado que algunos insisten en aclamar esta nueva versión del cimmerio, quizá por ser diferente a las visiones anteriores del personaje, y otros, los más antiguos y veteranos, la critican precisamente por lo mismo.  Personalmente, y aunque incluido en este segundo grupo, he procurado no juzgar la obra en comparación con otras (aunque, a veces, es imposible no hacerlo) que no sean sino el relato original de Howard, su visión, espíritu y poesía, que la tiene, junto a la acción dramática y fiera que refleja a veces.  Esa era la intención inicial de Dark Horse cuando Kurt Busiek se hizo cargo de la serie, que mantuvo Timothy Truman en su relevo (y sigue demostrando en Conan Rey), pero que ha desaparecido desde entonces.  Y en este sentido (siempre en mi opinión), Brian Wood, tras un principio en el que parecía haber captado esa idea y el espíritu de Howard, termina por no dar la talla.  Y digo ésto porque se atreve a reescribir a REH (no adaptarlo, como hacen otros) en muchos de sus momentos más inspirados; y -seamos sinceros- para superar a Howard hay que ser muy bueno, o algo necio; y Wood, por muchos premios anteriores que posea, no alcanza nunca a mejorar al maestro, y para mí, por tanto, entra en esa segunda categoría.

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CB 19p1Pero centrémonos en el volumen:

Antes de abordar el arco final del relato de Howard, Wood nos propone una historia en tres números acerca de unas piedras negras obtenidas en un abordaje, que traslada de nuevo a la pareja protagonista tierra adentro, lejos de La Costa Negra (qué poca aceptación tiene para este hombre historias en el mar, costas desconocidas, o islas perdidas y misteriosas, que tanto juego podrían dar…); una relato que no aporta nada nuevo o de interés a historia del bárbaro o los personajes, y no merece perder más tiempo en ella; sólo indicar que los dibujos corren a cargo de un correcto Paul Azaceta, aun pese a sus entornos (poblados, barcos…) demasiado modernos para la época.

La adaptación de La Canción de Bêlit (parte final del relato original de Howard), se realiza en cuatro números (tres en realidad, más otro de cierre y transición). Por sí misma, puede resultar interesante, bien ambientada en el entorno opresivo y asfixiante del río Zarkheba, plagada de escenas de acción sobre-detallada en numerosas viñetas, muy del gusto actual.  El dibujo de Riccardo Burchielli ayuda a construir el ambiente, presentando una Bêlit rotunda y salvaje, en una relación muy sensual con el cimmerio (siguiendo el diseño inicial de Becky Cloonan aunque de extraño gesto y nunca comparable a la de Buscema).

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Wood consigue una historia que al terminar no deja mala impresión, con ese añadido final donde intenta trasladar la desazón un un joven que ha perdido a su amada y el sentido de su vida, y vaga por poblados negros convertido en un «hombre fantasma», jugueteando con la muerte…  Sin embargo, tras su lectura (y durante ella) sientes que falta algo… Algo que es importante: la poesía, los sentimientos, el dramatismo que perfila Howard en determinados momentos para construir el terrible drama final, la victoria definitiva del amor sobre la muerte, que siempre han marcado este relato y hecho de él uno de los mejores y más recordados del autor.

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Y es que Wood, centrado en la fiereza física de la tigresa shemita, su ardor guerrero y salvaje en el combate y el sexo, demuestra no haber comprendido al completo un personaje complejo como Bêlit, y obvia, o minimiza, la pasión salvaje de sus sentimientos, su fuerza vital y amor verdadero hacia Conan, salvaje y fiero como ella misma y tan fuerte como para traspasar la muerte si él la llega a necesitar.  Y así, la declaración de amor pasional en la que promete su regreso queda perdida y nada clara en una sola viñeta, de fuerte intención sexual y cargada de texto, donde no destaca la frase más importante… Y no hay dramatismo alguno en la escena donde Conan la necesita y ella cumple su promesa (aquí no está atrapado, sino que encara a su enemigo espada en mano). Con ello, la historia pierde su fuerza, toda su magia, aquello que la hace ser recordada y distinta; una escena recogida por cuantos artistas ha ilustrado al autor desde 1934, año que se publicó el relato, copiada y readaptada a Valeria en el film Conan el Bárbaro de John Milius y otros… y que aquí se difumina.

Distintos artistas

La historia finaliza con la despedida y funeral «vikingo» que otorga Conan a la diablesa del mar, alternada con la transición de ánimos del personaje, desde la apatía a su abandono a la muerte en combate singular, hasta su recuperación y marcha hacia los reinos negros; una historia que ya será narrada por Fred Van Lente (El Pueblo del Círculo Negro) en el siguiente arco argumental de la serie, llamada ahora Conan el Vengador, cuya primera historia en tres números, Sombras sobre Kush, ha sido dibujada por Brian Ching (de nuevo un estilo «moderno» en su interior, sin nada que ver con las portadas; confiemos que el guión merezca la pena).

CEV 1-2-3

En estos 25 episodios de Conan el bárbaro -cuatro volúmenes-, a Wood le han sobrado historias fuera de contexto (por ejemplo, en Cimmeria), y le ha faltado un mínimo intento de explicar o comentar siquiera el sobrenombre de Amra, el león, con que fue conocido el bárbaro mientras era compañero de Bêlit.

Excelente la edición española de Planeta de Agostini Cómics, como siempre, similar a la original, si bien encuentro una pega en ambas: la portada elegida para el tomo; tanto una como otra, entre las 7 dibujadas por Massimo Carnevale, todas ellas atractivas, optan por una de las primer ciclo, sin relación con la historia principal.  Yo hubiese elegido cualquiera de las otras, donde se muestra el Antiguo; en especial la del nº 22, donde también aparece Bêlit.

CB4-La Canción de Bêlit

Sí aciertan, a cambio, en la elección de portada para el siguiente volumen del personaje (ya a la venta), esta vez como Conan Rey: La Hora del Dragón (ver reseña aquí y aquí): un trabajo impresionante de Sanjulián, para una excelente adaptación de Truman y Giorello.  No os la perdais.

CONAN el Bárbaro, volumen3: éstos no son Bêlit ni Conan

Ficha CB3

No voy a extenderme demasiado: el título de la entrada lo adelanta todo, y no se refiere al dibujo de la portada, que resulta aceptable (no en vano Bêlit conserva cierto parecido con la que diseñó Buscema en su día), sino al desarrollo de los personajes que realiza Brian Wood, guionista aclamado por Northlanders, pero que aporta muy poco, o nada, al personaje creado por R.E. Howard.

El volumen de Planeta (de edición magnífica como los anteriores, excepto por ese fallo repetido en los créditos de portada, que no indica los dibujantes reales) es prescindible (como el previo), y sólo aconsejo su adquisición a los fans muy frikis de cimmerio, que compramos todo cuanto se publica.  Recoge dos arcos argumen-tales de tres números cada uno, como es habitual en las historias de Wood:

La mujer del Muro (o las Almenas), en la que el guionista idea una nueva historia sobre el pasado de Bêlit y sus padres, y donde hace adoptar a la mujer pirata un comportamiento absurdo e incompatible con el del personaje ideado por Howard, abandonando el Tigresa y a Conan, de quien está perdidamente enamorada, por un regreso a su familia en el desierto profundo de Shem (si fuera por un tesoro, sería admisible…); y que resulta más incomprensible aún cuando en números anteriores (también prescindibles) ella acompaña al bárbaro a Cimmeria, y conoce a su madre…  Si algo puede salvarse de estos números, aparte de sus portadas, es el dibujo de Mirko Colak, correcto y cercano a unos cánones de realismo a los que estamos acostumbrados para el personaje, no los que últimamente ofrece Dark Horse, rallando lo experimental, «underground», o casi infantil…

El segundo arco, encontramos a la pareja en Ophir, antes de su regreso a los mares, en un antro de placer, abandonados a la lujuria y las drogas.  Y es bajo los efectos del loto amarillo donde Conan vive un sueño de su vida junto a Bêlit, náufragos en una isla perdida, ellos solos y sin más compañía que dos hijos, hasta su muerte, ya viejo.  Los dibujos son de Davide Gianfelice, poco atractivos.

Como digo, un volumen absolutamente prescindible, que nada aporta a la historia de Conan, y menos a la de Bêlit, pues todo él como gran parte del anterior, transcurre en tierra, lejos del mar.  Un volumen que, además, traiciona de nuevo el espíritu original de Dark Horse para la serie, donde sólo se basarían en historias, fragmentos, o poemas originales de Howard para componer la nueva historia del cimmerio en cómics.  Puede que analizando las historias fuera de contexto, con otros personajes, no sean malas; pero no son de Conan.

Menos mal que el siguiente volumen enlaza ya con «La Canción de Bêlit«, donde se adapta la segunda parte de la historia original, y pondrá fin a esta poco afortunada adaptación de la vida del cimmerio junto a la pirata shemita, y que, para inventar algo nuevo, no contiene ni asomo de aquella pasión, aventura y épica que -con sus defectos- concibieron en su día unos Roy Thomas y John Buscema geniales.

Como digo en el título, el Conan de Brian Wood no es mi Conan, ni lo es su Bêlit (ni se acercan a los de Howard, por supuesto).

CB 22En el próximo volumen, «La Canción de Bêlit»

CONAN EL BÁRBARO 1. La Reina de la Costa Negra.

La Reina de la Costa Negra representa sin duda uno de los pasajes más importantes en la vida de Conan, el gran amor de juventud del cimmerio.  En una época de su vida proclive a cambios, Bêlit, compañera  indomable de aventuras y amores salvajes, cerebro incansable de pillajes y saqueos audaces sin límite, en los que él actúa como brazo ejecutor al mando de los corsarios negros, se erige en complemento indispensable de la agitada vida de un bárbaro norteño llegado a tierras «civilizadas«, en el que ejerce una notable influencia, y contribuye a moldear su personalidad futura.  Ese es, al menos, el planteamiento con el que Brian Wood, responsable de narrar las aventuras del cimmerio en este ciclo de su vida, enfoca los hechos que ha de narrar durante 25 números mensuales (2-3 años del personaje).  Veremos cómo le queda.  Planeta de Agostini publica ahora los primeros seis, recopilados en tomo de tapa dura; el volumen 13 de la nueva adaptación al cómic del personaje creado por Robert E. Howard bajo sello Dark Horse, una colección de novelas gráficas de aventura épica de calidad.

Portadas alternativas de los nº 1, 2 y 3, por B.Cloonan, L.Fernández y Jean P. Leon (picar para ampliar).

Portadas alternativas 1, 2 y 3. Por B.Cloonan, Leandro Fernández y Jean Paul León

Conocido por sus series DMZ, la crónica de un fotógrafo de guerra, aclamada por su calidad, y Northlanders (Norteños), historias con arcos argumentales diferentes, ambientadas sobre el año 1000 d.C., en la época de expansión e invasiones vikingas, Brian Wood no rehuye tratar la brutalidad inherente a las situación que narra ni el aspecto más humano de sus personajes, a quienes gusta describir y moldear en momentos de cambios, tanto personales como del entorno.  A primera vista parece elección adecuada para narrar uno de los episodios más conocidos de Conan y desarrollar uno de los personajes más carismáticos de Howard, Bêlit, con un enfoque diferente al conocido hasta ahora.  Pronto veremos si hace justicia a su memoria (o la nuestra, donde La Reina de la Costa Negra subyace con ecos pretéritos enfrentados, mezcla de la imagen original y esa otra, impactante pero sujeta al comics code, de Thomas y Buscema).  Para conseguirlo, cuenta con la aportación gráfica de Becky Cloonan y otros, como James Harren (extrañamente olvidado en la edición española) en este volumen, o Vasili Lolos y Declan Shalvey en el siguiente.

Becky Cloonan.  Dibujos de sí misma y Red Sonja

El volumen nos presenta dos arcos argumentales diferentes, de tres números cada uno, que necesariamente han de ser tratados por separado: el primero, la adaptación del capítulo de inicio del relato original del Howard, donde se cuenta el encuentro y unión de Conan con Bêlit y sus corsarios negros; y una historia personal en el segundo.  Han de transcurrir dos años antes de que el bárbaro pierda a su reina pirata.  Y, siguiendo la pauta marcada por la editorial desde inicios, el tiempo que transcurre entre historias y periodos de la vida del cimmerio no narrados por el autor tejano, han de ser, en esta serie, inéditos, sin considerar aportaciones previas externas, e inspirados lo más posible en datos aportados por el propio Howard en otros episodios, poemas, escritos o cartas.  Y es en este punto donde el guionista pretende enfocar la evolución del cimmerio desde un enfoque más humano y los cambios que experimenta su personalidad o comportamiento bajo la influencia de Bêlit.

 La Reina de la Costa Negra.

 Portadas de los tres primeros números, obra de Massimo Carnevale

El Conan que Brian Wood hereda y nos traslada es un joven experimentado (de unos 23 años según la moderna cronología de Dale Rippke que -con pequeños cambios, y no para mal-, parece seguir la serie hasta el momento), que ha desarrollado bien sus habilidades guerreras, pero algo ingenuo todavía e incapaz de comprender los modales y aspectos básicos de la civilización.  Hasta ahí, similar al descrito por Howard en el relato original (todos recordamos el episodio de su interrogatorio por el juez de Messantia y su reacción posterior, que le lleva a embarcarse perseguido por la guardia).  Además, lo vemos descarado, ingenioso, de sonrisa fácil, capaz de ganarse a los hombres contando relatos más allá de su fiereza y habilidad como luchador y guerrero; y un aspecto en el que Wood incide y destaca especialmente: su agilidad, tanto de mente como física, factor determinante en sus victorias frente a oponentes que le superan con creces, tanto en tamaño y fuerza como en número.

En su aspecto general, el resultado de esta primera historia cumple bien el objetivo de narrar el acercamiento de los personajes, el inicio de esa relación sobre la que ahondará más tarde.  Pero si la comparamos con la narración original de REH, en mi opinión, y lo lamento, esta adaptación de Wood no le resiste un asalto (imagino que no habrá muchos que lo hagan).  En su afán de moldear ese cambio de mentalidad del cimmerio desde inicios, Wood comete el error de reescribir a Howard, retocar sus textos, ampliar la narración.  Y es ahí donde se pierde.  Podría haberlo hecho, y bien, (seguro que lo consigue más adelante), de haber tenido paciencia y aguardado hasta esa parte no escrita reservada a su imaginación (Roy Thomas, en su día, bastante más fiel  a las palabras y ritmo del creador, supo hacerlo, y aguantó muy bien el tipo).  Retocar a Howard es delicado, peligroso.  La fuerza increíble de su narrativa, esa inmensa capacidad de síntesis que le permitía describir situaciones potentes a la vez que hermosas concentradas en pocas palabras, se diluyen cuando se expanden, reinterpretan, o se obvian.  Así ocurre con el episodio del magistrado; o con la desaparición de esa danza sensual y salvaje de apareamiento que la mujer-diosa de los corsarios interpreta sobre la cubierta bañada en sangre de La Tigresa…  Al tiempo, no se comprende bien -y uno se pierde- esa aparición temprana de sueños premonitorios sobre Bêlit, aún en la cubierta del Argos, poco antes del ataque corsario…

 Conan el bárbaro, de Becky Cloonan

Gráficamente, Becky Cloonan (también J.Harren) nos ofrece una imagen del cimmerio acorde a la diseñada por Wood, con ese toque de descaro, agilidad e ingenio, que le aportan desde inicios.  Su Conan no es, sin embargo, el fortachón musculado al que estamos acostumbrados a ver bajo el canon Frazetta/ Buscema (que también seguían Cary Nord o Giorello en ciclos previos de la serie).  El de ahora es diferente, algo más cercano -puede- al de Barry W. Smith en su primera época (salvando una enorme distancia, por supuesto); algo más delicado y flexible, y mucho más ágil; con un estilo bastante menos realista en lo físico, mucho  menos «completista» en cuanto a detalles.  Una imagen que podría no terminar aceptando el aficionado clásico, a quien le costará superar la costumbre y tal vez acabe sintiéndose un tanto decepcionado.  Sin embargo, esa sonrisa pícara, sus miradas, sus poses -bastante más naturales, no las de un culturista- lo hacen cercano y atractivo.  Y eso también es buen cómic.

La imagen de Bêlit también difiere -y eso es bueno- de la conocida de Buscema, modelo escultural de belleza americana potente e inalcanzable.  La Bêlit de Cloonan es más cercana, más… mediterránea; una vampiresa salvaje e intrigante capaz de mostrar ternura, de piel lechosa y formas rotundas también pero no tan perfectas, que se ve atraída por la fiereza juvenil de un bárbaro al que desea como amante.  La imagino mayor que Conan (aunque no muchos años); algo que ni siquiera me había llegado a plantear antes, y eso es nuevo y lo considero positivo.   Lástima de esa apasionada danza salvaje perdida, transformada aquí por obra de Wood en entrega, sensual también, pero serena…  Por otra parte, y salvo excepciones, se echa en falta esos fondos repletos de detalles complementarios que eran marca habitual en las viñetas del cimmerio, como las de Giorello, por ejemplo.   Pese a que el conjunto reúne aspectos positivos, prefiero sin reparos la versión Marvel, algo que no he llegado a decir en muchas ocasiones anteriores.

Portadas de los números 4 al 6, obra de Massimo Carnevale

Engaño en Argos.

El segundo arco argumental ha de enfocarse de forma muy diferente, sin comparaciones posibles en la historia, aceptando los cambios.  Así, se disfruta:

Bêlit planea el saqueo de Messantia, capital de Argos.  Para ello, no duda en utilizar al propio Conan, y entregarlo a la justicia que lo busca por el asesinato del magistrado y está dispuesto a colgarlo, como maniobra de distracción mientras los corsarios efectúan el pillaje; y él acepta, confiando.  El resultado final será una bataola de destrucción, caos y violencia por toda la ciudad, que hace dudar al bárbaro de los métodos que emplea su compañera; pero cuando ésta se encuentra en peligro, acude sin pensar en su ayuda, arriesgando su propia vida como un joven berserkr enamorado al rescate de su chica.  La imagen final del reencuentro de los amantes con el caos de fondo  es singular, y ofrece en boca de Bêlit una frase digna de las mejores mujeres guerreras de Howard: «¿Dudabas de mí, Conan? ¿Cuando aprenderás?», que a mí me ha traído al recuerdo la esencia de aquel otro «¡No sabes nada, Jon Nieve…!» con el que G.R.R. Martin define a la perfección la relación entre éste e Ygritte.

Messantia en llamas.  Excelente visión en picado a doble página (pulsar para ampliar), por James Harren

Libre ya de ataduras previas, de intentar mejorar lo que no puede, Wood consigue introducir sus ideas, avanza en la relación de los personajes principales (cada vez más profunda y fuerte en lo sentimental) mientras establece los roles de ambos (Bêlit planea las incursiones, con métodos expeditivos; Conan su brazo ejecutor), o los secundarios (N’Gora, capitán de corsarios; N’Yaga, shamán sabio pero inquietante), y narra el saqueo brutal de Messantia por los piratas; todo ello sin miedo a mostrar la violencia en sentido crudo o recurrir al juego sucio cuando es preciso, representado por Harren en viñetas impactantes.  A destacar el incipiente papel de N’Yaga, que plantea acertijos extraños de sueños sobre el destino futuro del bárbaro y la mujer-diosa a la que sigue.

La personalidad de Bêlit (con disfraz de dama de alcurnia), de Wood y Harren

En el aspecto gráfico, James Harren sustituye a Cloonan en los lápices (algo que ignora completamente la edición española, y no le concede el más mínimo crédito).  Y aunque mantiene las pautas gráficas de aquella, su Conan es más fibroso y musculado, y consigue una realización gráfica más fiera que ella.  Sus páginas son dinámicas y denotan movimiento, sus acciones de lucha reflejan el salvajismo del tiempo que narra (abundan la sangre y las cabezas cortadas, por ejemplo).  Son dignos de mención sus enfoques, cambios continuos de plano, su construcción de páginas; y destacables los fondos, detallados, de construcciones artísticas y llenos de complementos (apreciables en esa imagen del puerto de Argos a doble página, repleto de barcos de todas las naciones y estilo, con la impresionante ciudad al fondo).  Confieso que me ha sorprendido agradablemente este joven artista, más allá de un cierto hábito en destacar gestos con aire caricaturesco, quizás efectivo, pero que restan realismo al conjunto.

Tres muestras del trabajo de Harren (picar para ampliar).

En general, el resultado conjunto me ha gustado, con un desarrollo ágil de la historia, bien construida en cuanto a guión, que promete para futuras entregas, y llamativa en la parte gráfica, bien resuelta en color por Dave Stewart en toda la obra.  A destacar las llamativas portadas de Massimo Carnevale, quien ya acompañara a Wood en obras previas, y se mantiene en los seis números del siguiente volumen.  Lástima que James Harren no lo haga; el primer arco argumental tendrá a Cloonan en un número y Vassili Lolos en dos (triste Conan el suyo, ¡vive Crom!), pero el segundo estará a cargo de Declan Shalvey, artista de atractivas viñetas y composición (al menos, en trabajos previos).

La edición española.

Materialmente, la edición de Planeta continúa impecable, siguiendo la edición original, en tapa dura y papel de calidad, lo que le aporta a la colección un plus especial, que el aficionado agradece.  Como antes digo, auténticas novelas gráficas de fantasía épica, de calidad.

Sin embargo, conceptualmente, mantiene un rumbo errático desde inicios con la cabecera y nombre de la colección. que ahora cambia, e impide ser considerada como tal.  En los Usa, Dark Horse decidió agrupar la serie mensual en bloques diferenciados, cambiando la cabecera entre éstos cada cierto tiempo (Conan, Conan de Cimmeria, Conan, El Camino de los Reyes, y ahora Conan el Bárbaro), imagino que siguiendo, y en homenaje, a aquellas novelas clásicas de los ’60 editadas por Lancer Books (con portadas de Frazetta) que relanzaron el personaje; pero en su edición de tomos recopilatorios, como novelas gráficas, mantuvo una cabecera única, CONAN, con volúmenes numerados secuencialmente, de los que el actual es el 13.

En España, hasta ahora, se ha habían publicado bajo el nombre de Conan la Leyenda, con idéntico criterio y portadas.  Una colección consolidada que ahora se rompe, al publicar el volumen que comentamos como nº 1 de la nueva colección, Conan el Bárbaro, cambiando también el formato y la portada (la original se muestra en pequeño en la ficha de cabecera).  Seguramente lo hacen por motivos editoriales, captar nuevos clientes o recuperar la cabecera clásica con que siempre se ha conocido la serie anterior, o las películas de cine; pero demuestran poco respeto hacia el aficionado.

Sólo espero que, manteniendo el criterio, cambien de nuevo la cabecera cuando lo haga la serie USA, reiniciando desde el número 1 cada colección.  Así, al menos, los aficionados podremos mantener un criterio unificado en nuestra biblioteca.

Reclamación:

Por cierto, que como siempre hago en mis reseñas de la serie, vuelvo a reclamar la publicación del tomo O de la colección, «Conan: Nacido en el campo de batalla», del que nada se sabe aun, siendo uno de los mejores y más interesantes de esta nueva versión del personaje en cómic.  En él, Kurt Busiek narra con maestría, desde un punto de vista muy howardiano y un dibujo espléndido de Greg Ruth, la juventud de Conan en Cimmeria antes de su partida a tierras hiborias (Ver artículo completo pulsando aquí).  

¡¡¡No perdonaré lo contrario, y amenazo con seguir insistiendo!!! (a menos que justifiquen la imposibilidad de hacerlo).

 

CONAN La Leyenda, Edición Integral Volumen 3: LA TORRE DEL ELEFANTE y otras historias

Para deleite de los aficionados al personaje, que disfrutamos con una buena edición de sus adaptaciones al cómic, Planeta DeAgostini continua con la recopilación integral de la primera serie, CONAN, que Dark Horse dedicó al cimmerio.  Si además se trata de un Regreso a los Orígenes, una recreación honrada del personaje, el intento de acercarlo al bárbaro original que concibiera Robert E. Howard en su día, realizado por tres autores (Busiek, Nord y Stewart) nominados al Premio Eisner -cada uno por separado en su categoría-, el nivel de calidad se eleva bastante.  Pero si -aún más- se trata de una edición fiel al formato novela gráfica para el que fue concebida la historia en sus orígenes, el volumen -la serie- se convierte en un producto de lujo y coleccionismo, imprescindible para el interesado.

No voy a negar cierta debilidad por esta serie (al menos, gran parte de la misma), que queda manifiesta en lo ya escrito (arriba y en ocasiones anteriores), que he recomendado y recomiendo encarecidamente a todos.  Y el volumen que nos ocupa es uno de los mejores, aunque sólo sea por contener la adaptación de uno de los más aplaudidos relatos de Howard, La Torre del Elefante.  En este caso, siendo una adaptación estupenda, con bastante más medios disponibles que aquellas, a mi entender, no consigue hacer olvidar las adaptaciones clásicas de Roy Thomas, tanto en la grandiosidad del dibujo de Buscema y Alcalá como en la magia y capacidad para generar sorpresa de Barry W. Smith (su escena final, con el rostro sorprendido de Conan ante lo inesperado, es una de las más expresivas que he llegado a disfrutar nunca).  Sin embargo, la transición del bárbaro desde las montañas vírgenes a las costumbres civilizadas que realiza Busiek, su adaptación progresiva a las mismas (que nunca conseguirá por completo) es infinitamente mejor que la de Thomas entonces, porque ha sido concebida así en sus planteamientos iniciales y continuidad.

Presentada como crónicas secuenciales recogidas por los escribas nemedios (narradas por un no tan extraño visir a su príncipe, siglos después), la historia nos presenta a un Conan joven e inexperto en tierras de Corinthia, que no tarda en descubrir la falsedad de las relaciones humanas en el mundo al que acaba de llegar.  Desconfiado a la fuerza, pendenciero, de pronto irascible, fácil de irritar, brusco y demasiado directo en sus reacciones, tras un episodio de encuentro con la magia sobrenatural, terminará por alcanzar Zamora y La Ciudad de los Ladrones, donde se inicia en ese notable arte civilizado.  Allí aprende, más cada día, acerca de traiciones, manejos ocultos y segundas intenciones, que le irán forjando lentamente una nueva forma de ser y actuar; hasta triunfar y hacerse un hueco en el negocio gracias a su agilidad y fuerza, pero sobre todo a su ingenio, algo que también le ayuda a aprender el trato con las mujeres.  Quiero destacar un hecho que me gustó encontrar en el planteamiento de Busiek, justo antes de adentrarse en La Torre del Elefante: la atracción que muestra Conan por lo desconocido, las conversaciones de filósofos, teólogos y eruditos en el ágora de la ciudad, que no entiende pero le atraen, y demuestra una inteligencia inquieta que no siempre se le ha querido reconocer en otras adaptaciones (especialmente el cine), pero se intuye y subyace en el trasfondo de los escritos de Howard.

Como digo, un volumen extraordinario, que nos presenta una imagen igual, al tiempo que diferente, del mismo Conan de siempre, con un enfoque inteligente y renovado.  Ojalá la nueva versión en película que se estrena pronto (y nace en gran parte debido al éxito que obtuvo esta serie) sepa beber también de sus fuentes.

En definitiva, si eres aficionado al Conan de Howard no querrás quedarte sin esta adaptación, de lo mejor que se ha hecho.  Advertido quedas.

Volúmenes previos: