Habéis visto que prácticamente han desaparecido los comentarios sobre esta serie, una de las mejores que se han realizado últimamente. Eso no quiere decir que no la esté disfrutando; todo lo contrario. Es un gozo semanal al que no renuncio cada lunes, y que echaré de nuevo (o revisionaré continuamente) cuando termine.
Pero en los últimos tiempos la serie y sus comentarios había copado prácticamente las entradas de este blog, que parecía dedicado exclusivamente a ella (incluso había iniciado su incorporación al anillo de blogs dedicados a Canción de Hielo y Fuego, y desistí de hacerlo). Así que tomé la decisión de apartarme un poco de ella, al menos por escrito, para recuperar una perspectiva más amplia que había perdido. Eso, unido a una época de mayor dedicación a trabajo y falta de tiempo, fue determinante para iniciar este alejamiento. Y no me arrepiento (bueno, un poco sí).
Pero alcanzado el punto medio de episodios emitidos en castellano (5 de 10; en USA van 8), no me resisto a hacer un breve apunte para dejar constancia de que me parece una excelente serie dramática, magníficamente realizada y adaptada para televisión (por supuesto, se echan en falta ciertos aspectos ampliados del libro, pero sólo por los iniciados; los nuevos espectadores -he hecho varios- disfrutan de ella perfectamente, y terminan enganchándose). Una serie excepcional como ésta, que además incorpora incorpora componentes fantásticos -tan de nuestro agrado-, resulta una experiencia muy poco habitual, de la que hay que hacerse eco.
Uno de los aspectos que más está maravillando es su adaptación a TV. El trabajo realizado por Beniof y Weis es extraordinario; su capacidad para condensar una historia tan enorme sin que pierda interés o calidad de narración resulta impresionante; tanto que Juego de Tronos en televisión es ya un magnífico complemento a la propia serie de libros, a la que no sólo sigue y respeta, sino que en ciertos aspectos, y relaciones, incluso amplía y aclara (naturalmente, con el consenso de G.R.R. Martin) sin que por ello desvele nada de la trama futura, o sus misterios. Buen ejemplo de ello es el mapa que incorpora su original presentación, ese astrolabio que rodea el mapa de Poniente, en el que aparece un nuevo continente no reflejado en los libros, al otro lado del Mar del Ocaso (o Crepúsculo).
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Pero, también, un casting excelente de personajes consigue que estos resulten tan cercanos al espectador y al aficionado, que incluso éste, habiendo imaginado caracteres diferentes mientras leía la obra, acaba por aceptarlos y asumir su imagen como definitiva; la recreación de escenarios y conceptos, los complementos, vestuarios y armas, la aplicación de efectos y CGI… Cuando un episodio termina te deja una sensación de necesidad, de querer que continúe, que garantiza y asegura tu regreso al siguiente… que resulta ser aún más extraordinario y excelente que el anterior (en USA, los comentarios sobre el octavo, The Pointy End, último emitido, son impresionantes). Una excelente serie, en resumen, que ha conseguido, aún antes de su emisión total, ser nominada a los premios Emmy en todos sus apartados. El 14 de julio se deciden; veremos hasta qué extremo se reconoce su calidad.
Una calidad que el público sí reconoce, con un ratio de seguimiento que alcanza cifras de récord: según Deadline.com, 3,6 millones de espectadores la noche del estreno de su 8º episodio (un 22% más que la semana anterior), con una audiencia bruta media de 8,3 millones. Todo un récord, sin duda, del que nos alegramos; pues confirma que no somos bichos raros los que nos encanta la serie.
Así que, amigo, disfrútala como yo, si la estás siguiendo, o búscala por cualquier medio, si no fuera así. ¡Buena suerte!