Portada del nº 6, por Daryll Mandryck
Este mes de septiembre concluye en los USA el primer arco argumental de la nueva serie de cómics de Dark Horse que adapta las aventuras del cimmerio creado por Robert E. Howard, titulada Conan el Vengador, y su primer ciclo Sombras sobre Kush.
La historia corre a cargo del guionista Fred Van Lente, a quien ya conocimos por su adaptación de El Pueblo del Círculo Negro (con dibujos de Ariel Olivetti), que dejó sentimientos contra-puestos (ver comentario aquí). Van Lente ha sido guionista de cómics para Valiant (Archer & Armstrong) y Marvel (Hulk, Marvel Zombies, Vengadores, o Capitán América: Homecoming, con la Viuda Negra, tras la estela de la 2ª película), pero no es un estudioso de la obra de Howard como Timothy Truman (Conan Rey). Su primera aproximación a Conan, citada arriba, podemos calificarla como correcta (bastante más que el trabajo de Olivetti, perdido en la espectacularidad), y fiel a la obra original, sin pretender reescribir a su autor, como hizo Robin Wood en el ciclo de Bêlit (…y así resultó). Peor que él (pese a que tuvo sus momentos) no puede a hacerlo (el tiempo lo dirá… cuando comience a ser creativo). Sin embargo, abajo comento que en este primer arco presenta un cierto dominio de la situación y un buen desarrollo de la sinopsis que dejó Howard, por lo que prefiero ser optimista y desear que funcione también el resto de su propuesta.
Van Lente retoma el personaje justo donde finaliza la serie anterior, tras el despiadado fin de su relación con Bêlit, La Reina de la Costa Negra. Como sabemos que Dark Horse sigue (más o menos) como base para construir la nueva historia del cimmerio en cómics la cronología creada por Dale Rippke, basada exclusivamente en textos escritos por el autor tejano, Conan tiene ahora 25 años, y toca adaptar un fragmento inacabado y sin título (sólo cuatro capítulos), pero con una sinopsis muy detallada de la historia y personajes principales. De Camp y Carter lo reescribieron como «Un Hocico en la Oscuridad«; Van Lente lo ha llamado «Sombras sobre Kush«.
Portada del nº 5, por Dan Scott
El guionista no se limita a continuar la historia a partir de los cuatro capítulos escritos por Howard como hizo De Camp en su día, sino que utiliza los dos primeros cuadernos de la serie para situar la historia, el entorno en el que suceden los hechos, y presentar los personajes. Así, nos encontramos en Kush, el más cercano a la costa de los reinos negros bajo Estigia. En su capital, Shumballa, suceden una serie de actos de brujería que afectan a Amboola, comandante de los lanceros negros, quien culpa de ellos a Tanada, sensual y cruel hermana del rey, motivo por el que es encarcelado; mientras el cazador de brujas Agara busca al culpable. La ciudad dispone de un sistema social definido por castas, gobernado por los Chagas -aristócratas de tez oscura, descendientes de los antiguos estigios que fundaron el reino-; son sólo unos cientos, que viven en la riqueza de la ciudad interior, cuya entrada está prohibida a los Gallahs, el pueblo negro original de aquella tierra, belicoso y guerrero pero pobre, entre los que crece la agitación. Esta es la situación planteada por REH en su sinopsis; Van Lente añade, además, una acertada tercera posición intermedia, representada por los soldados, la guardia interior, de origen gallah o mestizo, hijos bastardos de la diversión aristócrata a la sirven, pero que conviven en el exterior, fuera de su círculo, donde no son aceptados, mientras conviven con el recelo de sus vecinos, y mantienen sentimientos encontrados entre el deber de su cargo y la injusticia que recibe el pueblo.
Hasta allí llega Conan, abatido, huyendo del mar y dolorosos recuerdos; un joven hundido, que ha recuperado sus ropas y capa roja de mercenario, y se debate entre la bebida y el fantasma de Bêlit, que aparece a su lado, dispuesta a ayudarle en cada momento (un cierto exceso que, a mi entender, llega a desvirtuar la excepcionalidad del hecho sobrenatural contado por Howard; pero original, al menos). Y mientras describe esta situación que muestra al cimmerio en degradación personal antes de levantarse, Van Lente y Brian Chen nos presentan a otros personajes secundarios que intervendrán en la historia, mediante un inteligente juego secuencial de viñetas que recuerdan las transiciones de un director de cine, que cambia el foco de la cámara con la movilidad de los actores; y nos conducen desde un Conan borracho a la caravana esclavista; del fantasma de Bêlit al mercader argoseano Calímaco (¿un guiño al Dr. Extraño?, ya veréis por qué), y de éste a Muru de Kordafan, tratante de loto seco (y algo más); y de fondo, mientras conversan ellos, de nuevo a Conan y la detención de Amboola, todo en la misma escena. Me ha gustado este recurso, inteligente visión ecléctica del cómic.
Tras un primer enfrentamiento con Agara –muy al estilo cruce entre superhéroes Marvel-, Conan (a cambio de un precio, como buen mercenario que es) colaborará con el cazador de brujas en la búsqueda de la fuente de hechicería, que los conduce a la necrópolis de la ciudad, reflejo del sistema de casta imperante, y a un enfrentamiento con muertos redi-vivos, zombies en la era hiboria, Van Lente y Chen dedican el tercer cuaderno de la trama a la adaptación de los cuatro capítulos de la historia escritos por Howard, donde presentan al ambicioso Tuthmes, y Tanada, a quien salva de una revuelta, y ésta, tras reconocerlo como Amra (algo que el «aclamado» Brian Wood olvida en sus 4 tomos) lo nombra capitán de la guardia real.
Durante los tres cuadernos restantes del arco, ya con dibujos de eDuardo fRancisco (artista brasileño de espectacular trazo claro, aunque rostros algo aniñados, como en el manga), Van Lente desarrolla de forma bastante fiel la sinopsis dejada por REH, ampliada con aportaciones propias como la revuelta Gallah con asalto a la ciudadela interior, la resolución de la investigación que lleva a cabo Agara, la cruel mutilación de Diana por Tanada, o el que la esclava proporcione al cimmerio la pista de un tesoro en Estigia, posible base de un argumento a desarrollar en el arco siguiente.
Lo visto hasta el momento me deja la impresión de que el guionista ha sabido cogerle el pulso al personaje. Pero como no quiero pecar de optimista y desilusionarme, esperaré a ver cómo se comporta en argumentos siguientes, cuando no disponga de una pauta marcada por el autor tejano como hasta ahora. Sin embargo, me ha gustado su enfoque, en especial la aportación de los sentimientos encontrados en la guardia real, o la arenga que Conan les dirige como su capitán ante el asalto de la ciudadela (aunque queda extraño en un rostro tan aniñado como el que dibuja fRancisco). También quiero resaltar cierto flash-back de un Conan niño, que recuerda el consejo -filosofía de vida- que recibe de su padre.
Esperemos a ver qué depara el futuro. De momento, el Van Lente de Sombras sobre Kush me ha dejado buena impresión. Ya me diréis qué os parece a vosotros.