SEMILLAS DE CTHULHU. Relatos, de Jose Fco. Sastre. Serie Autores Españoles 1.

Ficha de Semillas de Tchulhu

No voy a negar que, para alguien que lleva muchos años relacionado con esto de lo fantástico, y además ha vivido de cerca la edición -aunque sea fanedición-,  es un verdadero placer y alegría saludar la aparición de nuevas editoriales o coleccio-nes dedicadas a la literatura de género.  Últimamente, la alegría es grande, pues son varias las propuesta que han surgido en este campo, con el nacimiento de editoriales como Costas de Carcosa, especializada en literatura pulp, o Ediciones El Transbordador para autores actuales (y además en mi ciudad), a las prometo dedicar espacio en próximas entradas.

Pero esa alegría es doble en el caso de esta nueva Serie Autores Españoles de La Biblioteca del Laberinto, y quiero felicitar a Francisco (Paco) Arellano a quien tanto debe el género (autor, traductor, recopilador y editor; a quien conocí en persona), por esta apuesta decidida a dar paso a autores españoles actuales, en una serie dedicada de su conocida Biblioteca; e incluso triple, por cuanto el autor elegido para su nº1, José Francisco Sastre, es todo un trabajador del relato, colaborador incansable de artículos para revistas, escritor de libros de fantasía o terror, y colega.

Cthulhu por Dominic Qwek

Cthulhu por Dominic Qwek

Semillas de Cthulhu recoge seis relatos suyos ambientados en esa atmósfera asfixiante y opresiva que caracteriza a los Mitos que creó Howard Phillips Lovecraft:: lugares oscuros y misteriosos, sombras amenazantes, simas infinitas de las que surgen vientos espectrales, seres reptantes o reptiloides con tentáculos y fungosidades; grimorios y grabados de saber ancestral; signos o símbolos protectores; puertas dimensionales, meteoritos caídos que portan las semillas del mal; sueños premonitorios, pesadillas atávicas; situaciones imposibles llevadas al límite de lo racional… y sobrevolando todo, la omnipresente sombra ominosa de unos dioses primigenios ante cuya elección es imposible actuar…

El Símbolo Arcano

Y es que, salvo excepciones, Jose Francisco Sastre imbuye en sus protagonistas de esa misma pasividad o impotencia que caracteriza a los personajes del maestro de Providence. Y cuando, como August Derleth, considera posible que un humano sea capaz de enfrentar a los Primordiales o sus mensajeros (o provoque al menos esa confrontación entre elementales que Derleth define en «El Morador de la Oscuridad»), casi siempre gracias a la disposición de un Símbolo de los ArcanosSastre opta por esa visión pesimista y letal de los hechos que es habitual en Lovecraft, y la victoria, si es que llega, sucede a costa de un precio muy alto pagado a cambio; a veces, más aún que la vida…

cthulhu_spawn por mrzarono

cthulhu_spawn por mrzarono

Sastre se deja arrastrar a veces por el propio creador de los Mitos para ubicar alguno de sus relatos: así ocurre en El Final del Camino, un remedo sin duda de La Ciudad sin Nombre con todo tipo de monstruosidad similar, cuya acción transcurre de nuevo en el desierto árabe de Rub al Khali, el Lugar Vacío, la mayor extensión de arena del mundo, donde su supone se ubica la perdida Iram; y es en Arkhamy su famosa universidad de Miskatonic, donde tienen lugar los hechos narrados en La Sombra de Horus.  Pero ahí acaba todo paralelismo.  En el resto de historias da un paso adelante y abandona ese complejo provinciano que -cada día menos- abate a veces a nuestros autores hispanos (hoy mismo he defendido esta tesis, tras una presentación en la Feria del Libro de imageMálaga), y se decide -felizmente- a ubicar los Mitos de Cthulu también en nuestro país, y con protagonistas autóctonos.  Y así, aunque En las Salas de los Reyes Perdidos los hechos suceden en mitad del Atlántico y un barco de la Fundación Cousteau, la acción se inicia en Madrid, con Alberto Ballesteros, un investigador español en busca de la Atlántida. Y en otros relatos sus protagonistas se llaman Carlos, Sonia, Jaime, Martín, Laura o Jerónimo, nombres que, para ser expuestos a penurias demoníacas y hechos sobrenaturales, suenan tan bien como los Herbert, George, Walter, Jan o Gustaff que ya conocemos.

Nyarlathotep por Alcatena

Nyarlathotep por Alcatena

Y es que -digo yo- ¿por qué el Caos Reptante, Señor del Engaño, Nyarlathotep, para preparar el advenimiento de su Amo y los Señores Primigenios va a desear menos poseer un buen cuerpo serrano de cálida sangre española que otro frío y más pálido de lejanas latitudes…?  Si ya, antes, Gustavo Adolfo Becquer o Pedro Antonio de Alarcón, Tirso de MolinaZorrilla, condenaron el alma de algunos nuestros; y, más recientemente, Carlo Sisí o Alejandro Castroguer trajeron la desolación zombie a nuestras costas ¿por qué no condenar también durante la Eternidad Primigienia a otros compatriotas?

R'Lyeh por Alcatena

R’Lyeh por Alcatena

Eso es lo que hace José Francisco Sastre en Semillas de Cthulhu, sin que sus relatos o contenido desentonen o chirríen.  Y es en esos relatos situados en tierra patria y con protagonistas de nombres cercanos donde mejor funcionan sus historias.  Y aunque La Puerta en el Cielo -un relato que bebe del ciclo onírico y los Mitos a un tiempo- no requiera ubicación y pueda ser situado en cualquier parte, La Semilla, transcurre en Errillun, un supuesto pueblecito cercano al bosque de Irati, en Navarra; y El Negro Vacío, el más largo (y, para mí, mejor construido) traslada su acción por diversas localidades del noroeste de España: un pueblo en León, una capital de provincia (muy posiblemente la Valladolid de adopción del autor) Madrid,capital del reino, con final en Cantabria.

8F2El acierto de José Francisco no se limita a trasladar hechos terroríficos a lugares conocidos; más allá de ello, se atreve a realizar aportaciones propias a los Mitos, como Sham’Goath (Los Ojos del Vacio, o el Ladrón de Almas), una deidad menor, afín a Yogh Sothoth, incluso grimorios o tratados antiguos sobre magia, como «Hijo de las Estrellas», de Tomás Salvador, del S.X, copia de una copia de un tal Axanias de Tartessos; o «Magia Prohibida y Abominaciones», de Pedro de la Riva, quien en 1887 llegó a escribir una edición comentada del mismísimo «Necronomicon», ambas conservadas en secreto en la Biblioteca Nacional.  Pero, quizá, su aportación más interesante a los Mitos se encuentre en esos «triángulos necronomiconmalditos» que indica De la Riva como zonas de influencia de algún Ser; el más conocido, sobre el que escribió Lovecraft, se encontraría en Norteamérica, entre las poblaciones de Arkham, Dunwich e Innsmouth; aunque los hay también en otros países como México, Perú, China… o España: entre Valmeiga en Lugo, Errillum en Navarra, y Draguestel en la costa Asturiana.

Azathoth por Alcatena

Azathoth por Alcatena

Puede que no todo sea excelente en Semillas de Cthulhu; y algunos relatos serán mejores que otros, están narrados con estilos diferentes, y en eso, como en todo, el gusto individual decide.  Personalmente, si algo no me ha atraído es esa reitera-ción en citar a Lovecraft como referencia en todos y cada unos de los escritos, ya sea como oposición o justificación a unos hechos imposibles, increíbles, e injustificables. Y es que Jose Francisco, todo autor que siga los pasos de Lovecraft, ha de saber que no es necesario predicar a los conversos, y aquel que va a leer un libro con Cthulhu en el título lo es, y sabe a qué se expone.

Aparte de eso, saludo la aparición de este libro y alabo el paso dado por Arellano con esta nueva Serie de Autores Españoles de La Biblioteca del Laberinto, que no puedo sino apoyar, animar su continuidad, y recomendar a todos su lectura.

GLENN LORD in memoriam: RECUERDOS DE UN AGENTE DE HOWARD

El presente artículo apareció publicado originalmente en las páginas 24 y 25 de Berserkr, Fanzine de y sobre Fantasía Heroica, nº 6 (enero de 1987), dedicado a la memoria de Robert. E Howard, con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento.

Valga también, hoy, reproducido íntegramente, como homenaje particular a ese trabajador incansable, fan nº 1 del autor tejano que fue Glenn Lord, su albacea literario, fallecido el pasado 31 de diciembre (ver artículo previo en estas páginas pulsando aquí). 

Me enteré por primera vez de la existencia de Robert E. Howard hacia 1951, cuando Bradford M.Day, un corresponsal que vendía algunos libros, me recomendó SKULL-FACE & OTHERS.  Enseguida me fascinó; empecé a buscar otros títulos de Howard, pero el único que estaba en venta por aquel entonces era la edición de ‘Gnome Press’ de «Conan the Conqueror».

Algunos meses más tarde me incorporé al ejército, pues la guerra de Corea había estallado, y por eso sólo pude comprar los títulos de Conan de ‘Gnome Press’ a medida que fueron apareciendo.

Hacia 1956, como estaba muy influenciado por las colecciones de poesía de ‘Arkham House’ publicadas por Clark Ashton Smith y Lea Bodine Drake, tuve la idea de reunir y publicar toda la poesía de Howard en un volumen similar.  Dale Hart, un amigo y admirador desde hacía mucho tiempo, aprobó la idea y escribí a Oscar J. Friend, que era el agente de los herederos de Howard por aquel entonces, y compré los derechos de publicación de su poesía.  Desgraciadamente, Friend no pudo facilitar la mayoría de los poemas, por lo que comencé a comprar ediciones de ‘Weird Tales’ que contuviesen aquellos que me faltaban; también me ayudaron algunos aficionados que me enviaron los poemas que habían sido publicados en fanzines, tales como «The Fantasy Fan» y «The Phantagraf».  Estuve en la región de Brownwood-Cross Plain, donde poco pude obtener, pero sí conseguí la dirección de uno de los amigos de Howard, Norris R. Chambers, quien, como esperaba, había recibido algunos de sus poemas por correo.

ALWAYS COMES EVENING -así iba a titularse la colección- fue concebida como auto-publicación, limitada a 350 ejemplares.  Sin embargo, cuando hube terminado mis investigaciones y comencé a buscar impresor y encuadernador, descubrí que los costes locales serían demasiado elevados para el precio por el que esperaba vender el libro.  Se me ocurrió mencionar este hecho a August Derleth y el sugirió un acuerdo mediante el cual ‘Arkham House’ publicaría el líbro, pagando yo los costes de imprenta y conservando los beneficios de su venta, menos un pequeño coste de manipulación.  Nos pareció aceptable, y así, ALWAYS COMES EVENING llegó a ser uno de los tres o cuatro títulos de ‘Arkham House’ cuyos costes de edición fueron suscritos por alguien que no era el editor.

Las investigaciones que había realizado acerca de ALWAYS COMES EVENING me llevaron a interesarme aún más por Howard y su obra desconocida -publicada mayormente en revistas de aventuras, deportes y del oeste- durante su vida.  Aquella fue una tarea laboriosa y lenta, dado que no existía bibliografía alguna de su obra, y muy pocos de aquellos ‘pulps‘ habían llegado a tener índice.  Sin embargo, fue de gran ayuda el que se conocieran los títulos de algunas revistas.  Los ‘pulps‘ eran mucho más baratos y fáciles de conseguir y acabé por comprar series de algunos títulos durante ciertos años; todo ello tuvo que ser adquirido por correo, por lo que no podía comprobarlo de antemano.

Algunos editores de ‘pulps‘ seguían publicando –‘Street Smith’, ‘Popular Publications’, y ‘Thrilling Publications’– y me enviaron la relación de historias de Howard publicadas por ellos.

Poco después de la publicación de ALWAYS COMES EVENING, conseguí un gran número de poemas no publicados y cartas de Harold Preece y August Derleth.  Como deseaba presentar algo sobre los indices que iba recibiendo, empecé un pequeño fanzine titulado The Howard Collector en 1961.  Se publicaron 18 números antes de que fuera interrumpido en 1973.

En 1963 murió Oscar J. Friend, el agente de Howard, y a finales de 1964 su viuda e hija decidieron cerrar la agencia.  Los herederos de Howard les pidieron que buscasen a alguien que se encargara de los derechos de publicación.  Preguntaron a L. Sprague de Camp, pero éste lo rechazó argumentando que estaba muy ocupado con su propia obra, y me recomendó a mí, como conocedor del tema y alguien muy cercano a los herederos, ya que éstos vivían también en Texas.  Por lo tanto, a principios de 1965, llegué a ser agente de las propiedades intelectuales de Howard.

Recibí de la agencia Friend unos treinta manuscritos no publicados, además de lo que parecía ser un inventario de las historias de Howard, conteniendo un gran porcentaje de obras que desconocía.  Recordé que E. Hoffman Price me había dicho años antes que había recibido del Dr. Howard, hacia 1944, un baúl lleno de «borradores» y que se los había prestado a un aficionado y escritor que conoció algún tiempo después.

Pero dicha persona insistió en que los había prestado al difunto Francis T. Laney, un famoso aficionado que había publicado un fanzine que era una primicia, ‘The Acolyte’, en los años 40.

Así quedó el asunto hasta que encontré una relación de historias y, de pronto, empecé a sospechar que aquellos «borradores» eran realmente manuscritos.  Entré de nuevo en contacto con este aficionado, identificándome como el agente de Howard, y ofreciendo una recompensa si podía localizar los papeles que faltaban.

¡Qué sorpresa!  Recibí de él una carta en la que me decía que acababa de ponerse en contacto con la mecanógrafa a la que se suponía que Laney había dejado los manuscritos para pasar a máquina.  Se acordó una recompensa -en realidad, una cantidad bastante pequeña- y recibí unas cajas con papeles en 1965 y 1966.  Más tarde, las cartas de Howard a H.P. Lovecraft vendrían de la misma fuente.

Que yo recuerde, tardé varios meses en ordenar la cantidad de papeles, mal metidos en las cajas, muchos no numerados, copias, antiguos esquemas, apuntes, manuscritos sin terminar, historias escritas detrás de otras historias, etc…

Había poco trabajo como agente de Howard cuando empecé.  Pero el éxito de la serie Conan de ‘Lancer Books’, más tarde, en los años 60 (hay que decir que este proyecto ya había sido iniciado antes de que yo llegase a ser agente), marcó el inicio de las publicaciones de libros de Howard.  El fracaso de ‘Lancer‘ fue en cierto modo, malo durante un tiempo, pero quedó afortunadamente resuelto justo antes del auge, a mediados y finales de los 70.  Hoy, el «boom» ha decaido bastante, aunque la serie Conan sigue bien, así como la venta de las traducciones a otros idiomas.

Esta crónica no estaría completa sin mencionar Conan Properties, Inc., que fue creada en 1977 como holding propietario de todos los derechos sobre Conan, independientemente de quien fuera el autor de la historia.  Se observó que el personaje podía llegar a ser un gran negocio en sí, a través de libros, películas, derechos de venta, comics, etc… dada su alta cotización de poco después, así como al ser continuadas sus aventuras en nuevas obras.  Además, el hecho de que se halle localizada en Nueva York es muy ventajoso, puesto que la mayor parte de los posibles clientes tienen sus sedes y oficinas en esta ciudad.