CONAN La Leyenda, Edición Integral Volumen 3: LA TORRE DEL ELEFANTE y otras historias

Para deleite de los aficionados al personaje, que disfrutamos con una buena edición de sus adaptaciones al cómic, Planeta DeAgostini continua con la recopilación integral de la primera serie, CONAN, que Dark Horse dedicó al cimmerio.  Si además se trata de un Regreso a los Orígenes, una recreación honrada del personaje, el intento de acercarlo al bárbaro original que concibiera Robert E. Howard en su día, realizado por tres autores (Busiek, Nord y Stewart) nominados al Premio Eisner -cada uno por separado en su categoría-, el nivel de calidad se eleva bastante.  Pero si -aún más- se trata de una edición fiel al formato novela gráfica para el que fue concebida la historia en sus orígenes, el volumen -la serie- se convierte en un producto de lujo y coleccionismo, imprescindible para el interesado.

No voy a negar cierta debilidad por esta serie (al menos, gran parte de la misma), que queda manifiesta en lo ya escrito (arriba y en ocasiones anteriores), que he recomendado y recomiendo encarecidamente a todos.  Y el volumen que nos ocupa es uno de los mejores, aunque sólo sea por contener la adaptación de uno de los más aplaudidos relatos de Howard, La Torre del Elefante.  En este caso, siendo una adaptación estupenda, con bastante más medios disponibles que aquellas, a mi entender, no consigue hacer olvidar las adaptaciones clásicas de Roy Thomas, tanto en la grandiosidad del dibujo de Buscema y Alcalá como en la magia y capacidad para generar sorpresa de Barry W. Smith (su escena final, con el rostro sorprendido de Conan ante lo inesperado, es una de las más expresivas que he llegado a disfrutar nunca).  Sin embargo, la transición del bárbaro desde las montañas vírgenes a las costumbres civilizadas que realiza Busiek, su adaptación progresiva a las mismas (que nunca conseguirá por completo) es infinitamente mejor que la de Thomas entonces, porque ha sido concebida así en sus planteamientos iniciales y continuidad.

Presentada como crónicas secuenciales recogidas por los escribas nemedios (narradas por un no tan extraño visir a su príncipe, siglos después), la historia nos presenta a un Conan joven e inexperto en tierras de Corinthia, que no tarda en descubrir la falsedad de las relaciones humanas en el mundo al que acaba de llegar.  Desconfiado a la fuerza, pendenciero, de pronto irascible, fácil de irritar, brusco y demasiado directo en sus reacciones, tras un episodio de encuentro con la magia sobrenatural, terminará por alcanzar Zamora y La Ciudad de los Ladrones, donde se inicia en ese notable arte civilizado.  Allí aprende, más cada día, acerca de traiciones, manejos ocultos y segundas intenciones, que le irán forjando lentamente una nueva forma de ser y actuar; hasta triunfar y hacerse un hueco en el negocio gracias a su agilidad y fuerza, pero sobre todo a su ingenio, algo que también le ayuda a aprender el trato con las mujeres.  Quiero destacar un hecho que me gustó encontrar en el planteamiento de Busiek, justo antes de adentrarse en La Torre del Elefante: la atracción que muestra Conan por lo desconocido, las conversaciones de filósofos, teólogos y eruditos en el ágora de la ciudad, que no entiende pero le atraen, y demuestra una inteligencia inquieta que no siempre se le ha querido reconocer en otras adaptaciones (especialmente el cine), pero se intuye y subyace en el trasfondo de los escritos de Howard.

Como digo, un volumen extraordinario, que nos presenta una imagen igual, al tiempo que diferente, del mismo Conan de siempre, con un enfoque inteligente y renovado.  Ojalá la nueva versión en película que se estrena pronto (y nace en gran parte debido al éxito que obtuvo esta serie) sepa beber también de sus fuentes.

En definitiva, si eres aficionado al Conan de Howard no querrás quedarte sin esta adaptación, de lo mejor que se ha hecho.  Advertido quedas.

Volúmenes previos:

LAS MONARQUÍAS DE DIOS, I – El Viaje de Hawkmoon.

Los aficionados a la Fantasía Épico-Histórica estamos de enhorabuena, por la continuidad de una serie excelente que, a buen seguro -solucionado ya el problema y confirmada la publicación de la misma al completo en librerías tras alcanzar el número necesario de suscripciones (ver referencia)-, va a ser un éxito de ventas en el futuro (dale tiempo si no, Luis, que el boca a boca y las buenas críticas lo harán posible; seguro).  Y aunque sea un poco tarde para ello, comenzamos con la reseña de su primera novela:

El Viaje de Hawkwood, primera novela de Las Monarquías de Dios, es –sin duda– una gran obra, compacta y bien desarrollada además de entretenida y amena, pues se deja leer con facilidad, al tiempo que construye una compleja crónica que combina intrigas políticas, represión ideológica, guerras de trasfondo religioso, expediciones a lo desconocido y descubrimiento de nuevos mundos, entre ambiciones personales y sed de poder sobre las vidas ajenas.  Todo ello, en un mundo ficticio creado por el autor, pero que suena extrañamente cercano a nuestra propia historia medieval; aderezada con suaves toques de magia y ficción fantástica que no resquebraja el profundo realismo que destila cada una de sus historias.

Porque si algo consigue Paul Kearney es construir un continente creíble dentro de la ficción; y para hacerlo, no duda en utilizar –levemente transformados– elementos y conceptos que subyacen inconscientes en la memoria histórica colectiva del lector, con un inusual sistema de magia (dweomer) parametrizada en Siete Disciplinas (de las cuales un mago sólo llega a dominar cuatro en su vida), cambiaformas lupinos, animales parlantes, duendes o humúnculos engendrados, y un poder oculto y extraño, que al parecer procede de un continente lejano y desconocido hacia el que se encamina la extraña expedición de Hawkwood.

Nornannia recuerda en gran medida nuestra Europa, en una edad media tardía previa al Renacimiento o la Era de los Descubrimientos. Tras la caída del antiguo Imperio Fimbrio y su división en diferentes naciones independientes, la autoridad de los reyes se ha asentado frente a los señores feudales, y un monarca soberano gobierna cada país.  Al menos, en principio, porque en el fondo subyace una potestad más extendida y enérgica –puede que más eficaz–, sustentada en creencias individuales y colectivas: la religión, el culto al bendito Santo Ramusio, que 551 años después de su nacimiento, es el único poder que aglutina en realidad el antiguo imperio y al que se somete y sigue con fervor piadoso cada rey, bendecido y sancionado por la religión dominante en las naciones ramusianas, que conforman las Monarquías de Dios.

Pero frente a ellas, al oeste y al sur del mar interior, se encuentra un nuevo poder, el de los sultanatos merduk, tribus paganas seguidoras del Profeta Ahrimuz, hasta muy poco antes dispersas, que han conseguido unirse y conformar un incipiente imperio (similar al Otomano en nuestro mundo), que presiona las fronteras orientales de los reinos ramusianos con un formidable ejército.  Cuando Kearney inicia su historia, la Ciudad Santa de Aekir, en la frontera, ha caído en su poder, y al sumo pontífice Macrobius, cabeza suprema de la Iglesia, se le da por desaparecido y muerto, como la gran parte de la población en la ciudad derrotada.  Las huestes merduk avanzan hacia el Dique de Ormann en Torunna, en la primera gran amenaza seria para las naciones ramusiana, que deben reaccionar y unirse frente al enemigo común, y convocan un Cónclave de Reyes.

Más no sólo los monarcas se reúnen y han de adoptar decisiones.  También la Iglesia convoca su Sínodo para elegir un nuevo Pontífice, que encabece la religión y el inmenso poder que detenta en la sombra.  Hasta entonces, Macrobius ha representado una facción espiritual serena, centrada en dirigir al pueblo desde la fe; desaparecido éste, Himerius, prelado de Hebrion, se postula y posiciona desde enfoques más políticos, estrictos y conservadores, protectores de una fe que considera atacada por amenazas externas.  Recientemente ha iniciado una persecución de extranjeros paganos y practicantes del dweomer en cualquiera de sus facciones, que culmina en la quema pública de los condenados como herejes y el inicio de una época de terror.  El joven monarca de Hebrion, Abeleyn, contrario a esta práctica, sólo consigue detenerla en parte.  Por eso, cuando su pariente Murad le propone una expedicion a un nuevo mundo que podría existir al otro lado del Océano Occidental, idea junto a su mentor, el gran mago Golophin, embarcar en esa aventura a gran parte del gremio de Taumaturgos y practicantes del dweomer, para salvarlos de la represión inceptina.

Uno de los mayores aciertos de Kearney cuando construye su mundo ficticio es saberlo dotar de una estructura creíble en distintos estamentos.  Así, junto a la nobleza y los gremios, o las escalas del ejército, define una organización religiosa bien estructurada entre diferentes órdenes, que corresponden al estrato social del que proviene su titular.  Así, los inceptinos de hábitos negros acogen clérigos de origen aristocrático, una clase distinta de nobleza que conforma los mandos de la iglesia; los antilinos de hábito pardo, y los mercurianos, acogen a los plebeyos; y los frailes mendicantes quedan para aquellos que poseen un auténtico celo religioso (y resistencia personal para subsistir).  Caso aparte lo constituyen los Caballeros Militantes, verdadero brazo armado de la iglesia en la defensa de la institución, sobre quienes los reyes no ostentan poder alguno.  Miles de ellos han caído en la defensa de Aekir, la ciudad santa.  Pero ahora, en lugar de enviar al resto de caballeros dispersos por el resto de naciones a la defensa del Dique de Orman, Himerius planea que sean los reyes quienes envíen sus ejércitos, mientras los Caballeros de la Iglesia consolidan el poder de ésta en cada ciudad…

Es en este retablo de intrigas palaciegas políticas y religiosas, represiones de prácticas y creencias y sed de poder, donde Paul Kearney sitúa sus personajes.  Personajes –todos ellos, principales y secundarios– que resultan cercanos y bien definidos gracias a sus sentimientos y posición personal frente a hechos que no pueden controlar.  Reyes, como Abeleyn, que detentan autoridad sobre sus súbditos y toman sus decisiones pensando en ellos, pero se ven sometidos a los dictados del poder superior de las creencias.  Clérigos como Himerius, con ansias de poder político por encima del espiritual.  Soldados o generales que adoptan decisiones forzadas por actos de guerra o los caprichos de un superior, como el khedive Shahr Baraz, y su prestigio sometido al sultán.  Los sentimientos encontrados de Bardolin, un mago de gran poder que ayuda a otros perseguidos, pero debe huir ante la represión religiosa; o Griella, la cambiaformas, frente a un poder que no controla ni entiende y le domina como una maldición, pero le resulta atractivo.   Las sensaciones de lady Jemilla, viuda cortesana, amante deseada de hombres importantes, quien juega con los sentimientos y frutos de sus amores para asentar una posición.  O Murad de Galiapeno, el noble que impulsa una expedición para expandir un reino, cuya ambición por gobernar la nueva colonia  hace ocultar a todos los peligros vividos en otra expedición previa, ya olvidada.

Pero entre ellos destacan dos personajes especialmente:

  • Richard –Ricardo– Hawkwood, aventurero, comerciante, capitán propietario de barcos, adentrado en la nobleza menor de Hebrion por un matrimonio de conveniencia.  Poco amigo de fomalidades y correcciones políticas, su tripulación ecléctica es detenida prácticamente al completo bajo la represión inceptina y, para salvarla, se ve forzado a dirigir un extraño viaje con dudosos pasajeros, rumbo a tierras lejanas y desconocidas.   En el entorno claustrofóbico de un galeón solitario en mitad del océano, siguiendo indicaciones de un noble manipulador, con una tripulación compuesta por soldados y practicantes del dweomer que desconfían entre sí, y la llegada a última hora de un inceptino a bordo, comienzan a producirse extrañas muertes.  Lo mismo que ya ocurrió en un viaje anterior, aunque sólo Murad lo conoce…
  • Corfe Cear-Inaf, alférez superviviente de Aekir, quien imagina a su mujer muerta en las ruinas de la ciudad santa y huye de ella, cansado y sin ánimos, para después destacar y ascender gracias a su valía en la defensa del Dique de Ormann.  Sin saberlo, se convierte en pieza clave de la narración, cuando salva durante la huida a un inceptino ciego, que resulta ser el Sacerdote Supremo, Macrobius, vivo.

Con Himerius recién elegido y dos patriarcas,  con la amenaza de un enfrentamiento civil y el enemigo a las puertas, las Monarquías de Dios se dividen y las naciones ramusianas se sitúan al borde del cisma.  Y en su centro, los electorados Fimbrios, restos del antiguo imperio caído por la religión del Santo, que han permanecido 80 años aislados y en silencio, reaparecen ahora con un ejército de 70.000 soldados desempleados…

Soy de la opinión de que las obras que enganchan al lector (a mí mismo) son aquellas que utilizan elementos novedosos (las menos) o una buena dosis de inteligencia en sus planteamientos.  El Viaje de Hawkwood combina fantasía creativa con una base histórica que resulta muy cercana y fuertes dosis de realismo, y la intriga subyace en una crónica cuyo desarrollo futuro se presenta interesante; su autor utiliza, además, un estilo de narración sencilla que agiliza su lectura (supongo que la traducción de Nuria Gres no es del todo ajena) y consigue enganchar al lector, quien al terminar la obra, queda con el deseo de más.

Paul Kearney, un irlandés que conoce bien la navegación, se confiesa, al igual que G.R.R. Martin, amante de la Historia antigua, de la que bebe y extrae hechos plausibles para sus crónicas imaginarias; y eso es algo que subyace en su narrativa y  se agradece, pues le otorga un plus de veracidad.  En nuestro caso, cuando antes cito que la base histórica resulta cercana no lo hago de forma gratuita: en una reciente entrevista (Via-News) Kearney confiesa utilizar un reflejo de aquella España (y Portugal) de los descubrimientos (y la Inquisición) para conformar Hebrion (nombres como Ricardo, Mercado, Carrera, di Sousa… lo atestiguan), al igual que Almark es Alemania, Fimbria una combinación entre el Imperio Romano y Suiza, y Torunna una mezcla de Polonia y Hungría, asediada por los turcos.

No puedo compartir la afirmación de que “Las Monarquías de Dios son Canción de Hielo y Fuego con pólvora”, por mucho que parta del propio westeros.org (a mi entender le falta ese punto de mala leche que destila la obra de Martin, y algo de grandiosidad), pero, tras lo dicho arriba, no hay duda de que resulta una obra tremendamente atractiva para el amante de la Fantasía Épica con base Histórica.

Y ello, unido a que se trata de una obra acabada cuya publicación íntegra está asegurada en España, y que la distribución de sus historias se realiza en cinco volúmenes ligeros (sobre las 300 páginas) con portadas magníficas de Alejandro Colucci, va a conseguir –como afirmo al inicio de esta reseña– que Las Monarquías de Dios terminen por convertirse en una de las series de mayor éxito de Alamut.

Yo, al menos, la estoy disfrutando, y la recomiendo encarecidamente a todos.

LAS MONARQUÍAS DE DIOS. Suscripción a la serie.

No siempre he estado de acuerdo con las decisiones de Luis G. Prado, editor de Alamut y Bibliópolis, y este blog es testigo de ello, pero siempre he admirado su capacidad de publicar buenas obras de Fantasía en castellano; y entre todas ellas La Saga de Geralt de Rivia, por la que goza de mi agradecimiento eterno.

Recientemente inició en Alamut la publicación de Las Monarquías de Dios, una serie sorprendente de Paul Kearney de la que todas la críticas cuentan maravillas, e incluso llegan a compararla en parte con Canción de Hielo y Fuego, de Martin (en Westeros.org aunque a mí tales comparaciones me llevan a desconfiar…).  La serie, ya terminada, consta de cinco volumenes:

  • El viaje de Hawkwood
  • Los Reyes Heréticos
  • Las Guerras de Hierro
  • El Segundo Imperio
  • Naves del Oeste

de las cuales las dos primeras ya han sido publicadas por Alamut.  Pero…

Fotografía: Bazinga.net, en una interesante entrevista de Cinemanía al autor (acceder picando sobre la imagen).

La crisis se ceba en todo, incluida la Fantasía y los esfuerzos editoriales, y ahora Luis lanza un grito desesperado de apoyo para continuar la publicación de las restantes: no puede hacerlo sin tener la garantía de que al menos se venderán 150 ejemplares de las mismas (¡qué lástima llegar a una situación como ésta, donde la publicación de una novela aclamada no tenga garantizado tal número!).  Para ello, ha lanzado una oferta de suscripción a la serie, que podéis ver al completo en su blog, pulsando aquí.  Si se alcanza tal número, la obra aparecería a la venta en librerías.  De no hacerlo, los suscriptores tendrían garantizada las obras, en una edición a demanda exclusiva para ellos.

Yo aún no la he leído.  Ni siquiera he adquirido los volúmenes; los tengo en cartera.  Pero viendo una llamada como ésta, un grito tan desesperado y tan magnífica iniciativa, no he podido por menos que adquirir inmediatamente los dos volúmenes publicados, y enviado mi suscripción para los restantes.  Un gesto de solidaridad y apoyo a una iniciativa de una editorial valiente, que no se puede desoír.  Pero que, a qué negarlo, un gesto también que no esconde cierto punto de soberbia y egoísmo: en el peor de los casos, seré uno de los pocos privilegiados que goce de la edición de una serie en castellano que, con el tiempo, llegará a convertirse en incunable (o casi) y alcanzar un valor incalculable (aunque sea sentimental); seguro.

Desde aquí animo a todos a hacer lo mismo, y demostrar que los fans de la Fantasía Épica sabemos dar respuesta a las situaciones incómodas como éstas.  Por el bien del género, y como apoyo a una editorial que nos ha hecho pasar (y debe seguir haciéndolo) momentos inolvidables.

En cuanto pueda, iré publicando reseñas de las novelas.

LA ESPADA LEAL. Segunda joya de G.R.R. Martin en cómics.

Han transcurrido dos años desde el torneo de Vado Ceniza, en el prado de Ashford, donde Dunk se consolidó como caballero -en su vertiente errante-, y Egg obtuvo el permiso de su padre para ver mundo como su escudero, aunque en secreto, rapado para no mostrar ese cabello dorado que le delataría ante todos como el heredero Targaryen que es (y que demuestra el sello real del anillo que lleva oculto en su bota).

Durante ese tiempo Egg, «un zagal de 10 años con la sabiduría de un maestre«, le sirve bien.  Ha perdido sus modales de cortesano y parece en realidad un mozo de cuadras; ambos comparten los «placeres» de la vida errante ofreciendo sus servicios por doquier a cambio de alimentos y un techo ocasional, pero conociendo la vida real del pueblo llano y los señores menores, sus miserias y vicisitudes tan lejanas a las de la corte.  Sobre todo se hacen inseparables («el mejor compañero que uno puede tener» en palabras de Dunk), y fomentan una amistad que perdurará durante años, y marcará sus acciones más tarde, cuando abandonen la vida errante y, como sabemos, se vean inmersos sin esperarlo esa otra de palacio, repleta de poder e intrigas, que tan bien narra Martin en la serie principal.

En este conjunto de historias-precuelas de aquella (y serie paralela de novelas cortas al paso que va, con su cuarta entrega en proyecto), el gran maestro George desciende un peldaño en las relaciones humanas para mostrarnos, a otro nivel, las mismas motivaciones, iguales pasiones y gestos, miserias y virtudes que determinan el comportamiento de las personas.  Pero si en Canción de Hielo y Fuego éstas aparecen envueltas tras el halo de grandeza que rodea el poder y la nobleza, y sus decisiones abarcan reinos completos, en los Cuentos de Dunk y Egg, y en concreto La Espada Leal, se exponen desde un punto de vista más reducido -también más cercano y personal, más humano-,  centrado en las consecuencias de aquellas acciones que toman los poderosos y cómo influyen en las vidas de quienes se encuentran por debajo en la escala social, hasta los más miserables.

Esa es la gran virtud de Martin, que incluso en historias de ficción histórica como éstas que narra (aquí sin el tamiz fantástico que solapa de forma sutil en CDHYF), nos imbuye en una realidad hecha creíble gracias al desarrollo de sus personajes; seres que resultan cercanos porque vivimos de cerca sus motivaciones, las mismas que determinan y marcan el sentido de sus vidas: obediencia, desprecio, derechos de nacimiento y diferencias por clase social, pactos, traiciones, poder o ambición; también amistad, orgullo y lealtad.  Lealtad sobre todo, por encima de circunstancias que no puedes compartir, pero ineludibles por el juramento que define el verdadero espíritu del caballero; un caballero-quijote que Martin defiende en estos relatos en la persona de Dunk ser Dunk el Alto«, por sus 2,10 metros, pero también «Dunk el Tocho, duro de mollera«, nacido en El Lecho de Pulgas de Desembarco del Rey), y nos traslada con recuerdos continuos a las enseñanzas que recibiera de Ser Arlan Pennytree, su mentor.

La historia, conocida, nos presenta a Dunk y Egg de nuevo en El Dominio tras pasar un año en Dorne; al servicio de Ser Eustace Osgrey, señor de un feudo venido a menos que recuerda vivencias y momentos de glorias pasadas.  En una pertinaz sequía, se ve enfrentado a Lady Rohanne, la temible (y sorprendente) Viuda Escarlata, actual señora de Fosafría, de la que Osgrey fue desposeído tiempo atrás.  El pleito, que deberá terminar con sangre debido a una mala acción de Ser Bennis del Escudo Pardo, el único otro caballero al servicio de Ser Eustace, llevará a Dunk hasta situaciones límites y enfrentamientos en duelo singular, mientras cuestiona sus creencias y juramentos frente a la mentira y la traición,  y sus propios sentimientos y orgullo personal serán puestos a prueba.

A pesar de ello, no son los actos narrados en tiempo actual  la parte más interesante de esta novela corta, sino las revelaciones que realiza en segundo plano sobre la propia historia de Poniente, antes de Canción de Hielo y Fuego.  Da la impresión que, con los hechos que cuenta en la serie madre, Martin se siente en deuda con los Targaryen y quisiera reconcilar la imagen que allí muestra de ellos, a través de Aerys II, el Loco (asesino de muchos, y de Rickard y Brandom Stark tras torturarlos), Raeghar (en el doble juego del misterioso rapto de Lyanna Stark y su descendencia), o Viserys (un niño con ínfulas de grandeza real en pos del Trono de Hierro); Daenerys es caso aparte, con una personalidad conformada en circunstancias muy hostiles.  Así, tras definir una nueva imagen, más bondadosa y noble (sin desdeñar ribetes de desprecio y superioridad), para la casa Targaryen en El Caballero Errante, en La Espada Leal recrea el enfrentamiento fraticida de la Rebelión de Fuegoscuro, protagonizada por Daemon y los otros hijos bastardos de Aegon IV, el Indigno, frente a Daeron II, su hijo legítimo, rey pacífico de influencias dornienses.  La batalla del Campo de Hierbarroja, llamado así por la sangre de 10.000 hombres derramada aquel día, 15 años antes de los hechos narrados, determinan los actos en que se ven envueltos Dunk y Egg.  Y dado que se trata de un episodio poco definido en el cómic, pero de alta importancia en la historia de Poniente y la dinastía Targaryen, así como base y trasfondo del tercero de los Cuentos de Dunk y Egg,  «The Mistery Knigh», aún sin publicar en España, creo interesante comentarlo en un futuro artículo que aparecerá en breve, y al que os remito.

Respecto al cómic que ahora publica Random House Mondadori en su colección DeBolsillo, indicar que, como el anterior, supone una pequeña joya para la biblioteca del aficionado, tanto a la serie de Martin como al séptimo arte.  Una novela gráfica completa, en edición integral de volumen único, que recoge los seis números de la adaptación realizada entre 2007 y 2008 (Dabel Brothers, distribuida por Marvel Comics) , que aún permanecía inédita en España (el relato original fue publicado en 2006 por La Factoría de Ideas, en la antología Leyendas, hoy agotada y descatalogada).  De ahí su enorme interés para el aficionado.

Esta adaptación al cómic de La Espada Leal la firman los mismos autores que dos años antes realizaron la de El Caballero Errante.  Como entonces, el guión de Ben Avery recoge con acierto la esencia de Martin, y consigue trasladar a imágenes la intensidad su narración; al igual que las ilustraciones de corte clásico de Mike S. Miller transmiten bien al lector sus sensaciones.  Es verdad que esta segunda novela transcurre en ambientes más sombríos y apagados que la anterior, muy lejos de aquel colorido de escudos y blasones de las casas nobiliarias o el numeroso público que se reúne alrededor del torneo, y nos traslada al entorno cerrado de dos feudos rurales, entre campesinos incultos, caminos secos y paisajes deslucidos por la sequía.  Tanto a efectos visuales, como en la trascendencia de las situaciones narradas, La Espada Leal puede resultar menos  bienllamativa que la primera novela, más no por ello su transcripción a viñetas pierde interés o deja de transmitir emociones; se adentra bien en el terreno de los sentimientos personales, utilizar el color para adaptarse a las circunstancias cambiantes de cada entorno, y como la anterior -como toda obra de Martin-, consigue transmitir sensaciones que conmueven al lector y captan su interés hasta el final.  Un final digno de un caballero errante, que gana batallas y deviene perdedor en lo material, pero no en sus convicciones.

Sólo queda esperar una pronta publicación en España de la antología de novelas cortas Guerreros, donde -como en los casos anteriores- aparece el tercero de los Cuentos de Dunk y Egg, «The Mistery Knight».  Su traslación al cómic, si los autores deciden hacerla, tardará más en ver la luz.

Mientras tanto sería deseable que alguna editorial (tal vez Gigamesh, que dispone de los derechos de CDHYF, o La Factoría de Ideas, que las publicó en su día) decidiera a recopilar las dos novelas cortas ya publicadas recogidas en un sólo volumen; como hizo en 2009 la francesa J’ai Lu.  Fue así como conseguí leer la primera, imposible de encontrar en castellano ya entonces (hoy ambas), y estoy convencido de que muchos aficionados lo agradecerían.

CONAN La Leyenda, Edición Integral Volumen 2: ______________ EL DIOS DEL CUENCO y otras historias

Planeta de Agostini continúa y sigue los pasos de la edición original americana de CONAN por Dark Horse y nos presenta CONAN La Leyenda: El Dios del Cuenco y otras Historias en castellano, en formato libro y tapa dura, tal y como fue concebido en origen, un volumen único conteniendo un arco argumental completo, y dentro de éste una historia (o fragmento) original de Robert E. Howard.

No voy a insistir en las bondades de una serie que, en el formato que ahora se presenta, un volumen único, contiene toda la fuerza y calidad que llevaron a sus autores a ser nominados al premio Eisner, que Kurt Busiek obtuvo ; ambos consiguieron la revitalización completa de un personaje que parecía definitivamente muerto por agotamiento y ellos recuperaron con éxito, acercando su imagen más a la de su origen y pensamientos de su autor, R.E. Howard, en una apuesta editorial que supuso su regreso como serie de cómic (también al cine, por extensión).

Este volumen 2 no es el mejor de la serie, pero contiene momentos inolvidables: una transición bien argumentada del paso del cimmerio desde el norte sombrío, donde transcurren las aventuras del primer volumen («La hija del Gigante Helado y otras Historias«), a las ciudades civilizadas del sur, en este caso Brythunia, donde Conan se inicia como ladrón y deja muestras de esa astucia y agilidad mental que caracterizan al personaje de REH (y se le niega en el cine, en la versión Schwazenegger) , o la introducción de un nuevo personaje de concepción genial: Janissa la Enviudadora, cuyo nombre en castellano tal vez no transmita igual fuerza que el original (WidowMaker), que Busiek tal vez concibió como sustituta de Red Sonja en esta nueva etapa (nadie puede sustraerse al pasado).  Pero, sobre todo, una adaptación más fiel del relato original de Howard «El dios del cuenco«, manteniendo y ampliando los caracteres originales.  Y la introducción en la serie de Thot-Amón.

El volumen incluye los números 0 (presentación), 7 (parte final), y del 9 al 14, donde transcurre la historia en Nemedia, y se narra su traslado a Corinthia.  No hay un salto de continuidad, pues el 8 pertenece a la juventud de Conan, que Busiek fue introduciendo cada ciertos números, recopilada más tarde también, en ese volumen magnífico, que ya hemos comentado, «Nacido en el campo de Batalla«.

La dicho, un volumen que no debe faltar en la biblioteca del buen aficionado, en formato novela gráfica de lujo.