EL TEMOR DE UN HOMBRE SABIO, de Patrick Rothfuss.

«Todo hombre sabio teme tres cosas: la tormenta en el mar, la noche sin luna y la ira de un hombre amable».

El contador se ha puesto a cero.  Hoy es el día en que -al menos oficialmente- El Temor de un Hombre Sabio, segundo volumen de la historia de Kvothe se ponía a la venta en librerías; el día más esperado por muchos (unos 200.000 lectores españoles de El Nombre del Viento) aguardaban inquietos su llegada.  Algunos con un poco más de suerte disponían de él días antes por uno u otro motivo y conseguían saciar su ansiedad, pero todos deseábamos tener en nuestras manos el enorme volumen de la obra maestra (de momento, la única, pero maestra) de Patrick Rothfuss.

¿Por qué? ¿Quién es ese Kvothe…? ¿Y Rothfuss…?

Para responder a la primera cuestión, lo mejor es leer cuanto antes El Nombre del Viento, el volumen que presenta y comienza la historia del personaje; pero si tienes prisa, puedes hacerte una idea en la pestaña dedicada a él más arriba, acceder a LE LLAMAN KVOTHE. ¿Has oído hablar de él?, la crónica que publicamos hace ahora un año de aquella obra, u otras que corren por internet (pero no dejes de leer la obra; es un consejo de amigo, de verdad); y como ampliación, avanzar que se trata de uno de los mejores personajes de la literatura fantástica construidos jamás: pelirrojo-fuego, enigmático, sorprendente, misterioso, divertido, activo, sereno, vengativo, tierno, curioso, inteligente… mago, ladrón, estudiante, poeta, bardo, espadachín, guerrero…

«He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con Dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.  Me llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mí».

De Rothfuss también hablamos en la citada entrada y otras del blog.  Parece un tipo entrañable, por sus comentarios y labor en Worldbuilders; mezcla de oso de peluche gigante y druida, pinta de hippie trasnochado y friki, lector empedernido de comics y profesor profesor de lengua y filología inglesa, en la universidad de Wisconsin.  Y sobre todo, un escritor magnífico, al que muchos llaman ya el nuevo Tolkien (yo, como indiqué en su momento, prefiero esperar todavía a ver cómo evoluciona él mismo y su obra; pero, a fe mía, que va por buen camino de hacerse alguien importante).  Su estilo narrativo es magnífico, literatura moderna con ribetes de obra clásica, perfeccionada durante años (los mismos que sus lectores hemos de esperar entre obra y obra, para también disfrutarlas), que ha elegido el camino de la fantasía para expresarse, pero que igual hubiese triunfado en cualquier campo.  Eso sí, es un perfeccionista.  Su padre le enseñó «que si tenía que hacer algo, debía tomarme mi tiempo y hacerlo bien», y él sigue lo aprendido a la perfección: trabajó durante 14 años en la obra antes de publicar su primer volumen, y ha tardado 4 más en revisar el segundo.  Por eso, no esperemos disponer pronto de su tercer volumen (aunque lo disfrutamos igual), que ya dispone de título (no definitivo) según comentó Rothfuss SFFworld, en una entrevista realizada en 2007:  Las Puertas de Piedra.

Anuncio del volumen en La Casa del Libro

¿Qué vamos a encontrar en ETDUHS?

Por fortuna, más de lo anterior, la misma calidad literaria que sorprendió a todos en su día, esa delicadeza de palabras escogidas con dulzura y fuerza a un tiempo; la belleza de una historia que, más que hechos heroicos o aventuras -que también-, narra actos cotidianos y sencillos, o sentimientos, profundos y diversos, la vida misma.  La evolución del protagonista, que recogimos de niño, alegre o con miedo, y madura con nosotros a lo largo de la narración.  Personajes que ya conocimos antes, amigos y enemigos de Kvothe, desarrollados con mayor profundidad, junto a otros nuevos e interesantes.  Nuevos lugares, diferentes de esa Universidad donde lo dejamos y donde transcurre gran parte de la historia, cuando inicia el recorrido por los cuatro rincones de la Civilización. Misterio; el que acompaña al personaje y su origen, entre los Edena Ruh que recobran nueva importancia; y venganza, que crece en el interior del muchacho que vio asesinar a sus padres por los misteriosos Chandrian, por culpa -quizás- de un nombre…

Y, sin embargo, a pesar de esas 1200 páginas (que asustan en principio y quieres más al terminar), veremos pocos de esos hechos narrados en la presentación a su historia que él mismo avanza en primera persona en el volumen previo, y de la que sólo Felurian hace presencia.  Rothfuss se recrea en narrar hechos cotidianos que parecen no tener relación con la historia inicial, algunos piensan que la agranda de forma innecesaria.  Estoy convencido que no, que todo tiene su importancia, está medido y pensado por el autor, que va asentando cimientos y soltando pistas de futuro.  Un futuro que, con los eventos que sabemos que han de ocurrir (expulsión de la universidad, asesinar a un rey, conocer a Bast, su magia, o la espada Adem, su propia muerte fingida y su retiro a la posada) y las nuevas pistas dejadas (el mundo de las hadas, la importancia real de Denna, el nombre verdadero de su madre, …) deberá quedar, concentrado, para el tercer día en Las Puertas de Piedra.

Queda tiempo para eso.  De momento, disfrutemos de El Temor De Un Hombre Sabio.  Una lectura que a nadie -al menos, que yo conozca- deja de impresionar.

Pulsa sobre la imagen de abajo para acceder a sus primeras 32 páginas, un avance, cortesía de La Historia de Kvothe:

EL TEMOR DE UN HOMBRE SABIO. Llegó el paquete más deseado.

No quepo en mí de gozo.

Lo encontré al llegar a casa, algo despistado por eso de las distancias, pormenores y circunstancias, pero llegó al fin, y hace que ahora, hoy,  me sienta un poco -un mucho, en verdad- más feliz que antes; y envidiado (aunque sea por 8 días de adelanto) por varios…

Es difícil trasmitir la ilusión -emoción- que contengo mientras escribo estas líneas; la que sentí cuando abría el paquete, o mientas decidía fotografiar cada paso para compartirlo con vosotros; el agradecimiento que siento hacia una editorial, Plaza&Janés – Random House Mondadori y su blog oficial, La historia de Kvothe, que cuidan tan bien sus productos.  ¡En el Nombre del Viento!, que bien hacen las cosas.

Es difícil,si,  pero no imposible.  Comprobadlo vosotros:

Grueso, compacto, consistente.  Lo primero que llama la atención, junto a unas llamativas pegatinas con «muy frágil» sobre amarillo, es su envoltorio, preso en un lazo de puro cáñamo, al estilo antiguo…  El corazón comienza a latir más fuerte… Y me acuerdo de vosotros.  Saco el móvil, que uso de cámara.

Abro el lazo; rasgo el papel de envolver, nervioso y rápido.  Aparece una caja de cartón blanco impoluto, sin ningún distintivo en su exterior, mera protección…  Las manos tiemblan, y un guiño involuntario se escapa mientras lo observas y avanzas… Paso de ella y accedo a su interior, donde aparece una caja negra, brillante, enarbolando en su tapa la frase más famosa del pelirrojo.  El corazón se desboca…

Cuando la levantas, lo primero que observas es la famosa portada de El Temor de un Hombre Sabio, con su banda de promoción y esa imagen inconfundible de Kvothe en acción, encapuchado y espada en mano, que comparte con la edición inglesa, bastante más atractiva que la americana…  Aspiras despacio, para sosegar el espíritu y continuar con deleite, sin que el placer te desborde.

Y debajo… el resto:  un tarjetón precioso de saludo, presentación, firmado por La historia de Kvothe que -¡para colmo!- te agradece que cuentes a otros lo mucho que te encanta la obra de Rothfuss (en momentos así es cuando más satisfacción encuentras en hacer estas cosas por amor al arte y otros locos como tú…); y una bolsita con lazo, en raso brillante color vino tinto, cuyo tesoro dejo para el final, y una camiseta única en negro, en la que destaca al contraste el nombre del viento… digo de  mi nuevo maestro.

Y en la bolsa, el pequeño premio, el distintivo más grande y apreciado por todo buen narrador de historias cantadas: el famoso Caramillo de Plata del Eolio, que Kvothe consigue gracias a La balada de sir Savien Traliard, regalo de Patrick Rothfuss enviado expresamente a los bloggers que siguen su obra…  Y la emoción te desborda.

Entonces es cuando el peso y tamaño de la historia de Kvothe, el asesino de reyes, se revela y pone de manifiesto, y descubres la verdadera magnificencia de la obra y sus ¡¡1200 páginas!!.  La obra de Rothfuss es grande, sin duda, no solo en valor y estilo literario.  Y comparas, abrumado:

No esperéis mucho más hoy de mí.

Mañana, otro día, cuando me recupere, seguiremos hablando de Kvothe y el segundo día de la historia de su vida, El Temor de un Hombre Sabio.

Mientras tanto, más de Kvothe aquí.

LAS MONARQUÍAS DE DIOS. Alamut completa la serie.

Recibido el mes pasado Las Guerras de Hierro (a la venta el lunes; reseña, en breve), tercer volumen de esa buena serie escrita por Paul Kearney, cuyos dos primeros ya hemos reseñado en estas páginas (ver aquí), Alamut (gracias a haber alcanzado las suscripciones necesarias para hacerlo) garantizó en su día la serie al completo, y cumple su palabra: los volúmenes 4 y 5, El Segundo Imperio, y Naves del Oeste, respectivamente, aparecerán a primeros y mediados de noviembre.  Todos ellos pueden ser reservados en pre-venta en Cyberdark.

Si no sois suscriptores de la serie, os recomiendo que os hagáis pronto con ella.  La tirada no es grande, y más adelante podéis echarla en falta.

PRÍNCIPE VALIENTE. 1939.

Se hace difícil elegir una sola viñeta, de entre todas las publicadas el año 1939 en la serie Príncipe Valiente en los días del Rey Arturo.   Pero, puesto que me impuse esa misión yo mismo, cumplo con ella y elijo la Fortaleza de Andelkrag.

Durante ese año Hal Foster narra diversos hechos significativos, protagonizados por Val, muchas de cuyas ilustraciones magníficas merecen encabezar esta entrada:

  • Los sajones de Horsa pretenden invadir el país, y se concentran cerca de los pantanos donde el Rey de Thule vive en el exilio.  Val los descubre, y regresa a Camelot para avisar al rey, y diseñar la estrategia de defensa.  La imagen de la carga de los caballeros de la Mesa Redonda contra los sajones es de una fuerza impresionante.
  • El nombramiento de Val como caballero, por el propio Rey Arturo, en el propio campo de batalla anterior, cuya victoria se debe en gran medida a la actuación del Príncipe Valiente y los hombres de su padre.
  • Como pago, a sus servicios, Aguar solicita de Arturo una de las naves capturadas, con la que regresar a Thule y recuperar el trono usurpado por Sligon.  Una vez conseguido, y tras un tiempo en la corte, Valiente decide abandonarla y se lanza a recorrer los caminos como caballero errante.  Aquí tiene lugar uno de los episodios más fantásticos de la serie, cuando busca cobijo en una cueva habitada por una bruja, quien le embauca para que se adentre en su interior, donde se debe enfrentarse a un viejo; éste no es otro otro que el Tiempo, en persona, y cuando le vence, Val queda convertido en un anciano, pero recobra su juventud al beber de nuevo el vino de la bruja.

  • En una taberna de los caminos, Val recibe la noticia de la caída de Roma y que Europa se encuentra en poder de los hunos.  También oye la historia de Andelkrag, la inconquistable, donde su rey Camorán ha reunido a cuanto aman la belleza, las artes y las hazañas nobles, y resisten victoriosos al asedio de los hunos.  Tras abandonar el lugar y conocer la peste roja, atraviesa las montañas y alcanza la fortaleza (en algún lugar del sur de la actual Alemania, o Suiza), donde se une a los sitiados hasta su destrucción final por los hunos.  La ilustración de Val contemplando la fortaleza de Andelkrag sitiada, que encabeza la entrada, o la de la batalla sobre sus almenas, son ya imágenes clásicas, representativas del arte magnífico de Foster.

  • Como único superviviente de Andelkrag, Val conoce a Slith, un pícaro descarado, con el que hostiga a los hunos que encuentra a su paso, utilizando técnicas de guerrilla.  Pronto reúne una partida de 300 valientes, cuyas hazañas atraen a caballeros de todas las tierras: Valentiniano envía a 500 jinetes desde Roma; el rey de España, un millar de visigodos; también desde Bretaña llegan dos caballeros errantes: sus amigos Tristán y Gawain, con quienes participa en varias batallas.  Sin embargo, la liberación de la ciudad de Pandaris no se logra con ejércitos y batallas, sino -una vez más- gracias a su ingenio y arrojo individual, que consigue el levantamiento de su población frente a los hunos.  Las imágenes interiores de edificios de la ciudad al claroscuro son impactantes, como la viñeta que cierra el año, la noche de terror en que sus habitantes, ya libres, dan caza a los invasores hunos a la luz de las antorchas.

De entre tantas ilustraciones, cada una obra de arte (todas las imágenes adjuntas se amplían al picar sobre ella), he escogido La Fortaleza de Andelkrag porque contiene como pocas la grandilocuencia e inmensidad del trabajo magnífico de su autor.  No voy a repetirme describiendo de nuevo su excelencia, la profundidad de campo en planos sucesivos, sus juegos de sombras, el detallismo, o la naturalidad de sus figuras; el impresionante movimiento que transmite en una imagen estática…  Pero no puedo dejar de citar la grandiosidad de acción que supone la introducción y dibujo de innumerables «extras» (esta vez, me niego a contarlos, muchos cientos), como en una película de De Laurentiis, o tratada por Industrial Light & Magic, de Lucasfilm…  solo que a mano, y 50 años antes.

¿Alguien duda aún por qué tantos admiramos la obra del maestro Foster?

Para acceder a otras entradas de Príncipe Valiente en los días del Rey Arturo, pulsa aquí.

PRÍNCIPE VALIENTE. 1938.

Es la imagen de Príncipe Valiente en los días del Rey Arturo que más vívida se mantiene en mi memoria desde tiempos lejanos, la que mi inconsciente primero y mejor relaciona con la obra de Hal Foster: la batalla sobre el puente del prado de Dundorn (picar sobre la imagen para verla ampliada).

Publicada en la plancha 71, de 19 de junio de 1938, recoge esa ilustración excelsa de Val enfrentando en solitario la horda de hombres del Norte que han raptado a Iléne, su amor juvenil, a quien pretende rescatar; portando por primera vez la Espada Cantarina (1), regalo del príncipe Arn, su amigo y rival en amores (no mucho más tarde la bruja Horrit la identificará como Flamberge, forjada en la misma magia que Excalibur del Rey Arturo).  La poética del cómic de Foster alcanza aquí su máxima expresión, cuando la descripción ilustrada supera a la del propio texto que la acompaña,  y expresa, sin palabras, poesía pura comprimida en una imagen, más que cualquier narración posible.  Una supuesta traslación escrita de la misma alcanzaría diversas páginas para poder transmitir al lector toda la intensidad que Foster consigue comunicar en media plancha dibujada: la descripción del terreno dominado por la piedra; el embate impetuoso de una tropa de norteños que carga arrogante por la angostura de un puente; la dificultad de su avance, el estorbo de unos compañeros frenados en seco ante el arco que describe la hoja afilada en su canción de muerte; el grito de dolor de un herido; el miedo del retraído; el imposible esfuerzo por avanzar de su segunda fila, el desaliento de los primeros derrotados, ya superados; el ímpetu de quienes acuden y se suman nuevos al grupo atacante; la recia voz del jefe que arenga a su tropa mientras observa confundido el resultado increíble que obtiene un sólo hombre bien posicionado; la caída -casi a «cámara lenta»- del vencido por sobre el puente; la rabia del que aterriza sobre las aguas -¡qué aguas!- de un arroyo vivo y rugiente, en movimiento, bajo las sombras cambiantes de un arco de piedra; la incredulidad de quienes han salvado las aguas -y su vida- y observan sobre sus cabezas a un Val inspirado, destacado en claroscuro profundo de sombras que definen la garganta de piedra.  Un Val superior, de gesto tenso y movimientos flexibles, implacable en su embate, señor del dominio que marca con sonido sibilante su mágica Espada Cantante (1).

Todo eso transmiten los rostros, expresiones y movimientos -flexibles y naturales- de 28 cuerpos contenidos en una sola ilustración de Harold Foster (que, sin embargo, para nada aparece sobrecargada, sino repleta de espacios vacíos).  Todo eso, y mucho más: invito a cualquiera a detenerse y disfrutar observando cada detalle de realismo y veracidad contenido en toda arma, cota de malla, gleba, escudo, adorno o vestimenta que porta cada contendiente (el color de Planeta-Bocola, lo permite y facilita).

Todo eso… en una sola viñeta, demuestra la grandiosidad de su obra.

¡Honor y gloria por siempre a Hal Foster y su Príncipe Valiente!

  1. No puedo dejar de recoger la reflexión y lamento de ese gran amante de la obra que es Rafael Marín, ante la imposibilidad del castellano para recoger una traducción idónea para Singing Sword, nombre original de la espada que canta: «no transmite el sonido del término en inglés («Singing sword» hace que oigas la «s» sibilante que se supone entona la espada), y cualquier adjetivo está viciado de antemano: Cantante, Cantarina, Cantora.» (en http://crisei.blogalia.com/historias/41526)