CARMILLA, la mujer vampiro. De Sheridan Le Fanu

CarmillaLa encontré esta mañana, allá arriba, en la estante-ría donde reposa desde hace años sin cambiar. Su fino lomo destacaba en rojo llameante entre otros más gruesos y oscuros. Supongo que me llamó… con esa canción silenciosa y cálida de su dueña. Mi mano acarició su textura en cuché antes de bajarlo; y fue cuando descubrí esa imagen sensual y transgresora, descuidada entre largos cabellos y seda o satén que no recordaba, y el prólogo de Paul Naschy, maestro del terror en mil caras.

Y lo leí… ¿cómo no podía hacerlo?

Ya he contado alguna vez que uno de esos placeres que me dedico a veces un domingo por la mañana, temprano, cuando me quedo solo en casa, es disfrutar relajado de la lectura de un buen libro que me atraiga; y éste bien que lo hizo.  No era el que tenía previsto, pero tampoco me arrepiento del cambio.

Porque si el último número publicado de Berserkr, el 8, lo dedicábamos entre otros a Bram Stocker y su obra maestra, bien está que esta primera reseña escrita en la  web que lo recuerda (ahora bajo ese mismo nombre y dominio), se centre en la novela que se le anticipó 25 años en describir el mito del vampiro, en cuyas páginas se inspiran y beben Drácula (1897) y su autor (como todo un vampiro), para crear personajes, situaciones y características implícitas en el mito del terror gótico por excelencia.

Ilustración de D.H. Friston para la publicación en Dark Blue

Ilustración de D.H. Friston para la primera publicación en Dark Blue, 1872

Y es que entre las páginas de Carmilla, relato precursor del género (fue publicado por primera vez en 1872, en la revista Dark Blue) se encuentra ya -como resalta Jacinto Molina en el prólogo- la estructura narrativa de toda novela posterior, comenzando por el «ataque«, para seguir con la «muerte y resurrección» del vampiro, y acabar con la «perse-cución, caza y destrucción» de la criatura; que también posee la facultad especial de transmutarse en animales (en este caso, felinos), ser fantasmal o una sombra. Y, como el conde más famoso de la historia, también ella pertenece a la alta nobleza, por lo que goza de un porte y distinción melancólica que fascinan, al tiempo que despiertan recelo y misterio y una inquietante atracción sexual… Sólo que, en este caso, Sheridan Le Fanu demuestra ser más avanzado que su paisano Stocker, no sólo por introducir un sutil matiz erótico en su contenido, sino por hacerlo bajo el tamiz del lesbianismo, tema tabú como pocos en su época, pero que enfrenta con una delicadeza y exquisitez (él lo llama «exaltación»), mezcla de atracción y rechazo, que la acercan a la ternura.

Portada de la edición de Bizarro Press

Portada de la edición de      Bizarro Press

La historia narra -en primera persona- las experiencias y sensaciones vividas por Laura, una joven hermosa que vive junto a su padre y algunos sirvientes (una de ellas de apellido Renfield) en un alejado castillo en tierras de Estiria, Austria (donde, al parecer, también situó Stocker la primera versión de su Dracula), quien a menudo recuerda vivencias de cuando era niña y se despierta en brazos de una joven cuando siente el pinchazo de dos agujas en su cuello.  Un día, de forma fortuita, esa misma joven, Carmilla, será acogida en el castillo y ambas traban amistad. Con el transcurso de los días, y mientras en los alrededores se suceden hechos inexplicables y muertes de diver-sas mujeres causadas por una enfermedad desconocida, la recién llegada comienza a demostrar un extraño comportamiento (se encierra por las noches en su cuarto hasta el mediodía, o desaparece), así como una atracción demasiado romántica hacia Laura, quien comienza a enfermar:

«Serás mía… debes ser mía… Tu y yo seremos una sola cosa, para siempre».

La llegada providencial del general Spieldorf (antecesor de Van Helsing), quien ha perdido a su hija a manos de una vampiro (al igual que Lucy), reconoce al monstruo en la Condesa Mircalla, la última de una desgraciada estirpe, y comienza la persecución.

Confieso que he disfrutado reviviendo la dolorosa nostalgia de la vampira Carmilla (un no-muerto que anhela la vida, no un ser diabólico) y la turbación inquieta de Laura, en una edición excelente de Malditos Hereodoxos! del año 2000 (con un comité asesor de la colección que no recordaba y es digno de mención, pues entre otros estaban mis admirados Luis Alberto de Cuenca, Luis García Berlanga, o Vicente Molina Foix).

Recomiendo encarecidamente la lectura de Carmilla a quien no la conozca, o quien desee repetir la experiencia, un relato corto que se deja leer de un tirón y en poco tiempo.  Y como igual es difícil de encontrar a estas alturas (la última edición que conozco es de 2005), más de uno la podrá encontrar fácilmente en la web.

Carmilla cómicPor último, tampoco recordaba que existe una versión en cómic de la historia: Carmilla, Nuestra Señora de los Vampiros, título que parece querer acaparar para si parte del éxito de la obra de Fritz Leiber que le valió el World Fantasy Award.  (Formato Prestigio, novela gráfica de 48 páginas).

Desconozco la obra que editó Dude Comics en 1989, por lo que no voy a opinar sobre ella. Pero sí me permito confiar en que muy mala no debió ser, a juzgar por sus autores:  Roy Thomas al guión, Isaac M. Del Rivero y Rafael Fonteriz, al dibujo.

Ahora lamento habérmela perdido…

GERALT DE RIVIA: ESTACIÓN DE TORMENTAS, de Sapkowski

Ficha Geralt EDTGeralt de Rivia regresó, al fin.  Y con el regreso del Brujo, del Lobo Blanco -aunque sea un regreso al pasado, su pasado-, terminaron los miedos, las dudas e incertidumbres, y la verdad ha quedado desvelada: Sapkowski sigue siendo Sapkowski; el autor polaco ha sabido mantener el pulso del personaje.  No sé que opinaréis vosotros, pero a mí no me ha defraudado, y al terminar su lectura me quedan buenas vibraciones.

geraltderiviaPorque, sin ser su mejor novela, y pese a las sensaciones contradictorias de inicio, Estación de Tormentas consigue ser una obra del personaje, no un pastiche, algo añadido o fuera de lugar.  Por el contrario, sabe ocupar un hueco en su trayectoria, en un momento concreto de su vida.  Y este no es otro que tiempo antes del relato La Espada del Destino, que preludia lo que hoy se conoce como La Saga (desde La Sangre de los Elfos a La Dama del Lago, aunque se gestase antes); en él, Geralt rememora (entre otros) la figura de Lytta Neyd, Coral, en un párrafo donde ya se esboza la historia que da origen a esta novela (pág.244), que yo sitúo entre los relatos El último deseo (final del libro I, al que da nombre) y Las fronteras de lo posible (que abre el libro II). En el primero, Geralt conoce y da inicio a su relación con Yennefer; en el segundo, se narra su reencuentro -deseado, apasionado, pero imposible- y su nueva separación. Entre ambos han transcurrido cuatro años… Demasiado tiempo de historias y aventuras no narradas, cacerías de monstruos o poemas sin escribir, amoríos y vivencias inexploradas, relaciones del protagonista con nuevos personajes, que Sapkowski puede ir contando ahora, en un tiempo más joven, en el que el albino todavía era libre de su destino; un tiempo convulso, también, pero más sereno que el ya dominado por la guerra inmensa y cruel de Nilfgaard, donde los personajes y sus vivencias apenas pueden ser ya los protagonistas de la historia.

Lytta_neyd

Lytta Neyd, en wiedzmin.wikia

Y entre los personajes de Estación de Tormentas, destaca sin duda Coral, la hechicera Lytta Neyd, digna sucesora de Yennefer de Vengerberg o Triss Merigold en otros episodios de la vida del brujo, tan cargada de fuerza, belleza y juventud (pese a sus muchos años), deseo, inteligen-cia y planes propios como las anteriores.  Un carácter femenino bien definido (incluso Mozaïk), con el que Sapkowsky demues-tra que mantiene intacta su capacidad de crearlos. Interesantes también los masculinos (pero menos atractivos, como podéis imaginar con sólo ver la extraordinaria portada de Alejandro Colucci), como el también hechicero Algernon Guincamp, Frans Torquil, o el enano Addario Bach (no era Zoltan Chivay, como parecía);  y algún que otro monstruo terrible, a la par que adorable…  Por supuesto, no falta Jaskier; ni una breve aparición de Yennefer, aunque a distancia y lejos, sin cruzarse en persona con nuestro brujo (me encanta los duelos de palabras de las hechiceras cuando enfrentan); su aparición no me parece forzada, como alguien dijo, sino que la veo como un guiño al recuerdo, la nostalgia, y determinante en la resolución de la motivación principal del héroe en esta historia.

Portada del avance a la edición

Portada del avance a la edición

Una historia que Sapkowski presenta en novela completa en lugar de relatos separados, como hacía al inicio, cuando narraba hechos ocurridos en los tiempos donde ahora sitúa la acción; aunque no se trata de una historia seguida y continuada en orden secuencial, sino compuesta de episodios diversos que el autor enlaza entre sí, como círculos (no concéntricos, tal vez elípticos) que se cierran en sí mismo y por separado, pero que engarza bien hasta conformar un volumen natural… y abierto. Una historia que sitúa de inicios a Geralt en Kerack, donde cae de lleno en la trama (y la cama) que le tiende Coral, y donde pierde sus espadas de brujo… Y es en la búsqueda de sus armas, y mientras cumple el encargo de la hechicera, que se verá trasladado a otros sitios, todos fronterizos: Rissberg, entre Cidaris y Temeria, un castillo de hechiceros no controlados por el Concilio; Piedemonte, una franja boscosa entre Temeria y Brugge; Ribera, provincia limítrofe de Redania, en la confluencia de ambos brazos del río Pontar, que expande sus límites dentro de Temeria; y, tras un accidentado periplo fluvial por el gran río hasta Novigrado, regreso a Kerack por mar; para terminar en algún lugar del camino hacia Wyzima.  Además de una aparición extra final por… ¿el futuro?.

Mapa acción EdT

Lugares por donde discurren las aventuras (detalle del mapa de CD Projekt RED)

La novela se lee bien, sin que el interés decaiga.  Al menos, así ha sido en mi caso, que -ya sabéis- la cogía con ganas y he leído de un tirón. La historia está bien construida, con personajes que no desentonan. Geralt continua siendo el mismo cínico descreído de siempre, tal vez algo más borde que antes en sus respuestas, y eficiente como pocos en su trabajo, lo que le lleva a mantener una actitud crítica y distante con el orden social establecido, que admite, pero se pasa por el forro; también a las mujeres, entre las que triunfa -tal vez por ese toque de distinción que le confiere su rareza- y después abandona sin una palabra de adiós; eso sí, como todo un caballero sin sentimientos: con una carta y una flor.

Jana Komarkova - Ed.Checa - Lytta

Ilustración de Jana Komárková para la Edición Checa

No deja de ser curioso el papel que Sapkowski otorga a las mujeres en su obra, ambientada en una sociedad medieval de corte machista, donde serían poco importantes.  Pero el polaco no les reserva un rol secundario, inútil, ni las supedita al varón, aunque también las haya; sus féminas poseen poder, determinación, iniciativa y decisión sexual, influencia, y, por lo general, más inteligencia y recursos que muchos hombres, sin que ello las sitúe en un nivel superior por defecto. En sus escritos predomina un trato igual, sea cual sea el estatus que ocupen, aunque no alcancen el de hechicera (el más alto nivel de reconocimien-to  y respeto civil, por el poder que atesoran tras años de estudio y sacrificio); aquellas que no lo consiguen y caen por el camino, terminan siendo juezas, abogadas, u otras profesiones civiles de prestigio; también las iguala a los hombres si ellas destacan en el aspecto físico (aunque, como a éstos, a cambio de un menor brillo en inteligencia), y las dota de expresiones y actitudes chabacanas o de baja estofa, incluso soeces (sin que pierdan por ello nobleza de espíritu), como en el cuerpo de guardia de la ciudad.

The Wtcher 3 - BestiaEn este aspecto Sapkowski sigue siendo el de antes, por mucho que al principio plantee dudas.  Por supuesto, ya sin aquella frescura que antaño rompiera moldes con propuestas renovadoras y originales, hoy conocidas; pero un Sapkowski que cumple expectativas con ingenio, un lenguaje autóctono adaptado, y la crítica social de actualidad trasladada a su mundo imaginado (en este caso, posicionamientos sobre el aborto, el papel e intereses de las corporaciones (y el Capítulo de Hechiceros lo es), la fabricación de armas y experimentos genéticos en pro de un supuesto bien para la humanidad…); o ese toque de sensibilidad y nostalgia que impregna su obra (puede que sin alcanzar los niveles de La Espada del Destino, para mí su mejor historia).  Pero, sobre todo, una narrativa ágil que se agradece, y una descripción excelente de lo narrado, que introduce al lector en situaciones a través de los sentidos, hasta el punto de que no sólo consigue hacernos ver en la imaginación los hechos, sino incluso oler el entorno y palpar sus texturas.  En ello, el polaco mantiene su posición de maestro.

Portada Sezon BurzPero a mi entender, su mayor acierto consiste en superar esa tentación palpable de proseguir las aventuras del Brujo donde quedaron, desvelar la incertidumbre de su final misterioso (sin renunciar a hacerlo en un futuro, como veremos), para componer un nuevo regreso a los orígenes –los suyos, los del personaje– desde el que partir hacia aventuras nuevas que aún quedan sin contar. Porque hay espacio, hueco de tiempo y posibilidades de hacerlo, de explorar la personalidad del albino y sus sensaciones cambiantes, sus sentimientos truncados -tal vez no tanto- por la Prueba de las Hierbas y sus cambios, los elixires secretos y sus condicionamientos, antes de verse envuelto en los planes de ese Destino que marcó su devenir.

Nimue, de Robert_Blutengel_Łada

Nimue, de Robert «Blutengel» Łada

Por eso, y porque el personaje (con todo su entorno comercial añadido) es más fuerte que la decisión inicial de su autor, pienso que aún leeremos más aventuras del Wiedźmin, el Brujo, el Lobo Blanco, ambientadas en este tiempo pre-Saga, este retorno hacia atrás.  Sin descartar el avance hacia el futuro que se intuye en el último episodio, 127 años después de los hechos, 105 tras el incierto final, donde aparece Nimué camino de Aretusa, y se habla de cuentos y leyendas, de héroes que regresan cuando se les necesita… mitos que evocan al de Arturo Avalón, enlazado también con Nimué, la Dama del Lago.

Quizás un sueño.  «Un sueño muy raro…» , en una Estación de Tormentas.

Pero los sueños raros avanzan la realidad… y fue en un sueño raro donde Geralt  se despide de Calanthe, y  conoce al fin a Visenna

«El cuento se alarga.  La historia nunca termina.»

EL DRAGÓN DE HIELO, de Luis Royo y G.R.R. Martin. ¡Excelente libro ilustrado!

Ficha_EDDH

Ya está disponible la nueva edición de El Dragón de Hielo, de George R.R. Martin, con magnificas ilustraciones de Luis Royo, que comentábamos el verano pasado a raíz de su aparición en los USA.  Recientemente nos hicimos eco de su publicación en España por Norma Editorial. Pero hoy, tres días después de disfrutar y acariciar el libro con la mirada, me siento obligado a reescribir la entrada anterior, porque no le hacía justicia a este precioso libro ilustrado, que ha superado con creces todas mis expectativas y deseos de tener y poder regalar en el día del libro (cumpleaños de mi hija, precisamente).

Para quien no lo conozca, recordar que se trata del único cuento juvenil que ha escrito el bueno de George hasta el momento, anterior a su serie de éxito mundial Canción de Hielo y Fuego; una obra exquisita y llena de sensibilidad, a la que los excelentes dibujos de Luis Royo confiere una nueva perspectiva y un concepto más adulto que el que poseía hasta ahora.

Adara y el Dragón

Tal ha sido mi impresión al disfrutar del libro en mis manos que he decidido cambiar el orden de los autores en el título de esta entrada, anteponiendo el de Luis Royo al de GRRM…  ¿Pecado abominable? Pienso que no.  Porque más que un cuento ilustrado con imágenes, esta versión de El Dragón de Hielo es en realidad un libro de magníficas ilustraciones acompañadas de texto (un relato corto), por mucho de Martin que sea.  Y pienso que los que admiramos y seguimos a ambos autores podemos permitirnos esta vez -sólo esta vez, quizás- intercambiar el orden de su presentación pues, en conjunto, el libro posee mayor espacio de ilustraciones que de texto por página.  He considerado oportuno permitirme ese antojo, como homenaje personal al artista, verdadera alma de esta obra y edición, que os recomiendo encarecidamente.

Guerra

 Si la historia que narra Martin con su estilo personal nos traslada la visión de la guerra (una guerra en tonos fantásticos, donde los dragones son la versión trasunta de la maquinaria pesada actual) y sus efectos perversos sobre el pueblo llano que la vive a distancia, la visión de la destrucción a través de ojos de una niña de pocos años le añade un componente distinto, más distante si cabe, pero cargado de heroísmo, algo de fantasía y sentimientos infantiles, incluso alma.  Y son los dibujos de Royo, esas ilustraciones potentes de rayas perfectas y efímeros colores fríos a base de aguadas, las que le aportan el realismo del que carecen otras ediciones, la fantasía más extraordinaria y, sobre todo, una fuerza y potencia visual que deviene en poesía ilustrada, que conjuga la belleza e inocencia de Adara con el miedo que despierta la bestia.  En sus imágenes los dragones no parecen seres cercanos, tiernos o amables; no transmiten simpatía, sino fiereza; son terribles y dan miedo; pero los ojos inocentes de una niña ven su alma…

InvasiónExcelente la edición de Norma, tanto en papel, color y tamaño (demasiado grande para poder presentaros imágenes completas), digna de poder lucirse con orgullo en la biblioteca.  Todo ello encarece algo su precio, pero es una de esas ocasiones en que se paga con gusto.

Juzgadla vosotros mismos.  Yo os la recomiendo.

(Más imágenes y bocetos originales en la entrada anterior)

TID 4 Luis Royo

GERALT DE RIVIA. Reflexiones y espectativas ante ESTACIÓN DE TORMENTAS

EstacionTormentas-LittaNeydNo acostumbro a escribir sobre una obra antes de su lectura o publicación, salvo que lo haga tras conocer su versión original.  Pero habiendo sido desvelada su excelente portada -en orden a las anteriores de Alejandro Colucci, aunque con algo más de color en el fondo (ver aquí)-, que da imagen a la intrigante y seductora Lytta Neid, llamada Coral por el color de sus labios, una de los catorce caídos en el Monte Sodden –un personaje que Sapkowski recupera de entre las páginas de La Espada del Destino trece años después-, no he podido sustraerme a la tentación de reflexionar sobre este regreso de Geralt de Rivia, un personaje extraordinario y renovador, que había obtenido su final (algo incierto, misterioso y abierto, sin duda, pero necesario y muy por encima de lo que otros consiguen, exprimidos sin piedad), y lo que éste regreso pueda suponer para una saga excelente que todos dábamos ya por cerrada.  Y a una semana escasa de la aparición en España de Estación de Tormentas rememoro lo publicado en julio tras la lectura de sus primeras 30 páginas de avance, y mis reflexiones de entonces tras investigar los comentarios de los aficionados polacos, sus más fervientes seguidores y los primeros que la disfrutaron (ver publicación aquí). Y  junto a unas ganas enormes de recuperar al Wiedźmin y disfrutar su lectura de nuevo, lo que encuentro son sensaciones contradictorias:

  • Miedo. Porque el personaje ha superado y trascendido a su creador. Porque su éxito (en otros medios) ha sido muy superior al de su autor con otras obras, y éste se haya visto forzado por ello a recuperarlo para mantener su estatus (y unas buenas expectativas de nuevos ingresos); y porque, al hacerlo, haya profanado su propia obra, su primera decisión. Porque este regreso suponga la repetición de hechos y aventuras previas, con personajes y situaciones distintas. Porque aquel maestro que renovó el género con sus propuestas eclécticas e innovadoras, el uso de un estilo narrativo y un lenguaje popular que rompió esquemas, considere ahora oportuno forzarlo y derivar hacia un exceso del mismo, en ocasiones soez, a juzgar por lo que vimos en el avance.  Y porque la falta de su traductor inicial –Jose Mª Faraldo, quien con su trabajo y experiencia sobre el terreno polaco tanto contribuyó a su traslación al castellano-, nos haga sentir ahora algo diferente…
  • Confianza. En que, al menos en las novelas, el personaje se mantega en manos de su creador, no convertido en franquicia abierta al vaivén comercial; y continúe siendo éste quien decida su futuro (o pasado, en este caso). En que, pese a lo leído en el avance publicado en castellano, se confirmen los comentarios de los seguidores polacos quienes opinaron que, si bien al principio de Estación de Tormentas parece un Sapkowski distinto, muy lejos de aquel que fue, con el paso de los capítulos cambia y vuelve a coger el tono y ritmo del personaje. Y…
  • Esperanza.  En que el genio de Sapkowski me haga sentir de nuevo momentos intensos y refrescantes, con las aventuras de aquel brujo novedoso de los comienzos, en El Último Deseo y La Espada del Destino.  Porque, curiosamente, es ahí donde el autor ha decidido volver con Estación de Tormentas, hacia aquellos tiempos antes de La Sangre de los Elfos, previos a la gran saga de Ciri que cambió su devenir y su vida, libre hasta entonces, se viera atada por el destino.  Y es que, pese a los grandes momentos que consigue en libros posteriores, su ironía y crítica, sus geniales descripciones de actualidad trasvasada a un mundo imaginado, siempre preferí al Wiedźmin de los relatos cortos al de las largas historias, más fresco e inesperado que después, en la saga.  Y en eso confío y tengo puesta la esperanza.

Confío en que mis expectativas se vean cumplidas.  Porque ganas de disfrutarlo no faltan, y espero su llegada casi con las mismas ganas que las siguientes obras de Martin o Rothfuss.  Ojalá que mi deseo no sea el último.

Trasantier: EL ANACRONÓPETE, de Enrique Gaspar y Rimbau, antes que «La Máquina del Tiempo» de H.G.Wells

Ficha El Anacronópete

Si alguien piensa todavía que H.G. Wells fue el padre de La Máquina del Tiempo, con la publicación de su obra de mismo título en 1895, ya es hora que salga de su error: en 1887, un español, Enrique Gaspar y Rimbau, publicó El Anacronópete, una novela en la que describe, 8 años antes, una máquina capaz de regresar hacia atrás en el tiempo (del griego: aná -atrás-, crono -tiempo-, pete -el que vuela-: «el que vuela hacia atrás en el tiempo»), justificando además los principios (pseudo) científicos que sustentan tal comportamientos, así como un fluido que impide la descomposición de los tejidos (corporales y materiales) de sus pasajeros.  Toda un ejercicio de anticipación, pionero de la ciencia ficción española, homenajeado como tal en la exposición que la propia British Library de Londres realizó en 2011 en conmemoración a H.G.Wells (ver artículos en El País y ABC).

Edición 1887Sólo por eso, el libro ya merece la pena, y se convierte en una pequeña joya de coleccionista, que hasta hace unos meses se encontraba agotada en sus pocas ediciones previas (aunque disponible en la web), y que hace unos meses recuperó en formato físico ediciones Trasantier.

Pero, además, resulta recomendablemente divertida para todo aquel que desee pasar un buen rato con la mente abierta a los criterios con que fue escrita, en los que confluyen la pasión de Gaspar y Rimbau por el teatro, sus intentos por renovar el género con contenido social, y el éxito de las obras de Julio Verne, utilizando para ello un género tan español como la zarzuela (tal fue la primera concepción de El Anacronópete, en 1891,  cuya estructura y personajes mantiene en la novela): un
sainete humorístico y burlón en el que predomina la ironía y la crítica social, picaresca y picardía socarrona, unidas a sesudas, pero amenas, explicaciones científicas y datos técnicos basadas tanto en Darwin como Flammarion, o documentadas reglas de comportamiento diplomático (no en vano, su autor perteneció al cuerpo, e incluso fue cónsul español en China). El anacronopete Después, aventuras por diferentes épocas del tiempo, en la que los viajeros asisten como espectadores a célebres acontecimientos; eso sí, siempre en el pasado: desde la muy cercana (para ellos) batalla de Tetuán (1860), la toma de Granada en 1492, Rávena en 696, la China Imperial del 220, la destrucción de Pompeya en el 79, hasta el origen de los tiempos en tierras de La Biblia.  Todo ello movido por una búsqueda inútil de la inmortalidad… y algún que otro deseo inconfesable de don Sindulfo García (un nombre propio de zarzuela, o el TBO), inventor de la máquina Anacronópete.

En resumen, una obra amena y divertida que, aunque fuera de los cánones de nuestro tiempo, merece la pena poseer.