Noticia sobre «El Temor de un Hombre Sabio»

Patrick Rothfuss, autor de «El Nombre del Viento» es un perfeccionista.  Entregó el manuscrito de su segunda crónica de Kvothe en la editorial en mayo de 2009.  Desde entonces lo ha reescrito varias veces.

Hoy mismo (7-11-2011), ha comentado en su blog que está por entregar el manuscrito que servirá para imprimir las copias de lectura previa del libro (aún no la definitiva…).

Demasiado lento para los aficionados, pero «El Temor de un Hombre Sabio» cada vez está más cerca.

CANCIÓN DE HIELO Y FUEGO – La Historia en Poniente.

Poniente (Westeros en el original) es el continente principal de un mundo imaginario, de corte medieval.   Su historia, viva y en continuo cambio, no es única, sino múltiple, la de las diferentes casas nobles (y algo del pueblo llano) que lo habitan; historias entrecruzadas de alianzas y enfrentamientos, amistades y odios, amor, sexo, poder y ambición, elevados a límites tan extremos y naturales como la vida misma.

George R.R. Martin, conocedor profundo de la Historia medieval europea, reproduce y unifica en su mundo imaginario acontecimientos basados en contiendas famosas del nuestro: La Guerra de las Dos Rosas, de Inglaterra, entre las casas de York y Lancaster, trasladadas a Poniente como Stark y Lannister; o La Guerra de los Cien Años, que en su día asoló media Europa, que recrea con un sinfín de casas nobiliarias principales o secundarias, banderizos y vasallos de unos y otros, herederas de antiguos reinos unificados, o la antaño dominante casa Targaryen, tan extinguida ahora como los dragones que la encumbraron y conforman su enseña y blasón. Historias cruzadas que no sólo transcurren en tempo real de la narración, sino que enlazan con hechos históricos previamente acontecidos, o tejen y moldean –lenta e inexorablemente– ese nuevo futuro que se presiente tras “la llegada del Invierno”.

Martin construye su historia sobre la base de una credibilidad intensa.  Pero la reviste también de un suave velo de magia, muy leve; tan liviano que apenas afecta al realismo conseguido, que ensalza con naturalidad al quedar siempre en segundo plano: presente aunque a distancia, distante pero ineludible.

Poniente es un continente en el que las estaciones no transcurren o se suceden como en el nuestro, sino que duran años, muchos años.  Y ahora, tras un largo periodo de verano, nadie recuerda el feroz invierno que, desde la desaparición del último dragón, doscientos años atrás, ha iniciado su regreso; salvo los Stark de Invernalia, en el Norte, cuyo lema es precisamente ese, «se acerca el invierno».  Y cuando lo haga lo peor no será su crudeza, sino que con él regresan todos los miedos de las antiguas leyendas confinados más allá de El Muro… y los Otros.

La obra se inicia en un periodo de paz no demasiado extenso: sólo 15 años después del derrocamiento de la ahora extinguida dinastía Targaryen, que antaño unificase los siete reinos de Poniente gracias el poder y fuego de sus dragones.   Robert Baratheon es ahora el rey único, aceptado, carismático y jovial; pero en manos de los Lannister, a través de su mujer, la intigante Cersei, y Jaime, gemelo y amante de ésta, apodado el «Matarreyes».  Y él lo sabe.  Por eso al morir John Arryn, su Mano (Primer Ministro), en extrañas circunstancias, no duda en solicitar a su camarada y amigo de juventud Eddar Stark que lo sustituya.  Y cuando éste, por amistad leal pero a regañadientes, deja Invernalia y acepta trasladarse a la corte en Desembarco del Rey, los Lannister no pueden consentir que su poder real y secretos queden al descubierto.  Las intrigas palaciegas, los arreglos económicos y favores políticos, el folletín cortesano, están servidos; el Juego de Tronos ha iniciado su partida, una Canción de Hielo y Fuego predestinada, que conduce inevitable hacia un Choque de Reyes, una Tormenta de Espadas que trae la guerra y la muerte, con su Festín de Cuervos.  Y Ned Stark, quien parecía poseer todas las opciones para convertirse en protagonista indiscutible de la serie, deberá salir de escena y permitir que sus hijos, los lobos huargos, y otros personajes, crezcan.

Porque la historia de Poniente no se limita a la corte e Invernalia, sino que contempla diferentes arcos argumentales.  El primero de ellos, la Guerra de los Cinco Reyes muestra la lucha por la sucesión al Trono de Hierro que mantienen los Lannister, que apoyan al hijo de Robert y Cersei, con los hermanos del rey Baratheon : Stannis, en Rocadragón, y Renly, el menor,  apoyado por las casas del sur; ambos reclaman para sí la corona y sucesión, pues mantienen (acertadamente) que Joffrey no es sino hijo del incesto entre la reina y su hermano.  Al tiempo, Robb Stark es nombrado Rey en el Norte, que desea la independencia, y Balon Greyjoy se proclama rey de las Islas de Hierro y también reclama el trono.  Junto a ellos destacan otras casas, familias y personajes diferentes, desperdigados a lo largo de los reinos y geografía de Poniente (muy similar a la del Reino Unido, pero en grande).  Ya desde el primer volumen Martin va sembrando semillas que germinan y florecen con personalidad y semblante propios a lo largo de los siguientes; casas menores, banderizos y señores de dudosa lealtad a veces, en otras inquebrantable, llamados a jugar un papel destacado en el desenlace final (como el de los Reed lacustres, ya veréis).

Un segundo arco argumental recoge, por separado, la atribulada historia de la casa Targaryen (en realidad, sus restos) en el exilio; en el lejano continente oriental de Essos, al otro lado del mar Angosto, con etnias y pueblos ajenos a Poniente; el crisol donde se moldea la nueva estirpe de dragones bajo la impronta de Daenerys, última descendiente de la antaño casa real.  La vida de la princesa es dura, desagradable; vendida por su hermano como esposa a un caudillo nómada a cambio de su ayuda para recuperar la corona perdida de su familia; muy joven, casi niña, tímida y sumisa a su destino.  A lo largo de la serie asistiremos a su evolución personal hasta eclosionar en reina libertadora, señora de nuevos ejércitos y dragones, decidida en la distancia a reclamar el trono de su herencia arrebatada y hacer realidad la profecía visionaria de su familia: «Él es el príncipe prometido, y suya es la canción de hielo y fuego».

El tercer arco argumental desarrolla la trama más cercana a lo mágico (aunque una magia distante, como amenaza en ciernes, que no daña el realismo de la historia), y transcurre en el norte, en El Muro.   Si la configuración de Poniente recuerda la de Gran Bretaña, su Muro es, necesariamente, reflejo de aquel otro Muro de Adriano construido por los romanos como defensa frente a los Pictos y demás pueblos bárbaros del norte; sólo que éste es de hielo, y mide 500 Kms. de largo por 300 varas (casi 250 metros) de alto.   Construido miles de años atrás en el extremo superior del continente (donde nace el temido Invierno y reside el horror) para contener tras él al pueblo libre; y a Los Otros, entes terroríficos de leyendas y cuentos, que hacen retornar a los muertos convertidos en seres malignos; con la llegada del invierno al continente regresan ellos también.  Su historia es la de la Guardia de la Noche, que viste de negro como contrapartida al blanco de la llamativa Guardia Real. Antigua orden de caballeros juramentados (en sus votos citan también la Canción de Hielo y Fuego) en la defensa del reino frente al mal que acecha al otro lado, en la actualidad, cuando será más necesaria, se encuentra empequeñecida (de los 14 castillos construidos a lo largo del muro sólo persisten tres) y compuesta en su mayoría por inútiles y maleantes que han conmutado su pena por aquel exilio.  Es también la historia de Jon Nieve, hijo bastardo de Eddard Stark y del misterio (nadie sabe quién fue su madre, excepto –tal vez– los Reed), y su sorprendente ascenso en la Orden; o la de Benjen Stark, su tío, desaparecido tras el Muro; la tercera visión de su hermano Brandon, o los sueños de lobos huangos…

Queda aún demasiada historia por contar.  Y con G.R.R.Martin, que se desvela maestro en el arte de introducir cambios drásticos en la narración y personajes, en aras del realismo y la perfección de una buena historia, nada puede darse por seguro (¡No sabes nada, Jon Nieve!, decía Igrytte).  Pero nadie duda que los tres argumentos, que cohabitan y avanzan por separado (aunque con cruces leves e historias dependientes), llegarán a unirse en algún punto (dos de ellos han comenzado a hacerlo).

Cuando ocurra, su confluencia puede ser grandiosa.

EL HOBBIT: Martin Freeman será Bilbo.

La noticia fue confirmada por la Warner en los días previos, y ha sido recogida por toda la prensa, incluso no especializada: Martin Freeman (The Office, Sherlock…) será Bilbo Bolsón en El Hobbit de Peter Jackson.

Hemos querido probar cómo sería esta nueva imagen que tanto agrada al director y los aficionados, y este ha sido el resultado:

Un tanto burdo el montaje, sí; pero sirve para confirmar el acierto del Jackson en la elección de personajes, ya demostrado en El Señor de los Anillos, y que no desentona con la anterior de Ian Holm. De Freeman, el director había dicho: «Martin es inteligente, divertido, sorprendente y valiente; exactamente igual que Bilbo. …  Pocas veces en tu carrera encuentras un actor del que piensas que ha nacido para interpretar un papel.  Así me ocurrió con él cuando le conocí».

La cosa no queda ahí, porque también han trascendido los nombres de los primeros enanos compañeros del Hobbit.   Todos, actores secundarios o de series de televisión, como ocurrió en ESDLA, aunque muchos de ellos conocidos:

  • Thorin Escudo de Roble:  Richard Armitage
  • Kili: Aidan Turner
  • Fili: Rob Kazinsky
  • Dwalin:  Graham McTavish
  • Oin:  John Callen
  • Bombur:  Stephen Hunter
  • Dori:  Mark Hadlow
  • Gloin:  Peter Hambleton

Y, buscando por la red, hemos encontrado sus rostros, que acompañamos también, de forma conjunta:

Quedan más por confirmar, pues eran muchos los compañeros de Bilbo, pero junto a la esperada repetición de Ian McKellen-GandalfHugo Weaving-Elrond, o Andy Serkis-Gollum, El Hobbit avanza.

Y promete.

CANCIÓN DE HIELO Y FUEGO, de G.R.R. Martin: Grandiosa Epopeya Fantástica.

Tras escribir el post anterior sobre Juego de Tronos (la adaptación a TV, por HBO, del primer volumen de la serie), y terminar Festín de Cuervos, último aparecido hasta el momento, alguien muy cercano me propuso realizar un comentario personal sobre Canción de Hielo y Fuego en su conjunto, enfocado principalmente a los que –como él– todavía dudan si iniciar o no la lectura de una historia tan extensa.  Pero el rufián descarado lo hizo lanzando un reto: «Convénceme…» dijo; y añadió: «…si puedes». Así las cosas, como buen caballero, no puedo sino recoger el guante y aceptar el desafío, propuesto en buena lid.

Pero analizar una obra sin acabar supone un riesgo considerable y no pocas dificultades. Si además se trata de CDHYF, una historia que en extensión puede acercarse a La Biblia (cuatro libros publicados de un total de siete previstos por su autor, unas 3.800 páginas hasta el momento, sin contar preludios, «Las aventuras de Ser Duncan y Egg»), la dificultad y el riesgo se agravan considerablemente.  Por ello, velo armas y me presento al torneo.  Una justa que, necesariamente, será larga y extenso, como la obra en cuestión:

Empezaré repitiendo algo ya dicho: considero Canción de Hielo y Fuego la mejor y más grandiosa obra de Fantasía del siglo XXI hasta el momento (aunque comenzó a publicarse en 1996, dejaremos el S.XX para El Señor de los Anillos).  Una saga (o novela río, como ha dado en llamarse dada su extensión) de historias múltiples, densa de contenido; salpicada de personajes muy bien definidos y mejor tratados; tramas complejas, serias, adultas, alejadas de la simpleza que aquejan las fantasías juveniles, en la que –como en ellas– el amor y el odio, la caballerosidad o maldad son las motivaciones de sus protagonistas, pero también la ambición y el poder, la vileza y corrupción de éste, las intrigas políticas o económicas y, por supuesto, el sexo; todas ellas llevadas a sus extremos, sin tabúes o concesiones a la moral; tan reales como la vida misma, que casi siempre supera a la ficción.

Y sin embargo, pese a esa complejidad que presupone lo antes dicho (y lo mucho por decir), se trata de una obra que nunca se hace pesada, sino al contrario: cada página, cada episodio o personaje al que éste se dedica, cada volumen que inicias, te conquista y sumerge en la narración, te cautiva de tal forma que al terminar te hace desear el siguiente, continuar sin parar, no dejarlo en ese punto… Quieres más; necesitas más…

G.R.R.Martin se consagra en ella maestro magnífico en el arte de narrar lo inesperado.  Utiliza giros narrativos insólitos e impredecibles que deleitan a los lectores, pero que a más de uno, también, le ha hecho soltar imprecaciones e injurias a los siete dioses de Poniente, el dios ahogado de las Islas, o el dios sin nombre de los muchos rostros en Braavos; incluso a los más antiguos, del norte… Martin utiliza su experiencia televisiva –donde triunfa el formato serie, por temporadas– y maneja a la perfección los personajes, la transición de sus mentes, sus sentimientos cambiantes (y por ende los del lector), para hacernos ver seres entrañables en protagonistas que antes resultaban odiosos, o viceversa.  Y como no se compromete con nada o nadie, salvo el desarrollo de una buena historia, entretenida además, ni tiene reparos en privarnos de un plumazo de quienes consideramos héroe o villano preferido hasta el momento (de ahí las maldiciones…), en la mitad de historia que aún falta por llegar podremos esperar de todo, previsto o imprevisible, menos –estoy seguro– aburrimiento y cansancio.

Si tú, lector de este artículo, eres por casualidad uno de los que piensan iniciar la lectura de la obra en un futuro cercano permíteme un solo consejo: no centres tus preferencias, ni el cariño u odio como lector (que ambas cosas se generan) en un protagonista concreto; disfruta de todos.  Porque CDHYF dispone de situaciones versátiles y personajes tan ricos que evolucionan –incluso desaparecen– de un volumen a otro, y corres el riesgo de que en el siguiente lo pierdas, o debas cambiar el juicio previo que te hiciste de él.

Y si, como mi amigo, eres de los que aún no se han decidido, acepta este otro que le doy a él: ¡olvida las dudas y comienza a leer!   Sólo te arrepentirás de no haberlo hecho antes.

Si no te he convencido (todavía), espero que lo hagan los siguientes post que seguirán a éste, sobre la Historia, Preludios, Personajes,  y otros temas que -seguro- irán surgiendo.  Pero si no quieres esperar, puedes informarte mejor y más en los enlaces que relacionamos dentro de la página (pestaña superior) dedicada a la serie (pulsa aquí).

Nota final:  En Canción de Hielo y Fuego sólo encuentro un motivo de recelo y no dudo en comentarlo, como advertencia: su continuidad.

G.R.R.Martin publicó Juego de Tronos en 1996, hace ¡14 años! (en España, 2002).  Los siguientes con dos años de diferencia, Choque de Reyes en 1998 (2003), y Tormenta de Espadas en2000 (2005), pero Festín de Cuervos no apareció hasta 2005 (2007).  Las propias palabras del autor al final del volumen hacían suponer que Danza de Dragones, el quinto de la serie no tardaría en aparecer (los dos libros iban a ser uno, pues transcurren simultáneamente).  Pero aún no lo ha hecho en Estados Unidos…Las últimas noticias conocidas apuntan a que está casi listo, con una extensión de nuevo considerable, (1100 páginas manuscritas, de unas 1500 previstas).  Con ello, como pronto, se publicará en inglés en 2011 (¿en España…?). Esperemos que el autor, en su aparición prevista en la Octocon de Dublin, a mediado de octubre, desvele algún dato más al respecto.

A este paso, la serie no finaliza antes de 2020.  El problema de Martin no es la extensión de su obra, sino que dedica demasiado tiempo a otros temas aparte de CdHyF: su blog, aparición en convenciones y firma de ejemplares, otras historias (el tercer relato de Dunk y Egg, por ejemplo)… que todos agradecemos sin duda.  Pero el miedo de muchos es que al bueno de George (de 62 años) le suceda algo en este tiempo (¡Los Siete no lo quieran!), y deje la serie sin concluir.

SAGA GERALT DE RIVIA. Portadas.

Galería de portadas de la serie Geralt de Rivia bajo el sello Alamut.

(A la espera de un futuro artículo sobre la Saga al completo, sirva esta entrada para abrir boca)

Aunque de inicio la serie se publicó en España bajo la colección Bibliópolis Fantástica, su editor, Luis G. Prado decidió más tarde presentar la reedición de los títulos publicados hasta el momento bajo el sello Alamut, manteniendo al tiempo la continuidad de la anterior.  La diferencia más clara entre ambas se encuentra en las portadas de las obras.

Si en la primera resultaban llamativas las ilustraciones de Gallego Bross, en la segunda destacan por su atractivo y calidad de las imágenes, las del uruguayo afincado en Barcelona Alejandro Colucci,  que ponen rostro a los personajes principales de la serie.  En la imagen superior, en orden de publicación, Geralt, Yennefer, Jaskier, Ciri, Milva, Regis, Cahir y Triss Merigold.

Sin duda, todo un acierto editorial.