CONAN: La Reina de la Costa Negra, animado. Ep. III, IV y V

Recientemente (enlace aquí) publicamos los capítulos 1 y 2 de la animación en YouTube del cómic de Dark Horse Conan: La Reina de La Costa Negra, adaptado por Brian Wood y Becky Cloonan.  Hoy enlazamos los siguientes tres episodios que completan la animación por el momento:


El ataque del «Tigresa» de Bêlit y sus Corsarios Negros al «Argus«, donde viaja Conan; un poco confuso con esa «ensoñación» premonitoria que sufre el cimmerio previa al asalto.


El ataque desesperado del bárbaro al propio barco de los corsarios, y la atracción salvaje de una sugerente Reina de la Costa Negra.


Una conversación con N’Yaga, el shamán.  Y la danza salvaje de apareamiento de Bêlit, sustituida aquí por una tierna escena de unión…

Queda por aparecer un sexto episodio, que reproduciremos en cuanto Dark Horse lo distribuya en su canal.

Enlace a la reseña del cómic publicada en este blog.

CONAN, Nacido en el Campo de Batalla. Ya en pre-venta.

 Conan, Nacido en el campo de batalla,  uno de los mejores y más interesantes volúmenes de la serie, será publicado pronto (el 15 de enero) por Planeta de Agostini Comics, como volumen O de Conan la Leyenda.  Lo hemos solicitado muchas veces (ver), por el magnífico y respetuoso trabajo realizado por Kurt Busiek para revivir la juventud del personaje creado por R.E. Howard, desde su nacimiento hasta su partida a tierras Hiborias, y el excelente dibujo realista de Greg Ruth.  Si quieres saber más al respecto, lee la extensa reseña que publicamos hace tres años pulsando aquí.

Insistimos: si te vas a perder un volumen de la serie, ¡que no sea éste!

Ya en pre-venta, en Tienda CiberdarkLibrería Proteo, o Fnac

CONAN: LA REINA DE LA COSTA NEGRA, animado en Youtube

Recientemente, comentábamos la publicación en España del primer tomo de Conan el Bárbaro, donde se adapta al cómic la primera parte de la historia original de R.E. Howard La Reina de la Costa Negra (enlace aquí).

Pues bien, esa primera historia de Dark Horse, a cargo de Brian Wood y Becky Cloonan, ha sido animada por Geek and Sundry, y se publica en su canal de Youtube en seis partes, de la que por el momento han aparecido dos.

La primera parte recoge la huida de Conan de la justicia de Messantia tras el episodio con el magistrado y su embarque en el Argos:

En la segunda, Tito, patrón del Argos, cuenta a Conan la leyenda de Bêlit, la terrible pirata conocida como La Reina de la Costa Negra:

 

Y, ya que hablamos de Youtube y La Reina de la Costa Negra, aquí tenéis otro vídeo, un montaje de diversas imágenes del personaje, con fondo musical de la canción dedicada a Bêlit por la banda de Rock Manilla Road (en su álbum Metal):

CONAN EL BÁRBARO 1. La Reina de la Costa Negra.

La Reina de la Costa Negra representa sin duda uno de los pasajes más importantes en la vida de Conan, el gran amor de juventud del cimmerio.  En una época de su vida proclive a cambios, Bêlit, compañera  indomable de aventuras y amores salvajes, cerebro incansable de pillajes y saqueos audaces sin límite, en los que él actúa como brazo ejecutor al mando de los corsarios negros, se erige en complemento indispensable de la agitada vida de un bárbaro norteño llegado a tierras «civilizadas«, en el que ejerce una notable influencia, y contribuye a moldear su personalidad futura.  Ese es, al menos, el planteamiento con el que Brian Wood, responsable de narrar las aventuras del cimmerio en este ciclo de su vida, enfoca los hechos que ha de narrar durante 25 números mensuales (2-3 años del personaje).  Veremos cómo le queda.  Planeta de Agostini publica ahora los primeros seis, recopilados en tomo de tapa dura; el volumen 13 de la nueva adaptación al cómic del personaje creado por Robert E. Howard bajo sello Dark Horse, una colección de novelas gráficas de aventura épica de calidad.

Portadas alternativas de los nº 1, 2 y 3, por B.Cloonan, L.Fernández y Jean P. Leon (picar para ampliar).

Portadas alternativas 1, 2 y 3. Por B.Cloonan, Leandro Fernández y Jean Paul León

Conocido por sus series DMZ, la crónica de un fotógrafo de guerra, aclamada por su calidad, y Northlanders (Norteños), historias con arcos argumentales diferentes, ambientadas sobre el año 1000 d.C., en la época de expansión e invasiones vikingas, Brian Wood no rehuye tratar la brutalidad inherente a las situación que narra ni el aspecto más humano de sus personajes, a quienes gusta describir y moldear en momentos de cambios, tanto personales como del entorno.  A primera vista parece elección adecuada para narrar uno de los episodios más conocidos de Conan y desarrollar uno de los personajes más carismáticos de Howard, Bêlit, con un enfoque diferente al conocido hasta ahora.  Pronto veremos si hace justicia a su memoria (o la nuestra, donde La Reina de la Costa Negra subyace con ecos pretéritos enfrentados, mezcla de la imagen original y esa otra, impactante pero sujeta al comics code, de Thomas y Buscema).  Para conseguirlo, cuenta con la aportación gráfica de Becky Cloonan y otros, como James Harren (extrañamente olvidado en la edición española) en este volumen, o Vasili Lolos y Declan Shalvey en el siguiente.

Becky Cloonan.  Dibujos de sí misma y Red Sonja

El volumen nos presenta dos arcos argumentales diferentes, de tres números cada uno, que necesariamente han de ser tratados por separado: el primero, la adaptación del capítulo de inicio del relato original del Howard, donde se cuenta el encuentro y unión de Conan con Bêlit y sus corsarios negros; y una historia personal en el segundo.  Han de transcurrir dos años antes de que el bárbaro pierda a su reina pirata.  Y, siguiendo la pauta marcada por la editorial desde inicios, el tiempo que transcurre entre historias y periodos de la vida del cimmerio no narrados por el autor tejano, han de ser, en esta serie, inéditos, sin considerar aportaciones previas externas, e inspirados lo más posible en datos aportados por el propio Howard en otros episodios, poemas, escritos o cartas.  Y es en este punto donde el guionista pretende enfocar la evolución del cimmerio desde un enfoque más humano y los cambios que experimenta su personalidad o comportamiento bajo la influencia de Bêlit.

 La Reina de la Costa Negra.

 Portadas de los tres primeros números, obra de Massimo Carnevale

El Conan que Brian Wood hereda y nos traslada es un joven experimentado (de unos 23 años según la moderna cronología de Dale Rippke que -con pequeños cambios, y no para mal-, parece seguir la serie hasta el momento), que ha desarrollado bien sus habilidades guerreras, pero algo ingenuo todavía e incapaz de comprender los modales y aspectos básicos de la civilización.  Hasta ahí, similar al descrito por Howard en el relato original (todos recordamos el episodio de su interrogatorio por el juez de Messantia y su reacción posterior, que le lleva a embarcarse perseguido por la guardia).  Además, lo vemos descarado, ingenioso, de sonrisa fácil, capaz de ganarse a los hombres contando relatos más allá de su fiereza y habilidad como luchador y guerrero; y un aspecto en el que Wood incide y destaca especialmente: su agilidad, tanto de mente como física, factor determinante en sus victorias frente a oponentes que le superan con creces, tanto en tamaño y fuerza como en número.

En su aspecto general, el resultado de esta primera historia cumple bien el objetivo de narrar el acercamiento de los personajes, el inicio de esa relación sobre la que ahondará más tarde.  Pero si la comparamos con la narración original de REH, en mi opinión, y lo lamento, esta adaptación de Wood no le resiste un asalto (imagino que no habrá muchos que lo hagan).  En su afán de moldear ese cambio de mentalidad del cimmerio desde inicios, Wood comete el error de reescribir a Howard, retocar sus textos, ampliar la narración.  Y es ahí donde se pierde.  Podría haberlo hecho, y bien, (seguro que lo consigue más adelante), de haber tenido paciencia y aguardado hasta esa parte no escrita reservada a su imaginación (Roy Thomas, en su día, bastante más fiel  a las palabras y ritmo del creador, supo hacerlo, y aguantó muy bien el tipo).  Retocar a Howard es delicado, peligroso.  La fuerza increíble de su narrativa, esa inmensa capacidad de síntesis que le permitía describir situaciones potentes a la vez que hermosas concentradas en pocas palabras, se diluyen cuando se expanden, reinterpretan, o se obvian.  Así ocurre con el episodio del magistrado; o con la desaparición de esa danza sensual y salvaje de apareamiento que la mujer-diosa de los corsarios interpreta sobre la cubierta bañada en sangre de La Tigresa…  Al tiempo, no se comprende bien -y uno se pierde- esa aparición temprana de sueños premonitorios sobre Bêlit, aún en la cubierta del Argos, poco antes del ataque corsario…

 Conan el bárbaro, de Becky Cloonan

Gráficamente, Becky Cloonan (también J.Harren) nos ofrece una imagen del cimmerio acorde a la diseñada por Wood, con ese toque de descaro, agilidad e ingenio, que le aportan desde inicios.  Su Conan no es, sin embargo, el fortachón musculado al que estamos acostumbrados a ver bajo el canon Frazetta/ Buscema (que también seguían Cary Nord o Giorello en ciclos previos de la serie).  El de ahora es diferente, algo más cercano -puede- al de Barry W. Smith en su primera época (salvando una enorme distancia, por supuesto); algo más delicado y flexible, y mucho más ágil; con un estilo bastante menos realista en lo físico, mucho  menos «completista» en cuanto a detalles.  Una imagen que podría no terminar aceptando el aficionado clásico, a quien le costará superar la costumbre y tal vez acabe sintiéndose un tanto decepcionado.  Sin embargo, esa sonrisa pícara, sus miradas, sus poses -bastante más naturales, no las de un culturista- lo hacen cercano y atractivo.  Y eso también es buen cómic.

La imagen de Bêlit también difiere -y eso es bueno- de la conocida de Buscema, modelo escultural de belleza americana potente e inalcanzable.  La Bêlit de Cloonan es más cercana, más… mediterránea; una vampiresa salvaje e intrigante capaz de mostrar ternura, de piel lechosa y formas rotundas también pero no tan perfectas, que se ve atraída por la fiereza juvenil de un bárbaro al que desea como amante.  La imagino mayor que Conan (aunque no muchos años); algo que ni siquiera me había llegado a plantear antes, y eso es nuevo y lo considero positivo.   Lástima de esa apasionada danza salvaje perdida, transformada aquí por obra de Wood en entrega, sensual también, pero serena…  Por otra parte, y salvo excepciones, se echa en falta esos fondos repletos de detalles complementarios que eran marca habitual en las viñetas del cimmerio, como las de Giorello, por ejemplo.   Pese a que el conjunto reúne aspectos positivos, prefiero sin reparos la versión Marvel, algo que no he llegado a decir en muchas ocasiones anteriores.

Portadas de los números 4 al 6, obra de Massimo Carnevale

Engaño en Argos.

El segundo arco argumental ha de enfocarse de forma muy diferente, sin comparaciones posibles en la historia, aceptando los cambios.  Así, se disfruta:

Bêlit planea el saqueo de Messantia, capital de Argos.  Para ello, no duda en utilizar al propio Conan, y entregarlo a la justicia que lo busca por el asesinato del magistrado y está dispuesto a colgarlo, como maniobra de distracción mientras los corsarios efectúan el pillaje; y él acepta, confiando.  El resultado final será una bataola de destrucción, caos y violencia por toda la ciudad, que hace dudar al bárbaro de los métodos que emplea su compañera; pero cuando ésta se encuentra en peligro, acude sin pensar en su ayuda, arriesgando su propia vida como un joven berserkr enamorado al rescate de su chica.  La imagen final del reencuentro de los amantes con el caos de fondo  es singular, y ofrece en boca de Bêlit una frase digna de las mejores mujeres guerreras de Howard: «¿Dudabas de mí, Conan? ¿Cuando aprenderás?», que a mí me ha traído al recuerdo la esencia de aquel otro «¡No sabes nada, Jon Nieve…!» con el que G.R.R. Martin define a la perfección la relación entre éste e Ygritte.

Messantia en llamas.  Excelente visión en picado a doble página (pulsar para ampliar), por James Harren

Libre ya de ataduras previas, de intentar mejorar lo que no puede, Wood consigue introducir sus ideas, avanza en la relación de los personajes principales (cada vez más profunda y fuerte en lo sentimental) mientras establece los roles de ambos (Bêlit planea las incursiones, con métodos expeditivos; Conan su brazo ejecutor), o los secundarios (N’Gora, capitán de corsarios; N’Yaga, shamán sabio pero inquietante), y narra el saqueo brutal de Messantia por los piratas; todo ello sin miedo a mostrar la violencia en sentido crudo o recurrir al juego sucio cuando es preciso, representado por Harren en viñetas impactantes.  A destacar el incipiente papel de N’Yaga, que plantea acertijos extraños de sueños sobre el destino futuro del bárbaro y la mujer-diosa a la que sigue.

La personalidad de Bêlit (con disfraz de dama de alcurnia), de Wood y Harren

En el aspecto gráfico, James Harren sustituye a Cloonan en los lápices (algo que ignora completamente la edición española, y no le concede el más mínimo crédito).  Y aunque mantiene las pautas gráficas de aquella, su Conan es más fibroso y musculado, y consigue una realización gráfica más fiera que ella.  Sus páginas son dinámicas y denotan movimiento, sus acciones de lucha reflejan el salvajismo del tiempo que narra (abundan la sangre y las cabezas cortadas, por ejemplo).  Son dignos de mención sus enfoques, cambios continuos de plano, su construcción de páginas; y destacables los fondos, detallados, de construcciones artísticas y llenos de complementos (apreciables en esa imagen del puerto de Argos a doble página, repleto de barcos de todas las naciones y estilo, con la impresionante ciudad al fondo).  Confieso que me ha sorprendido agradablemente este joven artista, más allá de un cierto hábito en destacar gestos con aire caricaturesco, quizás efectivo, pero que restan realismo al conjunto.

Tres muestras del trabajo de Harren (picar para ampliar).

En general, el resultado conjunto me ha gustado, con un desarrollo ágil de la historia, bien construida en cuanto a guión, que promete para futuras entregas, y llamativa en la parte gráfica, bien resuelta en color por Dave Stewart en toda la obra.  A destacar las llamativas portadas de Massimo Carnevale, quien ya acompañara a Wood en obras previas, y se mantiene en los seis números del siguiente volumen.  Lástima que James Harren no lo haga; el primer arco argumental tendrá a Cloonan en un número y Vassili Lolos en dos (triste Conan el suyo, ¡vive Crom!), pero el segundo estará a cargo de Declan Shalvey, artista de atractivas viñetas y composición (al menos, en trabajos previos).

La edición española.

Materialmente, la edición de Planeta continúa impecable, siguiendo la edición original, en tapa dura y papel de calidad, lo que le aporta a la colección un plus especial, que el aficionado agradece.  Como antes digo, auténticas novelas gráficas de fantasía épica, de calidad.

Sin embargo, conceptualmente, mantiene un rumbo errático desde inicios con la cabecera y nombre de la colección. que ahora cambia, e impide ser considerada como tal.  En los Usa, Dark Horse decidió agrupar la serie mensual en bloques diferenciados, cambiando la cabecera entre éstos cada cierto tiempo (Conan, Conan de Cimmeria, Conan, El Camino de los Reyes, y ahora Conan el Bárbaro), imagino que siguiendo, y en homenaje, a aquellas novelas clásicas de los ’60 editadas por Lancer Books (con portadas de Frazetta) que relanzaron el personaje; pero en su edición de tomos recopilatorios, como novelas gráficas, mantuvo una cabecera única, CONAN, con volúmenes numerados secuencialmente, de los que el actual es el 13.

En España, hasta ahora, se ha habían publicado bajo el nombre de Conan la Leyenda, con idéntico criterio y portadas.  Una colección consolidada que ahora se rompe, al publicar el volumen que comentamos como nº 1 de la nueva colección, Conan el Bárbaro, cambiando también el formato y la portada (la original se muestra en pequeño en la ficha de cabecera).  Seguramente lo hacen por motivos editoriales, captar nuevos clientes o recuperar la cabecera clásica con que siempre se ha conocido la serie anterior, o las películas de cine; pero demuestran poco respeto hacia el aficionado.

Sólo espero que, manteniendo el criterio, cambien de nuevo la cabecera cuando lo haga la serie USA, reiniciando desde el número 1 cada colección.  Así, al menos, los aficionados podremos mantener un criterio unificado en nuestra biblioteca.

Reclamación:

Por cierto, que como siempre hago en mis reseñas de la serie, vuelvo a reclamar la publicación del tomo O de la colección, «Conan: Nacido en el campo de batalla», del que nada se sabe aun, siendo uno de los mejores y más interesantes de esta nueva versión del personaje en cómic.  En él, Kurt Busiek narra con maestría, desde un punto de vista muy howardiano y un dibujo espléndido de Greg Ruth, la juventud de Conan en Cimmeria antes de su partida a tierras hiborias (Ver artículo completo pulsando aquí).  

¡¡¡No perdonaré lo contrario, y amenazo con seguir insistiendo!!! (a menos que justifiquen la imposibilidad de hacerlo).

 

CONAN REY. La Ciudadela Escarlata.

Planeta de Agostini comics continúa ofreciéndonos la nueva versión de Conan en cómics que realiza Dark Horse.  Desde hace varios números, directamente como Novela Gráfica, formato que siempre he defendido y solicitado, no sólo porque añade un plus de calidad a unas muy buenas adaptaciones del personaje al medio gráfico y permiten su lectura completa, sino porque así fueron concebidas en origen, independiente a su primera publicación en forma de mini-serie y cuadernillos mensuales.

La que ahora nos presenta es la primera que Dark Horse realiza del reinado de Conan siguiendo los relatos originales de Robert E. Howard.  Y he de reconocer que Timothy Truman, un enamorado estudioso de la obra original (como demostró a lo largo de los casi cuatro años anteriores que se encargó de las series Conan y Conan el Cimmerio) realiza una magnífica adaptación del relato inicial y sigue fielmente la historia de Howard, al tiempo que le aporta un toque muy personal, basado en datos sugeridos por el propio autor tejano:

En la introducción al tomo, Truman nos confiesa que siempre le intrigó y atrajo aquella famosa carta que Howard escribió a P. Schuyler Miller en marzo de 1936, poco antes de quitarse la vida, donde ofrece aspectos de la vida del cimmerio complementarios a los descritos en sus relatos.  Allí indicaba que Conan reinó muchos años en Aquilonia, en un periodo turbulento e inquietante…  En otro momento, Howard confesó también tener la sensación de ser el propio cimmerio quien le trasladaba personalmente las historias de su vida, que él transcribía después; historias de guerrero, contadas en periodos de descanso junto a la lumbre, sin orden ni cronología…

Por ello, cuando Dark Horse le encarga la adaptación de las historias del reinado de Conan, decide utilizar al propio monarca, en un periodo avanzado de su reinado, como hilo conductor de la misma, y será el propio cimmerio, ya envejecido pero aún con un aspecto formidable (magníficamente representado por Giorello), quien narra en primera persona sus aventuras a un escriba nemedio (enviado por el consejero Publius para dejar registro de su regencia), dando origen así a las conocidas Crónicas Nemedias que nos han legado sus hazañas.  Este recurso será utilizado también en el segundo arco argumental que ambos adaptan, El Fénix en la Espada, cronológicamente anterior al actual (publicado recientemente en USA; ojalá se encarguen ambos de adaptar también La Hora del Dragón).

Gráficamente, la obra es impresionante; no sólo por esa excelente portada de Gerald Parel, sino también el interior, con  ilustraciones de un Giorello que continúa la progresión artística que demostrara en las series de juventud del bárbaro, que tan bien se adapta a su imagen clásica en cómic desde el cánon que marcaran Buscema y otros en Marvel, siguiendo la estela de Frazetta (y que tánto se echa en falta en las series más recientes de Dark Horse, desde que ambos las abandonaran para hacerse cargo de su época crepuscular).  El Conan de Giorello se adapta perfectamente a la edad que representa el personaje en cada instante: maduro y en pleno desarrollo muscular sobre los 40, cuando transcurren los hechos; robusto, pero sin perder el tono, unos 20 años después, mientras los narra al escriba, dotado de una serenidad imponente que le han aportado los años (en este caso, también de una barba poblada, concesión -quizás inconsciente- a la propuesta de un denostado hoy -con razón- Lyon Sprague de Camp en su Conan de Las Islas).  Sus ilustraciones, con un aceptable desarrollo de planos cambiantes, reflejan fuerza en cada una de las viñetas, pues ya sean éstas pequeñas, medianas, a un tercio, página completa o doble página, aparecen todas cargadas de detalles que acompañan a las figuras; sus rostros reflejan emociones; sus escenas de batallas transmiten acción, reviven ejércitos numerosos de muchos «extras»; sus escenas de populacho crean sensación de muchedumbre; y las de interior, las que apenas contienen figuras, son generosas en detalles complementarios.  Todo ello aderezado por José Villarrubia con colores en claroscuros donde dominan tonos sombríos y crepusculares, en los que no escapan pequeños detalles de colorido vivo como iluminación en contraste, y una sorprendente fidelidad también a los pequeños detalles del relato original, como esa planta infernal que mantiene confinado a Pelias.

Una obra, en resumen, muy recomendable, tanto por su fidelidad a la historia como las aportaciones intermedias (las narraciones del rey al escriba, como nexo de unión entre los cuatro números de la miniserie, donde no faltan recuerdos a Rinaldo u otros personajes y situaciones conocidas) o final (un recuerdo emocionado a las propias palabras de Howard que le inspiraron, y su máquina de escribir, que constituye el mejor homenaje a un autor admirado); o las imágenes, verdaderos retablos de ilustraciones cargadas de detalles alrededor de la acción principal, que hacen disfrutar al aficionado a la buena narrativa gráfica secuencial, el buen cómic.  Si alguna pega le encuentro es no haberse recreado lo suficiente en esa escena final en la que el cuerpo de Tsotha-Lanti persigue al águila-Pelias que le ha arrebatado una parte importante (no entro en detalles, pero ya me entendéis), que constituye uno de esos finales sorprendentemente geniales a los que el tejano nos tiene acostumbrados.  Pero no resta méritos al conjunto.  Y, tal vez, ese homenaje final al autor lo hacía imposible.

Disfrutadla, pues, os lo recomiendo, mientras quedamos a la espera de El Fénix en la Espada.  El siguiente volumen que nos aguarda (ya anunciado, en breve), La Reina de la Costa Negra, con todo su atractivo innato, mantiene registros muy diferentes, sobre todo a nivel gráfico.