Sé que esa noche, en su cielo del Ekumen o Terramar, donde quiera que se encuentre, Úrsula sonrió complacida.
Porque pocas veces en esta vida 15 personas habrán pasado tanto tiempo comentando (entre bebidas y comida, por supuesto) lo más destacado de su obra (1). ¡¡5 horas seguidas, sin parar!!, disfrutando entretenidos de esa palabra que libera y el poder que evoca un nombre, el de Ursula Kroeber Le Guin, gran dama americana de la literatura (sin etiquetas), eterna aspirante al Nobel para muchos, nombrada y considerada por todos Gran Maestra de la Fantasía y la Ciencia Ficción, géneros en los que recibió su mayor reconocimiento (2).
Fue una convocatoria extraordinaria del Club de Lectura de Literatura Fantástica en Málaga, un oportuno descanso en nuestra revisita a Sapkowski mediante la Saga de Geralt de Rivia y un necesario homenaje, que propuse en el encuentro del mes pasado, tras su fallecimiento días antes, el 22 de enero. La propuesta -acogida por todos con entusiasmo- era simple: leer cada uno una de sus obras, a elección, y compartir después la experiencia, las sensaciones que nos había causado. Creo que es el mejor homenaje que, en la modestia de un grupo de amigos amantes de lo fantástico como el nuestro, se le podía rendir a una gran escritora. Y ella -estoy convencido- lo habrá acogido complacida.
El encuentro no fue un monólogo, como esa obra inolvidable de Miguel Delibes cuyo titulo remeda el de esta crónica (Cinco horas con Mario, de emotiva y magistral interpretación de Lola Herrera, otra gran dama, esta vez de la escena) sino, al contrario, una reunión donde manifestamos opinión y sentimientos, las sensaciones que la autora nos transmitía en su obra. Pero algo más que el título hay de semejanza en esa comparación: si la obra de Delibes representa una crítica feroz a la burguesía española en los años sesenta a partir de un velatorio intimista, el homenaje de ayer -casi un velatorio emocionado tras la muerte de la autora- fue el recuerdo a una mujer precursora que transmitió con su obra un análisis crítico de la sociedad, con mensajes y toma de posición militante desde el feminismo, el anarquismo utópico y pacifista, o la búsqueda de un mundo sostenible y en equilibrio con la naturaleza, consecuente con sus ideas taoístas. Sobre todo, fue el reconocimiento particular del grupo a una excelente autora, de narrativa accesible y sencilla, humanista y serena, bella hasta rozar en ocasiones la prosa poética; suave, al tiempo que radical y contundente en su contenido e ideas. Una mujer precursora (poco reconocida, la verdad), que utiliza protagonistas de piel oscura en una época donde no era habitual y -como vimos a lo largo de la noche-, ideas y conceptos en los que se han «inspirado» obras posteriores que han alcanzado fama y prestigio (3).
EL CICLO EKUMEN (o Universo Hainish).
La primera inmersión en su obra fue en el universo Hainish, el Ekumen, ese «hogar universal» de la humanidad, que utiliza como entorno en el que situar sus historias de ciencia ficción; una confederación galáctica de planetas habitados por seres humanoides, descendientes todos (La Tierra incluida) de un misma rama común, miles o millones de años después de haber sido colonizados por seres humanos del planeta Hain. Con el transcurso del tiempo, ese origen común ha sido olvidado o convertido en leyenda; cada planeta ha seguido su discurrir y evolución propios y, ahora, con el resurgir de los viajes interestelares, la historia se repite. Primero una Liga de Mundos (en sus tres novelas iniciales), más tarde el Ekumen, una Confederación inter-planetaria similar a la Federación Unida de Planetas de Star Trek, de Gene Rodenberry (4) y que, como en ésta, viaja a mundos lejanos con la intención de incorporarlos a la Federación -si están preparados-, y la directiva de no intervenir -si no lo están-. Una directiva que no se cumple, normalmente.
«Encontré la palabra griega oikumene, que significa hogar -como en ecuménico (universal)-, en uno de los libros de antropología de mi padre, y la recordé más tarde, cuando necesitaba una palabra que implicase una humanidad más amplia, extendida desde un hogar original. La deletreé Ekumen. Cuando escribes ciencia ficción, puedes deletrear las cosas como más te interese, casi siempre». («El cumpleaños del mundo», en www.ursulakleguin.com).
Pero la ciencia ficción de Le Guin no es de aventura o acción; ni hard (dura), en la que predominan aspectos científicos, físicos o astronómicos. La suya entra en esa evolución posterior denominada soft (blanda) en contraposición, que introduce aspectos antropológicos y sociales y da preferencia a las relaciones humanas, su cultura, el entorno que le rodea, el análisis del comportamiento humano y cómo influye en el hombre la sociedad que ha creado. Curiosamente, sus explicaciones son a veces más exactas que otras coetáneas de la rama hard.
«La ciencia ficción no es algo menor. No es solo la Enterprise, Star wars o las Tropas del espacio. Significa experimentar con la imaginación, responder preguntas que no tienen respuesta. Implica cosas profundas… La ciencia ficción es una gran metáfora de la vida» (Entrevista de Jacinto Antón en «El País Semanal», 28-10-2012)
TudorPopa en Devianart
No hay orden lógico de lectura en el ciclo de Ekumen, ni continuidad entre sus historias (la dilatación del tiempo lo impide); relatos que transcurren en mundos muy diferentes, separados entre sí por años luz de distancia y tiempo. Aunque casi todos poseen un elemento común que los une, además del «ansible» (5): la presencia de un explorador exterior, un extraño que, a través de sus ojos y mentalidad humana, analiza y contrasta una cultura ajena, en la que se ve inmerso y con la que debe interactuar. Unas pautas ya marcadas en El mundo de Rocannon (1966), su primera novela, y que se repiten en casi todas las novelas del ciclo.
«No era importante, después de todo. Él no era sino un hombre. El destino de un hombre no tiene importancia».
- EL MUNDO DE ROCANNON, por FRAN M. ROMERO.
Pautas siempre inteligentes, que permiten a la autora observar con ojos distintos, desde fuera, nuestra sociedad (la de su época, aunque no ha cambiado tanto) y realizar un análisis nue-vo, profundo y crítico de temas poco habituales en la ciencia ficción. Como el sexo y las relaciones de género en un mundo donde no existe la dominación de uno por el otro, en La mano izquierda de la oscuridad (1969), ganadora de los premios Nebula 1969 y Hugo 1970, que supuso todo un hito para la época en que fue escrita (6).
«La luz es la mano izquierda de la oscuridad, y la oscuridad es la mano derecha de la luz; las dos son una, vida y muerte, juntas como amantes».
El medio ambiente, la no violencia y la desforestación de todo un planeta se erigen en protagonistas en El nombre del mundo es Bosque (1972, 1976), una de sus historias más aclamadas (Premio Hugo 1973 a la mejor novela corta). Ocupación colonial y arrogancia de un militar invasor terrestre, violento en extremo, frente a un pueblo pacífico en los inicios de su evolución…¡Cuánto de inspiración nunca reconocida le debe «Avatar» de James Cameron (2009) a esta novela!
«…cuando se consigue una enorme cantidad de dinero apropiándose de las ideas de otros artistas (…) hay cierto sentido de violación. Me siento obligada a sentir desprecio por el que se ha aprovechado» ( «El País Semanal», 28-10-2012)
«La ecología de un bosque es muy delicada. Si el bosque perece, la fauna puede extinguirse con él».
Los Desposeídos: una utopía ambigua (1974), quizá sea la novela más polémica de la autora, al tiempo que interesante y premiada (Nebula 1974, Hugo 1975, Locus 1975, Gigamesh 1984, Prometheus 1993); una de las grandes obras de la literatura del S.XX. Sin etiquetas. Porque Le Guin utiliza en ella la CF como una de esas «metáfora de la vida» que cita, un medio para analizar capitalismo y comunismo en plena Guerra Fría, sin maniqueísmos ni concesiones a su ideología; al tiempo que reflexiona sobre cómo el uso del lenguaje condiciona las relaciones sociales.
«Los desposeídos tienen todo un mundo que ganar». (Karl Marx).
Para finalizar el ciclo de Ekumen, María Jesús Sánchez comentó El Relato (2000), una historia sobre la importancia de la tradición oral y la palabra escrita; también del enfrentamiento entre una sociedad en progreso y la tradición que conforma su identidad, o el equilibrio entre ambas. Pero, especialmente, Mª Jesús definió la influencia que la etnografía tiene en Le Guin a través de su padre, el prestigioso antropólogo Alfred Louis Kroeber, autor de diversos tratados sobre culturas indígenas de los indios americano, en las que la tradición oral era predominante, y profundizó en las escuelas y métodos de investigación sobre sociedades antiguas, un tema que domina, pues no en vano dedicó tres años de su vida a una tesis que le acercó a ellas.
«El Futuro, en la ficción, no es más que una forma de mirar el Presente». (El Relato)
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EL RELATO, por Mª. JESÚS SÁNCHEZ.
LEJOS DEL UNIVERSO HAINISH.
De entre las obras de ciencia ficción no ambientadas en el universo Ekumen, El Ojo de la Garza, transcurre en un planeta que es colonia penal de una Tierra futura donde son desterrados presos peligrosos sin posibilidad de regreso. Organizados en dos comunidades, una descendiente de presos comunes y otra de presos políticos, herederos del antiguo movimiento pacifista, la autora construye una sencilla historia sobre la toma de posición de una mujer, en su camino a la libertad.
«Somos volcanes. Cuando nosotras las mujeres ofrecemos nuestra experiencia como verdad, como la verdad humana, cambian todos los mapas».
El Eterno regreso a casa es una obra distinta, muy diferente a otras de la autora, no sólo por su extensión (762 páginas) sino por su contenido, donde Le Guin, con la belleza de una prosa poética que llega al alma del lector, construye y analiza toda una sociedad futura que ya se ha extinguido, en un sorprendente ejercicio de antropología-ficción digno de los mejores estudios de su padre. Una obra que es más que una novela, y constituye un pequeño tesoro para todos aquellos que aman los libros, además de la lectura.
«Resulta difícil traducir de un idioma que no ha llegado a existir, pero tampoco hay que exagerar. Al fin y al cabo, el pasado puede llegar a ser tan oscuro como el futuro».
SAGA DE TERRAMAR.
Mapa de Terramar, por Lyam Davis
El mundo de Terramar y su inmenso piélago de islas conforma el ciclo más famoso de la autora; puede que no el más premiado -quizá por ser fantasía y no ciencia-ficción-, pero sí el más conocido y el que más ediciones disfruta, siendo difícil encontrar un momento en el que se encuentre descatalogado, como ocurre con la mayor parte de su obra. Y no es difícil de entender, pues si entre sus páginas habitan dragones, magos, hechiceras, espectros y talismanes junto al nombre verdadero de las cosas, también lo hace gente cercana, de sabiduría sencilla, pacífica, y sus historias de hermosas palabras contienen la belleza y armonía que sólo te ofrecen las pequeñas lecciones sobre la vida.
«El sabio no pregunta. El necio pregunta en vano» (Un mago de Terramar).
Un Mago de Terramar (1968) contiene una historia de contrastes y crecimiento, de lucha y superación de los propios miedos y fantasmas de Gavilán siendo aprendiz, antes de convertirse en el gran Archimago que se nos anuncia. Una historia que liga la magia a la naturaleza y fija el precio, el coste, que supone usarla. Un poder que, si bien se posee, también se aprende… en una escuela de magia ideada como tal 30 años antes de que J.K.Rowling imaginara Hogwarts. Tampoco costaba tanto acreditarla…
«Me parece convencional y predecible. Pero está bien para los niños. Ella podría ser generosa y reconocer la influencia de Un mago de Terramar. En fin, son obras muy diferentes» («El País Semanal», 28-10-2012)
Si la trilogía inicial se completa con Las tumbas de Atuan (1971) y La costa más lejana (1972), todo un tratado sobre crecimiento personal, a partir del viaje iniciático de unos jóvenes adultos, bajo la ética de su autora, 18 años más tarde reemprende un «regreso a los orígenes» bajo perspectivas adultas con Tehanu, su continuación (1990, Premios Nebula 1990 y Locus 1991); Cuentos de Terramar (1999), un libro de relatos ambientados en distintas épocas del archipiélago y enlace a En el otro viento (2001), el último de la serie. Un regreso con las mismas hermosas palabras que utiliza, pero con personajes y enfoques feministas mucho más adultos y complejos.
«Sólo en el silencio la palabra, sólo en la oscuridad la luz, sólo en la muerte la vida; el vuelo del halcón brilla en el firmamento vacío».
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CRÓNICAS DE TERRAMAR, por MANUEL BERLANGA.
CUENTOS.
Parte importante de la producción de Le Guin son sus relatos, más de cien, de todo tipo, frecuentemente premiados.
Carlos de Miguel (2004)
Las doce moradas del viento (1975, Premio Locus 1976 a la mejor colección), fue elegida por dos veces. Recopila historias previas, cuentos que en muchos casos son el embrión de novelas posteriores, como La palabra que libera (1964) o El poder de un nombre (1965), que darían paso a Terramar; El collar de Semley (1964), prólogo al El mundo de Rocannon; El rey de Invierno (1969), sobre el planeta de La mano izquierda de la Oscuridad; o El día antes de la Revolución (1974, Premios Nebula 1974 y Locus 1975 al mejor relato corto), que cuenta la historia de Odo, la anarquista líder de Anarres en Los Desposeídos… Y Los que se alejan de Omelas (1974, Premio Hugo al mejor relato corto), de una sensibilidad exquisita… y crudeza trágica.
RESUMEN.
Cinco horas continuadas podrían parecer muchas, demasiadas, para hablar de una autora. Sin embargo, en el caso de Ursula Kroeber Le Guin, son pocas, muy pocas para disfrutar de su obra. La noche se hizo corta y, al final, tuvimos que aligerar para no abusar de la paciencia y disposición de Miguel, en La Marítima, que tan bien nos atiende siempre. No dio tiempo a conclusiones, un resumen de pareceres o conjunción de ideas comunes, que dejo a la memoria.
Le Guin es, más allá de su obra (y también en ésta), una gran dama, sencilla, apacible como sus textos, de ideas claras y pensamientos serenos aunque rotundos, alguien que te gustaría haber conocido y tratado en persona; sólo hay que leer sus palabras en una entrevista o un texto, una colaboración, para saber que las cosas que dice son las que escribe, está convencida, las siente como las cuenta, sólo que bajo el tamiz de la alegoría y componiendo metáforas sobre la vida. Y lo hace con hermosas palabras trenzadas con arte, urdidas con belleza ya desde el título ¿Os habéis fijado?: todos parecen extraídos de un poema. Decir que hay poesía en un título suena a exageración… salvo que sea de Le Guin. ¡Qué decir del resto de la obra!
«Entre el pensamiento y la palabra hablada existe una fisura en la que puede penetrar la intención…» (La ciudad de las ilusiones).
Tal vez, si algo puede achacarse a su estilo sea una cierta calma en la trama y un desarrollo rápido de acontecimientos; como si, concebido el mensaje que desea transmitir, le importase más cómo contarlo. Temo que, en la actualidad -cuando los efectos especiales priman sobre el contenido y la acción al razonamiento-, a las nuevas generaciones, curtidas en la adrenalina de los vídeo-juegos, no les atraiga igual la magia de las palabras, la construcción de una idea y el mensaje se pierda; no porque no lo entiendan, sino porque ni les llega, no les da tiempo. Démosle tiempo… ya crecerán:
«El hambre de un dragón tarda en despertar, pero luego es difícil saciarla» (Un Mago de Terramar)
Fue una gran noche. ¡¡5 horas con Ursula K. Le Guin!! La mayor satisfacción para quien convoca este Club de Lectura fue que muchos de los asistentes accedían a la autora por primera vez y, prácticamente todos, manifestaron entusiasmados su interés por repetir. ¡Sabia decisión!
.NOTAS:
- 6 libros de poesía, 20 novelas, más de 100 relatos, 4 antologías de ensayos, 11 libros para niños, diversas traducciones de autores del español, chino o francés.
- Más de 30 premios en total, entre ellos los cuatro «grandes» de fantasía y ciencia ficción: Nebula (en 6 ocasiones), Hugo (5), Locus (8), y World Fantasy (3), además del J.Teptree (3), Gran Premio de lo Imaginario, Librería del Congreso a una leyenda viviente… En 2003 fue nombrada Gran Maestra por la SFWA (asociación de escritores americanos de Ciencia ficción y Fantasía), siendo la primera mujer que consiguió tal distinción.
- Diversos conceptos iniciados por Le Guin han inspirado otros:
- El Nombre del mundo es Bosque (1972) <=> Avatar, de James Cameron (2009)
- La Escuela de Magia de Roke (1968) <=> Hogwarts, de J.K. Rowling (1997)
- La sombra oscura de Ged (1968) <=> El reverso tenebroso de la fuerza (Star Wars, 1977)
- Los Magos se vacían de poder, olvidan las palabras y se convierten en gente gris y sin alegría (La Costa más Lejana) <=> La Nada, de la Historia Interminable, de M. Ende (1979)
- Ambos, la primera emisión de la serie y su primera novela, son simultáneos, de 1966
- Dispositivo que permite la comunicación instantánea entre dos puntos, indepen-dientemente a la distancia. Más tarde ha sido utilizado por otros autores, como Orson Scot Card, en La Saga de Ender.
- No es la única vez que Ursula K. Le Guin utiliza y profundiza en el tema del sexo y las relaciones de género como fondo de la historia, con propuestas novedosas, capaces de explorar planteamientos distintos y combinaciones diversas. Ella misma confiesa que, en 1969, «yo era muy joven, y la sociedad americana muy puritana», tal vez, por ello, no pudo avanzar más en sus propuestas. Lo hará años más tarde, en 1995, con el cuento Mayoría de edad en Karhide, publicado en El cumpleaños del mundo y otros relatos. «Ahí sí se explica pormenorizadamente cómo es el sexo en Invierno-Gueden, «clitopenis» incluido. Completa la novela en cierta manera». No comentamos esta selección, pero en gran parte de sus relatos (1995-2002, con premios Nebula 1995, J.Tiptree 1995 y 1997, Locus 1997 y 2001) utiliza la diversidad cultural de planetas del universo Hainish para explorar las relaciones de género en diferentes vertientes: sexo, amor, matrimonio, dominación, soledad… y combinaciones de todo tipo, incluida una donde las mujeres dominan la sociedad y los hombres (en proporción 1/16) son utilizados para diversión y como objetos sexuales, pagando por sus servicios
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