«Magie nació con una característica muy particular: tiene un hilo negro atado al dedo anular de su mano izquierda, ve y habla con fantasmas y presiente muertes trágicas en el futuro. Dios es una niña de nueve años que vive dentro de una urna en una base secreta de Nebraska, sufre una grave depresión y muestras preocupantes tendencias suicidas…»
La Curación, de Miguel Córdoba, es la historia de los olvidados de Dios.
Leer La Curación (cualquier obra de Miguel Córdoba) supone recibir un impacto sensorial múltiple: no sólo has de utilizar la vista para hacerlo (o el tacto si lees en papel); tus oídos reverberan con la abundante (excelente) música que inunda el texto disuelta en palabras con magia, y tu mente se agita con los recuerdos (cientos de imágenes conocidas) que evoca –como quien no quiere la cosa– en cada una de sus descripciones; imágenes que, más allá de definir la riqueza cultural del autor, son el instrumento que utiliza para hacernos más cercano el surrealismo que impregna su obra, suavizar el horror que ocultan alguno de los hechos que narra. Eso es oficio, no magia; recursos innatos, armas de perro viejo que sorprenden en un autor joven. La magia queda para sus palabras, para cómo escribe y consigue transmitir sensaciones, cómo retuerce la realidad y nos hace ver y sentir lo que desea. Pura magia…
Magie (magia en francés) es un ser especial que, más allá de ese hilo negro que oprime su dedo y nadie ve, los fantasmas o la muerte, que presiente tiempo antes de ocurrir (alguna demasiado cercana), tiene todas las papeletas para ser desgraciada: la muerte del padre, una familia rota que la madre ha de sacar -sola- adelante; se trata de una niña fea y gorda, que sufre el bulling de sus compañeros en la infancia y adolescencia y la condena a la soledad… salvo por el fantasma (que se esconde en la lavadora para no afrontar la angustia de la vida en el Más Allá) y otros espíritus de muertos recientes que ve, o el árbol que sembró su padre y le habla… ¿Cómo puede sobrevivir una cría a tales experiencias? ¿Cómo no le van a afectar cuando crezca…?
Miguel nos lo cuenta, en una historia inquietante aderezada con trazos de surrealismo profundo (máscaras que reflejan los sentimientos mejor que el rostro, hormigas que le marcan el camino a seguir, una dominadora rata gigante, los tulpas…) que suaviza con la música y evocación de personajes, situaciones e imágenes conocidas hasta hacerlo cercano, amigable y conseguir que nos resulte una historia natural, cotidiana, nada extraña y repleta de frases maravillosas, tan contundentes que merecerían, ellas solas, una entrada propia en el blog, que las recopilase:
« … después de morir hay una prueba que superar. Y no es fácil. Algo así como mirarte en un espejo y aceptarte como eres. Si no la pasas no hay paz, ni puedes avanzar».
«… un vertedero de sueños rotos, un lugar donde es posible el reciclaje de lo que pudo haber sido».
«No dejaba de ser bello el hecho de vivir sin la cicatriz de una eterna dependencia».
Una historia que se entrecruza con la de ese Dios-Anna, niña de nueve años con tendencias al suicidio y que, en la terrible soledad de su depresión (¿o viceversa?), olvida alguna de sus creaciones.
En la ficha (y la contraportada del libro) se califica la obra como de Terror Surrealista. Sin embargo, no la considero una obra de terror. Tal vez, sí, de angustia, pues busca el desasosiego del lector; y, por supuesto, es surrealista. Angustia Surrealista podría ser un buen calificativo para ella.
Pero, pese a las penalidades que han de sufrir los personajes, la brutalidad de algunos actos en sus vidas, la obra esconde, en el fondo, un mensaje de lucha y superación personal, una apuesta por sobreponerse al desasosiego y la angustia que genera el miedo, el terror cotidiano que atenaza la existencia y a todas las pruebas (reales o surreales) que nos agobian; un mensaje claro de que, aunque puedas caer en el camino, lo importante es levantarse. Lo vemos en la lucha diaria de Naomi, la madre, que saca adelante a sus hijas, con alegría y buena disposición («las tres guerreras»). En Lor, capaz de superar el trauma de la infancia gracias a la música (y Flip). En Tim, contrapartida a la maldad negativa de Jeremy, o la propia Magie, tras todo lo que ha debido sufrir y cuantas veces caiga. Y, por supuesto, en Carey Mahoney, que no se resigna a permanecer en las páginas de un libro que no es el suyo y salta a éste. O en el final, que es un nuevo comienzo, y en el mensaje que un niño imaginario repite a Magie a lo largo de la obra y es una solución:
«Cuando Dios se olvide de sus hijos debes ir a Nebraska a recoger los trozos de tus sueños rotos».
Miguel Córdoba lleva tiempo escribiendo, ésta es su tercera novela, después de obtener varios premios y menciones en concursos de relatos y algún que otro guión de cine, también premiado («La Cuerda«, dirigida por Pablo Sola, un corto de suspense y terror, de excelente factura). De hecho, es un autor fetiche para Ediciones El Transbordador, que inició su singladura en 2015 con Ciudad de Heridas, su primera novela (ver reseña aquí).
Si en aquel momento su temática y estilo sorprendieron con agrado («sorprende» es la palabra que más veces se repite en la reseña) y, aunque los recuerdos ya se pierden en la niebla del tiempo (si Dios puede olvidar, cuánto más no lo haremos nosotros), quiero constatar la madurez y evolución que ha experimentado Miguel en este tiempo, alejado ya de aquella sombra alargada de Stephen King que se intuía como influencia (sin que dejara de ser una obra personal) y que desaparece -o casi- en La Curación, lo que evidencia una personalidad y estilo propios que bullen con fuerza y prometen más sorpresas agradables en el futuro.
Como sorprende el prólogo -genial- de Darío Vilas, que parece integrarse y formar parte de La Curación como un capítulo previo -o posterior- a la misma. Todo un acierto, sin duda.
La segunda novela, Los tres abismos de Damián Mustieles supuso un complicado ejercicio de auto-control e ingenio, un reto arriesgado, propuesto por la editora, al que supo dar respuesta con brillantez y sin fagocitarse: desarrollar las historias que se referencian en la obra anterior, usando el mismo universo, sin repetirse.
De ahí surge el personaje de Carey Mahoney quien, como en la obra de Pirandello, «Seis personajes en busca de autor», reclama el papel apropiado (en este caso, la obra que le corresponde) y anhela consumar su propio destino. Y bien que lo consigue.
Miguel Córdobaescribe de maravillas; sus obras no dejan indiferente a nadie. En La Curación te atrapa, capta tu interés de inmediato, con un lenguaje cuidado a la vez que sencillo y fluido, y recursos culturales ilimitados (*) que engrandecen la obra y trasciende el surrealismo hasta hacerlo cercano al lector. Obra muy recomendable (que ha entusiasmado a muchos amigos del Club de Lectura).
Cuando sea mayor y, junto a otros olvidados de Dios, orbite la estrella Tabby en la constelación del Cisne, me gustaría escribir como él.
(*) – Leyendo ahora por encima, en diagonal, he hallado más de 70 referencias y citas a canciones, cantantes o grupos, películas, actores y directores, escritores, poetas y obras literarias, dibujantes y personajes de cómics, pintores, obras de arte, edificios famosos… sólo hasta mitad de la obra (después no seguí…).
Fue una noche completa. Y muy entretenida. Catorce personas hablando de forma distendida -bebidas y comida delante- acerca de la obra del gran maestro de Maine, autor de más de doscientas novelas y relatos, principalmente de terror, pero también fantasía y sobre temas de interés social. Recientemente, su nombre ha sonado como candidato al Premio Nobel de Literatura (un poco excesivo, quizá; pero cosas más raras se han visto).
Tras la presentación de Tony Jiménez, invitado especial esa noche (trataremos su obra en el siguiente apartado), nos centramos en la figura del maestro del Terror, de quien es todo un entendido. No en vano ha publicado el libro Las Pesadillas de StephenKing [1], en dos volúmenes (de momento), en los que compila su obra.
Comenzamos con la pregunta de quién es o qué representa SK para Tony Jiménez:
«En literatura, prácticamente todo. Antes de King yo leía ya terror, Lovecraft, Matheson que me encanta, incluso Barker; pero lo que es amar el terror, fue con King. Fue leer sus primeros libros (creo que tenía diez años), «Misery», «Carrie» y creo que «IT», los primeros de aquel coleccionable de tapas doradas en los quioscos (por cierto, un coleccionable de King, hoy, sería genial) y me dije “yo quiero provocar lo que provoca este hombre” (otra cosa es conseguirlo). Con King me enamoré de la literatura de Terror. Desde entonces, todos mis libros están influenciados por él.
«Así que, a nivel de escritor, para mí significa todo. Y a nivel de lector, casi, casi… es de los pocos autores que sigo en todo; tengo todo lo que publica, en varias ediciones. Es puro vicio coleccionista. Al final, es una marca. Saca cualquier cosa y la buscas, aunque después alguna no te guste, que de todo hay. Aún así, las he leído varias veces. De modo que, para mí… Maestro, Maestro, Maestro».
— Un modelo a seguir, vamos.
«Sí. Sobre todo, porque es una persona muy humilde, alguien que siempre ha tenido los pies en el suelo, incluso cuando se drogaba, y escribe sobre lo que a mí me gusta, es muy de izquierdas (más rojo que la madre que lo parió…) y nada religioso, aunque sí muy espiritual; en sus libros hace mucha crítica a la Iglesia, a la idea de Dios, cosa que me parece muy interesante; su concepto del ser humano, el estudio psicológico que realiza sobre nosotros como especie… No sé, me siento muy identificado con sus pensamientos».
La idea inicial era que Tony nos diera una charla sobre su visión y contara todo lo que quisiera acerca de Stephen King y su obra. Cuando se lo recordé…
«Hombre, he escrito un libro de seiscientas páginas… podéis comprarlo» (risas).
Y decidimos continuar con las preguntas que más nos interesaban a cada uno, en aquel ambiente distendido y casi de familia que se había formado. Tony las respondió todas, sin excepción. (Había pensado incluir junto a cada pregunta el nombre de quien la hacía, pero somos muchos y sería un galimatías; mejor como grupo. Además, así os reconocéis y jugáis a recordar -o adivinar- quién hizo las otras):
—¿Qué te parece el muchacho…? Acaba de soltar otra obra, hace diez minutos [“El Instituto”]. Conecta con “Ojos de fuego”, aunque no directamente, hay una relación, niños con poderes.
«Sí, prácticamente hace diez minutos… y yo aún no la he leído…».
—¿Cómo influyó que, de repente, la industria del cine comenzara a adaptar las novelas de SK? ¿Influyó en su escritura?
«Creo que sí. Influyó en su escritura, pero sobre todo en su reconocimiento y fama; le dio un empujón muy grande. El hecho de que su genial novela “Carrie”, que es del 74 se estrenara en el cine sólo dos años después fue un subidón».
Alguien comenta que poco después “El Resplandor” (que inicialmente se tradujo por “Insólito esplendor”) lo consolidó definitivamente.
—¿No piensas que cada uno tiene una imagen propia de King? ¿Su icono favorito? Tiene tantos libros, tantas historias, es tan prolífico que cada uno ve en él una cosa diferente.
—Demasiado prolífico…
—Pero siempre ha dado en la diana…
«Para hacer un ensayo sí es muy prolífico. Yo voy por dos libros… y queda un tercero».
Opiniones encontradas, unas a favor y en otras contra de la cantidad y calidad de su obra. Finalmente, se reconduce el tema:
—¿Cuántos libros llevaba King cuando se hace la primera adaptación cinematográfica de “Carrie”?
«Unos cuantos. No publicados bastante, todos los de Richard Bachman, que así firmaba hasta entonces. Eso terminados, porque sin terminar creo recordar que tenía un esbozo de “La Cúpula”, que antes se llamó “Los Caníbales”; una idea que me parece muy interesante y que debería desarrollar en otro momento: un edificio de apartamentos donde la gente se queda encerrada y, con el transcurso de los días, un grupo intenta alimentarse del resto… Si no lo hace, le robo yo la idea» (risas).
«Creo que la primera que novela terminada fue “La Larga Marcha”. Aunque la escribió tan cercana a “Rabia”, “El Fugitivo” y “Carretera Maldita”, en sus tiempos de universidad, que he encontrado libros de referencia que equivocan las fechas. Buscando, buscando e informándome muchísimo, al final sale, por muy poco, “La Larga Marcha”».
—Entonces, la primera que publica como Stephen King es “Carrie”. ¿Y directamente le compran los derechos para el cine? ¿Cómo es posible?
«Debido al bombazo que fue la novela. Sí, los derechos tardaron muy poco. Y tuvo que ir la mujer a avisarle al colegio donde trabajaba porque no había teléfono. Fue un contrato de los gordos, de los de mucho dinero, más para alguien que empezaba».
—Y con un director de prestigio, Brian de Palma, no cualquiera.
«Sí, algo curioso de las adaptaciones de King, sobre todo los primeros veinte años, es que han tenido directores que forman parte de la historia del cine, auténticos mitos; tanto directores como reparto. Últimamente casi se está volviendo a eso, mitad y mitad. De hecho, la última película, que se estrena ahora en Sitges y aparece en Netflix, “En la Hierba Alta”, tiene como director a Vincezo Natali (Cube, Splice). King es un tío que ha tenido mucha suerte en este aspecto porque, como él mismo dice, ha estado en el momento adecuado con el material adecuado. Imagina que “Carrie” no hubiese triunfado como novela o su adaptación hubiera sido un fracaso… Por ejemplo, si alguien quiere hablar de “El misterio de Salems’ Lot”, que lo haga, porque yo bien no puedo hablar. No es de mis favoritas…».
—Pero hay quien la pone muy bien… De hecho, el escritor John Connolly, en un ensayo en uno de sus libros, comenta que esa película le influenció para decidirse a escribir.
«Sí. Si tiene tanta fama es porque es buena, pero a mí… creo que me pilló tarde. Llegué a ella después de haber visto “Muñeco Diabólico”, “Viernes 13”, “Cementerio de Animales” y me impresionó poco. Es como, por ejemplo, la primera “IT” que, vista en su momento, me impresionó; crecí con ella, pero, con el tiempo, le ves sus fallitos, aunque a mí me sigue encantando. Entonces, yo creo que la primera de “El misterio de Salems’Lot” (luego tuvo una adaptación en 2004, con Rob Low haciendo de vampiro). -Alguien salta: «Prefiero la primera»-. Pero a mí la primera (Tobe Hooper, 1979) no me impactó.
—Mientras tanto, “Blaze” y “La Niebla” se quedan en el cajón. “Blaze”, si no la habéis leído es una novela “noir”, no de terror, escrita por Richard Bachman.
—Para mí, hay una película que no he podido volver a ver, “Cujo”. No la soporto [opiniones distintas, a favor y en contra]. La novela es magnífica, pero la película… me muero de verme en esa situación.
Tras un largo cruce de opiniones, Tony sentencia:
«Hay películas sobre obras de King que, tras el nombre y un título llamativo, la historia no tienen nada que ver. Un caso típico es “El Cortador de Césped”, que sólo tiene el título. Si lees el relato, va de dioses paganos; te ves la película y tiene el cortador de césped y poco más. En realidad, está basado en el relato de otro autor; hubo ahí una serie de demandas bestiales. Y lo de “Perseguido” me parece divertidísimo: la novela me parece bastante buena, luego te sacan una película de acción al estilo de los ochenta, con Schwarzenegger… De existir internet hubiese ardido en ese momento.
—Hay gente que dice que “Los Juegos del Hambre” está basada en esa novela…
«”Los Juegos del Hambre” está basada en “Battle Royal”. Y ésta, ¿de dónde sale?… Pues, más o menos… Me gusta mucho la época de Richard Bachman, su primera época, cuatro libros que yo creo están muy conectados; “El Fugitivo” parece que está en el mismo universo que “La Larga Marcha”, me parece una de las mejores novelas de King, yo la estaba leyendo y sudaba, me parece una novela angustiosa, afixiante… Es del mismo estilo: un programa de televisión, una crítica a la televisión, al gran hermano, etc…
—Pero la pregunta es si bebe o no de “Los Juegos del Hambre.
«Sí. Yo creo que sí. Yo, como escritor, lo digo mucho: creo que lo original es el enfoque que tú le das a un tema, y eso King lo hace muy bien, no ha reventado las ruedas nunca. En Salems’Lot él mismo lo dice, es Drácula; pero Drácula en el universo King. “IT” me parece una novela de Lovecraft muy escondidilla, con muchos elementos de King, como si hubiesen decidido escribir cada uno lo suyo y después unirlos. “Carrie” igual, aunque introduce el concepto piroquinético. Pero “Ojos de Fuego” es más o menos lo mismo, y “Christine”, como se decía en la época “es Carrie para hombres”; salvo por el coche, el concepto es el mismo. Además, King lo dice: “yo no hago nada original, es el enfoque que le doy a un mismo tema”.
—Pero “Sonámbulos” no está basado en ningún guión conocido.
«Además, me parece una película descacharrante, muy divertida; son hombres gatos… Y el rodaje, nada más por los cameos… hay fotos de King, con Clive Barker, muchos directores de terror y Mick Garris, que es el amiguito de todos. Pero no está basada en nada».
—SK tiene muchos padres literarios, pero siempre ha reconocido que, sin Richard Matheson, que a mí me encanta, no existiría. Lees relatos de ambos y ves la conexión. SK, en gran parte, viene de ahí.
—Os he estado escuchando 20 minutos, y tenéis que admitir que SK es cine. No habéis hablado apenas de literatura. Sé que todos leéis como animales; y muchos, como Tony, también escriben… y sólo hablamos de cine. La literatura está muerta, solo sirve para hacer guiones, todo lo demás no vale. King es cine. Sólo habláis de cine, vosotros, que sois lectores constantes. Imaginad a uno que sólo ha leído dos novelas de King.
La polémica está servida. Cruces de opiniones en contra, que apenas se dsitinguen.
—No es así. Se han hecho referencias a novelas. Pero es verdad que en su mayoría a películas. Al final, te quedas con la imagen de la película sobre el libro.
—Es que eso es King. King es quien ha hecho dar el salto desde el cine clásico de la Hammer al cine de Terror actual. Ha sido él. Hombre, otros como Clive Barker, han ayudado, pero ha sido King. Esa es su maestría.
Murmullos entremezclados, voces que se entrecruzan. Parece que nuestro polemista oficial ha sentenciado y el partido llega al descanso (aunque cerveza no ha faltado). Pero hay tiempo para más, mucho más.
—Yo… le quería preguntar a Tony: para ti, que época o qué novelas son las mejores de King. Según tu gusto y criterio.
«Precisamente, en el ensayo, que hemos dividido en dos, el King clásico y el King moderno, digo que -hasta el momento- tiene tres etapas: la de los ’80, de terror más puro, que a mí me gusta mucho; después, en los ’90, resulta curioso que los críticos comienzan a considerarlo un escritor “serio” (hasta entonces, parece que no lo era), con “Dolores Claiborne”, “La Tienda”, “El Pasillo de la Muerte”, que son temas donde vemos al King de ahora, menos interesado en terror y más en el elemento fantástico (algo que también hace su hijo, Joe Hill); y luego está la etapa más contemporánea, en la que escribe terror cuando se lo pide el cuerpo, pero sus mejores libros no son de este género; al contrario “22-11-63” me parece una de sus mejores obras, una novela romántica y de ciencia-ficción, y no sabes de cuál tiene más; “Mr.Mercedes” a mí me encanta y es un thriller.
—A eso voy. Yo conocí a King en su primera época, que me gustó y mucho. No lo he leído todo pero, lo que leí, lo disfruté. Después, me cansó. Cuando comenzó con la fantasía lo dejé; leí algunas obras suyas y, sinceramente, me cansó. De fantasía había muchas cosas mejores que las suyas. Y de la tercera época no he leído nada. Me han recomendado dos o tres, “22-11-63”, “La Historia de Lisey” y alguna otra. Por eso te preguntaba (¿a quién mejor?) cuáles son tus preferidas.
«”La Historia de Lisey” a mí me gustó mucho. Creo que es su historia más personal. Pero no es para todo el mundo, porque es muy intimista, tensa; mucha gente me dice que no sabe qué ha querido contar en ella, y les respondo: “pues una historia de amor”, su historia; además es una oda a la creatividad, un proceso creativo increíble; cómo la creatividad te puede llegar a curar, sea cual sea tu profesión. A mí, personalmente, me gustó mucho, y eso que la empecé reticente porque, claro, lees la sinopsis y piensas “menudo ladrillazo me va a soltar”. “El Retrato de Rose Madder” me gusta, pero me parece un ladrillo, una de las idas de pinza de King, como en “Cell”, que es un tocho; de repente empiezas a leer y piensas “¡Madre mía, este hombre se ha liado!» Comienza a escribir y no para.
—Pero… ¿“Cell” no mola?
«A mí me gusta, pero cuando los zombis empiezan a volar… Es la típica novela de zombis, pero por King, porque para novela de zombis tenemos “Cementerio de Animales” que es una pasada. Esta una de apocalipsis zombi, pero cuando comienzan a evolucionar… es cuando digo que se le ha ido la pinza, comienza a mezclar; (¡ojo: spoiler!) adquieren poderes telepáticos, a levitar, actúan como enjambre… y llega un momento en el que dices ¡bufff…! Eso sí, el principio es uno de los mejores que ha escrito King. Y la película… ¡Madre mía…! y eso que soy muy permisivo con las adaptaciones de sus obras».
—De los personajes de SK, que son muchos y variados ¿con cuál te quedarías? ¿Cuál es que te ha impactado o te ha llegado más?
«Pues… (risa). Dolores Claiborne me gusta mucho; además, hubo una época en que a King se le tachó de machista (tocaba ese día), pero lees “Dolores Claiborne” y te tienes que reír. De “El Resplandor”, Jack Torrance me parece un personaje fabuloso, y el niñooo… los niños King, esos que se comportan de forma adulta, más que su edad, me encantan. Hay uno que aparece en “La Mitad Oscura” que me encandila, sobre todo cuando vemos su evolución en la novela. Y los perdedores de “IT” me parecen, todos, creaciones estupendas; además, le coges un cariño que, cuando llegan a adultos, quieres tirarlos a la basura».
—¿“IT 2” no te ha gustado?
«Me ha gustado. Pero es una prolongación de la primera -que me encantó, sinceramente-. Me parece una película de terror divertida, en plan “Pesadilla en Elm Street” que, más que dar miedo, es para pasar un rato divertido, pasártelo muy bien. A mí, claro, la original me cogió chiquitillo y cuando vi el payaso comiéndose a los niños… (risa nerviosa)».
—Yo creo que está mejor la mezcla de las dos en una. En el libro es una historia que incluye las dos épocas, contadas con flashbacks al pasado, que te hace dar cuenta de lo que había entonces y pasaron de niños.
«Esta segunda tiene más flashbacks de los que yo creía. Pensaba que habría un par de recuerdos y poco más, pero es verdad que llega un momento en que se llena de flashbacks al pasado, y si le hubiesen añadido un par de horas más hubiese salido la novela entera. También es verdad que se trata de una de las obras de King más complicadas de adaptar, ni siquiera en una serie, porque tiene pasajes…, el rito de Chüd es muy complicado de llevar a la pantalla y que la salano se quede… Pienso que con la nueva han pretendido hacer un blockbuster de terror, una película que pueda ver todo el mundo y, en ese sentido, ha funcionado. Tiene cosas muy chulas.
—La han hecho para vender globitos… Yo adoraba el payaso de la primera película. Lo hubiese mantenido… Ese payaso clásico que todos tenemos en la cabeza.
Y con este comentario se acabó la «multientrevista», toda una party con Tony Jiménez sobre Stephen King, el mago del terror de Maine. Necesitábamos descansar y reponer fuerzas para le segunda parte.
Como veis, un rato extenso y divertido, en el que Tony, con la humildad que le caracteriza (parece tímido el chiquillo, pero cuando comienza no hay quien le pare), no eludió ninguna pregunta o tema que le sacáramos. Puede hacerlo, os lo aseguro, pues de King sabe un montón. Fue todo un lujo.
Que seguirá en la segunda parte (pero tened paciencia, porque fueron casi cuatro horas de grabación y este trozo sólo ocupa 45 minutos…)
[1] Las Pesadillas de Stephen King. v.1: «Here’s Johnny!», v.2: «¡Todos Flotan!«. Appelhead Team Creaciones.
Hablar de Jirel de Joiry supone, para mí, saldar una deuda que arrastro ya 35 años, cuando, en la editorial de Berserkr nº5, dedicado por completo a las mujeres guerreras (pero centrado en Red Sonja, Marada y Las Amazonas de Gianluiggi Zuddas) prometí dejarla (junto a Rifkind, de Lynn Abbey) para una mejor ocasión. Ha tardado, pero la dicha es buena.
Aprovechando la reciente edición de Costas de Carcosa (una colección de pequeñas maravillas del pulp que no me canso de recomendar) dedicamos el 9º encuentro del Club de Lectura de Literatura Fantástica en Málaga a las Mujeres Guerreras, en la realidad y ficción, con lectura de la Saga de Jirel. De ahí surge esta reseña.
Jirel de Joiry es la primera heroína de una serie de fantasía en la historia; escrita, además, por una mujer (aunque este detalle, de inicio, no lo llegaron a conocer sus lectores). Su primer relato, El beso del Dios Negro, se publicó en Weird Tales, en su número de octubre de 1934, que incluso le dedicó la portada, ilustrada por Margaret Brundage.
CL Moore era una firma conocida por los lectores de Weird Tales, seguidores devotos de su anterior personaje, Northwest Smith, un simpático canalla del espacio que llegó a rivalizar en fervor popular con el Conan de R.E.Howard. También lo haría Jirel, una heroína del mismo talante que el cimmerio, con quien compartía aventuras del género Espada y Brujería (más brujería que espada, en su caso) y también el entusiasmo del lector.
En EL BESO DEL DIOS NEGRO, su primera aventura se nos muestra ya a una Jirel, dama castellana de Joiry y alto comandante (sic.) del lugar, asentada en su cargo; un cargo aceptado sin discusión, aunque no sin disputa de algún enemigo. Nada se nos explica de su pasado ni cómo accedió al mismo, si por alcurnia o la fuerza de las armas, aunque se da a entender lo primero (se cita el castillo, no lejano, de un primo suyo). En este sentido, la castellana ejerce como tal, dueña y señora de sus dominios y respetada por sus hombres, que no dudan en seguirla al combate a su comandante, «una mujer valiente, guerrera salvaje, y la más temeraria de todos los soldados a su mando«. También, como señora feudal que es, ha conocido el amor y numerosos amantes a los que, siempre, elige ella. Una buena descripción la encontramos al inicio de La sombra del dios negro:
«… ella había comandado la fortaleza más firme del reino sin llamar «señor» a ningún hombre y alardeaba, orgullosa, de que Joiry jamás caería, y de que ningún amante se atrevía jamás a ponerle las manos encima salvo como respuesta a su sonrisa» .
Sin embargo, cuando comienza el primer relato, Joiry ha caído en manos de Gillaume, que se sienta en el estrado y, para colmo, le arranca un beso forzado, no consentido. No puede haber mayor injuria para Jirel en tales momentos, tras ser vencida y derrotada, que la vejación de ser besada a la fuerza por quien es su conquistador. Y la ira y el odio se desatan en su interior humillado, hasta el punto de desear y estar dispuesta a bajar a los infiernos, en busca de un arma infernal que le permita destruir para siempre al único hombre que la ha vencido en batalla y, sobre todo, se ha atrevido a mancillar su imagen, besándola sin invitación. Y bien que lo hace. Tras obtener la bendición del padre Gervasio, y desoyendo sus ruegos y advertencias, se introduce en el pasadizo que nace en las mazmorras del castillo y desciende a los infiernos más oscuros. Tampoco se explica -ni es necesario- por qué existe ese túnel que sólo ambos conocen, ni cuando lo descubrieron, pero que desciende hasta tierras «que no son de Dios» (ha de quitarse la cruz que porta al cuello para seguir avanzando). Y cuando lo hace, penetra en un mundo diferente, una extraña dimensión oscura donde, en realidad, transcurre la verdadera historia.
Y es dónde CL Moore diferencia su personaje y estilo del de otros, como RE Howard: mientras, antes, la batalla se obvia y es descrita de forma sucinta, como de paso (algo que sucede también en otros relatos), las descripciones de y sobre la dimensión oscura son ricas, amplias, numerosas, continuas y seguidas hasta casi el exceso, forman la base de la narración. Y por ella pululan nume-rosas criaturas distintas, diferentes, y es su propio reflejo oscuro, encarnado en su propio cuerpo, quien le indica dónde encontrar el arma que busca, la estatua del dios negro que le ofrece su oscuro beso de muerte.
El regreso es rápido, así como la resolución de la historia en este primer arco del dios negro, que se cierra con la ansiada venganza, fulminante y decisiva sobre Guillaume cuando le besa. Sólo para descubrir que el demonio con su forma le había engañado y ella debe pagar de por vida el precio de haber aceptado el regalo de un demonio: ya no habrá luz en su vida sin Guillaume. Y llora amargamente su terrible destino.
Ya hemos comentado en otro lugar el éxito de público que obtuvo el personaje, por la sutil descripción del ambiente y el estilo personal de narrarlo, con tintes Lovecraftianos y Dunsanianos; de inmediato, lo elevó, junto a su autora, a ser considerada una de las preferidas entre los lectores de Weird Tales (ya lo era con Northwest Smith).
LA SOMBRA DEL DIOS NEGRO continúa la historia donde ha quedado, muy poco tiempo después, cuando encontramos a Jirel agobiada y entristecida, acosada en sueños por una voz lastimera que la llama, mientras en su corazón sabe que no es odio lo que sentía por Guillaume («aunque el fuego y la ira habían brotado de su interior como la locura»), sino amor. Esa y no otra es la maldición que trajo desde el infierno en su venganza. Esa, y el saber que quien la llama en sueños y suplica misericordia es el alma de Guillaume, que vaga y sufre, indefensa, los rigores de su castigo. Castigo que ella misma le provocó. Jirel ha matado a muchos hombres, pero ninguno con esa magia oscura e infernal que condena su alma; y la maldición del amor por un lado y los remordimientos por otro, la llevan a adoptar una decisión terrible para su integridad: bajará de nuevo a los infiernos y salvará el alma perdida de Guillaume. Y lo hace.
En este sentido, La sombra del dios negro no es sólo la continuación del relato anterior sino que, por mucho que cambie el entorno físico de la dimensión y bien escrita que esté, contiene una repetición de éste y sus conceptos, una búsqueda interminable por planos oscuros y extraños con asombrosas criaturas infernales, hasta conseguir lo que persigue y regresar con el deber cumplido, tras obtener la tranquilidad del alma maldita. Así lo entendió no sólo el editor de Weird Tales, que otorgó la portada del número (WT de diciembre de 1934) al relato «Nacerá una bruja«, de R.E. Howard (sin duda, mucho mejor, en mi opinión), elegido también como mejor relato por el público. Las alabanzas y buenas críticas hacia Jirel continuaban, pero también surgían críticas, algunas muy duras; como la de Fred Anger que, al calificarlo como el peor relato de CL Moore hasta el momento, generó que HP Lovecraft (quien había catalogado el relato como «un buen segundo») dedicase, en privado, una efervorizada respuesta en su defensa:
«La señorita Moore (…) en la actualidad, ciertamente pertenece al nivel superior de colaboradores de WT, junto con Smith, Howard, etc.»
HP Lovecraft a William F. Anger, 28 de enero de 1935 (1)
En JIREL SE ENCUENTRA CON LA MAGIA(WT, julio de 1935), CL Moore recupera la Jirel guerrera y valiente, dueña de sí misma y sus actos, a la que siguen sus hombres sin cuestionar el peligro; en este caso, al asalto y conquista del la fortaleza de Guischart, donde se oculta el mago Giraud, culpable de la muerte de diez de sus hombres y sobre quien, de nuevo, buscará la venganza. En la que quizás sea la mayor escena de batalla de toda la serie, Jirel se nos presenta actuando como verdadero comandante de sus hombres, escupiendo amenazas e improperios para animarlos y empujarlos, envuelta en armadura completa y portando una espada poderosa y pesada. Pero, tras la conquista, Giraud ha conseguido escapar por una amplia ventana de la torre, que se abre a una tierra extraña, que no corresponde con el paisaje que realmente existe más allá de ésta. Sin dudarlo, Jirel, sin armadura ni la espada de dos filos, sólo la cota de malla y una larga daga al cinto, se introduce sola en la dimensión mágica, donde encontrará una dríade y una poderosa maga capaz de cambiar de formas, jefa del mago Giraud, a los que habrá de derrotar, en una tierra extraña y cambiante, llena de magia. Y en ese entorno, CL Moore se desenvuelve de maravillas en descripciones de paisajes y entes, como para construir una historia interesante sin necesidad de batallas.
LA TIERRA OSCURA(WT, enero de 1936) comienza con Jirel en el lecho, moribunda, tras sufrir una herida profunda de pica en el costado, en la carga que acaba de capitanear. Cuando el padre Gervasio acude a confesarla no la encuentra en la cama. Su cuerpo acaba de desaparecer y todos en la habitación lloran su pérdida y lamentan su destino, pues comentan:
«¡El mismo diablo se ha apoderado en cuerpo y alma de Jirel de Joiry en su lecho de muerte!»
Y no andan descaminados, pues la castellana se encuentra en Romne, un reino oscuro (de esos que a CL Moore encantan), donde reina la negritud más absoluta, raptada por Pav, su rey, un extraño hombre negro de rostro duro y majestuoso, tocado con una perilla que le recuerda al mismísimo diablo, que la mira con lujuria desde sus pequeños ojos rojos brillantes; y que confiesa haberla arrebatado de su lecho de muerte, llevando su cuerpo y su mente a través del espacio curvo que separa ambos mundos para hacerla su reina. Porque está profundamente enamorado de ella, de su «fuerza ardiente y salvaje, que ninguna otra mujer posee en ninguna de las tierras que conozco. Una fuerza igual que la mía, señora Jirel». Por supuesto, ella no acepta, y tras un duelo dialéctico, una lucha feroz de voluntades en la que descubre que Pav la puede dominar y forzar su voluntad hasta obligarla, dice que antes de ceder se matará ella misma; o que encontrará un arma para matarlo a él. Cuando presume de que no existe, ella promete encontrarla; de lo contrario, él la podrá tomar. Y Pav acepta (pobre iluso…). La historia principal narra el periplo de Jirel por aquel mundo oscuro y cambiante, en el que no rigen las mismas normas y reglas físicas que en la tierra, en busca de posibles aliados y el arma que acabe con su rey.
Ya hemos comentado que la inesperada muerte de Robert E. Howard, en junio de 1936, supuso para Catherine Lucille un duro golpe, que incluso pudo ocasionar el abandono de Jirel como personaje, por tánto como compartían en cuanto a género. Pero la irrupción en su vida de Henry Kutner, a la larga su marido, que le propuso (e inició) una colaboración entre ambos, en un difícil crossover de sus dos personaje, Jirel y NW Smith, podría haberlo evitado.
LA BÚSQUEDA DE LA GEMA DE LAS ESTRELLAS(WT, noviembre de 1937) es el resultado de dicha colaboración. La historia comienza con el asalto de los hombres de Jirel -ella en cabeza- a la capilla impía del brujo Franga, un hechicero maligno que tiene en su poder la Gema de las Estrellas, una joya única que otorga a su poseedor fortuna y riquezas más allá de la imaginación. Pero Franga escapa en última instancia ocultándose en las sombras, donde crea una puerta a otra dimensión. La Gema de las Estrellas queda en poder de Jirel. Pero, desde las sombras, el brujo promete recuperarla utilizando un campeón capaz de vencer a la pelirroja, al que buscará a través del espacio y el tiempo; un campeón que no es ningún demonio infernal, sino nuestro amigo mercenario y contrabandista espacial Norwthest Smith, al que atrae desde el futuro, junto a su colega venusiano Yarol, contratando sus servicio para que recupere la gema a cambio de un atractivo botín, un collar doble de perlas, digno del rescate de un rey. El enfrentamiento entre ambos personajes está servido.
La historia resulta curiosa, por el poco habitual enfrentamiento de dos personajes, conceptualmente muy diferentes y tan distantes en el tiempo. Pese a la dificultad inherente, el encuentro y resolución están bien resueltos, y nos recuerda (sería su precursor) aquellos eternos enfrenta-mientos entre superhéroes DC y Marvel, como artistas invitados en sus series o con cabecera doble, en los que primero se enfrentan como enemigos -debido a un malentendido o forzados por el villano de turno-, para acabar -como se espera- colaborando ambos por un bien común. Aunque sólo fuera por eso, sentar las bases y conceptos de lo que, posiblemente, sea el primer crossover de la historia (2), el relato constituye un hito a considerar y sus autores precursores de un estilo, no lo suficientemente reconocidos por ello.
HELLSGARDE (WT, abril 1939) es el último relato que CL Moore escribe del personaje, dedicándose a partir de entonces sólo a la ciencia ficción.
Hellsgarde es el nombre de una fortaleza maldita que todos rehuyen, tras la muerte y tortura de su señor, André de Hellsgarde, que murió sin confesar donde escondía su tesoro. Desde entonces, ha permanecido desierta durante doscientos años; un lugar triste, cubierto de brumas y neblinas del pantano que le rodea, entre cuyas aguas cenagosas, se dice, se encuentra el cuerpo desmembrado de André, cuyo espíritu guarda celosamente, aún hoy, el misterioso tesoro que acaparó en vida. Un lugar al que sólo es posible acceder cuando anochece.
Hacia ese castillo tenebroso de ambiente opresivo, magistralmente descrito por CL Moore, se dirige Jirel. Una veintena de sus hombres yacen prisioneros en el castillo de Guy de Garlot, un extraño hombre oscuro de sonrisa cruel y maldad innata que exige, como rescate, el tesoro de Hellsgarde, aunque no sepa de dónde vino y qué es. Y la guerrera no duda. Con miedo en todo el cuerpo, pero por deber hacia sus hombres, no duda en internarse en la fortaleza fantasma.
CL Moore compone un relato muy entretenido, con excelentes descripciones del ambiente y entorno que rodea a la construcción y alrededores, los muertos empalados que vigilan su entrada y, sobre todo, la singular caterva de personajes extraños que la ocupan, imposibles de definir por sus acciones, y la ominosa noche que le espera a Jirel en su compañía. Ya hemos comentado que la autora no se prodiga en escenas de acción, batallas y peleas como hace Howard (cuyo dinamismo narrativo es difícil de igualar), pero en cuanto a creación de ambientes opresivos y nuevos mundos CL Moore es toda una experta, al nivel de los mejores maestro contemporáneos que todos sabemos. En este relato, además, introduce cambios que lo distinguen y diferencian de los cuatro primeros, con cierta tendencia inherente a la repetición temática. Para mí, el mejor de la serie, tras El Beso del Dios Negro, por su originalidad.
Es de agradecer que Costas de Carcosa decidiera recuperar el personaje, la saga completa de Jirel de Joiry en un sólo volumen, atractivo y accesible para todos, que incluye las ilustraciones originales que acompañaron a los relatos en su publicación inicial (la de Virgil Finlay, extraordinaria). Un personaje casi desconocido en España, donde sólo se recuerda una edición anterior, de Anaya, en la colección Última Thule, en 1996, traducida por su director, Javier Martín Lalanda. Si una pega se le puede poner a esta nueva edición es la traducción de los relatos por tres personas diferentes, que ocasiona pequeñas desavenencias entre relatos, en los nombre de personajes (Gervase / Gervasio, por ejemplo). Pero se trata de un detalle menor, fácilmente subsanable y no se lo tenemos en cuenta.
Extraído de «Conan y Jirel: Robert E. Howard y CL.Moore«, de Bobby Derie. En www.onanunderwood5.blogspot.com
El crossover es un concepto muy utilizado en los cómics de superhéroes DC y Marvel. Se popularizó en los años ’60 y se extendió en los ’80 y fue imparable a partir del año 2000. Sin embargo, el primer crossover conocido en cómics tuvo lugar en 1940, durante la llamada Edad de Oro de los cómics, en:
Marvel Mystery Comics #8-10 (junio-agosto de 1940), cuando Namor y la Antorcha humana original pelean entre sí y establecen las bases de continuidad del universo Marvel
All Star Cómics #3 (invierno de 1940), cuando el escritor Gardner F. Fox crea la Sociedad de la Justicia de América con la unión de varios héroes que actuaban por separado
Catherine Lucille Moore (1911-1987, Indianápolis) fue una niña enferma en sus primeros años; tras ingresar en primer grado, una enfermedad la obligó a dejar la escuela, a la que no regresó hasta quinto. Mientras, aprendió en casa, rodeada de libros de mitología griega, novelas de Oz, de Frank Baum, o los Ciclos de Marte y Tarzán, de Edgard Rice Burroughs. (Comenzaba a estar perdida…)
Lo peor es que, junto a un primo, comenzó a imaginar historias romáticas de jóvenes héroes llenas de aventuras, en una época situada alrededor de 1200-1250, para la que desa-rrollaron una teología y mitología propia, tradiciones y leyendas, mapas, la casa gober-nante con su árbol genealógico, batallas y canciones de una larga saga de héroes. Y un personaje en concreto: Dalmar j’Penyra, pelirrojo de ojos negros, duque y pirata, picaresco y poderoso amante, invencible en cualquier tarea que decidiera emprender; todo un canalla… al que decidieron dar muerte en 1256, a los 35 años, la edad máxima a la que unas jovencitas como ellas imaginaban que un hombrepodía mantener su atractivo… (1)
Más tarde, ingresaría en la universidad de Indiana. Pero la Gran Depresión la obligó a dejarla y buscar trabajo en un banco. Y fue en un quiosco frente a su oficina donde, en 1931, encuentra un ejemplar de «Amazing Stories«, al que siguieron muchos otros , de «Wonder Stories«, «Astouding» y «Weird Tales«. (Definitivamente, estaba perdida…)
«Estas cosas son como una droga, ¿no? . Una, simplemente, no puede detenerse» (1)
Pero lo que Moore realmente deseaba era escribir, más allá de tres historias casi de cuentos de hadas que había publicado en un periódico estudiantil. Y, como tenía tiempo de sobra en el trabajo y debía aparentar que estaba ocupada, comenzó a escribir poemas en su máquina de escribir, para mejorar su velocidad. Y uno de esos poemas le llevó a pergeñar el comienzo de Shambleau, la primera historia de Northwest Smith, que apareció publicada en Weird Tales en noviembre de 1933. En la firma, utilizó sus iniciales, «CL«, para que en el banco no supieran que tenía ingresos adiciona-les, por temor a que la despidiesen. Cobró por ello 100$, su sueldo de un mes.
La carrera de Catherine Lucille (mejor dicho, CL) fue meteórica. No sólo los críticos la alababan, sino también el gran público, que la votó como historia más popular del año y la segunda de la década, por encima de personalidades de reconocido prestigio, como C.A.Smith, E.Hoffman Price, H.P.Lovecraft, R.E.Howard o S.Quinn, a quienes admiraba y muchos de ellos se deshicieron también en elogios hacia su obra. En abril de 1934 se publicó su segundo relato, Sed Negra, que fue valorada por los lectores por encima de «Sombras de Hierro en la Luna» de Robert E. Howard, publicada en el mismo número. Pero ella tenía clara su propia opinión:
«Me gustaría leer todo lo que Robert E. Howard ha escrito. Su primera historia que leí fue «Gusanos de la Tierra» y, desde entonces, he sido su fan. Y, por supuesto, de Lovecraft y Price. (1)
También ellos lo tenían claro, por las apasionadas referencias que de ella hacían en sus cartas, tanto particulares como públicas en «Eyrie«. Tanto, que no tardaría en ser parte del llamado Círculo Lovecraft (extendido), con el apodo de Sister Katy (2).
Es por esa época (en carta de 28 de marzo) que CLM revela a Barlow su género. No está claro cómo se extendió el rumor, pero en el número de mayo de «The Fantasy Man», se anunció con descaro y alegría que el creador de las historias de éxito de Northwest Smith era una mujer. Puede que Howard, como suscriptor de la revista, se enterase por este medio. Lo que sí está claro es que su interés por ella iba en aumento y recurría a Barlow (interlocutor epistolar de casi todos ellos a través de HPL) para conocerla mejor; al tiempo que Moore indagaba en Lovecraft sobre el tejano a quien admiraba. Y ambos, sin conocerse, extasiaban a los lectores de «Weird Tales» con sus personajes, Smith y Conan, a los que alababan, comparaban y exaltaban en su favor, prácticamente a la par.
Tras publicar el tercer relato de Northwest Smith, «Sueño Escarlata», CL Moore decide enterrarlo… temporalmente. Farnswort Wrighteditor de Weird Tales le ha aceptado ya una nueva historia, con una dama medieval pelirroja como personaje…
JIREL DE JOIRY
CL Moore seguiría publicando de forma regular y continua historias de ambos persona-jes (la conjunción completa y definitiva de aquel Dalmar j’Penyra, pelirrojo y canalla, de su juventud), que gozan del fervor de sus propios colegas escritores y, muy especialmente, de los lectores, que situaban a Jirel y NW Smith a la altura de Conan; los escasos detractores de su obra o estilo generaban defensas apasionadas de colegas como R.E.Howard y, sobre todo, HP Lovecraft.
Fue así hasta 1936, un año de fuertes impresiones para ella: por un lado, en junio, se suicidó REH, noticia que le afectó muy especialmente, por la amistad (epistolar) que se profesaban y afinidad de género (espada y brujería) que cultivaban, cada uno de forma y enfoques muy diferentes. Su carta de despedida fue, entre las de otros colegas, de las más apasionadas y cercanas. Tanto le afecta, que incluso llega a abandonar el personaje de Jirel de Joiry.
Por otro lado, 1936 fue el año en que Henry Kuttner comienza su correspondencia con ella. Kuttner había sido muy bien acogido por Lovecraft, con quien compartía admiración, llegando a realizar una defensa apasionada de su estilo, hasta decir: «CL Moore me parece mejor escritor que Lovecraft… que el Lovecraft actual» (3). A inicios de año decide escribir a CL Moore (tratándola de inicio de Sr. Moore), y más tarde, en una de sus cartas le incitará a recuperar el personaje de Jirel, incluso proponiendo una colaboración entre ambos. CL acepta y así lo comenta a HPL, que se alegra por ambos y les anima. El relato es un crossover entre Jirel y NW Smith, «La búsqueda de la gema de las estrellas«, que supone el regreso de la guerrera y la conjunción completa, pelirrojo y canalla, de aquel personaje de antaño, Dalmar j’Penyra. Sólo ´que HPL no llegaría a verlo: se publicó en WT en septiembre de 1937, y el había fallecido el 15 de marzo.
Catherine Lucille Moore y Henry Kuttner se casaron en 1940. CL Moore no volvería a publicar con su nombre, pero no dejó de escribir por ello. Desde ese momento, son muchos los relatos que ambos publican, sólo con la firma de él o bajo pseudónimos como Lewis Padgett, C. H. Liddell o Lawrence O’Donell. (5) Hasta 1958, que Kuttner muere prematuramente, a los 42 años.
CL Moore no volvió a escribir desde entonces. Casada en segundas nuncias, murió el 4 de abril de 1987, víctima del Alzehimer.
August Derleth (el «Conde D’Erlette«, autor del Culto a los Gules)
Frank Belnap Long («Belknapius«)
En el Círculo ampliado también podrían considerarse otros corresponsales (con «nick» o no) que participaron o intercambiaron personajes o Mitos, como: Robert Bloch («Boh-Blok» o «Robert Blake» en «El morador de las tinieblas»),Donald Wandrei («Melmoth«), Henry Kuttner, CL Moore («Sister Katy»), Henry Hasse, E. Hoffman Price, Fritz Leiber…
(3) Weird Tales, septiembre de 1934
(4) Para mayor documentación sobre la autora y citas a las que se hace referencia, consultar el excelente prólogo de Javier Jiménez Barco a la reciente edición «Jirel de Joiry, la saga completa», de Costas de Carcosa(marzo 2019)o el artículo «Conan y Jirel: Robert E. Howard y CL Moore» por Bobby Derie, publicado en tres partes en http://onanunderwood5.blogspot.com
(5) En el año 2007 se estrenó la película The Last Mimzy (Mimzy: Más allá de la imaginación en España e iberoamérica), que adapta el cuento «Mimzy Were the Borogoves», de Lewis Padget, uno de sus pseudónimos conjuntos.
Recordaba en la entrada el comentario realizado hace 35 años, acerca de reivindicar la figura de las mujeres guerreras que aparecen en las aventuras fantásticas (en especial fantasía heroica) donde asumen el papel del héroe, frente a las acusaciones de fetichismo machismo, por el papel de esclava, hetaira o princesa que, por lo general, se les reservaba en las revistas «pulp» de consumo popular (y, después -en su acepción «princesas»- ha perpetuado hasta casi nuestros días la factoría Disney). Acusaciones que, en muchos casos, están plagadas de razón, debido a añadido fetichista de otorgarles, como reclamo, las portadas de las mismas, donde solían aparecer muy ligeras de ropa, cuando no sin ellas.
Sin embargo, ese cierto empoderamiento femenino que recogen las historias de fantasía, siendo extraordinario y poco habitual hasta hoy, no es tan irreal o imaginario como puede parecer, sino más común de lo que imaginamos; es, además, un hecho que se repite a lo largo de la historia y en cualquier cultura. Veamos algunos ejemplos, de épocas y culturas muy diferentes:
ATENEA (Palas Atenea / Minerva)
Esta diosa de la Guerra, la civilización, la estrategia, sabiduría y las ciencias, entre otros atributos, que reconocemos como griega (Minerva en su acepción romana) es, en realidad, de origen pelasgo, los pobladores iniciales de las islas griegas (que, como todo el Mediterráneo, practicaban el culto a una gran Madre, creadora de todo). En la reordenación olímpica forzada por los pueblos invasores indoeuropeos, tras haber devorado a Metis (sabiduría), Zeus la crea por partenogénesis, y hace que surja de su frente, por lo que, desde entonces, será su hija. Zeus, varón, es el nuevo Padre, creador de todos los seres, criaturas y cosas…
Atenea pasaría a ser una de los 12 Olímpicos, y ayudará a numerosos héroes griegos (Perseo, Heracles, Odiseo...) a realizar sus tareas.
AMAZONAS
Las Amazonas fueron un pueblo exclusivamente de mujeres que, para defender su independencia, se convirtieron en guerreras, bastante buenas por cierto. Enemigas naturales de los griegos (mantenían el culto a la Diosa Madre original), son muchas las representacio-nes de sus enfrentamientos (Heracles con Hipólita, Odiseo con Pentesilea…). No abundaremos en su descripción o motivaciones, de la que existen diversas tendencias; sólo comentar que tampoco existe acuerdo sobre la etimología del nombre, y se citan diversos orígenes:
“Ha-mazan” (del iraní, guerreros)
“A Mazos” (en griego, sin pechos; decían que ellas mismas se los cortaban para que no les molestase al disparar con arco… aunque no existe ninguna representación artística de la época en la que se represente una amazona a la que le falte un pecho)
Robert Graves propone que su origen vendría del armenio, en una acepción que significaría «mujeres luna» (adoradoras de la diosa). Es la acepción que yo sigo y me parece más lógica.
ARTEMISIA I DE CARIA
Esta reina de Halicarnaso luchó a favor del imperio persa en la 2ª Guerra Médica. Jerjes, en persona. la tenía en alta estima y alababa su valía. Heródoto de Halicarnaso, considerado el padre de la Historia, la destaca como única mujer líder militar persa y elogia su iniciativa y valentía.
En el 480 a.C. dirigió, en persona, sus 5 barcos en las batallas navales de Artemisio y Salamina, un hecho que se recoge (de forma «sui generis«) en la segunda parte de la película 300, representada por Eva Green. También es una de las protagonistas de la excelente novela, de Javier Negrete, «Salamina«, .
JUDITH DE BETULIA
Tal vez, mujer guerrera no sea un buen apelativo para la incombustible Judith que conocimos de niños, como parte de la Biblia. Joven y hermosa viuda hebrea, educada y muy rica, el general del ejército invasor babilónico, Holofernes, queda prendado de ella cuando pone sitio a la ciudad de Betulia y otras, en el año 157 aC, en represalia a no haber apoyado la campaña de su rey, Nabucodonosor II.
Conociendo sus pretensiones, acepta su invitación y baja de la ciudad amurallada sitiada, hasta su tienda, donde cena con él, consiguiendo emborracharlo y, cuando se duerme, decapitarlo. La imagen de su regreso a Betulia con la cabeza del general en la mano es tan poderosa, que obtiene el grado de guerrera con una sola acción y es alabada como libertadora por su pueblo, que obtuvo la victoria, al aprovechar la confusión generada en el ejército invasor.
CHITRāNGADā
Poco conocida en nuestra cultura, en el Mahābhārata, la epopeya indú, es la hija del rey Chitravahana y una de las esposas de Arjuna.
Como su padre no tenía otros herederos, la entrenó en las artes de la guerra y el gobierno, y ella protegió a la gente de su tierra.
BOUDICA DE BRITANIA
En el año 60, después de ser torturada y violada junto a sus hijas, se convirtió en guerrera.
Reunió un ejército de tribus británicas de más de 100.000 hombres, con los que derribó el Capitolio romano en Gran Bretaña, avanzó sobre Londinium y Verulamium asolando ciudades. A su paso, mató a 70.000 hombres. Nerón, emperador de Roma entonces, incluso consideró la posibilidad de retirarse de Inglaterra. Pero, en última instancia venció, en una batalla cruenta.
Parece ser que Boudica se suicidó.
ZENOBIA DE PALMIRA
AccedIó al poder, en nombre de su hijo, en el año 267 dC, tras el asesinato de su marido. Entonces, se subleva contra el imperio romano y decide crear uno propio.
Las campañas militares de Zenobia la llevan a extenderse por toda el Asia Menor, Egipto y Anatolia.
Gobernó Egipto hasta el año 272, cuando fue derrotada y conducida a Roma, donde murió. .
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JUANA DE ARCO
Siendo aún niña, se le aparece el Arcángel Miguel, que la lleva a ofrecerse al ejército de Francia, al terminar la Guerra de los 100 Años. Tras vencer el asedio a Orleans en 9 días, se convierte en azote y terror para el enemigo. Con 17 años es ya un pilar fundamental del ejército francés, en el que destaca por su estrategia
En 1430 fue capturada por los borgoñones (leales a Inglaterra), juzgada por herejía y travestismo y condenada a morir en la hoguera
TRIEU THI TRINH
Se la puede considerar la Juana de Arco vietnamita (aunque 1200 años antes):
Con 20 años se rebela contra el invasor chino, con un ejército de 1.000 hombres. Sobre un elefante y con sus dos espadas, venció a los chinos en más de 30 ocasiones, pero no pudo ganar la guerra.
Se cree que se suicidó a los 23 años
TOMOE GOZEN
Fue la más famosa de las Onna-Bugeisha (mujeres-samurai), entrenadas en el arte de la guerra. El cantar de Heike la describe “hermosa, de piel blanca y largos cabellos; una excelente arquera y mejor que 1000 espadachines. Su marido la tenía como su capitán y era más valiosa que cualquier otro guerrero”.
Luchó en las guerras Gempei. En 1184 tomó Kioto. Pero, aunque su clan venció, su marido es acusado de conspiración y ejecutado.
No está claro el final de Tomoe Gozen: Unas fuentes dicen que murió en batalla, con su marido; otras que se hizo monja. El cantar de Heike dice que fue uno de los 5 kiso que quedaron con vida al final de duelo…
NAKANO TAKEKO
El ejemplo más reciente: Como Onna-bugeisha, recibe instrucción en artes marciales y literatura, antes de destacar en la guerra civil Boshin, donde murió (1868).
Ella misma fue instructora de artes marciales: en la batalla de Aizu dirigió un cuerpo de combatientes femeninas independientes. Después serían llamadas ejército femenino.
Su muerte es un ejemplo del espíritu guerrero que mantenía: Tras recibir un disparo en el pecho, pidió a su hermana Yüko que la asistiera en el seppuku y la decapitara, para evitar que lo hiciera el enemigo. Su cabeza fue enterrada en el hoy templo de Fukushima.
Como vemos, la presencia de mujeres guerreras, empoderadas y con cargos de importancia o dominantes no es un invento machista creado para su propia satisfacción u onanismo (aunque, reconoscámoslo, haya sido utilizado como tal), sino una realidad -no mayoritaria- que se repite a lo largo de la historia, en todo tiempo, cultura o lugar. Disfrutemos pues, su presencia en la literatura y en la fantasía, épica o no (siempre que sea buena), superando esos falsos debates que nada aportan.