Paul Kearney, ese irlandés amante de la navegación y la Historia Antigua, autor de Los Reyes Heréticos, decidió conformar este segundo volumen de Las Monarquías de Dios en tres partes, tres cuerpos de acción diferentes: Cisma, El Continente Occidental, y Las Guerras de la Fe. En el primero y el último narra los hechos acontecidos en el continente de Normannia, el cisma religioso que se produce en las monarquías ramusianas con el enemigo marduk a las puertas, mientras dedica el del centro a proseguir las aventuras y pesares de ese extraño grupo expedicionario compuesto por soldados y practicantes del dweomer que en El Viaje de Hawkwood se dirigía y alcanzaba el nuevo mundo desconocido existente al otro lado del Gran Océano Occidental.
En este último arco, Hawkwood, Murad, Bardolin y el resto de expedicionarios comienzan la exploración de las asfixiantes junglas del nuevo continente, para descubrir que no sólo el dweomer alcanza en él una intensidad desconocida, sino que existen lazos que unen el mismo con el pasado de Normannia; seres de igual origen antaño, que aún hoy mantienen vínculos peligrosos con el continente, y ambiciosos planes –más peligrosos aún- para su futuro…
Mientras, en las monarquías ramusianas se confirma el cisma religioso que convierte en herejes a los reyes de Hebrion, Astarac y Torunna, excomulgados por el poder creciente de la Iglesia represora que lidera Himerius, cuando se oponen a reconocer su potestad expansionista y mantienen su apoyo al antiguo patriarca Macrobius, recién aparecido.
Mientras Abeleyn y Mark, los reyes heréticos junto a Lofantyr, sufren ataques coordinados antes de alcanzar sus respectivos reinos, Macrobius es conducido a Torunn por un Corfe Cear-Inaf, ascendido por los méritos contraídos en la defensa del Dique de Ormann; sólo para verse envuelto en los planes e intrigas políticas de palacio, donde no encaja bien un soldado nato como él.
En Hebrion, el presbítero de Himerius al mando de los Caballeros Militantes se une a una parte de la nobleza para conseguir derrocar al rey excomulgado; pero los partidarios de Abeleyn entre el pueblo y el ejército, coordinados por el mago Golophin, se oponen a sus planes. Y mientras aguardan su llegada, Abrusio, la capital del reino, se verá sumida en una sangrienta guerra civil.
En Astarac, Mark tampoco lo pasa bien. En Torunna, cada vez más asediada por el enemigo marduk y a la espera de las tropas mercenarias fimbrias, surge la sedición desde el sur. El general Corfe será enviado por Lofantyr a reprimirla; sin medios, y al mando de una tropa desorganizada de prisioneros bárbaros, con la sola intención de desacreditarle, por la intervención a su favor de la reina madre.
Y en Charibon, la ciudad monasterio que acoge el corazón de la fe ramusiana, mientras el prelado Himerius consolida su poder en los otros reinos, dos monjes menores, Albrec y Avila, descubren entre sus catacumbas datos y textos antiguos de la época del Santo Padre Ramusio, que podrían socavar y destruir todo cuanto mantiene y ha sostenido la Iglesia oficial desde su fundación, más de quinientos años atrás.
Narrado con estilo ágil y de acción trepidante, Paul Kearney, sigue adentrándonos en los vericuetos y peripecias, intrigas políticas, religiosas y bélicas que acontecen en Normannia, donde un sistema de estados consolidados sobre la fe, las llamadas Monarquías de Dios, entran en una fase de cambio; una época de crisis a todos los niveles cuyo alcance resulta de momento imprevisible, pero que necesariamente habrá de conducirles a algo muy diferente a lo vivido hasta entonces.
O quizás no. Hay veces en que los cambios se realizan para que todo se mantenga igual.
En nuestra Historia real (sobre la que se basa la creación imaginaria de Kearney) abundan los casos; más cuando en ellos interviene la fe, protectora y custodia eterna del saber (a veces, para ocultarlo al pueblo). La iglesia ramusiana que describe el autor encierra una crítica despiadada del poder y control que la fe (no sólo católica) ha detentado sobre el conocimiento en muchos momentos de nuestro pasado, a fin de mantener al pueblo sometido a sus propios intereses. Las palabras del bibliotecario jefe de Charibon resultan elocuentes:
«El poder reside en el conocimiento, pero también en la ignorancia. (…) No podemos dar a la humanidad la libertad de conocer todo lo que quiera; el mundo sería pura anarquía.»
«Ese documento posee un poder mayor que ningún rey. Esas viejas páginas que descubriste tienen la capacidad de transformar nuestro mundo.»
«¿Qué crees que haría la gente si supiera (…) Los mismos cimientos de la Iglesia temblarían. Los principios básicos de la fe serían cuestionados. Los hombres podrían empezar a dudar de la propia existencia de Dios.»
Ignoro si Kearney proseguirá su historia por estos derroteros (aunque todo parece indicar que así será), pero parafraseando al famoso Dictum de Acton (remitido al parecer por Lord Acton, historiador católico, a un obispo):
«El poder tiende a corromper, pero el poder absoluto corrompe absolutamente».
Esta es una de sus crónicas. Aunque sea imaginaria y fantástica.
- NOTA: La serie Las Monarquías de Dios (cinco volúmenes) ha estado a punto de no continuar viendo luz en España después de este segundo volumen, pero gracias a la iniciativa innovadora de su editor hoy se encuentra garantizada, al menos para suscriptores. Según indica Luis G. Prado en su blog, los planes para que éstos recibamos los próximos volúmenes son los siguientes:
Volumen | Fecha prevista |
III – Las Guerras de Hierro | Segunda quincena de Agosto |
IV – El Segundo Imperio | A lo largo del Otoño |
V – Naves del Oeste | Antes de finalizar el año 2011 |
No hay fechas, de momento, para su distribución en librerías. Pero seguro que un gran número de solicitudes ayudarán a disponer antes de ellos. Os animo a hacerlo, porque se trata de una serie entretenida, como veis, y merece la pena.
- NOTA 2: Referencias previas a la serie en este blog:
- NOTA 3: La portadas, magníficas, de Alejandro Colucci poniendo imagen a sus principales protagonistas, contribuyen a hacer aún más atractiva la edición española de esta serie de Alamut. Por volúmenes, representan a:
- Richard ‘Ricardo’ Hawkwood, capitán del navío El Águila
- El rey Abeleyn de Hebrion, con su capital Abrusio en llamas, al fondo
- Corfe Cear-Inaf, general de los felimbri, con su armadura en rojo
Las portadas serán magnificas, pero ni Abeleyn ni Corfe se ajustan a la descripción que de ellos se hacen en los libros.
Por lo demás, muy recomendable lectura.