Mujeres Guerreras en la historia

Recordaba en la entrada el comentario realizado hace 35 años, acerca de reivindicar la figura de las mujeres guerreras que aparecen en las aventuras fantásticas (en especial fantasía heroica) donde asumen el papel del héroe, frente a las acusaciones de fetichismo machismo, por el papel de esclava, hetaira o princesa que, por lo general,
se les reservaba en las revistas «pulp» de consumo popular (y, después -en su acepción «princesas»- ha perpetuado hasta casi nuestros días la factoría Disney). Acusaciones que, en muchos casos, están plagadas de razón, debido a añadido fetichista de otorgarles, como reclamo, las portadas de las mismas, donde solían aparecer muy ligeras de ropa, cuando no sin ellas.

Sin embargo, ese cierto empoderamiento femenino que recogen las historias de fantasía, siendo extraordinario y poco habitual hasta hoy, no es tan irreal o imaginario como puede parecer, sino más común de lo que imaginamos; es, además, un hecho que se repite a lo largo de la historia y en cualquier cultura. Veamos algunos ejemplos, de épocas y culturas muy diferentes:

ATENEA (Palas Atenea / Minerva)

Esta diosa de la Guerra, la civilización, la estrategia, sabiduría y las ciencias, entre otros atributos, que reconocemos como griega (Minerva en su acepción romana) es, en realidad, de origen pelasgo, los pobladores iniciales de las islas griegas (que, como todo el Mediterráneo, practicaban el culto a una gran Madre, creadora de todo). En la reordenación olímpica forzada por los pueblos invasores indoeuropeos, tras haber devorado a Metis (sabiduría), Zeus la crea por partenogénesis, y hace que surja de su frente, por lo que, desde entonces, será su hija. Zeus, varón, es el nuevo Padre, creador de todos los seres, criaturas y cosas…

Atenea pasaría a ser una de los 12 Olímpicos, y ayudará a numerosos héroes griegos (Perseo, Heracles, Odiseo...) a realizar sus tareas.

AMAZONAS

Las Amazonas fueron un pueblo exclusivamente de mujeres que, para defender su independencia, se convirtieron en guerreras, bastante buenas por cierto. Enemigas naturales de los griegos (mantenían el culto a la Diosa Madre original), son muchas las representacio-nes de sus enfrentamientos (Heracles con Hipólita, Odiseo con Pentesilea…). No abundaremos en su descripción o motivaciones, de la que existen diversas tendencias; sólo comentar que tampoco existe acuerdo sobre la etimología del nombre, y se citan diversos orígenes:

  • “Ha-mazan” (del iraní, guerreros)
  • “A Mazos” (en griego, sin pechos; decían que ellas mismas se los cortaban para que no les molestase al disparar con arco… aunque no existe ninguna representación artística de la época en la que se represente una amazona a la que le falte un pecho)
  • Robert Graves propone que su origen vendría del armenio, en una acepción que significaría «mujeres luna» (adoradoras de la diosa). Es la acepción que yo sigo y me parece más lógica.

ARTEMISIA I DE CARIA

Esta reina de Halicarnaso luchó a favor del imperio persa en la 2ª Guerra Médica. Jerjes, en persona. la tenía en alta estima y alababa su valía. Heródoto de Halicarnaso, considerado el padre de la Historia, la destaca como única mujer líder militar persa y elogia su iniciativa y valentía.

En el 480 a.C. dirigió, en persona, sus 5 barcos en las batallas navales de Artemisio y Salamina, un hecho que se recoge (de forma «sui generis«) en la segunda parte de la película 300, representada por Eva Green. También es una de las protagonistas de la excelente novela, de Javier Negrete, «Salamina«, .

JUDITH DE BETULIA

Tal vez, mujer guerrera no sea un buen apelativo para la incombustible Judith que conocimos de niños, como parte de la Biblia. Joven y hermosa viuda hebrea, educada y muy rica, el general del ejército invasor babilónico, Holofernes, queda prendado de ella cuando pone sitio a la ciudad de Betulia y otras, en el año 157 aC, en represalia a no haber apoyado la campaña de su rey, Nabucodonosor II.

Conociendo sus pretensiones, acepta su invitación y baja de la ciudad amurallada sitiada, hasta su tienda, donde cena con él, consiguiendo emborracharlo y, cuando se duerme, decapitarlo. La imagen de su regreso a Betulia con la cabeza del general en la mano es tan poderosa, que obtiene el grado de guerrera con una sola acción y es alabada como libertadora por su pueblo, que obtuvo la victoria, al aprovechar la confusión generada en el ejército invasor.

CHITRāNGADā

Poco conocida en nuestra cultura, en el Mahābhārata, la  epopeya indú, es la hija del rey Chitravahana y una de las esposas de Arjuna.

Como su padre no tenía otros herederos, la entrenó en las artes de la guerra y el gobierno, y ella protegió a la gente de su tierra.

BOUDICA DE BRITANIA

En el año 60, después de ser torturada y violada junto a sus hijas, se convirtió en guerrera.

Reunió un ejército de tribus británicas de más de 100.000 hombres, con los que derribó el Capitolio romano en Gran Bretaña, avanzó sobre Londinium y Verulamium asolando ciudades. A su paso, mató a 70.000 hombres. Nerón, emperador de Roma entonces, incluso consideró la posibilidad de retirarse de Inglaterra.  Pero, en última instancia venció, en una batalla cruenta.

Parece ser que Boudica se suicidó.

ZENOBIA DE PALMIRA

AccedIó al poder, en nombre de su hijo, en el año 267 dC, tras el asesinato de su marido. Entonces, se subleva contra el imperio romano y decide crear uno propio.

Las campañas militares de Zenobia la llevan a extenderse por toda el Asia Menor, Egipto y Anatolia.

Gobernó Egipto hasta el año 272, cuando fue derrotada y conducida a Roma, donde murió. .

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JUANA DE ARCO

Siendo aún niña, se le aparece el Arcángel Miguel, que la lleva a ofrecerse al ejército de Francia, al terminar la Guerra de los 100 Años. Tras vencer el asedio a Orleans en 9 días, se convierte en azote y terror para el enemigo. Con 17 años es ya un pilar fundamental del ejército francés, en el que destaca por su estrategia

En 1430 fue capturada por los borgoñones (leales a Inglaterra), juzgada por herejía y travestismo y condenada a morir en la hoguera

TRIEU THI TRINH

Se la puede considerar la Juana de Arco vietnamita (aunque 1200 años antes):

Con 20 años se rebela contra el invasor chino, con un ejército de 1.000 hombres. Sobre un elefante y con sus dos espadas, venció a los chinos en más de 30 ocasiones, pero no pudo ganar la guerra.

Se cree que se suicidó a los 23 años

TOMOE GOZEN

Fue la más famosa de las Onna-Bugeisha (mujeres-samurai), entrenadas en el arte de la guerra. El cantar de Heike la describe “hermosa, de piel blanca y largos cabellos; una excelente arquera y mejor que 1000 espadachines. Su marido la tenía como su capitán y era más valiosa que cualquier otro guerrero”.

Luchó en las guerras Gempei.  En 1184 tomó Kioto.  Pero, aunque su clan venció, su marido es acusado de conspiración y ejecutado.

No está claro el final de Tomoe Gozen: Unas fuentes dicen que murió en batalla, con su marido; otras que se hizo monja. El cantar de Heike dice que fue uno de los 5 kiso que quedaron con vida al final de duelo…

NAKANO TAKEKO

El ejemplo más reciente: Como Onna-bugeisha, recibe instrucción en artes marciales y literatura, antes de destacar en la guerra civil Boshin, donde murió (1868).

Ella misma fue instructora de artes marciales: en la batalla de Aizu dirigió un cuerpo de combatientes femeninas independientes.  Después serían llamadas ejército femenino.

Su muerte es un ejemplo del espíritu guerrero que mantenía: Tras recibir un disparo en el pecho, pidió a su hermana Yüko que la asistiera en el seppuku y la decapitara, para evitar que lo hiciera el enemigo.  Su cabeza fue enterrada en el hoy templo de Fukushima.

Como vemos, la presencia de mujeres guerreras, empoderadas y con cargos de importancia o dominantes no es un invento machista creado para su propia satisfacción u onanismo (aunque, reconoscámoslo, haya sido utilizado como tal), sino una realidad -no mayoritaria- que se repite a lo largo de la historia, en todo tiempo, cultura o lugar. Disfrutemos pues, su presencia en la literatura y en la fantasía, épica o no (siempre que sea buena), superando esos falsos debates que nada aportan.

sigue Mujeres Guerreras (II): Catherine Lucille Moore