¿PRIMERA VEZ EN LEGUINLAND?

Por JUAN ALBERTO GUZMÁN

—¿Primera vez en Leguinland? −Preguntó el droide.

Trabajaba frenéticamente en una consola, de espaldas a mí.  Activaba sensores, consultaba diagramas.  Era un clase 3, quedaron obsoletos para cumplir funciones militares, de protocolo o meramente administrativas… y acabaron gestionando las cabinas de implantación sensorial que, esparcidas por todo el sistema, otorgaban a aburridos usuarios cómo yo el escape de una no menos anodina realidad.

—Funciones corporales correctas −musitó el droide−. Permítame explicarle el contenido de su senso pack:

»Vd. ha comprado una experiencia sensorial de nivel 2 basada en la obra de la escritora y antropóloga Ursula K Leguin y centrada en una de sus obrasfamosas, La mano izquierda en la Oscuridad.  Las experiencias de Nivel 2 le permitirán acceso a estímulos como sentir sabores, olores, placer y dolor atenuados así como sonido ultron x.  La imagen será 10K.  Será vd sujeto pasivo e invisible en la trama, la cual paso a resumir: acompañará a Genry Ai en misión diplomática del Ekumen (más información en el archivo principal, emitido por nuestro sistema Berlangatron 400) al planeta Gueden el cual se encuentra en perpetúa era glacial.  La misión es convencer a los guedenianos para que se unan a la confederación de planetas del Ekumen, para lo cual deberán entrevistarse con el monarca local.  Su contacto será el primer ministro Derem Estraven. El objetivo, entrevistarse con el rey Argaven. A partir de ahí comenzará una subtrama de intrigas palaciegas y aventuras a lo largo y ancho de Gueden que no podemos desvelar.

»La principal peculiaridad de los guedenianos como especie es su androginia. Biológicamente, son bisexuales alternos. Durante 3 semanas al mes son biológicamente neutros y en la última semana se desarrollan como machos o hembras según el compañero que tengan cerca. Cuestión de feromonas. Esta fase se denomina Kemmer y puede ser controlada, cambiada o suprimida mediante drogas .

»No dudamos que encontrará múltiples relecturas, tanto psicológicas cómo antropológicas. Una sociedad en la que se alternan los roles sexuales tiene una pulsión distinta a la hora de afrontar cuestiones bélicas, geográficas o educativas.  Incluso religiosas.  De hecho los guedenianos desconocen el concepto de guerra así que arreglan sus diferencias internas con una mezcla de diplomacia pasivo-agresiva y delicadas intrigas palaciegas. Hay una escala de grados sociales y castas muy sutil, que varían considerablemente según la región en que nos encontremos.

Otro aspecto interesante es su religión es cercana a la filosofía Zen. Defiende que el individuo es Dios en si mismo. A lo largo de la obra leeremos varios poemas que ilustran esta idea.  Del siguiente está sacado el título:

«La Luz es la mano izquierda de la oscuridad,y la oscuridad es la mano derecha de la luz.  Las dos son una, vida y muerte, juntas como amantes en Kemmer, como manos unidas, cómo el término y el camino».

»Pero no se preocupe, no encontrará aquí farragosas disquisiciones filosóficas. Todos estos conceptos la autora los sugiere en una trama que acelera en su segundo y tercer acto que incluirán intrigas palaciegas y novela de aventuras (los inmensos parajes helados le evocarán otras sensoexperiencias, como la de el sistema Jack London el mes pasado).

»No encontrará en esta sensoaventura sistemas altamente tecnificados, batallas espaciales o dispositivos casi mágicos tan caros a este género. Los guedenianos pertenecen a la rama retrofuturista vista en sagas como El Libro del Sol Nuevo de Gene Wolfe. Quizás lo que encontrará más sorpresivo es el uso del Ansible, dispositivo que permite la comunicación interplanetaria al instante y que ha sido utilizado en obras de otros autores. La creadora del ciclo Ekumen relata la invención de este dispositivo en su novela Los desposeídos.

»La novela fue galardonada con un Hugo y un Nebula y fue catalogada como ciencia ficción feminista… pese a que Ursula rechazara este tipo de clasificaciones.

»Poco queda por explicar en esta ligera introducción.  A continuación le induciremos un estado de sedación ligera. Sentirá unos clics, son argollas inmovilizadoras para su completa seguridad… ¿Se encuentra cómodo, Sr. Runciter?

“Lo que me encontraba era harto” pensé….fuí elegido para probar este sensopack, de haber podido elegir habría escogido una experiencia XXX como en aquellas viejas holocintas porno de los 90.  Lástima que fueran carísimas y no me las pudiera permitir.

—Ahora que se encuentra inmovilizado debo informarle de algo, Sr. Runciter. En realidad ha sido vd. seleccionado para un programa de eutanasia selectiva basada en la productividad.  Sus códices de cambio arrojan unas cifras muy pobres.  Solo si sobreviviera a este sensopack de sensorialidad total se le daría una última oportunidad…  3, 2, 1, disfrute la sensoexperiencia.

¿A qué me enfrentaba? ¿zombis, vampiros? ¿Tribus indígenas cerca del río? Ha-ce falta valor¡¡¡

Todo estaba a oscuras,se entreabrió una puerta y de ella surgió una horrible marioneta vestida de etiqueta y pedaleando en un triciclo…  Por Drokk, ¿qué ciberdemonios era aquello?

Empezó con esta frase: ”Glenn Runciter, vamos a jugar a un juego”.

Sería una noche muuuuyyyyy largaaaa…

         Gueden, por Milan Dubnicky

EL ETERNO REGRESO A CASA de Ursula K. Le Guin

por MANUEL BERLANGA

«Resulta difícil traducir de un idioma que no ha llegado a existir, pero tampoco hay que exagerar.  Al fin y al cabo, el pasado puede ser tan oscuro como el futuro».

No es una novela, es más; mucho más.  Algo así como un tratado arqueológico sobre una cultura y sociedad futura, que aún no existe, pero se ha extinguido. El eterno regreso a casa es una obra personal, donde Le Guin (aunque no lo cita, ni le dedica el libro) rinde homenaje al trabajo de su padre, el afamado antropólogo cultural Alfred Kroeber.  Pero lo hace a su estilo: utilizando la fantasía y la ciencia ficción de las que es maestra, mediante el lirismo y el arte de unir palabras con la belleza y serenidad que le caracteriza.

El eterno regreso a casa nos cuenta la historia de Piedra Parlante, una mujer de una sociedad futura del Valle de Napa, en una California post-cataclísmica (no se indica si debido a una guerra, o la temida falla de San Andrés) que ha evolucionado (involucionado) hacia una sociedad similar a la de aquellos indios originales que lo poblaron siglos atrás.  Pero, sobre todo, narra la historia imaginada del pueblo Kesh, una sociedad de corte primitivo, que la autora, en un verdadero ejercicio de antropología-ficción, reconstruye con detalle y maestría, sin duda heredada. Una sociedad agrupada en tribus -que son todo menos salvajes- entroncadas y en equilibrio con la Naturaleza sobre la que pivota su vida y cultos; una vida sencilla y artesanal, un ejercicio organizado de supervivencia con medios limitados (aunque poseen artefactos y armas -fusiles- heredados de una época anterior). 

Le Guin ejerce aquí de arqueóloga (no sabemos si del pasado o del futuro) que, como Heinrich Schliemann con Troya, descubre -intuye- la pequeña ciudad (campamento) de Sinshan, a partir de la cual reconstruye (mapas y cartografías incluidos) con una minuciosidad entrañable, las pautas, ritos y costumbres que conforman su sociedad, organizada en logias funcionales, al tiempo que «compila» una muestra inagotable del incomparable acervo cultural de los Kesh: relatos, canciones, poemas, obras de teatro que «traduce y anota» ella misma, recetas de cocina; incluso un diccionario, un glosario completo (¡26 páginas!) de términos y vocablos de su lengua que nada tiene que envidiar a J.R.R. Tolkien.  No contenta con ello, nos habla de zoología, geología o botánica, música y bailes, estructura social o el papel de la mujer; una inmersión total en una cultura imaginada con una exquisita capacidad creativa que nos hace creer que existió (¿existirá?) en realidad.

No es una novela, sino mucho más, como veis.  Para que os hagáis una idea: las novelas de Le Guin suelen ser cortas; en este caso, la historia de Piedra Parlante alcanza las 148 páginas, en tres partes.  El resto, hasta completar las 762 páginas que componen el libro es eso que llamamos antropología-ficción, la reconstrucción de una sociedad y todos sus componentes.  No es, por tanto, un libro para leer de corrido, sino de forma pausada, con tiempo, a ratos, para disfrutarlo con intensidad; y se disfruta, pues Le Guin hace gala de ese estilo sereno y poético que le caracteriza, esa belleza armoniosa y lírica que es marca de la casa.

Para colmo, la edición de Edhasa de 2005, es hermosa: no sólo está repleta de dibujos e ilustraciones de Margareth Chodos, geomancia de George Herst y mapas dibujados por la propia autora, sino que la tapa y cubierta del libro, o las guardas interiores contienen unas magníficas ilustraciones de Carlos de Miguel.  En suma, El eterno regreso a casa es una de esas obras que deseamos tener aquellos que no sólo amamos una buena lectura, sino también los libros.