Voy a orientar mis comentarios sobre esta quinta temporada de Juego de Tronos hacia quienes ya conocen la historia, por haber leído las novelas publicadas de Canción de Hielo y Fuego; contrastando su adaptación en la serie, y dando mi opinión e impresiones al respecto, sin entrar en demasiados detalles ni spoilers (aunque, necesariamente, los hay). Para todo aquel que no quiera seguir este rumbo, vaya la advertencia por delante; pero bienvenido sea quien se apunte y quiera aportar su propio PoV, o acotaciones.
Lo primero a destacar , tras el posicionamiento inicial de los personajes en el primer episodio, es que este segundo, siendo también de introducción, comienza a entrar en materia, a la vez que generar cambios sobre las historias originales, variaciones sustanciales en algunas de sus tramas, que no podemos considerar anticipos de Vientos de Invierno y Sueños de Primavera dados a conocer por G.R.R. Martin a los showrunners, sino desviaciones, quizás necesarias, para que la serie de televisión siga su ritmo y mantenga tensión: personajes que mueren, morirán, o ya lo han hecho en la temporada anterior, sin que suceda en los libros; y otros que siguen un camino diferente, ya sea por la fuerza de su intérprete, una historia sin desarrollar aún en origen, cuestiones de presupuesto, o la obligación de reducir una trama demasiado compleja y plagada de caracteres para poder ser adaptada al completo. Lo que sí está claro es que -puede que por rutas diferentes- ambas versiones se encaminarán hacia un mismo final; un final que está pactado y en la serie será igual que los libros, como han confesado David Benioff y Dan Weiss en entrevistas recientes; por mucho que, entre medias, cada cual genere sus propias tramas y diferentes sorpresas (y Martin, que es muy propenso a ellas, ya ha anunciado una sustancial diferencia en uno de los personajes principales…).
Pero volviendo a este segundo episodio, que presenta hechos narrados tanto en Festín de Cuervos como en Danza de Dragones y algún resto de Tormenta de Espadas, con numerosos cambios, además de desarrollos nuevos:
En Essos, Arya alcanza por fin Braavos y la Casa de Blanco y Negro, donde deberá culminar su evolución personal, en un proceso que todo parece indicar será bastante menos minucioso que el narrado en las novelas. De igual forma que el hombre bondadoso se nos desvela, anticipa, o adapta, como alguien ya conocido: Jaqen H’ghar; o mejor dicho, «Nadie», como ella deberá aprender a ser… Y en Pentos, Tyrion se encamina hacia Volantis y Meereen, junto a Varis, que pretende convertirle en el consejero que Danaerys Targarien necesita para dominar el Juego de Tronos.
A la Madre de Dragones las cosas no le van bien: al distanciamiento de sus hijos se le une la dificultad de gobernar una ciudad dividida entre Maestros esclavistas y sus esclavos libertos, acosados por los Hijos de la Arpía. Tanto, que por mantener la equidistancia, se recrudecen los enfrentamientos y ella se siente cada día más sola. Pese a las atenciones de Daario Naharis, que crece en protagonismo, y la templanza de Ser Barristan Selmy. La escena del regreso momentáneo de Drogon, y su posterior alejamiento (excelente demostración de CGI), es una alegoría agregada con acierto, que refleja de maravillas la situación personal de Danaerys. Intuyo que la tensión y enfrentamientos entre ambos bandos de la ciudad sustituirá en la serie los conflictos externos con los yunkios y sus numerosos ejércitos mercenarios que sitian la ciudad, pues supone una reducción considerable en despliegue de medios y personajes añadidos. Pero igual me equivoco.
La introducción de Dorne en la serie y sus Jardines del Agua se realiza en el marco incomparable de los Reales Alcázares, pero me ha resultado pobre. Tanto en la escenografía, que no conce-de valor al entorno, ni representa la importancia que Martin le da al agua, o los niños correteando por el palacio. Tampoco Doran Martel obtiene la presencia y dramatismo que debe, al menos de momento. Por otro lado, una gran actriz como Indira Varma consigue que Ellaria Arena alcance un protagonismo que no tiene en las novelas, y parece representar la oposición a su política que mantienen las Serpientes de Arena, aún no vistas, y es contraria a la presencia de Myrcella Baratheon, sobre quien reclama venganza por la muerte de Oberyn, una postura muy distinta y contraria a la original.
Mientras, en Desembarco del Rey, Cersei consolida su poder (de momento) y conforma un consejo a su medida, en el que introduce al siniestro Qyburn, pero no consigue el favor de su tío Kevan, contrario a que ella usurpe y cierre el paso a Tommen como rey. El papel de Jaime en la trama también se ve alterado, pues su viaje a Los Ríos se sustituye por otro a Dorne, para salvar a su hija de la venganza Martell; llevará consigo a Bron, en otro giro no contemplado por Martin.
Como tampoco contempla (al menos, no hasta ahora) que Brienne de Tarth encuentre a Sansa (como antes a Arya, y la perdió). La mayor de las Stark también renuncia a su compañía, y elige seguir a Meñique hacia un destino no conocido, dando lugar a una persecución y escenas de lucha a espada donde la isleña da muestras de su poderío con el acero valyrio de Guardajuramentos.
Por último, en El Muro, los cambios son menos y poco significativos, pero los hechos se ven condensados (como la elección del nuevo comandante, en una sola votación). Bien llevada la tentación de Stannís a Jon para ganar su sometimiento y que el Norte le siga como su rey, al ofrecerle el apellido Stark e Invernalia. Pero Jon se debe a su juramento a la Guardia de la Noche y lo rechaza, para obtener una nueva responsabilidad.
Como veis, muchos cambios y desvíos respecto al original, que han ido creciendo con cada temporada y abren perspectivas muy distintas. No quiero ser purista respecto al original, por mucho que unos me gusten -o los acepte- más que otros, y Entiendo que una serie de televisión debe ser diferente al original (no podría soportar la densidad y complejidad de la narración de Martin, su detallismo exacerbado, la creciente presencia de nuevos personajes, o el difuminar la acción en múltiples tramas, a veces espesas y recargadas); debe cortar y simplificar, si no quiere que el espectador se pierda. Tampoco ayuda que el autor sea tan lento escribiendo y no termine unas historias que ya le pisan terreno. Por eso, no voy a juzgar los cambios en sí mismos, sino sus resultados. Y de momento (hasta la temporada anterior) la mayoría me han parecido acertados. Veremos si ésta, que se multiplican, consigue que mantenga esa apreciación. Quiero ser positivo.
Y os lo contaré.