En Julio finalizó en USA la serie Conan Rey: el Conquistador, segunda parte de la adaptación al cómic de la novela La Hora del Dragón, de Robert E. Howard, realizada de forma magnífica (como acostumbran) por Timothy Truman y Tomás Giorello, complemento indispensable del volumen previo, Conan Rey: La Hora del Dragón, que en España publicó en mayo Planeta de Agostini cómics (ver reseña, aquí). En Usa, Dark Horse no ha anunciado todavía el tomo recopilatorio de los seis números de la serie, pero aquí está previsto que Planeta lo presente en noviembre, en formato libro-cómic, verdadera novela gráfica del personaje. Como indiqué en su día sobre su primera parte (en realidad los cuatro tomos hasta ahora de Conan Rey), está llamado a constituir una pieza indispensable en la biblioteca de todo buen aficionado a R.E. Howard y el cómic, una de sus buenas adaptaciones al noveno arte.
Truman y Giorello mantienen la misma estructura del tomo anterior, del que es continua-ción, adaptando un par de capítulos de la novela por cuadernillo, a los que enlaza con el relato de aquella gesta, narrada en primera persona por Conan, años después, al escriba nemedio Pramis. Un rey Conan avejentado, melancólico, y solitario tras la muerte de todos sus amigos y protagonistas de entonces; sobre todo sin su querida Zenobia, a quien añora, y recuerda en este episodio cómo la hizo su reina; sin ella, no tiene a nadie… Comentaremos este hecho con la edición española.
Mientras, como hice en su día en la previa a La Hora del Dragón (aquí, para quien desee recordarlo), y para abrir boca, os dejo un resumen en imágenes (ampliables) de cada cuaderno. Pocos habrá a estas alturas que no conozcan la historia, una de las más completas de Howard; pero para aquel que no guste de spoilers pongo en color blanco los comentarios sobre la misma. Habrá que resaltarlos con el cursor para leerlos (modificado en 2015: ya se pueden leer)
1 – Tras un recordatorio de los hechos previos en una doble página excelente, Conan llega a Argos, donde contacta con Publio, el perista de su época como corsario:
2 – A bordo de «El Aventurado», Conan encuentra entre los remeros a varios de sus antiguos corsarios negros, que se sublevan y ponen a su servicio, tras reconocer en él a Amra, el León
3 – Persiguiendo a Thutotmes y el Corazón de Ahriman, Conan llega a Khemi con sus corsarios. Pero lo más significativo del cuaderno es un extra añadido a la historia, cuando, en tiempo presente, el rey muestra a Pramis la tumba que le construyen, un mausoleo con estatua y magníficos relieves que recuerdan su vida, en el que le cimmerio se mea (literalmente, lo podéis ver en las imágenes), pues no está dispuesto a morir allí, en paz, sino en la aventura de una buena batalla, conociendo la parte del mundo que aún le resta.
4 – El episodio con mayor presencia sobrenatural; donde Conan conoce a la sensual no muerta Akivasha, y el redivivo Thoth-Mekri, y se ve envuelto en una sangrienta lucha de magia entre estigios y los kithanios al servicio de Valerius que le persiguen.
5 – Donde Conan recupera el Corazón de Ahriman, y con la ayuda de la vieja Zelata y Hadratus, el sacerdote de Asura, como mensajeros, y las tropas del conde Trocero de Poitain, inicia el levantamiento de sus súbditos contra el usurpador y la reconquista de su reino.
6 – Ha llegado la batalla final. Las tropas de Conan y Trocero cruzan el río Shirki y se unen al ejército de Pallantides, sin que la magia de Xaltotum pueda impedirlo, y se enfrentan en el valle de los leones a las fuerzas conjuntas del Barón Almaric y el rey nemedio, Tarascus, en un impresionante despliegue de grandes masas. Valerius cae ante la emboscada de Tiberias, y Xaltotum nada puede hacer frente a Zelata y el Corazón de Ahrimán en manos de Hadratus, el sacerdote de Asura. Y también Conan; en este punto Truman no ha podido resistirse a seguir los pasos de Roy Thomas en su día, y permitir que el brujo muera sin que el cimmerio esté presente; incluso va más allá que éste. También comentaremos los hechos en la revisión de la edición española.
Y eso es todo… ¡casi nada!
Porque, ¿qué más se puede pedir a una historia de fantasía heroica?: aventura, viajes por medio mundo, guiños y recuerdos al pasado, acción a raudales; seres sobrenaturales, vampiros, nigromancia, acero y sangre, contiendas de magia entre facciones enfrentada; honor, traición, estrategia, despliegue de hombres y ejércitos en grandes batalla épicas… todo eso se encuentra en La Hora del Dragón y Conan el Conquistador. Si, además, conserva esa otra magia de las palabras que posee la narrativa de R.E.Howard, bien mantenida, incluso ampliada en los sentimientos, en la adaptación de Truman, o esos impresionantes dibujos e ilustraciones de las páginas que construye Giorello, el aficionado a la narrativa fantástica (gráfica en este caso, pero también en la general), puede considerarse afortunado.
Volveremos sobre el tema a finales de año, tras la edición española de Planeta, que imagino excelente, como hasta ahora. Eso sí, si en algo pudiera influir, pediría como portada del tomo (independiente a la que elija Dark Horse), la del número 6 de la serie, que encabeza este artículo. Es la que más se adecua al volumen.