Perdonad ese remedo de título sobre la primera novela que el autor del ciclo Mundodisco dedica los más jóvenes (aunque gustará igual a los mayores), pero me parece muy oportuno.
Porque Pratchet remeda en la novela e introduce en el peculiar Mundodisco no sólo su propia versión de El Flautista de Hamelin, sino un personaje –Mauricio– que recuerda enormemente a ese Gato con botas genial -aquí sin ellas- de los cuentos populares; quien se erige, como entonces, en protagonista de la historia. Listo y pícaro como sólo un gato sabio puede serlo en un mundo de hombres -pero dotado también de esa malicia intrínseca que se espera de Pratchett-, dispone de capacidad suficiente para pergeñar un timo genial que le rinda beneficios a costa de los poderosos y embaucadores legales, en la mejor tradición de la novela picaresca española. Hasta que el muchacho ingenuo y virtuoso de la flauta, y las ratas que utiliza en su montaje -grandes devoradoras de libros-, devienen en cultas y escrupulosas, y empiezan a cuestionar la honestidad de lo que hacen… o hasta que llegan a una ciudad regida por un grupo de estafadores mucho más siniestros que ellos y el plan se va al garete; y las ratas deberán descubrir la verdad…
La novela, publicada en 2001, fue la forma en que el autor pensó introducir a los más jóvenes en su serie Mundodisco; le sirvió a Pratchet para obtener la medalla Carnegie al mejor libro juvenil de ese año.
Pero también los adultos podemos disfrutar de esta fábula irreverente de nuestra sociedad, como con cualquier otra de sus obras.
Yo pienso a hacerlo estas fechas, acompañando a mi hija pre-adolescente (no tanto el «pre»), quien ya disfruta de Harry Potter, ha comenzado a hacerlo con Laura Gallegos, y ahora espero introducir en Mundodisco. Puede ser un acierto, un buen regalo para estas Navidades; otra forma de compartir algo más entre ambos, en una edad (¡se me hace una mujercita… qué rápido crecen!) que cada vez nos deja menos cosas para vivir en común.